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Homenaje a Juan Carlos Gorosito (Por Quito Mariani)Reflexión con ocasión de la Misa celebrada por los amigos del "Goro" tras su muerte.Nuestra reunión es expresión de afecto y gratitud hacia un maestro de vida, el querido padre Juan Carlos Gorosito. El “Goro” como le decíamos familiarmente. Una expresión de gratitud que no puede desligarse del afecto y gratitud hacia el Gran Maestro Jesús de Nazaret a quien siguió con toda el alma. Por eso, nuestra reunión es una celebración eucarística, de acción de gracias, por y con Jesús. Y nuestra gratitud y nuestro afecto generan también un compromiso de vida con todo lo que él, sencillamente, aportó para nuestro crecimiento y maduración en la fe. Juan Carlos fue un apasionado de la Palabra de Dios. Por designio de sus superiores y propia vocación se metió profundamente en la Biblia, escrutando sus secretos y descubriendo sus riquezas. Y fue un ardiente pregonero de la Palabra. Por eso muchos de nosotros, cuando participábamos de sus clases o charlas, sentíamos, como los discípulos de Emaús, que ardía el corazón. Por eso fue también un servidor de la comunidad, de las personas. Un constructor de las relaciones fraternales que constituyen el reino de Dios proclamado por Jesús. Se dejó penetrar profundamente por las inquietudes, sufrimientos y gozos de la gente con quien vivió. En Paraná, en la Rioja, aquí en Córdoba. Creyó con profunda fe en la palabra escrita, viva y encarnada. Y por eso relativizó otras cosas como una autoridad y una iglesia absolutizadas en sí mismas. Sin exagerar podemos decir que fue marginado y perseguido. Como lo son muchos biblistas hoy. Mons. Angelelli se dio cuenta de su valor, de su sabiduría y de su fe. Y por eso lo tuvo muy cerca suyo. Y no es aventurado decir que la fe del Goro lo sostuvo también al Pelado Angelelli en su martirio. No fue de su estilo defenderse. Admitió reprensiones y desplazamientos, sin disminuir ni un átomo su afán por la verdad. Y nos dejó sus conocimientos, su incansable buscar en la literatura las huellas de la realidad de cada día, su exposición clara y salpicada muchas veces de humor en el estudio de la Biblia, su apertura sacerdotal para comprender las diversas situaciones que se le presentaban, su facilidad y generosidad para admitir, admirar y publicar las cualidades de los demás. Por todo esto estamos diciendo ,ante el Dios que penetra los corazones, que lo quisimos, lo queremos y lo seguiremos queriendo, así con El ahora, lo tiene en su Amor. |
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