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LAS CONCEPCIONES DE LA INSPIRACIÓN Y LA NECESIDAD DE “SEGURIDAD” Por Guillermo GonzálezEn el fondo se trata de un problema de “seguridad”. Las concepciones “verticales” o “descendentes” de lo religioso buscan “asegurarse”. Presentan el proceso de la revelación más o menos así: Dios habló o dictó. Eso que dijo quedó asentado para siempre en un Texto. Y ese Texto recoge con fidelidad absoluta, fotográfica o de grabación, lo que dijo El que Nunca se Equivoca. Entonces, estamos “asegurados”. Todo lo que hay que hacer es adherir meticulosamente a eso que está recogido en el Texto. Leer es más bien “repetir”. ¿Por qué? Porque todo intento de “interpretar”, de “hurgar significados” para la vida concreta, de querer ir más allá de la letra obvia y directa conlleva el riesgo de “deformar” y, por tanto, de “traicionar” el Texto. Y así nos quedamos “inseguros”. En todo caso, ponemos otro principio “vertical” que otorgue seguridad: el Espíritu Santo. Es decir, cuando no nos queda otra salida que movernos del campo de la letra obvia y directa (porque no podríamos resolver contradicciones, o porque no resistimos la tentación de ir más allá de la palabra material y lo simbólico nos está gritando de un modo que ya no podemos desoírlo, por ejemplo) ponemos un “garante” vertical que nos devuelve la tranquilidad. Nos hemos movido de lo obvio, pero como el Espíritu nos asiste, seguimos “seguros”. Esta concepción de la “inspiración” es claramente “docetista”, vale decir, negadora de la humanidad del proceso por el cual el Misterio ha querido mostrarse al hombre. Y es que nada humano es SEGURO. Eso es clarísimo. Entonces, si queremos “seguridades indestructibles”, es necesario borrar todo lo humano. El Perfecto grabó en un Texto la Verdad. Sobrepongámonos a las tentaciones tan humanas de hurgar más de la cuenta en ese Texto Perfecto. Y, por eso, mejor “repitamos”. No sea que deformemos lo que dijo el Perfecto... Salvando las distancias, el Islam hace algo así con el Corán. Se trata del Libro Total que ni siquiera se comenta... El arte religioso se limita a copiar de manera primorosa sus sentencias. Pero el Libro Total tiene una entidad prácticamente divina. Es decir, el Libro como “libro” ha sido divinizado. ¿Quién es el hombre para “hurgar” en Él? ¿Cómo podría tolerarse tan irrespetuosa intrusión? Resumo: 1. Suprimimos lo humano en el proceso por el cual Dios se muestra al hombre. 2. Tenemos entonces un documento tan absolutamente fiable que exorciza todos nuestros temores y nuestro pánico a la inseguridad. 3. Después, es cuestión de mantenerse firmes en la adhesión, sean cuales fueren las molestas evidencias que vengan a quitarnos la tranquilidad. Todo esto tiene un peligro. Suprimir la inseguridad es una misión imposible para la condición humana. Y de la inseguridad a la adhesión irracional hay un paso. Asumir la condición humana es asumir la cuota inevitable de inseguridad que tiene la existencia. Por eso, en el fondo de toda mentalidad mágica lo que hay es una incapacidad para aceptar lo humano tal como es. Termino recordando al maestro Romano Guardini: “La aceptación de uno mismo es nuestra primera aceptación de Dios”. |
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