La inseguridad ciudadana, nacional e internacional ha cobrado gran importancia en los discursos políticos de los últimos tiempos. La campaña antiterrorista global lanzada por Estados Unidos durante la presidencia de Bush, además de la insistencia de la prensa mundial en destacar desde los más pequeños hasta los más terribles actos de agresión injusta, ha difundido, al menos en Occidente, una sensación de constante inseguridad.
Hay que reconocer que constituye un verdadero problema esto de no poder vivir tranquilos a pesar de los perros, las rejas, la vigilancia de los agentes privados, la actuación policial, la disponibilidad de instrumentos tecnológicamente avanzados para la represión del delito o la preparación detallista (suministrada por la SOA), de los responsables y ejecutores de las acciones de contención. Sería ingenuo también, prescindir en este contexto de la poderosa influencia de los medios opositores al gobierno para difundir discursos encendidos de pasión política partidista, al estilo Blumberg, Bergman o el representante del arzobispado de Buenos Aires pbro. Fernández Caride.
Éste es un problema cercano, y mundial. No se puede pasar por alto que internacionalmente hay todo un clima de represión agresiva, conducido indudablemente por los Estados Unidos que, con pretexto de seguridad antiterrorista intentan establece bases militares en todas partes. Y que, con la seguridad de su paraguas antimisilístico ofrece extender su protección a lo países petroleros vecinos a Irán. Esgrimiendo pretextos semejantes al que utilizó para arrasar a Irak, después de declarar enemigo mortal a Bin Laden, a quien había utilizado en otra oportunidad, brindándole armas para atacar a los rusos que invadían Afganistán, con el objeto de que favoreciera así sus propios intereses.
La seguridad internacional está dependiendo absolutamente del espionaje y las armas. Aparece ahora un nuevo instrumento de observación y espionaje. Con financiamiento del Pentágono, la empresa “Aero Cironment” ha logrado la figura exacta de un colibrí con su tamaño de 16 ctms entre los extremos de las alas que se agitan con las misma velocidad hasta hacerlas imperceptibles, de las del vistoso pajarito que nos deleita, con un peso de 19 gs. y otros detalles como la posibilidad de funcionar en ambientes cerrados, que lo convierten, por la cámara incorporada a su cuerpo, en un perfecto “agente secreto” utilizable en mil circunstancias diversas, para violar cualquier intimidad.
La seguridad estadounidense proyectada hacia los enemigos de afuera, no ha logrado ni parece que lo conseguirá, evitar acontecimientos como las matanzas de Columbine con 12 alumnos víctimas y un profesor, ni la de la Escuela técnica de Virginia con 30 asesinados, que se destacan entre otros acontecimiento similares. Todo lo cual no ha sido ni para ellos ni para nosotros suficiente lección para convencernos de que para lograr seguridad es indispensable no crearse enemigos, no vivir de traiciones, no anular con represiones, no fomentar las desigualdades irritantes. Quizás nunca pueda lograrse la “inseguridad cero” pero una acción que ataque las verdaderas causas, haría posible no desperdiciar tantas inteligencias investigadoras, para engañarnos con pequeños pajaritos mortales, y sembrar mayor equidad en el acceso a los bienes de la educación, la salud y la justicia distributiva.