¿Qué plenitud de significados contiene esa primera vocal de nuestro alfabeto teñida con la inocencia de los primeros balbuceos infantiles?
Si la han elegido para denominar a un grupo tan importante como el conformado por la unión de los principales partidos opositores amigos del Sr. Magnetto y la Sra. Herrera de Noble, será seguramente porque han descubierto una gran amplitud y profundidad de sentido. Internémonos entonces en el mar de las posibilidades. Quizás lleguemos a pescar exactamente lo que tiene adentro
¿Será “A” de agro? Es bastante probable. El agro opositor ha levantado una poderosa bandera que, en un comienzo al menos, sirvió a los partidos políticos sin objetivos claros, positivos y populares, para refugiarse y renovar sus pretensiones protagónicas.
¿Será “A” de alianza? También es probable. El recuerdo del nombre “archidemocrático” para algunos, de la Union Democrática del 45, fomentada por el embajador Braden con el objetivo de derrotar a Perón, sigue cautivando los recuerdos de algunos, a pesar de su ineficacia de entonces. Para otros, está presente otra Alianza que resultó eficaz. La que derrotó a Menem y llevó a consagrar presidente a de la Rúa, que “della rúa” termino siendo “del helicóptero”. Con ese estilo se estudiaría la posibilidad de defender la democracia y reinstaurar la gobernabilidad.
¿Será “A” de amenaza? Puede tenerse en cuenta ese contenido, toda vez que abundan los testimonios de que, en distintos momentos, representantes insignes de algunos de esos sectores, hablaron de derrocar al poder ejecutivo y hasta profetizaron “jornadas de sangre”.
¿Será “A” de ambición? Esto es casi seguro. Tan seguro que, como la ambición es un resorte activado por intereses concretos, ya se notan divergencias entre los firmantes de la declaración con que parece reiniciarse el trabajo del grupo.
¿Será “A” de ataque? La disponibilidad por parte del grupo, de los medios de información más influyentes, utilizada al máximo para propagar sus agresiones, hace pensar en una decisión tomada, de ofensiva anti-oficialista a todo trance. Un acuerdo que parece cumplirse con la circunstancia de haber aprovechado para el renacimiento del grupo, la estrategia de Clarín y sus servidores, que lograron proclamar internacionalmente el cercenamiento de la libertad de prensa, a propósito de los impedimentos para distribuir sus publicaciones, por parte de empleados y canillitas que protestaban por diversos motivos de orden gremial.
¿Será “A” de apoyo? ¿Un apoyo que consistiera en reconocer los logros del kirchnerismo, como ellos lo llaman, y señalando las deficiencias que realmente existen, los impulsara a crear programas serios y realizables que las remediaran? Quizás eso, en el partidismo imperante (llámese ambición de poder) y en tiempos preelectorales, esté lindando con un sueño imposible.
¿Será “A” de Argentina? Esto ciertamente demostraría la calidad de una oposición patriótica y no mercenaria, mostrando con una acción generosa y responsable su intención de servir al bien común, por encima de los intereses particulares y foráneos.
¿ O será, finalmente, “A” de amor? En tal caso podría significar una relación afectiva y por lo tanto efectiva muy intensa entre los dirigentes de los partidos opositores y una real preocupación por remediar desigualdades de todo orden. Lo que no es muy perceptible a primera vista. Pero ¿quién puede descartar que sentimientos nobles y generosos puedan albergarse en grupos humanos con distintas ideologías, pero con mutuo respeto y objetividad de juicio?
Entretanto, contenido de la “A” seguirá por ahora entre el misterio y la esperanza.