En el fondo del asunto, está siempre la acometida mediática. La decisión, con el DNU 441/11, de hacer valer los derechos del gobierno en proporción con el tanto por ciento de su colaboración accionaria con las empresas, es absolutamente legal, porque actualiza una proporción de inclusión de directores estatales, conforme al aumento de esa subvención estatal, que ha variado desde el 3,5%, al 26%.
Los medios, sin embargo, alentados por la cómplice visita de la SIP, hablan de violación de la libertad de las empresas, interviniendo en ellas con el aumento de esa presencia vigilante de funcionarios oficiales.
En una secuencia histórica de favores concedidos por el gobierno de CFK a Techint, se encuentra el discurso laudatorio en la inauguración de la universidad técnica en Campana y la valiosa intercesión oficial ante el presidente de Venezuela para que no expropiara sin indemnización al complejo siderúrgico, como paso previo para depositar ese dinero en Siderar accediendo a la exigencia gubernamental de detener el despido de los 2.500 empleados, a propósito de la explosión de la gran crisis económica global.
Las razones de la guerra declarada hoy, han sido la estatización de las AFJP en las que la empresa tenía millonarias acciones, la negativa a realizar una importante devaluación a fines del año pasado, y finalmente este decreto que saca al estado, aun con su propósito fomentar la industria siderúrgica, del papel casi vergonzante de Mecenas de las grandes empresas internacionales. Entre ellas Techint, que cuenta con más de 100 filiales en diversos países, con unos 40.000 empleados, dirigidas desde su sede en Luxemburgo, a pesar de que entre nosotros la publicidad “clarinense y de afines”, la presente como las más importante de las empresas nacionales.
En sus últimos discursos y particularmente en el de José C. Paz, inaugurando el mercado concentrador de frutas y verduras, la Sra. presidente Cristina, con un trasfondo de necesidad de pedir colaboración para mantener y profundizar el modelo, se refirió de manera elíptica (acertada o no) a las protestas y conflictos desatados en el ámbito sindical, lo cual dio pie para comentarios periodísticos, señalando directamente a Moyano y la CGT como aludidos en ese doble discurso de fomentar su candidatura y poner palos en la rueda para la conducción actual. Aunque como algunos opinan, puede esto ser un intento de demarcación de campo, creo que el juicio de Aníbal Fernández “lo que vi fue una mujer cansada” pinta mejor la situación. Porque es evidente que la táctica de ataque continuo, con y sin motivo plausible, por parte de esas empresas, tiene el objetivo de debilitar a esa mujer fuerte (de la que Estados Unidos había solicitado confirmar dudas sobre su salud mental según afirmaban las explosivas revelaciones de Wiki Leaks).
El “a mi no me van a correr” del discurso que fue tan comentado, casi exclusivamente por su alusión a los gremios, suena a desafío pero también a afirmación personal de fortaleza para no dejarse doblar por esa táctica perversa que intenta sacarla de en medio aislándola de quienes apoyan el modelo que tan decididamente lleva adelante.
Coincidentemente y, antes de la reunión plenaria del Episcopado, se ha llevado a cabo en Rosario el Congreso de la doctrina social de la iglesia, presidido por Jorge Casaretto con emisión de dos consignas importantes: la necesidad de disminuir la tendencia quejosa de los argentinos y la urgencia del diálogo como crecimiento democrático. Siempre que no esté referido a esos diálogos tan frecuentes en la Iglesia en que todo el que lo intenta debe concluir sometiéndose, esa iniciativa aparece como muy razonable.