Se nos escapa
Entramos en la última semana del 2011. Se nos escapa el tiempo sin poder retenerlo. Explotó Navidad con estruendos y luces en la noche del 24. Explotará el 2011 al sonar las doce campanadas. Como si la violencia de los sonidos o el artificio de las luces penetrando el cielo eliminaran lo indeseado y abrieran nuevos caminos y sueños. Ese simbolismo se expresa también en el abrazo de los miembros de la familia reunida alrededor de la mesa festiva, pobre o rica. Pero la verdad es que el año se nos escapa. Aunque desgagando paulatinamente los días y meses del almanaque lo hayamos previsto desde el comienzo, mirando atrás muchos tienen la sensación de que “fue ayer nomás” que comenzamos.
Y al escapársenos el tiempo, se quedan con nosotros las huellas de las ausencias, las heridas de los sufrimientos y limitaciones físicas o psiquicas, los recuerdos de cosas esperadas y realizadas y los fracasos de expectativas y proyectos. Las palabras que nos decimos traducen mensajes importantes cada uno en el contexto interior de quien las pronuncia, bajo la forma de augurio. “Ojalá el 2012 sea mejor que el 2011!” “por fin se acabó este maldito año con tantos problemas” o simplemente “Feliz año nuevo!” Pocos expresan la actitud agradecida y optimista de quienes no han desperdiciado las oportunidades de la vida y las bellezas en oferta cada día desde la naturaleza que nos abarca con su energía creadora o desde la maravilla de la comunicación que hemos podido mantener, restaurar y madurar entre nosotros.
Quienes se quejan pueden legitimar su actitud con acontecimientos graves o irreparables que hayan debido afrontar, pero en la mayoría de los casos, la queja es porque “otros” o desde muchos rumbos aparecieron condicionantes que les impidieron llevar adelante exitosamente sus proyectos.
Los que dicen simplemente el saludo ritual “Feliz año nuevo” pueden estar afirmando que el viejo año no fue feliz, o al revés, que la esperanza vuelve a renacer y la responsabilidad personal está orientada a lograr mayor felicidad para todos.
La perspectiva de las vacaciones que para algunos constituirá un verdadero descanso para encontrarse consigo mismos y con todo lo bueno y bello que hay a su alrededor, merodea también esta noche, y colabora a que rebrote el optimismo y con él la eficacia de la lucha cotidiana por la felicidad.