Lo dijimos muchas veces, “memoria” no es “nostalgia”. La memoria es acicate en el presente mirando el horizonte. Es, básicamente, desafío. En la importante celebración de la misa en torno a Enrique Angelelli, el 4 de Agosto, en la Comunidad de Loreto, pudimos hacer memoria. Pero quizás, nos quedamos cortos, sin “morder” la realidad. Ni siquiera hicimos mención de la resolución de los jueces de la Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones que resolvió por unanimidad confirmar el procesamiento y prisión preventiva del ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y de Benjamín Menéndez, en la causa que investiga ni mas ni menos que la muerte de Angelelli. Se podría decir que fue una celebración sin sal. La pulsuda reflexión del Tata Ortiz, continuada por Pepe Alessio, en torno a las quitas pre y pos conciliares, planteando aquello de “gozos y esperanzas”, nos abría el juego a tomar en serio los “signos de los tiempos”. A reflexionar los desafíos del presente gestando el futuro. A encarnar en hechos concretos, palpables, nuestras opciones por una iglesia pueblo y liberadora.
En este sentido, hay por lo menos dos preguntas claves que quedaron en el tintero: ¿cuáles son hoy, aquí y ahora, esos gozos y esperanzas, esos signos, esos conflictos o acontecimientos, tanto de la sociedad cordobesa como de la iglesia cordobesa que debemos asumir? y luego, asumiendo esas realidades, donde el Espíritu de Dios nos habla ¿qué hacemos, cómo avanzamos, con qué acciones hacia la sociedad de justicia e igualdad y hacia la iglesia de los pobres soñadas por Angelelli? Es cierto que las respuestas son complejas, e incluso provisorias, pero por eso mismo, ineludibles, necesitadas de una reflexión en común. También es cierto que las posibles respuestas no serán únicas ni unívocas, incluso puede haber un gran abanico no exento de diferencias importantes. Pero si somos plurales, respetuosos de todos y todas, amplios e inclusivos, no hay que tener miedo a las “diferencias”, aunque puedan ser “conflictivas”. Lo que queda claro es que no podemos ni evitar las preguntas ni eludir las respuestas, al menos si queremos hacer memoria y no solo sentir la nostalgia de lo que fue y de lo que fuimos. Se nos ocurren sin orden de prioridad algunos temas que merecen nuestra atención: la instalación de monsanto, icono depredador si los hay, en un contexto donde se agravan las agresiones a la santa madre tierra; el juicio a los fumigadores de barrio Ituzaingó, un hecho paradigmático que puede marcar un antecedente por demás indicativo; la situación de la caja de las jubilaciones, problema gravísimo hacia el futuro de nuestros abuelos, donde la administración provincial y la nacional se acusan mutuamente y donde nadie es inocente del vaciamiento producido; la crisis hídrica provincial donde no atinamos a recuperar el recurso estratégico del siglo venidero en manos de una multinacional extranjera incapaz de cumplir con sus compromisos; la crisis de la vivienda, en la actualidad hay 186 mil hogares con algún tipo de problema habitacional, donde el anuncio marquetinero de un plan de “viviendas sociales” pretende disimular el fracaso del plan Hogar Clase Media; el vergonzoso Código de Faltas de la Provincia que sigue persiguiendo a los más pobres, entre los que se encuentran la mayoría de las trabajadoras sexuales afectas por una Ley de Trata que no resuelve ningún problema y que por el contrario los agrava. Son tan solo algunas cuestiones. En lo eclesial no podríamos dejar de preguntarnos por dónde y hacia donde camina la Arquidiócesis, luego de los conflictos vividos con el Padre Mariani, el Padre Victor Acha y el Padre Nicolás Alessio, es decir cuánto avanzó la “derecha católica” que logró imponer como legislador ni más ni menos que a García Elorrio con más de 30 mil votos? En este contexto ¿qué tenemos que hacer los que celebramos la memoria subversiva de Enrique Angelelli? Son tal solo algunos interrogantes. Todas cuestiones abiertas y complejas y, por eso, profundamente desafiantes a nuestra militancia “cristiana”. Por eso nos alegramos con la propuesta que llama a una reunión autoconvocada, para el Lunes 13 de Agosto, de un grupo de laicos, para seguir encontrándonos y seguir buscando. El adelanto del mate cocido impidió explicitar más y mejor esta propuesta, no obstante, algunos pudimos conocerla a través de la tarjeta de invitación. De todas formas, el convite está listo. Hay que seguir avanzando nomás. Solo hay que responder.
Pbro. Nicolas Alessio