Tema (Lc. 17,5-10)
En un momento los discípulos dijeron a Jesús “Señor, auméntanos la fe”. El les contestó: si uds. tuvieran fe como un granito de mostaza dirían a la morera que esta allí: arráncate y tírate al fondo del mar, y ella obedecería.
Supongamos que alguien tiene un servidor para arar o cuidar el ganado: Cuando éste regresa del campo. ¿acaso le dirá: ven pronto a sentarte a la mesa? ¿o le dirá más bien: prepárame la cena y recógete la túnica hasta que yo haya comido y bebido y tú comerás y beberás después? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que le mandó? Así también ustedes cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.
Síntesis de la homilía
Resulta laudable la humildad de los discípulos reconociendo la pequeñez de su fe. pero la fe no se aumenta desde el exterior de nosotros mismos.
Jesús va más allá, les descubre que en realidad no tienen fe. Si la tuvieran, con la proporción de un grano de mostaza (la cabeza de un alfiler) podrían arrancar la morera y arrojarla al fondo del mar. ¿está hablando Jesús de eso a que nos había acostumbrado una propuesta con mucho aparato científico y difusión que se intitulaba “Control mental”? Pensando hasta el convencimiento sugestivo que una cosa va a suceder, ¿somos capaces de provocar el milagro de que se suspendan las leyes naturales y se produzca lo que nosotros deseamos? Nada de esto.
El lenguaje de Jesús es evidentemente simbólico. En la conducta de los discípulos él está descubriendo la influencia de la mentalidad judía privilegista (como pueblo que se cree elegido por Dios) y los deseos de que restaure todo el poder del reino de israel. Por eso jesús les indica que si tuviera confianza en él un poquitito más ya estarían trabajando en su interior el desprendimiento completo de la estructura social y religiosa judía para dar lugar a las ideas y programa del reino de los cielos anunciado por él. La morera y la higuera son símbolos bíblicos de la fecundidad de Israel como pueblo amado de Yahvé.
Arrojar la morera al mar significa la disolución de todos los elementos que en la conducta de los dirigentes judíos, se oponen al ideario de Jesús.
La parábola que sigue y refleja una realidad muy deficiente en el trato de patrones y peones para lo que es nuestra mentalidad actual, se aplica a la soberbia de los escribas y fariseos que, siendo nada más que servidores de la Ley y del culto del templo, se consideran más importantes que el mismo Dios en la conducta absolutamente autoritaria que observan para con el pueblo.
Arboles que dan frutos como la higuera y la morera pueden ser símbolos también de la Iglesia. Y la falta de fe de los discípulos puede ser referida a la falta de acción comprometida desde esta Iglesia, para desarmar las estructuras de poder opresor que tienen vigencia en tantos espacios sociales de nuestro tiempo. Poder ya no tanto atribuible a los poderes establecidos para el ordenamiento social sino al poder del dinero convertido a nivel internacional en el verdadero dueño del mundo.