Homilías Dominicales. Domingo 23 de Febrero de 2014 – 7° Durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.5,34-48) 

Ustedes han oído que se dijo “ojo por ojo y diente por diente” pero yo les digo: no pongan resistencia al mal. Antes bien, al que te abofetee una mejilla ofrécele también la otra. Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto. Y al que quiera obligarte a acompañarlo una legua, acompáñalo dos.

Da a quien te pide. Y al que desee que les prestes no le vuelvas la espalda.

Ustedes han oído que se dijo “amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre del cielo que hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos y pecadores. Porque si aman solamente a los que los aman ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen esto también los publicanos? Y si saludan solamente a los hermanos ¿qué tiene de particular? ¿No hacen eso también lo paganos? Uds. entonces, sean perfectos imitando la perfección del Padre celestial.

 

Síntesis de la homilía

Este pasaje es continuidad de las comparaciones que hace Jesús entre la ley antigua y la del reino que él proclama y quiere instaurar entre los hombres, de acuerdo a la voluntad del Dios que ha revelado como Padre.

Se refiere primero a la ley del talión vigente durante muchos siglos (hasta fine del siglo XVIII aún en las disposiciones canónicas) y que corrigió a través del Código de Hammurabi, las XII Tablas y la Ley mosaica, la costumbre anterior de penas desproporcionadas (fundadas en motivos culturales o religiosos) para cualquier delito.

A las propuestas literales trasmitidas por Mateo en este pasaje, se les pueden hacer muchas objeciones. Casi no hay probabilidad de que hayan sido una propuesta de Jesús de Nazaret, porque no coincide con el sentido general de su mensaje. Hay que advertir en  primer término que todo está tratado a nivel individual y sólo así puede ser aconsejable su práctica. Aplicadas a nivel social la no resistencia al mal y el ofrecer la otra mejilla tendría como consecuencia (y hay experiencias concretas) de un mundo de predominio absoluto de los poderosos frente a los humildes y limpios de corazón . Imagínense uds.  si ante los saqueos fomentados por la huelga policial en Córdoba no hace mucho tiempo, la actitud hubiera sido: No se lleven sólo alimentos, allí tienen televisores, cocinas heladeras, y aparatos de aire acondicionado! ¡a por ellos!!!

En lo de amar a los enemigos si ellos lo son porque han cometido injusticias y ofensas irreparables e irreparadas, tratándose del amor como un sentimiento espontáneo, tampoco parece racional ni conveniente, ni posible, amarlos.  El límite, en la misma formulación, está en apaciguar la fuerza de la enemistad, rezando por ellos, es decir no deseándoles males ni condenándolos definitivamente.

Hay cosas que ciertamente no pueden ser negadas ni a los más enemigos, cuando su situación es de verdadera necesidad y está en nuestra posibilidad ayudarlos. Y en esto hay ciertamente una dosis de amor en que la espontaneidad ha cedido su lugar a la fuerza de voluntad. A eso induce la comparación con el Padre del cielo que no niega el sol ni la lluvia a nadie.

Las frases finales respecto al saludo y al amor a los más cercanos indicando que eso lo hacen  aún los paganos y pecadores podíamos añadirle que muchas veces lo hacen mejor que nosotros y deberíamos imitarlos.