No hace falta decirle cosas bellas
si la tenemos cerca,
porque es flor que perfuma
sin pretensión ninguna,
sin riego ni cuidados
con el clima espontáneo del regalo.
Por eso, ni advertimos su presencia,
en tiempos de niñez o adolescencia.
Solamente después, cuando la vida,
busca hacer cicatrices las heridas
añoramos su fuerza protectora
y admiramos su entrega generosa.
Cuando al sentirnos lejos,
por geografía o tiempo
su figura se agranda en el recuerdo.
y el acierto corona sus consejos.
Y entonces, cuando el niño, adentro se despierta
descubre en nuestras almas al poeta
y anhelamos decir agradecidos,
lo que antes no dijimos:
Que el íntegro caudal de las ternuras
que tornan la existencia menos dura
brotó del corazón que en sus latidos
acompasó los nuestros con su ritmo.
Que en su limpia alegría
se iniciaron también nuestras sonrisas.
Que ella forjó las rejas del primer egoísmo defensivo
con su amor, de perdones mil veces repetidos.
Que su cariño henchido de firmeza
impulsó nuestros pasos y nuestra fortaleza.
Y el himno continúa,
si el corazón explora sus honduras.
Y cada vez hay nuevas resonancias
desde un arpa con cuerdas de alabanza.
Como en los meses de la “dulce espera”
crecíamos envueltos y amparados por ella También hoy, que gestamos una sociedad nueva
ha de ser su presencia
la que engendra y alienta.
La angustia de las madres, es angustia de todos.
y el crecer, si es genuino, es luz para sus rostros.
No tendremos mañana de ternuras
si hoy cubrimos las fuentes con barro de amarguras.
No habrá en nuestros jardines nuevas flores
si las regamos sólo con rencores.
No sonarán gozosos los himnos de la vida
siendo el odio y la muerte consignas repetidas.
Que simbolice un niño en este día
con flor de ingenuidad agradecida
con besos y caricias su homenaje para una joven madre.
Y nosotros, mayores
pongamos también flores
en las manos gastadas por el tiempo
o en las lápidas tibias de recuerdos-
Pero, a la vez,, dejemos la promesa..
con madura firmeza
de añadir nuestro grito a sus clamores
sin admitir que su dolor se ignore.
Ellas son las raíces de esperanza
de un mañana sin odios ni venganzas
Sus vidas, todas juntas, son luceros
que anuncian y preparan soles nuevos.