“Se creó la cultura de la pastilla: ya nadie pregunta qué hago, sino qué tomo” Entrevista a Mónica Müller

Su suave andar, su cálida mirada y su voz tenue no anticipan, menos sugieren, la preocupante realidad que minutos después saldrá de su boca. Tampoco, el peso de los argumentos, las críticas o las metáforas que empleará a la hora de transparentar una cruda industria que conoce a fondo y de la que -afirma- nadie está exento.

Desde su experiencia, primero como publicista durante más de 30 años y ahora como médica homeópata, Mónica Müller denuncia, sin tapujos y con el respaldo de una trayectoria difícil de encontrar, el negocio de los laboratorios y sus profesionales especializados: “inventar enfermedades con el objeto de ampliar el mercado hasta que todos se vuelvan enfermos”. Además, advierte sobre la urgencia extrema de tomar conciencia acerca de “esta situación alarmante”, para luego poder tomar decisiones en torno al propio cuerpo sin caer ciegamente en el paternalismo médico que sobrevuela hoy al sistema, en plena crisis.

En una entrevista con LA NACION, a propósito de su nuevo libro Sana Sana, la industria de la enfermedad, Müller convoca a “desaprender lo aprendido” durante la infancia para escapar del “Gran Mandato”, ese que lleva a “aparentar salud” o a “reprimir los síntomas” al costo de producir y consumir; e invita a retomar la confianza de que el poder de curarse reside, muchas veces, en las buenas prácticas y la vida sana,sin remedios de por medio.

Pese a su afinidad con el gobierno actual, del que destaca, por ejemplo, la implementación de la Asignación Universal por Hijo y de los programas materno-infantil, responsabiliza al Estado (una tendencia que se replica también en otros lugares del mundo) por la ausencia de límites estrictos frente a los abusos de la actividad de las empresas farmacéuticas, y la dinámica en la que incurren la automedicación o el uso irracional de antibióticos.

“La sinergia entre la exigencia del paciente, el cansancio del médico y la presión del laboratorio termina por hacer de cualquier persona sana un enfermo y de cualquier enfermo, un enfermo grave”, destaca convencida al abrazar la hipótesis que recorre su investigación.

– De los casos de intoxicación aguda atendidos en las guardias de los hospitales públicos del país, la segunda causa después del alcohol son los medicamentos. ¿A qué atribuye ese uso irracional que se le brinda a las drogas?

– Siempre tiendo a desculpabilizar al paciente porque hace lo que puede y lo que le enseñan que haga. La publicidad de medicamentos es lo primero a lo que yo responsabilizo por esta situación, que tiene una acción tremenda sobre la gente. Lleva a que si alguien está cansado, automáticamente piense en una aspirina. La segunda causa es la venta libre: es parte de lo mismo, esta transformación de los medicamentos en un producto de consumo, que se asimila a un cosmético o a una golosina. Eso es una barbaridad y nos parece natural. Para mí los responsables están ahí y no en el público.

– Siguiendo con el tema, usted afirma que “sería un milagro que la gente no consumiera por su cuenta”… ¿En qué medida la difusión de remedios, a gran escala y a toda hora, alimenta esta práctica? ¿Es imparable este fenómeno?

– Creo que va a tener que ser parable en algún momento porque la cantidad de muertes producida por este fenómeno es enorme. En la Argentina no está contabilizado, pero en los Estados Unidos, donde existe toda una disciplina dedicada a la estadística, se sabe que mueren más personas por la ingesta de medicamentos que por enfermedades pulmonares, HIV, e incluso accidentes automovilísticos. Es la cuarta causa de muerte. Es un tema gravísimo. Supongo que, en algún momento, hay que parar esto. Ahora, cómo se para, no tengo la menor idea. En realidad, estamos tratando con lo que, hasta el año pasado, era el segundo negocio en volumen, después de las armas. Se ha llegado a un punto de descontrol tan enorme que no sé cómo se puede detener. Por lo pronto, me parece que se pueden tomar medidas paliativas, como ser no más publicidad de medicamentos o prohibir la venta libre de antibióticos. Es un problema mundial descontrolado, como si no hubiera conciencia de eso.

– Esto trae a colación la alerta impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca del uso abusivo de antibióticos, que lleva a que algunas enfermedades se conviertan en intratables…

– Es lo que está ocurriendo. Hace tiempo que la OMS está advirtiendo y que los médicos lo están notando en los hospitales. Esto de que una infección banal en una rodilla se transforma en algo imparable, casi nos pone en la situación de la era pre-antibiótica. “Es muy fácil crear bacterias resistentes a todo. Los antibióticos son geniales, pero mal usados son terribles”, dijo Fleming en su discurso de aceptación del Premio Nobel al descubrir los primeros antibióticos, y, a los pocos meses, muchas bacterias eran resistentes. Hoy, cada vez más, se acelera eso, porque las bacterias están programadas para mutar. Cuando la persona toma un antibiótico indebido o por el tiempo incorrecto,se convierte en un laboratorio en el que se producen gérmenes resistentes a todo. Y ya hay dos que lo son, pero por suerte están aislados. Si se diseminaran, se acabó la humanidad.

– Otra cara de la misma moneda son los hipocondríacos… ¿La retórica de la industria conduce a un aumento de este sector de la población?

– Sí. También ahí hay dos factores: uno, todo esto que venimos diciendo, y el otro es Internet. Es inevitable, y, al mismo tiempo, está buenísimo que no haya más ese misterio y paternalismo médico que lo sabe todo. Pero es cierto también que se alimenta la paranoia. Lo bueno es que el paciente averigua y consulta. Sin embargo, hubo gente que se ha sentido pésimo y se ha quedado en la cama dispuesta a morir porque leyó algo en Internet que no comprendió del todo.

– En ese contexto, ¿por dónde pasa el poder persuasivo de los psicofármacos, cuyo uso se ha extendido a cifras impensadas en la Argentina y en el mundo?

– Es tremendo lo que sucede con ellos. La gente hasta se aconseja y convida para no estar triste, enfrentar entrevistas laborales o rendir con éxito un examen. Hay 100 millones de personas tomando ansiolíticos en el mundo y el 10% de la población de Estados Unidos lo hace sólo con antidepresivos. Viven empastillados. Se ha naturalizado también eso.

– No se buscan alternativas para estar mejor…

– Claro, nadie prueba. Se creó esa cultura de la pastilla. A mí me llaman los pacientes y no me dicen qué hago, sino que me preguntan qué tomó. Enseguida se piensa en eso. Me parece que la función del médico debería pasar por ver la totalidad y ayudar a la persona a salir de una situación enferma como ésta que describo. Pero hoy, en muchos casos, la respuesta convencional recae en recetar varias drogas. Esto no implica que los médicos sean malos, locos o criminales, asociados con los laboratorios. Ocurre que están quemados, pasados de actividad, porque trabajan miles de horas por día, y las prepagas o las obras sociales suelen darles no más de diez minutos por cada paciente.

– ¿Entonces es obsoleto pensar en la actualidad en el modelo del médico que dispone de tiempo y puede dedicarse de lleno a sus pacientes?

– Totalmente obsoleto. Es un personaje raro ese médico y va a seguir siéndolo. Desde que las prepagas desembarcaron en el sistema de salud, la salud es un producto de consumo, con la lógica del mercado. El médico tiene que atender a 50 pacientes por día porque sino no acumula los honorarios necesarios para pagar el alquiler.

– En distintos fragmentos del libro usted plantea que en la sociedad en la que vivimos está mal visto estar enfermo y esboza la idea del “Gran Mandato” (aquel que lleva a la persona a producir y consumir, sin descansar y curarse del todo). ¿Considera que es posible evadirse de él, aunque sea gradualmente?

– Pienso que sí, porque hay una movida de la gente, a pesar de toda esta presión. Sólo falta incorporar a la conciencia de la vida sana y la actividad física la idea de que uno puede curarse de otra forma, sin tomar remedios. La premisa circula, pero no se le tiene confianza por culpa de la publicidad, que te dice: “Estás cansado, tomate eso”.

– ¿Qué papel cumple en ese proceso de “desaprender lo aprendido” tener acceso a información rigurosa y poder decidir sobre el propio cuerpo?

– Me parece que es fundamental porque la información que tenemos está sesgada y limitada a la publicidad y a lo que hacen los laboratorios como publicidad indirecta. Eso depende realmente del Estado, acá y en todo el mundo, es algo universal. Los Estados son los responsables de educar a la gente. Los problemas graves de salud derivan de la pobreza y de la ignorancia. Si uno pudiera terminar con ambas, la mortalidad general de las poblaciones disminuiría notablemente.

LA CRISIS DEL SISTEMA DE SALUD

– ¿Qué opinión le merece el gobierno de Cristina Kirchner en esa materia? ¿Está de acuerdo con las políticas de salud impulsadas bajo su ala?

– Bueno, ha hecho cosas muy interesantes, como los programas materno-infantil, los controles de embarazo y las investigaciones médicas sobre el uso irracional de medicamentos en todo el país. También destaco la Asignación Universal por Hijo, que es fundamental porque se trata de lo mínimo que una persona necesita para cuidar a su familia. De todas formas, hay miles de cosas que restan hacer, por supuesto, y pienso que más que pensar en qué habría que invertir, hay que pensar dónde hay que hacerlo. Por ejemplo, hay que hacer más cloacas, agua corriente. Sólo el 20% de la población de Misiones las tiene, lo que significa diarrea y mortalidad infantil. Invertiría en eso, no enla vacuna de Rotavirus. Ahora, si no van a hacerlas, que den la vacuna, esa es la realidad. Tampoco uno puede ser elitista y decir: “No den la vacuna, igual a mi nene no le pasa nada”. Porque a los chicos de Misiones sí les pasa, como a los de Chaco y Santiago del Estero.

-¿Cómo evalúa el calendario de vacunación vigente en el país? ¿Considera que sería viable aplicar eventualmente el modelo japonés (que ajusta los planes de inmunización con un criterio médico dinámico, es decir, adaptado al momento)?

– Considero que siempre es posible. Ahora, no sé cuáles son las razones que llevan a que los diversos ministerios del mundo tomen esas decisiones, no tengo la menor idea. Es muy diferente, en Europa, en Estados Unidos, acá, en Japón, en Africa. Son modelos de relaciones con la inmunización muy distintos. No hay un único modelo. Esta cosa masiva de rebaño, de darle a todos lo mismo..no sé…es probable que en la Argentina sea así por el mismo federalismo.

– La aplicación de la ley que prohíbe la venta libre de medicamentos fuera de las farmacias causó polémica años atrás. ¿Por qué motivos cree que no prosperó o no logró el impacto que se esperaba?

– Fue un cambio cosmético para beneficiar a las farmacias, al público no lo benefició para nada. Da igual ir a un kiosco y pedir una aspirina, que ir a una farmacia y hacerlo. Meten todo en la bolsa y te lo dan. ¿Qué diferencia hay para la gente comprarlo en la farmacia que en una estación de servicio o en un hotel alojamiento? Es igual. Así que no entiendo cuál fue el objetivo de esa ley.

– Volviendo al sistema y a la crisis que atraviesa, ¿es posible hablar de profesionales de la salud que no sean “concesionarios de la industria farmacéutica”?

– Los homeópatas somos independientes absolutamente, por eso yo pude escribir el libro. No existo para los laboratorios ni para los visitadores médicos. Algo similar sucede con los médicos naturistas. Los otros, en mayor o menor medida, dependen de las obras sociales y de las prepagas. Si trabajan en un hospital, no pueden decirle al paciente que no tome nada. No hay que olvidarse de los controles de los laboratorios, que se fijan en las recetas que cada profesional hace y, sino, los llaman para preguntarles qué pasó o por qué motivos no recetó tal droga. La industria farmacéutica premia con dinero y estatus. Esto ha sido siempre así. Te presionan, te controlan, es imposible ser neutral. Los médicos no pueden independizarse de los laboratorios.

Fuente: La Nación

Canonización de Juan Pablo II, o cómo el Vaticano escupe al cielo. Por Carlos Lombardi

“Nadie seguirá a un Mesías si éste no hace milagro alguno. Al menos, esto es así por principio, porque hay una alternativa: que al Mesías o a aquél que se tiene por Mesías se le atribuyan acciones  milagrosas que él no ha realizado. Y de poco le sirve que él en persona arremeta contra el afán de milagros. En todo caso se le proveerá de acciones milagrosas” (1)Juan-Pablo-II-Pinochet

El tema de los milagros permite abordar no sólo la histórica manipulación que de ellos ha hecho la Iglesia Católica, sino que conecta con otras artimañas que la institución religiosa comete ante las consecuencias celestiales de aquellos: las canonizaciones.

Conforme la lúcida opinión de la teóloga citada, el Mesías cristiano rechazó los milagros “como acreditación de la verdad de su mensaje: “Si no veis señales y prodigios, no creéis” (Jn 4,48)”. Para él “la creencia en virtud de los milagros no es fe” (2).

La teología crítica es conteste en admitir que los milagros no pasan de ser fábulas o leyendas utilizadas por la religión – en nuestro caso, católica – para satisfacer sus intereses. Se basa en que ni las cartas de los Apóstoles, ni Pablo (fundador del catolicismo), hicieron referencia alguna a acciones milagrosas de Jesús.

Ni el milagro de la “boda de Caná” (que, para seguir su costumbre de adaptar sus fechas litúrgicas, la iglesia hizo “coincidir” el 6 de enero, fiesta del dios griego Dioniso); ni las curaciones milagrosas (con su “lógica” culpa causante/enfermedad causada, y la variante “no curación” por falta de fe de la gente); ni las expulsiones de demonios (que conforme el estado de los conocimientos médicos de la época hacían confundir a epilépticos, ciegos, mudos, o enfermos de gota con “endemoniados”), ni los milagros de la naturaleza (análogos a los que relataba Pitágoras); o el de la higuera (donde se castiga injustamente a ese pobre árbol por no dar frutos fuera de época); o la resurrección de muertos (sobre todo la de Lázaro, plagada de contradicciones entre los evangelistas), permiten sostener que haya “algo cristiano sobre lo que se deba teologizar”, en palabras de la alemana.

Si la Iglesia Católica, impune y cínicamente, ha manipulado los milagros, cabe el mismo criterio para su efecto institucional inmediato, las canonizaciones.

Históricamente, fueron utilizadas no sólo con fines religiosos, sino esencialmente políticos y económicos. Como sostiene José María Castillo “un santo “bien aprovechado” puede ser una mina: las peregrinaciones, las reliquias, los milagros, las indulgencias han sido siempre, y siguen siendo, una fuente importante de ingresos. Por eso ha pasado lo que ha pasado” (3). En pleno siglo XXI sigue siendo un negocio redondo administrado por el Vaticano S.A.

¿Y qué muerto será sujeto de la próxima canonización? Nada menos que el papa Juan Pablo II, cuyo procedimiento fue motorizado por los sectores fundamentalistas e integristas del catolicismo, haciendo apología de amnesia colectiva, si se tienen en cuenta las canalladas que hizo el pontífice durante todo su período de gobierno.

De la mano de la manipulación señalada, vienen dos artimañas y una confirmación. La primera, el propio Juan Pablo II fue quien dictó, el 25 de enero de 1983, la Constitución apostólica “Divinus perfectionis magister”, reformando los procesos de  beatificación/canonización establecidos en el siglo XVII por Urbano VIII, y que lo iba a beneficiar de modo directo; segunda, su período de gobierno fue un cúmulo de violaciones a derechos humanos que invalidan su propia canonización. La confirmación: con la santificación efectuada, Francisco ratifica la continuidad del modelo institucional clerical, obsoleto, que poco y nada tiene que ver con el cristianismo.

1. La modificación de las reglas: prevaricar, esa es la cuestión

La constitución apostólica mencionada, contiene una serie de reformas en el procedimiento de canonización que, paradójicamente, lo convierte en “non sancto” ya que exponen decisiones injustas y premeditadas por parte de quien, a posteriori, iba a ser el principal beneficiado. Las reformas recayeron en los siguientes puntos:

a) Reducción de plazos: mientras históricamente el procedimiento de beatificación/canonización comenzaba 5 años después de la muerte del candidato, con la referida Constitución, el propio Juan Pablo II permitió que se diera una dispensa de ese plazo para iniciar algunos procesos, obviamente, digitados por el Vaticano conforme sus intereses. De esta modificación se valió Benedicto XVI para iniciar el proceso de Wojty?a, y que ahora culmina con la canonización.

b) Eliminación del “abogado del Diablo”: este personaje, tradicionalmente, era el encargado de poner trabas a los méritos del candidato. Su figura fue abolida por Juan Pablo II y suplantada por el “promotor de justicia”, un sujeto que en vez de exponer los hechos negativos probados se limita a reforzar los méritos del futuro santo.

c) Milagros oscuros: de los numerosos hechos atribuidos al papa, se eligió el de una monja que se curó del mal de Parkinson, al haberla encomendado sus compañeras de congregación al papa difunto. La cuestión es que un médico polaco consultado por el Vaticano sostuvo que tenía dudas acerca de la curación milagrosa, ya que los padecimientos de la monja podían deberse a otra enfermedad neurológica, no al Parkinson. Como es obvio, el Vaticano buscó otra opinión que finalmente permitió a la Comisión Médica de las Causas de los Santos sentenciar la curación “instantánea”. El segundo milagro, que permite la canonización, fue a favor de una costarricense curada de un aneurisma cerebral.

d) Reducción en los aranceles y tasas: con la excusa que acortando plazos también se reducen tasas y aranceles, se blanqueó el hecho que para llegar al cielo católico hay que pagar, ¡no faltaba más! En algunos casos se gastaron millones de dólares en la beatificación, por ejemplo, en el caso de José María Escrivá de Balaguer, fundador de la secta nacionalcatólica “Opus Dei”. El primer documento (la “positio”), a favor de un nuevo beato cuesta 6.000 euros más los honorarios de quien postula. En el caso de Juan Pablo II no se sabe cuánto se ha pagado.

e) Objeciones no incluidas en el procedimiento: numerosos informes, tanto de sectores del progresismo como del conservadurismo, que contenían no pocas objeciones a la beatificación/canonización no fueron agregados ni tenidos en cuenta durante todo el período en que duró el procedimiento.

Esos detalles “menores” le permitieron al pontífice ser beneficiario celestial. Demuestran también que un procedimiento justo es lo que menos importa a la hora de manipular masas y facturar.

2. Diabluras terrenales: por qué la canonización de Juan Pablo II es una desvergüenza

Lo expuesto respecto a la manipulación y relajación del proceso no deja de ser exponente de las prácticas caricaturescas de la jerarquía vaticana, necesitada imperiosamente de cielos, infiernos, figuras mitológicas, patrones y patronas, fábulas, supercherías e idolatrías varias para controlar conciencias y mantenerlas en un catecismo de primera comunión.

La realidad es bastante más implacable y demuestra el cúmulo de males que ocasionó Wojty?a, cuyos efectos atroces aún lo padecen los católicos y no pocas sociedades laicas. Hagamos un muy breve repaso de las diabluras del sujeto en cuestión.

a) Encubridor del clero abusador sexual: el período de gobierno de Juan Pablo II fue, por lejos, el peor en cuanto a la política de encubrimiento de curas abusadores sexuales. La valentía de las víctimas y la acción de los medios de comunicación social fueron determinantes para que se hiciera visible el fenómeno.

Normas jurídicas elaboradas premeditadamente para proteger a los abusadores, modus operandi de carácter universal para encubrir delincuentes, maniobras judiciales dilatorias, compra del silencio de las víctimas bajo el disfraz de “resarcimientos”, mantenimiento del secreto pontificio, “decálogo” para proteger a los violadores con sotana, son aberraciones que se fomentaron y ampliaron bajo el mandato de este papa, principal responsable de encubrir la plaga, cuyos efectos siguen intactos dentro de la institución.

En el “ranking” de delincuentes protegidos por Wojty?a hay para todos los gustos: desde el monstruo llamado Oliver O’Grady, quien abusó de un bebé de 9 meses; pasando por James Poole, a quien se le confió una adolescente muy pobre, la embarazó, y la convenció para que le dijera a la policía que había sido su padre quien lo había hecho, siendo este encarcelado; hasta el multimillonario y pedófilo Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, mecenas financiero del pontífice y del Vaticano. Cabe recordar que dicha congregación ha recibido el guiño de Francisco para seguir con sus actividades.

Por esta sola causa, todo el proceso de canonización es nulo de nulidad absoluta. Es un insulto a las víctimas y sus familias, y la prueba máxima que la Iglesia es una máquina picadora de seres humanos que están debajo, pero muy debajo, de la macabra institución.

b) Continuador de la corrupción financiera vaticana: fundamentalmente, porque no continuó la investigación iniciada por su predecesor Juan Pablo I sino que mantuvo en sus cargos a los principales responsables de la corrupción financiera, por ejemplo, el obispo Paul Marcinkus, durante 10 años. Luego, fue escondido en el Vaticano para evadir las citaciones de la justicia italiana.

Innumerables son los periodistas e investigadores que analizó minuciosamente el lavado de dinero vaticano durante el período de este papa, como el desvío de fondos para financiar al sindicato polaco “Solidaridad”. El capítulo financiero de la gestión del papa Wojty?a fue vergonzoso y es otro obstáculo insalvable que anula la canonización.

c) Avalista de dictadores latinoamericanos: el período de gobierno de Wojtila coincidió, dramáticamente, con las dictaduras militares latinoamericanas. En el caso de nuestro país, la colaboración de la mayoría de la Conferencia Episcopal Argentina y sus secuaces laicos con los genocidas es un hecho irrefutable.

La ideología católica fue el fundamento de las dictaduras con sus mitos de legitimación: hispanismo, civilización occidental y cristiana, identidad nacional católica, entre otros.

La histórica alianza Ejército-Iglesia en nuestro país, que llevó a esta última a apoyar todos los golpes de estado, tuvo un jugoso “premio” en la última dictadura: el conjunto de leyes que beneficiaron económicamente a la Iglesia, sobre todo, aquella por la que todavía hoy los obispos cobran un sueldo del estado nacional.

En el caso de Chile, la bendición católica a la sangrienta dictadura que sufrió ese país se reflejó en la cercanía a través del Nuncio y gestos políticos como la salida al balcón del Palacio de la Moneda del pontífice junto al dictador genocida Augusto Pinochet para quien, además, celebró una misa especial.

d) Abanderado del machismo clerical: fue este pontífice quien le cerró las puertas a las mujeres para acceder al sacerdocio, confirmando el carácter machista y discriminador del catolicismo romano.

Conforme la Carta Apostólica “Ordinatio sacerdotalis”, Juan Pablo II sostuvo que la Iglesia “no se considera autorizada a admitir a las mujeres a la ordenación sacerdotal”, fundamentalmente, porque Cristo no eligió mujeres.

Quiso congraciarse con el colectivo femenino a través de otra Carta Apostólica: “Mulieris Dignitatem”, pero le salió mal. Como sostiene Roser Puig Fernández, “según Juan Pablo II, el Maestro prescindió de las mujeres para su proyecto clerical porque le dio la gana y la Iglesia no podía hacer nada al respecto (tesis desmentida por la exégesis y la teología actualizadas e independientes) ¡Bonita manera de colgarle a Jesús de Nazaret la responsabilidad del escándalo de la discriminación de la mujer en la Iglesia Católica!” (4)

e) Defensor del genocidio español en Latinoamérica: fuecontinuador de la histórica apología de los papas respecto a la evangelización de las tierras americanas, que vino de la mano del genocidio y rapiña española, de los que la Iglesia Católica resultó beneficiaria privilegiada.

Relata Deschner que en uno de sus primeros viajes, efectuado a República Dominicana en 1979, el pontífice dio gracias a su dios porque le concedió poner pie en esa porción de tierra americana que se “abrió a Jesucristo”.

Como contrapunto a semejante acto de cinismo, citando a Bartolomé de las Casas, sostuvo el autor: “los cristianos… tomaban las criaturas de las tetas de las madres por las piernas y daban de cabeza con ellas en las peñas”. “Alabado sea Dios, que me condujo aquí” (5), dijo Juan Pablo II.

f) Impulsor del totalitarismo religioso: sabido es que la ideología católica se caracteriza por ser invasiva de las conciencias, intimidad y autonomía de las personas, sean creyentes o no. Bajo el disfraz de libertad religiosa se esconde una milimétrica política de “cristianizar” sociedades, utilizando parasitariamente a los estados.

Y si en el poder vaticano se encuentra un papa integrista, la nota totalitaria se acentúa más. Es lo que destacó el filósofo italiano Paolo Flores d’Arcais al analizar este aspecto del pontificado de Wojty?a cuyo pensamiento estuvo dirigido a anular la autonomía de las personas, la libertad de decidir, las singularidades y autodeterminación de la propia existencia. “El secreto más auténtico del totalitarismo no es el ateísmo, sino la voluntad de anular al individuo concreto, que es siempre y únicamente fragmento, en favor de la comunión despótica y la negación de las diferencias” (6). El nuevo santo fue un abanderado del totalitarismo en clave religiosa.

g) Enemigo de la libertad de expresión. Censura a teólogos: fueron cientos los teólogos y teólogas sancionados durante la gestión de Juan Pablo II. Todos por ejercer la libertad de investigación, pensamiento y expresión, derechos humanos inalienables aunque en la Iglesia Católica no se hayan percatado todavía. Ejemplo de ello fue Hans Küng a quien en 1979 le fue retirada la licencia para enseñar como teólogo católico.

El foco inquisidor de Juan Pablo II y su mejor discípulo censor (Ratzinger), fueron los teólogos especialistas en moral y los de la liberación. Con la Instrucción “Donum Veritatis”, sobre la vocación eclesial del teólogo, institucionalizó la violación a la libertad de investigación al sostener que “no se puede apelar a los derechos humanos para oponerse a las intervenciones del Magisterio” (7).

Se suma a semejante violación de derechos, el mantenimiento de la censura en el Código de Derecho Canónico, regulada en el Título IV, “De los instrumentos de comunicación social y especialmente de los libros”. Dichas normas son complementadas con el “Reglamento para el examen de doctrinas”, también conocido como “Ratio agendi”, que establece los dos procedimientos de censura que se aplican en la institución, todavía vigentes.

h) Negador de derechos humanos al interior de la iglesia: Código de Derecho Canónico y Catecismo

Lo dicho respecto a la violación legalizada de la libertad de expresión puede hacerse extensivo a otros derechos humanos que les son negados a los católicos. Entre ellos, la libertad de pensamiento y conciencia tipificados como “delito” de herejía (negación o duda pertinaz de una cuestión de fe); el cisma, negando el derecho a disentir con la autoridad; la negación del derecho de las sacerdotes a contraer matrimonio, lesionando su libertad de intimidad; el castigo a los apóstatas, personas que deciden irse de la Iglesia, o cambiar de religión, y que tienen regulada una “sanción” por el sólo hecho de retirarse, solución ridícula y absurda si las hay; negación a los laicos de ejercer derechos políticos para elegir a sus autoridades; negación a los laicos del derecho de gobernar la institución, justificada en la falacia que la Iglesia tiene una estructura “jerárquica”, querida por su agresivo dios; la elaboración de la “teología del cuerpo”, un auténtico compendio para mojigatos con pretensiones de ser impuesto a toda la sociedad mediante leyes laicas, anulando la autonomía de decisión de mujeres y varones sobre su propio cuerpo; las normativas sobre ética sexual. Y la lista puede engrosarse todavía más si se profundiza en el Código Canónico sancionado durante su pontificado.

Si el referido Código es un compendio de violaciones a derechos, algo similar puede decirse del Catecismo, también sancionado en el período de gobierno de Juan Pablo II. La legitimación de la pena de muerte (N° 2266), la exclusión de la mujer, las condenaciones “eternas” por actos inmorales nimios, y las ausencias del pluralismo y juicio críticos son puntos destacados.

3. Continuismo de Francisco: la turbiedad del modelo clerical

Ahora bien, ¿nada bueno hizo Juan Pablo II durante 27 años de monarquía? Sus apologistas destacan su gran carisma; sus dotes actorales frente a las cámaras (sobre todo en los viajes al exterior donde besaba el suelo de la nación que visitaba); el fomento de las Jornadas Mundiales de la Juventud; su cercanía a los enfermos, a los pobres, a los desvalidos; el asistencialismo; su firmeza para contribuir al derrocamiento del comunismo; su mediación para evitar la guerra entre Argentina y Chile; el pedido de perdón al iniciar el nuevo milenio. ¿Alcanza con estos supuestos méritos? Entendemos que no. Cada uno de ellos pueden ser rebatidos sin dificultad y ni siquiera atenúan mínimamente los terribles hechos que tuvieron al pontífice como autor material, brevemente comentados.

La descarada canonización del pontífice, plagada de manipulaciones, actos de prevaricación, y ocultamiento de la verdadera actuación del sujeto en cuestión, lleva la impronta clerical destacada por Deschner: “Son millones las víctimas que [el catolicismo] tiene sobre su conciencia, pero lo suyo es digerirlas sin que ello perturbe su digestión” (8).

El turbio modelo institucional de Francisco, continuismo del de sus predecesores, no tiene otro efecto que confirmar el histórico antagonismo con el primer cristianismo. De ahí que le asista razón a la referida teóloga alemana cuando sostiene que el fundador del movimiento “está enterrado no sólo en Jerusalén, sino también bajo una montaña de cursilería, fábulas y fraseología eclesiásticas” (9).

La canonización de Juan Pablo II, así lo confirma.

Notas

(1)Ranke-Heinemann, Uta, No y amén, invitación a la duda, Trotta, Madrid, 1998, p. 89

(2)Ibídem

(3)Castillo, José M., Cómo se hace un santo, en www.moceop.net/spip.php?article322?

(4)Puig Fernández, Roser, “A los veinte años de la “mulieris dignitatem”. Feminismo en la Iglesia Católica, en www.redescristianas.net/…/a-los-veinte-anos-de-la-mulieris-dignitatem-fe…?

(5)Deschner, Karlheinz, Opus Diaboli, Yalde, Zaragoza, 1987, p. 237.

(6)Flores d’Arcais, El Desafío oscurantista, Anagrama, Barcelona, 1994, p. 33.

(7)www.vatican.va/…/rc_con_cfaith_doc_19900524_theologian-vocation_s

(8)Deschner, Karlheinz, El Anticatecismo, Yalde, Zaragoza, 1990, p. 2.

(9)Op. cit. p. 15.

Los “rolezinhos” nos acusan: somos una sociedad injusta y segregacionista. Por Leonardo Boff

El fenómeno de centenares de jóvenes que van juntos a dar una vuelta por los shoppings centers de Río y São Paulo ha suscitado las más disparatadas interpretaciones. Algunas, de los acólitos de la sociedad neoliberal de consumo, que identifican ciudadanía con capacidad de consumir, generalmente en los grandes periódicos de los medios comerciales, no merecen consideración. Son de una indigencia analítica que da vergüenza.

Pero hay otros análisis que han ido al centro de la cuestión, como el del periodista Mauro Santayana del JB on-line y los de tres especialistas, que han evaluado la irrupción de estos jóvenes en la visibilidad pública y el elemento explosivo que contienen. Me refiero a Valquíria Padilha, profesora de sociología en la USP de Ribeirão Preto: “Shopping Center: la catedral de las mercancías” (Boitempo 2006), al sociólogo de la Universidad Federal de Juiz de Fora, Jessé Souza, “Ralea brasilera: quién es y cómo vive” (UFMG 2009), y a Rosa Pinheiro Machado, científica social con un artículo “Etnografía del rolezinho” en Zero Hora de 18/1/2014. Los tres dieron entrevistas esclarecedoras.

Por mi parte interpreto de la siguiente forma tal irrupción:

En primer lugar, son jóvenes pobres, de las grandes periferias, sin espacios de ocio y de cultura, penalizados por servicios públicos ausentes o muy malos, como salud, educación, infraestructura sanitaria, transporte, ocio y seguridad. Ven televisión cuyas propagandas los seducen para un consumo que nunca van poder realizar. Saben manejar computadores y entrar en las redes sociales para articular encuentros. Sería ridículo pedirles que analicen teóricamente su insatisfacción. Pero sienten en la piel cuan malvada es nuestra sociedad porque excluye, desprecia y mantiene a los hijos e hijas de la pobreza en una invisibilidad forzada.

¿Qué se esconde detrás de su irrupción? El hecho de no ser incluidos en el contrato social. De poco vale que tengamos una constitución ciudadana, que en este aspecto es solamente retórica, pues ha implementado muy poco de lo que prometió con vistas a la inclusión social. Ellos están fuera, no cuentan, ni siquiera sirven de carbón para el consumo de nuestra fábrica social (Darcy Ribeiro). Estar incluido en el contrato social significa tener garantizados los servicios básicos: salud, educación, vivienda, transporte, cultura, ocio y seguridad. Casi nada de esto funciona en las periferias. Lo que están diciendo con su penetración en los bunkers del consumo es: “míranos de cerca”, “no estamos parados” “estamos aquí para incomodar”. Con su comportamiento están rompiendo las barreras del apartheid social. Es una denuncia de un país altamente injusto (éticamente), de los más desiguales del mundo (socialmente), organizado sobre un grave pecado social pues contradice el proyecto de Dios (teológicamente). Nuestra sociedad es conservadora y nuestras élites extremadamente insensibles a la pasión de sus semejantes y por eso cínicas. Continuamos siendo Brasilindia: una Bélgica rica dentro de una India pobre. Todo eso denuncian los rolezinhos, más con actos que con palabras.

En segundo lugar, ellos denuncian nuestra mayor llaga: la desigualdad social cuyo verdadero nombre es injusticia histórica y social. Es relevante constatar que con las políticas sociales del gobierno del PT la desigualdad disminuyó, pues según el IPEA el 10% más pobre tuvo entre 2001-2011 un crecimiento de renta acumulado de 91,2% mientras que la parte más rica creció un 16,6%. Pero esta diferencia no atacó la raíz del problema, pues lo que supera la desigualdad es una infraestructura social de salud, escuela, transporte, cultura y ocio que funcione accesible a todos. No es suficiente transferir renta; hay que crear oportunidades y ofrecer servicios, cosa que no ha sido el objetivo principal del Ministerio de Desarrollo Social. El “Atlas de la Exclusión Social” de Márcio Poschmann (Cortez 2004) nos muestra que hay cerca de 60 millones de familias, de las cuales cinco mil familias extensas detentan el 45% de la riqueza nacional. Democracia sin igualdad, que es su presupuesto, es farsa y retórica. Los rolezinhos denuncian esa contradicción. Ellos entran en el “paraíso de las mercancías” vistas virtualmente en la TV para verlas realmente y sentirlas en las manos. Este es el sacrilegio insoportable para los dueños de los shoppings. Estos no saben dialogar, llaman a la policía para que los reprima y cierran las puertas a esos bárbaros. Sí, bien lo vio T. Todorov en su libro “Los nuevos bárbaros”: los marginalizados del mundo entero están saliendo del margen y yendo hacia el centro para suscitar la mala conciencia de los “consumidores felices” y decirles: este orden es orden en el desorden. Los hace frustrados e infelices, llenos de miedo, miedo de sus semejantes que somos nosotros.

Fuente: Leonardo Boff Blog

Habemus !!!!! Por Guillermo “Quito” Mariani

Afirmar que “tenemos” es ya positivo. Si embargo, es prudente analizar lo que tenemos aunque la exclamación venga con muchos convincentes signos de admiración, y de paso, fijarnos también en lo que nos falta.

Hay signos muy fuertes en el evento de la elección de Francisco I.

-El más fuerte quizás, el de la elección del nombre, identificándose con un rebelde contra las estructuras, desde la pobreza.  “Il poverello”  El ideal es inmejorable.

-Se  trata del primer Papa no europeo, una especie de exaltación de la catolicidad de la Iglesia, pendiente de la universalidad del mensaje cristiano.

-Sucede a un  renunciante, vencido por la ineficacia de un estilo teológica y socialmente monárquico, ineficaz desde la concepción agustiniana de la Iglesia  (ciudad de Dios, sin  la que no hay salvación para nadie) y el mundo absolutamente pervertido, y desde el ejercicio  de un poder represivo y condenatorio.

-Es un latinoamericano. En contacto con una realidad fecunda en iniciativas de reformas hacia la justicia, la actualización eclesial, y la promoción humana a todos los niveles.

-La explosión periodística revelando parcialmente las  intimidades vaticanas realmente escandalizantes financiera y sexualmente, ha conmovido más que cualquier intento de reforma la estructura institucional, potenciando su desprestigio. Y esto, indudablemente ha sido la raíz del acuerdo cardenalicio, de promover  a un estratega habituado a evitar escollos y avanzar en sus objetivos.

-La sencillez antiprotocolar de su primer saludo “buona sera!”, de su sorprendente viaje en micro para el encuentro eucarístico con los cardenales, de su vestimenta y pectoral sencillos, de su presentación como obispo de Roma (primus inter pares) evitando los títulos de superioridad.

-La esperanza tantas veces acallada de una cantidad en aumento de gente de pueblo y de personas y grupos de los más calificados dentro de la Iglesia,  reclamando cambios fundamentales, se ha volcado en esta cantidad de signos producidos en conjunto e inesperadamente.

Los signos, sin embargo, deben llenarse de contenido y, si bien puede explicarse que con un cultivo de la sumisión completa y la vigilancia estricta del vaticano, la actuación del cardenal Bergoglio, entre nosotros haya producido signos claramente negativos, permanece la incertidumbre acerca de lo que será su proceder como cabeza de la Iglesia, necesariamente condicionado por la fuerza del colegio electoral.

Los signos negativos? La indefensión como superior de la orden,  de los sacerdote más comprometidos con la promoción de los necesitados; el mantenimiento de la vicaría castrense; la unidad con el episcopado en el apoyo a la dictadura; su alianza con sectores francamente destituyentes en el campo político;  la guerra santa declarada contra los favorecedores de la ley de matrimonio igualitario y otras, relacionadas con temas parecidos;   la estrictez y hasta agresividad frente a determinadas manifestaciones artísticas; la influencia activa para oponerse a leyes y decisiones que miran a la totalidad de la sociedad, como si todos tuvieran que someterse a la visión eclesiástica; hizo valer su influencia para ocultar y defender a pederastas; y, finalmente, esa escarapela vaticana que mostraron orgullos y triunfantes en una de las sesiones publicas de la megacausa de La Perla los imputados en esa causa. Sólo nosotros, argentinos, conocemos estos signos negativos. Y esto nos hace desear que no se proyecten hacia el  futuro de la iglesia y  nos mantienen en pie para caminar y proceder en la dirección opuesta.

Indignados. Por Daniel Goldman y Eduardo de la Serna

La Argentina reiteradamente se ve prostituida por falta de justicia.

El paradigmático “caso de Marita Verón” resulta el nuevo puñetazo en la herida de los más vulnerables. De manera contundente repudiamos el fallo judicial y esperamos que la Justicia abandone actitudes corporativas y “lave sus trapos en público”, como deben ser públicos los juicios y las sentencias. Abogamos porque los jueces de la vergüenza sean separados de sus cargos que ensucian y nos ensucian.JUSTICIA-NO-IMPUNIDAD

Sabemos fehacientemente que hay cosas que no pueden existir sin apoyos múltiples. Las redes de trata son un ejemplo de ello:

No podrían existir sin apoyo policial que les dé protección o avisos.

No podrían existir sin apoyo de “machos” que se desinteresan de la persona que tienen delante y a la que usan.

No podrían existir sin apoyo político que acelere “trámites” y “legalice” presencias.

No podrían existir sin apoyo económico que financie, traslade y esconda.

No podrían existir sin apoyo judicial, como ayer quedó comprobado.

Cuando la Justicia se compromete con las mafias poderosas nos preguntamos ¿qué beneficios reciben los jueces para no juzgar? ¿Cuántas veces más será secuestrada Marita Verón, ahora también por las redes de trata de la Justicia?

Soñamos otra Argentina.

Soñamos que el fallo de ayer sea una bisagra para la Justicia, la cual demasiadas veces ha demostrado ser vergonzosa, cómplice, mentirosa y corrupta.

Soñamos, sencillamente, que la Justicia sea justa.

¡Ay, los campeones en beber vino, los valientes para escanciar licor, los que absuelven al malo por soborno y quitan al justo su derecho! (Isaías 5:22-23.)

“Justicia, justicia perseguirás” (Deut. 16:20).

* Presbítero del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres.

** Rabino de la Comunidad Bet El.

El DOCUMENTAZO (de los obispos argentinos) Por Guillermo “Quito” Mariani

Después de varias postergaciones “tácticas” apareció finalmente el documento de la CEA abrazando con el mismo amor e interés las expresiones (populares) del 8N y el 20N. Los obispos, esa multitud de cráneos ornamentados con crestas rojas, entregaron gozosos la profundidad de sus reflexiones, al pueblo fiel, con motivo de la proximidad de la celebración navideña.

La primera preocupación que aparece, copiando a Benedicto XVI, es la conversión a Dios por la observancia del mandamiento del amor. Es legítimo entonces y respetuoso preguntar: ¿están ellos decididos a convertirse? Si lo están y quieren ser súbditos de la verdad (como lo afirman más adelante) lo primero que tendrían que hacer es cambiar el título del documento de marras. En lugar de “Creemos en Jesucristo, Señor de la historia” debieran hacer su verdadera profesión de fe  afirmando “Creemos en Clarín señor de la historia” Porque, sencillamente, sus reclamos se identifican con los grandes títulos de la prensa monopólica y hasta decidieron esperar para la publicación del documento, porque la información de esa prensa confidenciaba un levantamiento popular, apoyado por el Campo exportador y las fuerzas armadas, con definitivo resultado destituyente.

La segunda preocupación marca, como es normal en su marketing político habitual,  la situación de pobreza. Y, rechazando toda intervención que no sea directamente educación (escuela) y trabajo (empleo), deja a un buen sector de los más pobres, absolutamente desamparado. ¡Qué los vagos se las arreglen solos! parece el mensaje sublimizar.  Cuando (agosto de 2010) la CEA, publicó su compromiso de crear una institución que, recibiendo colaboraciones de los empresarios católicos, se hiciera cargo de facilitar a las familias pobres el acceso de sus hijos a la escuela, apareció anticipándose, el decreto de la Asignación universal por hijo. Ellos no tuvieron empacho en criticar esa decisión como electoralista y deficiente.

El tercer lugar lo ocupa la “crisis moral y cultural que nos angustia” y, dicen, sólo se remedia con la vuelta a Jesucristo. Excelente propuesta. Y ¿la crisis moral (negociados y rivalidades de poder, autoritarismo y exclusión de los pensadores más honorables de nuestro tiempo, junto con los escándalos sexuales cuidadosamente ocultados hasta ahora) que vive la Iglesia ¿no es lamentable? ¿cómo se remedia? Lo tienen a Jesucristo, Señor de la historia.¿Y…?

Seis puntos son enumerados posteriormente: la obsesión por la defensa de lo que llaman la vida no nacida, excluyendo todo razonamiento científico; la indiscriminación sexual que señalan como ataque a la familia; la responsabilidad educativa de los padres basada exclusivamente en los postulados morales del catolicismo conservador; el rechazo del voto juvenil y la politización que llaman temprana, a pesar de ideologización  más temprana aun, con que la iglesia ha adoctrinado en base a temores y engaños a tantos infantes y adolescentes; la culpa oficial de que los jóvenes no tengan trabajos dignos, olvidando que la multinacionales protegidas y protectoras de la iglesia son culpables de las mayores explotaciones; las drogas, el narcotráfico y las complicidades que las sustentan, que se mencionan sin ningún aporte de soluciones y con el tiro indirecto de la complicidad oficial;

Y finalmente, la inquietante división en bandos irreconciliables. Esto último constituiría la preocupación central, justificante de todo lo señalado anteriormente. Y es cierto que los bandos se van volviendo irreconciliables. Pero los señores Obispos no se atreven a señalar los puntos de la disputa. Primero, porque tendrían que admitir (y lo practican muy sagazmente), que hay cuestiones en las que no se puede ceder ya que ellos pusieron en “pie de guerra” a los ultracatólicos convocados por el propio  cardenal primado que no vaciló en designar la resistencia a la ley de “matrimonio igualitario” como “guerra de Dios” y, segundo porque ellos se han adherido a un bando, sin reservas, de modo que su discurso es igual al de la “oposición” aunque ésta no existe como propuesta de principios sino como defensora de los más variados intereses.

Hay dos silencios que gritan desde el “documentazo”:  “NO QUEREMOS LA LEY DE MEDIOS” (que perjudica a las empresas que nos favorecen) y “SOLO NOSOTROS TENEMOS DERECHO A ESTABLECER LO BUENO Y LO MALO Y APOYAR Y SER COMPLICES DE CUALQUIER GENOCIDIO PURIFICADOR!”

Afortunadamente ya no es mucha la gente que da importancia a estas declaraciones.

 

 

Harvard y La Matanza, el derecho a preguntar. Por Rafael Velasco

La frase de la Presidenta –muy desafortunada y penosamente clasista– respecto de las preguntas de los alumnos de la Universidad de Harvard, comparándolos con los alumnos de la Universidad de La Matanza, ha abierto una encendida polémica. Muchos atacan, y otros defienden.

Algunos sostienen que las preguntas eran poco académicas o que estaban “guionadas”; otros se congratulan. El tema tiene muchas aristas; sin embargo, me interesa detenerme en el derecho de los universitarios a preguntar.

La universidad –se sabe– es el lugar del pensamiento crítico; por eso es el lugar de las preguntas. No debería, entonces, sorprender que un grupo de universitarios pregunte sin restricciones ni condicionamientos. Después de todo, el interlocutor es libre o no de someterse a las preguntas. Pero si decide someterse, no puede enojarse y descalificar al interrogador.

 

¿Tenían derecho los estudiantes a preguntar lo que preguntaron? Por cierto. Y la Presidenta tenía el deber de responder sin “sobrar” ni destratar a los que preguntaban.

Todos debemos responder.

Pero así como la universidad es el lugar de la pregunta y los universitarios tenemos derecho a interrogar, también las universidades y los universitarios tenemos el deber de dar respuestas. Y respuestas claras.

El poeta Paul Claudel preguntaba a los intelectuales de su tiempo: “Ustedes, que han recibido la luz, ¿qué han hecho con la luz que recibieron?”. Esa pregunta es, también –particularmente–, para los universitarios: de Harvard, de La Matanza, de Córdoba, de todo el mundo.

Tal vez los alumnos de Harvard (y sus docentes y directivos) debieran responder, por ejemplo, no sólo acerca de la calidad de sus profesores y de sus investigadores, sino también acerca de la conciencia social que se genera en esa casa de estudios, acerca del compromiso con la justicia social y con la equidad en el mundo de parte de sus graduados.

Los alumnos de La Matanza (y sus docentes y directivos) quizá deben también responder –por ejemplo– por el presupuesto que reciben del Estado. ¿Qué se devuelve a la sociedad que ha aportado con sus impuestos para que los estudiantes ingresen al grupo privilegiado de los que acceden a las universidades?

Los universitarios –todos, los de acá de Córdoba también–tenemos que responder por la realidad social que nos toca: ¿qué estamos haciendo desde nuestras aulas y laboratorios para transformar la realidad en algo más justo y equitativo?

Tenemos una gran responsabilidad. Como decía Ignacio Ellacuría, “la universidad debe encarnarse con los pobres”. “Debe ser ciencia de los que no tienen voz, el respaldo intelectual de los que en su realidad misma tienen la verdad y la razón, aunque sea a veces a modo de despojo, pero que no cuentan con las razones académicas que justifiquen su verdad y su razón”.

Ante tamaña responsabilidad, creo que, más allá de los avances en la materia –en el sistema universitario en general–, aún tenemos mucho que responder y bastante que autocriticarnos.

Los universitarios –de Harvard, La Matanza, Córdoba y del mundo entero– tienen derecho de preguntar sin restricciones. Sólo así avanza el conocimiento; sólo así es posible criticar el actual estado de cosas para encontrar nuevos caminos; sólo así es posible desenmascarar lo inauténtico y se puede avanzar en la búsqueda de algo de verdad.

Pero también tiene –tenemos– el deber irrenunciable de dar respuestas. Debemos responder ante los millones que aún no pueden acceder a la universidad y esperan de ella pensamiento comprometido, profesionales con sensibilidad y compromiso social, casas de estudios de verdad plurales y abiertas a sus problemas.

Celebremos la pregunta, sin olvidar que para nosotros, también, sigue pendiente el reclamo de Claudel: universitarios, ustedes que han recibido la luz, ¿qué han hecho con la luz que recibieron?

 

Lic. Rafael Velasco es Rector de la Universidad Católica de Córdoba

Fuente: La Voz del Interior

Napalpí. Por Guillermo “Quito” Mariani

 Ayer el algodón hoy la soja. Ayer Chaco hoy, los países democráticos de Latinoamérica. Un  nuevo aniversario de la matanza de Napalpí en el Chaco que, entonces territorio nacional, el diecinueve de Julio de 1924. Y otra vez el silencio y el olvido.

Unos doscientos aborígenes de diversas tribus, cercados por el ejército provistos de winchesters y mausers. La confianza en que los dioses qom  los protegerían de las agresiones de los blancos invasores, provocó  una gran convocatoria se reuniendo a familias de todas las tribus. La represión no tuvo límites ni medida. Porque de acuerdo al criterio del gobernador Fernando Centeno que la ordenó, debía servir de escarmiento para vencer toda clase de resistencia. La comunidad de familias reunidas, abarcaba hombres, mujeres y niños sin más armas que palos del monte. Rodeados por el ejército al que apoyaba la metralleta de un avión, después de aprisionar a los caciques castrados y empalados,  fueron fusilados  indiscriminada y cruelmente hombres , mujeres y niños. (se habla de cinco mil proyectiles disparados). Para sembrar mayor terror los agresores entraron en el cerco esquivando cadáveres para exterminar a los moribundos a golpes y culatazos. Pero,¿A qué se resistían los qom? A que habiendo sido ocupadas sus tierras por las empresas francesas e italianas para siembra y explotación del algodón,  exigían que consumiendo sus vidas y las de su familia en un trabajo inclemente y sin límites horarios, la compensación no fuera con alimentos sobrevaluados que les distribuían sino con salarios normales. El capitalismo, afirmado ya con sus tácticas opresoras encontró en la complicidad de los gobernantes, atraídos aparentemente con las ilusorias promesas de trabajo,  prosperidad y riqueza, el camino fácil de la expropiación.  Así se explica la actuación de mandatarios de la zona, aparecidos como agentes de conciliación entre las empresas mutinacionales y los aborígenes. “Conciliación” o muerte,  debió ser su consigna pacificante. La importante región norteña ocupada por tobas, mocovíes y wichis se transformó entonces en un ambicioso  objetivo a conquistar dadas, por una parte, las bondades de esas tierras vírgenes y, por otra, la facilidad de transformar a sus ocupantes en “mano de obra barata”, (delicado nombre capitalista para la esclavitud deshumanizante)

Fue hace mucho tiempo. Algunos nombres de las multinacionales han cambiado. También las complicidades de los gobernantes que, o hacen vista gorda o simplemente apoyan a los que con el rendimiento de los granos y la baja de retenciones esperan que sostendrán sus proyectos de mantenerse en el poder.

Las maniobras no son ahora tan abusivamente antihumanas como entonces. Pero los intereses sojeros transgénicos que traen detrás una inacabable cola de secuelas ecológicas, económicas y monopólicas son capaces de mover intereses sectoriales y lograr, con apariencias legales, que se destituya un gobierno democrático con un proyecto de más justa distribución y una reforma igualitaria. Paraguay es ya una constatación alarmante. Se puede argumentar que Lugo no tenía aparato político propio, que su vice presidente no lo acompañaba desde el comienzo, en su visión de la sociedad, que su apoyo a los sectores campesinos desalojados por la insaciable ampliación de la frontera sojera incitaba a la lucha de clases y perjudicaba a los inmigrantes brasileros. Lo cierto es que, fuera de todo lo previsible, una asamblea legislativa de un plumazo lo destituyó con la aprobación inmediata del estado Vaticano, Alemania, España y Canadá, siguiendo a los grandes hacendados paraguayos. Eso ya fue. ¿Qué será después?