Entre los pobres estaba cuando fue llamado por Francisco, cuyo corazón era un detector de gente comprometida en las periferias. En una década pasó del barro al Papado, dejando atrás, seguramente, cientos de clérigos “carreristas” de palacio, que sueñan vanidosamente con las máximas jerarquías.
La DSI, leitmotiv de su nombre, —con sus pilares de dignidad humana, bien común, solidaridad, subsidiaridad y opción preferencial por los pobres— es predicada al mundo como un modelo ético, pero su encarnación dentro de las estructuras eclesiásticas sigue siendo un desafío que espera
sólo gente como él, que han vivido junto al sufrimiento de los empobrecidos del mundo, pueden hacer carne los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. Ése es el código que desentraña el “secreto” evangélico de Jesús: asociarse a los crucificados para bajarlos de la cruz.
¿Será León XIV un Papa equilibrista que intente -infructuosamente- conformar a todos o nos conducirá a nuevas síntesis superadoras? El peligro del equilibrismo es terminar dejando las cosas como están, una falsa paz gatopardista y no llevar a cabo una reforma frontal contra el clericalismo y la autorreferencialidad de grupos eclesiales que impiden la misión de construir el Reino de Dios.
El nombre que ha elegido es todo un programa ya que la Doctrina Social de la Iglesia, que León XIII compiló en la “Rerum Novarum” (1890), no será algo “accesorio y pintoresco”. Es un compromiso con la moral social emanada del Evangelio y un amor al necesitado no solo individual sino buscando transformar las injusticias estructurales que provocan sufrimiento innecesario en el mundo por acción y omisión.
El interrogante es si además de predicar la DSI hacia fuera de la Iglesia, también podrá hacerla vivir dentro de ella. Aquello de “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio” (Mt 7,3) es un tópico que la institución debe revisar permanentemente si quiere ser creíble. Como dijo el teólogo Karl Rahner: “La Iglesia no solo tiene una doctrina social; debe ser una doctrina social encarnada”. No encarnar aquello que se predica o no ser conciente humildemente de las fallas propias en esto, es una de las hipocrecías más criticadas por Jesús hacia los medios religiosos de su tiempo…y de todos los tiempos.
Dado que el nuevo Papa es canonista, seguramente tendrá como perspectiva la integración de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) en el Código de Derecho Canónico (CDC). Sería un desafío monumental, dada la tensión histórica entre las estructuras jurídico-eclesiales —arraigadas en una lógica jerárquica y clerical— y los principios de justicia, subsidiaridad y dignidad humana que la DSI proclama. El CDC, aunque reformado en 1983 (y parcialmente en 2021 para temas penales), sigue reflejando una matriz legal diseñada para proteger y autopreservar la institución y la autoridad clerical, más que para encarnar la radicalidad evangélica o los ideales sociales que la Iglesia predica.
La Doctrina Social de la Iglesia, siempre en evolución y tan desconocida a propósito, suele ser “religiosamente” reemplazada por piedades individualistas, evasivas y cómplices del “pecado del mundo”. Pero sólo alguien como él que ha vivido junto al sufrimiento de los empobrecidos del mundo, puede hacer carne sus principios, ése es el código que desentraña el “secreto” de la Cruz. Si León XIV se limita a parches legales que intenten dejar conformes a todos, la DSI seguirá siendo un discurso externo. Pero si entienden que el derecho canónico debe servir al Evangelio y no al revés, podría iniciar una transformación histórica, una afirmación estructural de los cambios iniciados por Francisco.
León XIV, el elegido
Después de una vida entre los humildes, Francisco, el cazatalentos de Dios, le echó el ojo y lo designó obispo de Chulucanas, «una diócesis conflictiva, con minería ilegal», donde puso en marcha su trabajo en pro de los derechos humanos y el medio ambiente.En Chiclayo había una tradición de obispos del Opus Dei y el papa quería cambiar el monopolio. Paralelamente Francisco nombró a Carlos, discípulo de Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación para reemplazar al obispo Cipriani, primer cardenal del Opus Dei en el Arzobispado de Lima y hoy señalado por una investigación de abusos sexuales.
En eso estaba cuando fue llamado por Francisco, cuyo corazón era un detector de gente comprometida en las periferias. En una década pasó del barro al Papado, dejando atrás, seguramente, cientos de clérigos “carreristas” de palacio, que sueñan vanidosamente con las máximas jerarquías.
El discurso inaugural, breve pero matemáticamente construido (no en vano es licenciado en matemáticas y doctor en Derecho Canónico, entre otras cosas), es un poliedro de unidad, como lo es él con tantas nacionalidades, culturas y trayectoria. Menciona la tradición esencial (Resurrección, María), junto a las nuevas y necesarias expresiones del Evangelio, como son la Sinodalidad, el Diálogo, la Paz, etc.
REFLEXIONES SOBRE EL TEXTO INAUGURAL
El discurso se articula en tres ejes centrales:
Saludo y bendición inicial, reconociendo el legado de Francisco. Llamado a la unidad y la sinodalidad, con énfasis en la construcción de puentes y la justicia. Nada de levantar murallas de ortodoxias y críticas a los relativismos. Elementos personales y pastorales, vinculando su identidad agustiniana y su experiencia en Perú. Ha vivido la experiencia del sufrimiento y alegrías de un pueblo, la verdadera teología inductiva de la Doctrina Social. Cierre espiritual, con una súplica mariana que refuerza la tradición católica y la piedad popular, tan compartida con Francisco.
TEMAS CLAVES
a) Continuidad con el Papado de Francisco
Referencia explícita: Al mencionar la bendición de Francisco a Roma y al mundo, León XIV subraya una transición sin ruptura, reforzando la línea pastoral de “Iglesia en salida”. La Iglesia existe para la misión, no para encerrarse cómodamente y autopreservarse en muros de perfección y ortodoxia aparente.
Sinodalidad: La idea de una “Iglesia que camina” y “construye puentes”retoma el Sínodo sobre la Sinodalidad (2021-2023), priorizando la participación de laicos y la descentralización. Este es el eje central de todos los cambios, que derrumbará los dos grandes males de la Iglesia: el clericalismo y la autorreferencialidad. Aquello con que Francisco definía la catolicidad (“Todos, todos, todos”) es una aspiración a la que le falta mucho y no basta con enunciarla poéticamente. La verdadera revolución sinodal significará la real inclusión de todas las personas, comenzando por los que ella misma proscribe “de hecho” (mujeres, sacerdotes casados, gente con diversas opciones ideológicas o de vida, etc.)
b) Paz y Justicia Social
Paz “desarmada” y “desarmante”: Define la paz no como ausencia de conflicto, sino como acción humilde y perseverante, alineada con la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), un llamado a oponerse y “desarmar” los enloquecidos planes armamentísticos que estamos viviendo, que nos empobrecerán y llevarán a las guerras.
Opción por los marginados: Al mencionar a “quienes sufren”, conecta con el mensaje de Francisco sobre una Iglesia “hospital de campaña“. Es conocida su postura misericordiosa y activa con los migrantes y su denuncia de las políticas xenófobas de los nacionalismos populistas actuales, especialmente en su país natal. No sería raro que, así como el polaco Juan Pablo II fue elegido para enfrentar la herejía comunista, el estadounidense León XIV lo haya sido para enfrentar esta nueva amenaza ideológica que nos lleva a la destrucción.
c) Identidad Pastoral y Raíces
Herencia agustiniana: La cita de San Agustín (“Con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo”) enfatiza servicio sobre jerarquía, rechazando el clericalismo que busca siempre afianzarse como poder sobre los demás. Vínculo con Perú: Al saludar a Chiclayo, humaniza su figura y conecta con las periferias globales, clave en su discurso misionero.
ESTRATEGIAS RETÓRICAS
Inclusividad lingüística: Uso de “nosotros”, “hermanos y hermanas”, y “todos” para construir un sentido de comunidad universal. No habla desde el “podio” sino desde el compartir el camino. Usa metáforas visuales como son los Puentes: que simbolizan diálogo interreligioso, reconciliación interna eclesial y respuesta a divisiones globales. La Plaza de San Pedro con “brazos abiertos” reforzó la imagen de una Iglesia acogedora, en contraste con posturas dogmáticas y de “aduana”. Finalmente, la apelación emocional de referirse a María en la oración final buscó conectar con la espiritualidad popular, unificando a la audiencia en un acto de fe colectivo.
INNOVACIÓN VS. TRADICIÓN
Tensión equilibrada: Combina lenguaje moderno (sinodalidad, diálogo) con símbolos tradicionales (Resurrección, Virgen de Pompeya) y con un atuendo bastante recargado y tradicionalista para salir al balcón, tal vez una estrategia para calmar a conservadores tan necesitados de pompas mientras amenazan con cismas.
¿Será León XIV será un Papa equilibrista que intente -infructuosamente- conformar a todos o nos conducirá a nuevas síntesis superadoras? El peligro del equilibrismo es terminar dejando las cosas como están, una falsa paz gatopardista y no llevar a cabo una reforma frontal contra el clericalismo y la autorreferencialidad de grupos eclesiales que impiden la misión de construir el Reino de Dios.
CONCLUSIÓN
El discurso de León XIV busca posicionarlo como un pontífice de transición y unidad, heredero de Francisco pero con rasgos propios (agustinianismo, raíces peruanas). Su éxito dependerá de cómo traduzca estos principios en acciones concretas, especialmente en temas críticos.
¿Podrá llevar la Doctrina Social de la Iglesia al interior de la Iglesia y a sus vetustas estructuras jurídicas del s XVI? La aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) al interior de la institución eclesial, es una de las grandes tensiones no resueltas. La DSI —con sus pilares de dignidad humana, bien común, solidaridad, subsidiaridad y opción preferencial por los pobres— es predicada al mundo como un modelo ético, pero su encarnación dentro de las estructuras eclesiásticas sigue siendo parcial, una contradicción que debilita su credibilidad.
Guillermo Jesús Kowalski – poliedroyperiferia@gmail.com
Fuente : Religion Digital