Diálogo entre monseñor Oscar Arnulfo Romero y el Papa Juan Pablo II. Por María López Vigil

Radialistas Apasionadas

El 24 de marzo no sólo renueva la historia del sangriento golpe militar argentino que se inició en el año 1976, es también el aniversario del asesinato del padre Oscar Arnulfo Romero en El Salvador a manos del mayor del Ejército Roberto D’Aubuisson, fundador del partido ARENA, que hoy gobierna en ese país.

A continuación se reproduce el diálogo entre el recién asumido Papa Juan Pablo II y Monseñor Romero, a propósito de una América Latina sitiada por totalitarismos militarizados a fines de los ‘70.

25 DE MARZO DE 2005

Desde Caracas (Venezuela)

El 24 de marzo no sólo renueve la historia del sangriento golpe militar argentino que se inició en el año 1976, es también el aniversario del asesinato del padre Oscar Arnulfo Romero en El Salvador a manos del mayor del Ejército Roberto D’Aubuisson, fundador del partido ARENA, que hoy gobierna en ese país.

A continuación se reproduce el diálogo entre el recién asumido Papa Juan Pablo IIy MonseñorRomero, a propósito de una América Latina sitiada por totalitarismos militarizados a fines de los ‘70.

Curiosamente, a treinta años de iniciada la ola de persecuciones, torturas y muertes se escucha nuevamente ’la voz de los sin voz’ mientras en el Vaticano se apaga el icono religioso preconciliar que revivió la época de las cruzadas. El ángel del Señor anunció en la víspera…

 

El corazón de El Salvador marcaba

24 de marzo y de agonía.

Tú ofrecías el Pan,

el Cuerpo Vivo,

el triturado cuerpo de tu Pueblo,

su derramada Sangre victoriosa,

¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacre

que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!

Estamos otra vez en pie de testimonio,

¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!

Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.

Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el

Continente.

Romero de la Pascua Latinoamericana.

Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a divisa.

Como Jesús, por orden del Imperio.

San Romero de América, pastor y mártir nuestro.

¡Nadie hará callar tu última homilía!

(Pedro Casaldáliga, Poema San Romero de América)

Diálogo

– Compréndame, yo necesito tener una audiencia con el Santo Padre…

– Comprenda usted que tendrá que esperar su turno, como todo el mundo.

Otra puerta vaticana se le cierra en las narices.

Desde San Salvador y con el tiempo necesario para salvar los obstáculos de las burocracias

eclesiásticas, Monseñor Romero había solicitado una audiencia personal con el Papa Juan Pablo II. Y viajó a Roma con la tranquilidad de que al llegar todo estaría arreglado.

Ahora, todas sus precauciones parecen desvanecidas como humo. Los curiales le dicen no saber nada de aquella solicitud. Y él va suplicando esa audiencia por despachos y oficinas. – No puede ser -le dice a otro-, yo escribí hace tiempo y aquí tiene que estar mi carta…

– ¡El correo italiano es un desastre!

– Pero mi carta la mandé en mano con…

Otra puerta cerrada. Y al día siguiente otra más. Los curiales no quieren que se entreviste con el Papa. Y el tiempo en Roma, a donde ha ido invitado por unas monjas que celebran la beatificación de su fundador, se le acaba.

No puede regresar a San Salvador sin haber visto al Papa, sin haberle contado de todo lo que está ocurriendo allá.

– Seguiré mendigando esa audiencia -se alienta Monseñor Romero.

Es domingo. Después de misa, el Papa baja al gran salón de capacidad superlativa donde le esperan multitudes en la tradicional audiencia general. Monseñor Romero ha madrugado para lograr ponerse en primera fila. Y cuando el Papa pasa saludando, le agarra la mano y no se la suelta.

– Santo Padre -le reclama con la autoridad de los mendigos-, soy el Arzobispo de San Salvador y le suplico que me conceda una audiencia.

El Papa asiente. Por fin lo ha conseguido: al día siguiente será.

Es la primera vez que el Arzobispo de San Salvador se va a encontrar con el Papa Karol Wojtyla, que hace apenas medio año es Sumo Pontífice. Le trae, cuidadosamente seleccionados, informes de todo lo que está pasando en El Salvador para que el Papa se entere. Y como pasan tantas cosas, los informes abultan.

Monseñor Romero los trae guardados en una caja y se los muestra ansioso al Papa no más iniciar la entrevista.

– Santo Padre, ahí podrá usted leer cómo toda la campaña de calumnias contra la Iglesia y contra un servidor se organiza desde la misma casa presidencial.

No toca un papel el Papa. Ni roza el cartapacio. Tampoco pregunta nada. Sólo se queja.

– ¡Ya les he dicho que no vengan cargados con tantos papeles!

Aquí no tenemos tiempo para estar leyendo tanta cosa.

Monseñor Romero se estremece, pero trata de encajar el golpe. Y lo encaja: debe haber un malentendido.

En un sobre aparte, le ha llevado también al Papa una foto de Octavio Ortiz, el sacerdote al que la guardia mató hace unos meses junto a cuatro jóvenes. La foto es un encuadre en primer plano de la cara de Octavio muerto. En el rostro aplastado por la tanqueta se desdibujan los rasgos indios y la

sangre los emborrona aún más. Se aprecia bien un corte hecho con machete en el cuello.

– Yo lo conocía muy bien a Octavio, Santo Padre, y era un sacerdote cabal. Yo lo ordené y sabía de todos los trabajos en que andaba. El día aquel estaba dando un curso de evangelio a los muchachos del barrio…

Le cuenta todo al detalle. Su versión de arzobispo y la versión que esparció el gobierno.

– Mire cómo le apacharon su cara, Santo Padre.

El Papa mira fijamente la foto y no pregunta más. Mira después los empañados ojos del arzobispo Romero y mueve la mano hacia atrás, como queriéndole quitar dramatismo a la sangre relatada.

– Tan cruelmente que nos lo mataron y diciendo que era un guerrillero… -hace memoria el arzobispo.

– ¿Y acaso no lo era? -contesta frío el Pontífice.

Monseñor Romero guarda la foto de la que tanta compasión esperaba. Algo le tiembla la mano: debe haber un malentendido.

Sigue la audiencia. Sentados uno frente al otro, el Papa le da vueltas a una sola idea.

– Usted, señor arzobispo, debe de esforzarse por lograr una mejor relación con el gobierno de su país.

Monseñor Romero lo escucha y su mente vuela hacia El Salvador recordando lo que el gobierno de su país le hace al pueblo de su país. La voz del Papa lo regresa a la realidad.

– Una armonía entre usted y el gobierno salvadoreño es lo más cristiano en estos momentos de crisis.

Sigue escuchando Monseñor. Son argumentos con los que ya ha sido asaeteado en otras ocasiones por otras autoridades de la Iglesia.

– Si usted supera sus diferencias con el gobierno trabajará cristianamente por la paz.

Tanto insiste el Papa que el arzobispo decide dejar de escuchar y pide que lo escuchen. Habla tímido, pero convencido:

– Pero, Santo Padre, Cristo en el evangelio nos dijo que él no había venido a traer la paz sino la espada.

El Papa clava aceradamente sus ojos en los de Romero:

– ¡No exagere, señor arzobispo!

Y se acaban los argumentos y también la audiencia.

Todo esto me lo contó Monseñor Romero casi llorando el día 11 de mayo de 1979, en Madrid, cuando regresaba apresuradamente a su país, consternado por las noticias sobre una matanza en la Catedral de San Salvador.

Testimonio de María López Vigil, autora del libro PIEZAS PARA UN RETRATO, UCA Editores, San Salvador 1993

(Información recibida de la Red MUndial de Comunidades Eclesiales de Base)

Fuente: RedesCristianas

No permitir el ingreso del cura. Un caso exitoso. Por Raul A. Perez Verzini

No solo en La Cripta creemos que otra iglesia es posible:

El Papa da marcha atrás en Sucumbíos (Ecuador) y nombra a un Delegado Pontificio

La Cripta sigue organizando acciones para impedir la asunción del cura impuesto por el obispo Ñañez en contra de la voluntad de la comunidad. Mientras, vemos que en comunidades la lucha por defender un estilo de cristianismo da sus frutos.

El 30 de octubre del 2010 se supo la noticia del cese de Mons. Gonzalo López (de los Carmelitas) y la toma de posesión del P. Rafael Ibarguren (de los Heraldos del Evangelio, congegación religiosa de carácter fundamentalista), en la prelatura de San Miguel de Sucumbíos.

En sí mismo, el cambio era normal, pues el P. Gonzalo había cumplido sus años de prelado y había presentado la renuncia. Pero la forma en que se efectuó (a modo de expulsión) y la manera en que entraron los Heraldos del Evangelio en una prelatura que había mantenido una trayectoria ejemplar de Evangelio, desataron las protestas de un lado y de otro. La noticia se publicaba en diversos medios, con cierta frecuencia (en Redes Cristianas y Atrio, entre otras).

A lo largo de cuatro meses y medio la situación se había vuelto irresistible. Muchos agentes de pastoral de la Prelatura (en gran parte laicos) cerraban las puertas a los Heraldos del Evangelio y no les dejaban ni celebrar la eucaristía. Y por su parte los Heraldos (respaldados por algún obispo de Ecuador y por el Nuncio) querían imponerse también por la fuerza, oponiéndose en todo a las directrices de Mons. Gonzalo (e incluso a su persona).

La “buena noticia”

Los conflictos de la Prelatura han llegado a la Santa Sede y el Papa Benedicto XVI ha podido conocer el caso, y con un gesto de valentía que le honra, se ha vuelto atrás. Ésta es la noticia que se ha publicado en Quito, incluso en la misa de varias Iglesias.

Benedicto XVI ha nombrado Delegado Pontificio de la Prelatura de S. Miguel de Sucumbíos a Miguel Angel Polibio Sánchez , obispo de Guaranda y Secretario de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

Aunque no está claro qué directrices va a seguir el nuevo Delegado Pontificio, ni qué va a ser de los Heraldos (sin tendrán que marcharse), la noticia en sí misma resulta absolutamente extraordinaria. Las protestas de gran parte de los cristianos de Sucumbíos han hecho cambiar a la Santa Sede que, evidentemente, tiene miedo de que surja un escándalo (o incluso una escisión) no sólo en aquella iglesia, sino en otras muchas.

Sucumbíos puede ser un ejemplo de libertad y evangelio para otras iglesias cristianas, a no ser que se instale entre nosotros el puro pasivismo, de manera que ya no seamos capaces ni de protestar (porque somos tibios, como dice de un modo impresionante el Apocalipsis, cuando añade: “por eso, porque no eres ni frío ni caliente, te arrojaré de mi boca).

La realidad de La Cripta

Un pueblo mínimo situado en la amazonia ecuatoriana deja evidencia concreta de que la decisión de una comunidad de continuar un proyecto, un modo de vivir el Evangelio, no puede borrarse de un plumazo, sin importar de dónde provengan las decisiones.

¿Podemos nosotros también?

¿Tenemos la energía para marchar, para reunirnos, para trabajar conjuntamente en pos de este, nuestro propio proyecto?

¿Somos capaces de apoyarnos en este ejemplo para saber que no estamos solos?

Claro qué sí! Esto es una buena señal para que les quede claro que no nos dejaremos arrebatar la comunidad tan fácilmente.

Otra Iglesia es posible. Continuar con la historia de La Cripta es posible.

Para preparar esta nota hemos tomado el artículo de Xabier Pikaza. Aunque es largo recomendamos su lectura.

Para quienes quieran más información, vale la pena visitar el portal la prelatura de San Miguel de Sucumbíos (ISAMIS)

 

Invitación a “los gentiles”. Por Susana Tampieri

El Arzobispo de Trieste, Monseñor Giampaolo Crepaldi, Presidente del Observatorio Internacional “Cardenal Van Thuân” sobre la Doctrina Social de la Iglesia, se refirió a un escrito del Papa, invitando al diálogo a los “gentiles”, en los atrios o patios de las iglesias Católicas.

Dicho texto se inicia con una propuesta que se remonta a los primeros siglos del Cristianismo, en que la religión -Emperador Constantino mediante- se legalizó y en que Teodosio, la designó como religión del Estado.

Triste época, por cuanto la persecución del Imperio a los cristianos, reproducida incansablemente por Hollywood y en los almanaques con santos, santas y mártires, fue reemplazada por igual impía persecución de paganos, judíos y todo aquél que no aceptara la nueva fe y sus flamantes autoridades.

Basta rendir homenaje -en tiempo de Cuaresma, justamente- a Hypatia, quien fuera cruelmente ejecutada, en Alejandría. Filósofa, astrónoma y matemática, celosa defensora de los restos que quedaban, de la famosa Biblioteca incinerada en aquella ciudad. Una turba fanática, incitada por el Obispo Cirilo, (ella no quiso bautizarse) la arrastró, despedazó y quemó.

La palabra “gentil”, significa hoy: amable, encantador, agraciado… pero se remonta al mundo bíblico del Antiguo Testamento. Era gentil el que no era judío. Tal como los griegos denominaban “bárbaros” a todo el que no fuese helénico. Los cristianos, ya instalados, llamaron así al que no compartiese su fe: a los idólatras, adoradores del becerro de oro y de cualquier mito que no fuese el dogma, por ejemplo, a los paganos que seguían a Platón (como Hypatia) o a Aristóteles o a Epicteto.

Luego vinieron Galileo, Giordano Bruno y tantos otros, que no figuran en ningún almanaque, quienes fueron quemados vivos, en diferentes etapas históricas, pero siempre con el pretexto de su herejía, de su condición de subversivos, de enemigos de la sociedad, es decir, del poder. O de la Iglesia, es decir, del Poder. ¿Y dónde tenían lugar estos autos de fe? En los atrios o patios de las iglesias. ¡Vaya lugar para sentarse a dialogar!

Otro agravante es que el debate -que siempre es bienvenido- se debe dar en una situación entre iguales. ¿Cómo discutir libremente con quien se proclama representante de Dios en la Tierra? ¿El único monarca absoluto del mundo, en un pequeño Estado de pocas hectáreas, que adquirió en el siglo XX, gracias a pactos con el dictador Mussolini ? Estado que sólo integra las Naciones Unidas como observador, porque no reúne las condiciones mínimas de un Estado normal, vg: sin crecimiento demográfico; sin división de Poderes; protegido por una guardia de mercenarios suizos.

Si el diálogo no se entabla directamente con el Papa… será con alguno de sus acólitos, que llevarán mandato de su Santidad, ya que la idea fue de él.

Monseñor Crepaldi glosa la propuesta, enumerando las diferentes idolatrías que han reemplazado, en estos tiempos, al antiguo becerro. Son: el ecologismo, el vitalismo, el cientificismo, el materialismo, el psicologismo, el desarrollismo, el tercermundismo, el pauperismo, la ideología de género, la ideología de la diversidad, el economicismo, el inclusivismo, el narcisismo y el reduccionismo.

Este Papa -que abolió el Limbo para que los embriones entren al Cielo y que corrige a Juan Pablo II insistiendo en que el Infierno es un lugar real- pone a todas las búsquedas de conocimiento, teorías, reivindicación de cuerpos que pertenecen a seres humanos conscientes de su derecho a elegir. Sin embargo, no veo que incluya al fascismo o al nazismo y mucho menos al franquismo, cuyos herederos siguen activos hoy, con el prefijo “neo”.

Idólatras son los curas tercermundistas o de la Opción por los pobres (pauperismo) pero no lo son los Von Wernich, Grassi o Monseñor Storni, a quienes no se los ha castigado “ad divinis”, como a Alessio, en Córdoba, por defender el matrimonio igualitario; aunque hayan sido condenados por Tribunales de la Nación, como asesino el primero y pedófilos, los segundos.

Idólatras somos los que estamos en contra de la mega minería contaminante (ecologismo).

Idólatras somos los que luchamos porque hombres y mujeres, que compartimos este planeta, tengamos los mismos derechos, que no son otros que los derechos humanos (ideología de género), aquellos que defienden el progreso material de los pueblos. Idólatras somos los que defendemos el pluralismo, lo que se logró -en algunas latitudes y nunca del todo- después de baños de sangre en las guerras de religión. Y que se reeditarán de seguir creciendo los fundamentalismos.

Los ateos no somos “gentiles”. No mandamos a nadie a la hoguera por creer en un Dios o en varios. Confiamos en la ciencia, mientras que San Pablo, en su Carta a los Corintios (1 cap. 13,8) profetizaba su desaparición.

En un mundo donde cada uno aprenda a no hacer a otros y a otras, lo que no le gusta que hagan con él o ella.

Los ateos también tenemos valores, legitimados, porque no aguardamos recompensa ultra terrena; valores en los que creemos ya que no existe monopolio en la materia.

Un mundo en que el Estado sea laico, es decir neutral, sin canonjías y preferencias por ningún culto en particular. Es la República -sistema que se instauró luego de la denostada Revolución Francesa de 1789- la que garantiza la libertad de creencias, de expresión, de reunión, de prensa (se pueden agregar, pero no quitar).

Y si discutimos y debatimos será en un pie de igualdad y no al pie de un trono y en un lugar que, como reconoce el mismo Arzobispo de Trieste, si bien no está dentro del templo, pertenece a terreno eclesiástico.

 

Fuente: Diario Los Andes

Descubrir lo encubierto. Cuando las piedras gritan. Por Pbro. Nicolas Alessio

“Para el poder, el secreto no pertenece al orden del abuso; es indispensable para su funcionamiento”

Michel Foucault, Historia de la Sexualidad, 1. La Voluntad del Saber, ed. Siglo veintiuno editores, 2005

 

El pronunciamiento del Grupo Angelelli a favor del Matrimonio Igualitario, entendiendo que la homosexualidad no es ni enfermedad, ni delito, ni pecado, quitó el velo al pretendido “pensamiento único” del magisterio vaticano en general y del episcopado argentino en particular.

Quitar este velo, haciendo pública nuestra posición, fue considerado un delito, por eso la “pena” aplicada se justifica afirmando: “Ha divulgado por escrito y de palabra por los medios de comunicación en contra del magisterio eclesiástico” (Proceso Penal Ordinario Prot. 22/2010).

Desnudar ante la opinión pública, que en el mundo católico existen diversas, plurales y a veces contrapuestas opiniones, reflexiones y sentires merece el juicio y la sanción. Los obispos argentinos saben absolutamente que existen estas posiciones disímiles en el seno del pensamiento cristiano y católico. Lo que desato el “proceso penal” es que estas posiciones fueran “divulgadas”. Si se mantenían ocultas, subterráneas, silenciadas, no se hubiera iniciado el juicio canónico. Para esta jerarquía eclesial, mantener en “secreto” estas voces distintas, “es indispensable para su funcionamiento” .

Es cierto, en la medida que quieren seguir siendo poder en el peor de los sentidos del término poder. Algo similar en aquella escena del domingo de ramos, cuando los jerarcas judíos le pidieron a Jesús que hiciera callar a sus seguidores, la respuesta fue contundente: “…si estos callan, gritaran las piedras”. Las piedras están gritando y no dejarán de hacerlo.

 

Solidaridad con Nicolás Alessio. Por el Secretariado de los Curas en Opción por los Pobres

Por el Secretariado de los Curas en Opción por los Pobres *

Como Secretariado del grupo de Curas en la Opción por los Pobres de la Argentina, y ante la sanción aplicada a nuestro hermano y compañero Nicolás Alessio, quisiéramos hacer llegar brevemente nuestra opinión.

En primer lugar, nos queremos solidarizar clara y fraternalmente con Nico en este momento difícil que –sabemos– está viviendo.

Lamentamos, además, la falta de diálogo; algo que tantas veces desde las mismas cúpulas eclesiásticas se ha alentado, no parece haberse aplicado en este caso.

Lamentamos que se dé a la sociedad una imagen de intolerancia y crispación, en momentos en los que se proclama la tolerancia, el respeto al que piensa distinto y el llamado al encuentro. Suponemos que lo que se pide a las instancias políticas hacia afuera debería vivirse alegremente también hacia adentro.

Lamentamos que se sancione tan duramente a un hermano, remitiéndose a la doctrina y al magisterio, y no se actúe por lo menos con la misma “vara”, o sin dudas, mucho más severamente, ante los casos de miembros de la Iglesia condenados por los poderes independientes de la República por crímenes de lesa humanidad, o abuso de menores y pederastia.

Lamentamos, finalmente, que en algunos ambientes eclesiásticos se transmita un mensaje a la sociedad civil orientado a ser severísimos e intolerantes en temas ligados a la moral sexual y no se mire y actúe con mucha mayor firmeza ante las torturas, la desaparición forzada de personas, los abusos de menores, los empresarios cómplices de modelos económicos genocidas de lucro infinito y egoísta, que envenenan la tierra y las aguas, que mienten a la sociedad desde los medios hegemónicos de comunicación o esclavizan seres humanos desde empresas textiles y agropecuarias, tantas veces solidarias con algunos sectores eclesiásticos a través de limosnas o asesorías.

Como curas en la opción por los pobres, queremos repetir nuestra solidaridad con Nico, e invitar a las autoridades eclesiásticas a revisar sus actitudes y buscar hasta las últimas consecuencias modos de obrar más semejantes al Evangelio y al Reino. Creemos que siempre “otro modo de ser Iglesia” es posible, en especial en momentos en que ser “seguidores del Nazareno” es un desafío fascinante, y no se manifiesta fácil resultar una “Iglesia creíble” al modo de Jesús.

* Grupo coordinado por Eduardo de la Serna. Nicolás Alessio fue echado por defender el matrimonio igualitario.

 

Sancionar para mantenerse. Por Guillermo “Quito” Mariani

Ha adquirido publicidad en los últimos días, y ha sido motivo de inquietud para muchos, la decisión tomada por el Arzobispado de Córdoba, como resultado de un juicio eclesiástico iniciado contra el padre Nicolás Alessio por expresiones públicas contrarias al criterio oficial de la Iglesia en el asunto de la ley de matrimonios igualitarios. La sanción le prohíbe el uso del ministerio sacerdotal, y lo priva del oficio de párroco que había ejercido en San Cayetano.

Hay un proceso canónico detrás de esta sentencia. Un  “abogado de oficio” ejerció supuestamente la defensa del Pbro. Alessio. Esto me hace recordar mi caso, en que habiendo el equipo jurídico que me defendía, apelando finalmente a la Signatura Apostólica, este Supremo tribunal vaticano exigió, además de un depósito previo de 1.800 euros, la elección en una lista de abogados residentes en Roma y aprobados por la Santa Sede, de quien debía defenderme. Ya los costos fueron motivo suficiente para no aceptar  pero, sobre todo, esa condición de que nombrara un abogado del entorno curial que no tenía noción de quién era yo para que me defendiera me pareció aberrante. No sé si esto sucederá en muchos casos en el orden civil. Pero de todos modos, la defensa por parte de quien está complicado con la acusación, no puede considerarse auténtica sino sólo “pro forma”- De modo que aquí no hubo diálogo ni oportunidad de apelación a la justicia, sino exclusivamente decisión autoritaria y hasta caprichosa.

En segundo lugar, hay que advertir que esta aparatosa decisión del poder, supuesto o añorado, por la jerarquía eclesiástica, no tiene efectos reales ni sobre la libertad  de los sancionados que siguen siendo ministros ordenados, ni sobre los cristianos que optan por acogerse a su ministerio, como fue en las primeras comunidades. Sólo queda restringida la anotación canónica de los sacramentos dispensados en esas circunstancias. Muy distinto por supuesto de lo que sucedía en tiempos de la Inquisición con cárceles, exilios, torturas y condenas a la horca o la hoguera.

Tengamos en cuenta, igualmente, que esa objeción, muy clara a primera vista, “si no están de acuerdo con las reglas de la institución ¿por qué no la dejan del todo y dejan de preocuparse por que cambie? Es el mismo argumento que Tradición Familia y Propiedad esgrimía en Brasil durante la dictadura militar que derrocó a Joao Goulart. “Amelo o déjelo” Si no les gusta este país así con sus reglas como están, ¡váyanse a otra parte!- Frase que copiaron aquí para poner letreritos en los parabrisas, los que apoyaban la dictadura militar. Pero los que no se iban, argumentaban: ¡es mi país! Es mi espacio heredado y adoptado! Además de no tener por qué abandonarlo, tengo pleno derecho y hasta obligación de exigir y luchar por que cambie lo que lo desfigura.

Que, en el caso de la Iglesia católica, que se dice la única fundada por Jesús de Nazaret, es todo aquello que contraría su norma suprema y elemental de fe y conducta: el Evangelio. Eso que quiso recuperar el Concilio Vaticano II y que con Benedicto XVI se está alejando cada vez más, devorado por una institución sostenida por la tradición tridentina, las finanzas y el poder monárquico. ¿Por qué entonces la actitud del Arzobispo Ñáñez? Sólo para mantenerse en el poder sin ser desplazado por la calificación de timorato o indeciso para jugarse por la Iglesia.

Finalmente, no hay que desconocer que, en la actualidad, son tantos y tan meritorios, humana y evangélicamente los sancionados/as (pastores obispos y párrocos, laicos y catequistas, teólogos, biblistas, y moralistas) que en ellos está renaciendo la verdadera comunidad de Jesús. No somos enemigos infiltrados, somos humildes defensores de la causa plenamente humanitaria de Jesús de Nazaret.

José Guillermo Mariani (pbro)

 

 

Soñando un futuro nuevo para la mujer en la Iglesia. Por Emma Martínez Ocaña

Dada la actual situación de la mujer en la Iglesia es difícil pensar en un cambio a corto e incluso a largo plazo, pero como este es el tema que me han pedido desarrollar en este número monográfico de crítica he decidido que lo mejor es soñar.

Soñar es una manera de alentar el deseo y éste tiene una gran fuerza transformadora. Soñar es el primer paso para cambiar la realidad, es una manera de hacer verdad las utopías. Soñar y … empujar la historia en la dirección de lo soñado.

Los sueños no siguen un orden lógico, ni teológico. Son caóticos, espontáneos, brotan libremente del inconsciente, no se ajustan a normas establecidas, en ellos no todo encaja en lo “políticamente correcto”… así me voy a permitir yo soñar.

Sueño una Iglesia que es realmente una comunidad inclusiva y paritaria, donde mujeres y hombres concentramos nuestras fuerzas en hacer verdad la Buena Noticia, luchando por expulsar los “demonios” de la pobreza, la injusticia, la violencia, el sexismo, el patriarcalismo, la violación de los derechos humanos, la explotación y el tráfico sexual de mujeres y niñas, la explotación laboral, la violación como arma de guerra…

Sueño una Iglesia toda ella ministerial, en la que los ministerios no estén concentrados en manos de los sacerdotes, sino que cualquiera de ellos pueda ser ejercido, desde la llamada de Dios, el reconocimiento de la comunidad que elije y designa a las personas que están capacitadas para ello, sin ninguna discriminación sexual. Entonces podrá ser de verdad una Iglesia servicial, apasionada por todas las personas que sufren exclusión por razón de su clase, raza, sexo, orientación sexual… una Iglesia cuidadora del cosmos y de toda la vida del planeta.

Sueño una Iglesia en la que los lugares de decisión y gobierno no estén condicionados por el sexo sino por la preparación, el amor y la capacidad de servir a la comunidad y de un modo prioritario a los más necesitados.

Una Iglesia donde las mujeres dejamos de ocupar los bancos como escuchadoras semi-mudas y pasantes de los cestillos, para tomar la palabra y constituirnos en sujetos activos de las celebraciones litúrgicas y sacramentales ,en un servicio rotativo, igualitario cuyo requisito no sea ser varón y clérigo, sino ser personas preparadas y dispuestas a servir así a la comunidad.

Una iglesia toda ella tan sensibilizada a la lacra de la violencia machista, que sea la primera en salir a la calle y animar a hacer lo mismo a la comunidad social, cada vez que una mujer es asesinada o maltratada..

Sueño una Iglesia donde ninguna mujer tenga que aceptar la situación clandestina de “amante secreta” de ningún clérigo, porque el celibato no sea una obligación sino una opción en libertad, separado del ejercicio del carisma sacerdotal..

Una iglesia donde las congregaciones religiosas femeninas, tengan los mismos derechos que las masculinas y no necesiten estar supervisadas, controladas ni “paternizadas” por ningún varón.

Una Iglesia que haga imposible que se digan cosas como las que dijo San Juan Crisóstomo, llamado por su elocuencia “Boca de Oro”:

«Qué soberana peste la mujer, ella es la causa del mal, la autora del pecado, la puerta del infierno, la fatalidad de nuestras miserias».

O como las de Tertuliano:

«¿No os dais cuenta de que cada uno de vosotras sois una Eva? La maldición de Dios sobre vuestro sexo sigue plenamente vigente en nuestros días. Culpables tenéis que cargar con sus infortunios. Vosotras sois la puerta del mal, vosotras violasteis el árbol sagrado fatal; vosotras fuisteis las primeras en traicionar la ley de Dios; vosotras debilitasteis con vuestras palabras zalameras al único sobre el que el mal no pudo prevalecer por la fuerza. Con toda facilidad destruisteis la imagen de Dios, a Adán. Sois la únicas que merecíais la muerte; por culpa vuestra el Hijo de Dios tuvo que morir».

Sueño una iglesia donde no se considere palabra de Dios, sino palabra de varón, textos denigrantes para la mujer como las siguientes:

«El ángel que hablaba conmigo me dijo: alza los ojos y mira, ¿qué aparece?. Pregunté: ¿qué? Me contestó: Un recipiente de veinte y dos litros; así de grande es la culpa en todo el país.

Entonces se levantó la tapadera de plomo y apareció una mujer sentada dentro del recipiente. Me explicó: Es la maldad. La empujó dentro del recipiente y puso la tapa de plomo» (Zac 5, 5-8).

Ni se vuelva a leer en ninguna liturgia otros textos, más cercanos, como los de Pablo, mandando callar a las mujeres en la Iglesia, pidiéndoles sometimiento a sus maridos, proclamando al varón cabeza de la mujer.

Y si por casualidad se lean que sea para decir: “esta no es palabra de Dios y por ellas no te alabamos Señor”.

Una Iglesia que recupere la memoria y reconozca que quién fue tentación no fue la mítica Eva, sino el personaje histórico Pedro a quien Jesús llamó Satanás.

Sigo soñando una Iglesia en la que, ya que nos atrevemos a imaginar y proponer imágenes de Dios antropomórficas, éstas sean fieles a mostrar la verdad de que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, y ya nunca más se excluya de la representación de Dios el cuerpo de la mujer y su sexualidad. Que de una vez por todas el cuerpo femenino deje de ser no apto para revelar a Dios.

Una Iglesia en la que las orientaciones de moral sexual y familiar sean hechas por hombres y mujeres casados que desde su experiencia y su preparación y eficiencia puedan, de verdad, no solo orientar, sino ser testigos creíbles de aquello que proponen a los demás.

Una iglesia que tenga un lenguaje litúrgico no sexista, ni patriarcal y reconozca que Dios tiene hijos e hijas, hermanos y hermanos…y donde no ocurra, lo que acontece ahora tantas veces, que en una liturgia donde prácticamente sólo hay mujeres, la persona que presida la Eucaristía, las invisibiliza en su lenguaje y se dirige al público todo el tiempo en masculino.

Una Iglesia que se tome en serio y sepa respetar no sólo la teología que elaboran los teólogos sino también la que elaboran las teólogas, y por tanto sea paritaria la presencia de mujeres y hombres en las facultades de teología y en los centros de formación sacerdotales y laicales. Aunque, pensándolo bien quizás lo ideal es que desaparecieran el dualismo clerical/laical.

Sueño y sueño y no dejo de soñar… una comunidad eclesial fiel a Jesús de Nazaret. Él hizo verdad una comunidad de iguales, sin exclusión alguna, no estructuró su grupo de seguidores y seguidoras desde el orden patriarcal dominante, sino como una familia de iguales, sin relaciones de poder jerarquizado. Lo expresó muy claro: llamándolos amigos y no siervos (Jn 15, 15), pidiéndonos que no llamásemos padre, ni maestro a nadie más que a Dios, porque todos los demás somos hermanos y hermanas. Hizo visible la comunidad que quería lavando los pies a los suyos y diciéndole a Pedro que si no entiende ese gesto suyo no puede formar parte de la nueva familia (Jn 13, 6-8).

Sueño una iglesia que, como Jesús, cambie radicalmente la mirada sobre las mujeres y visibilice de un modo nuevo nuestros cuerpos:

No como objetos sino como sujetos autónomos y libres.

No como reproductoras sino como constructoras de la Historia de Salvación, del Reino de Dios.

No como cuerpos tentadores sino como amigas entrañables suyas, como quienes “aman mucho”, “tienen mucha fe”.

No como inferiores en nada sino como iguales en todo: en dignidad, derechos, deberes, tareas en su comunidad.

No para estar detrás y debajo de nadie sino junto a, al lado de… construyendo la historia.

No como ignorantes que nada tienen que decir sino como “maestras” de las que él aprendió

No lejos de los espacios significativos sino dentro de la comunidad, ejerciendo los mismos roles y funciones que los varones.

No dentro del hogar sino donde la vida nos cite, donde Dios nos llame, en la vida, en la historia, en la plaza publica, en todos los ministerios eclesiales También, por supuesto, en el hogar compartiendo tareas y cuidados con los varones.

No como imposibilitadas para mostrar el rostro de Dios sino como revelación suya.

 

Es hora de despertar y no quiero, no quiero encontrarme con la realidad que ahora vivimos las mujeres en la Iglesia, pero es preciso despertar, levantarnos, liberarnos de nuestros encorvamientos ancestrales, arriesgar a tocar la prohibido por leyes y preceptos patriarcales, es preciso unirnos, trabajar al unísono mujeres y hombres en la Iglesia para ir empujando esta Iglesia nuestra, santa y pecadora, fiel e infiel en la dirección del sueño de Dios: una comunidad de hijas/os, hermanas/os.

En esta hermosa y ardua tarea todos y todas necesitamos convertirnos a la Buena Noticia del Reino y su llamada a creer en ella y a hacerla verdad en la historia, en la Iglesia.

 

Fuente: Católico Libre

Y ahora…colibríes! Por Guillermo “Quito” Mariani

La inseguridad ciudadana, nacional e internacional ha cobrado gran importancia en los discursos políticos de los últimos tiempos. La campaña antiterrorista global lanzada por Estados Unidos durante la presidencia de Bush, además de la insistencia de la prensa mundial en destacar desde los más pequeños hasta los más terribles actos de agresión injusta, ha difundido, al menos en Occidente, una sensación de constante inseguridad.
Hay que reconocer que constituye un verdadero problema esto de no poder vivir tranquilos a pesar de los perros, las rejas, la vigilancia de los agentes privados, la actuación policial, la disponibilidad de instrumentos tecnológicamente avanzados para la represión del delito o la preparación detallista (suministrada por la SOA), de los responsables y ejecutores de las acciones de contención. Sería ingenuo también, prescindir en este contexto de la poderosa influencia de los medios opositores al gobierno para difundir discursos encendidos de pasión política partidista, al estilo Blumberg, Bergman o el representante del arzobispado de Buenos Aires pbro. Fernández Caride.
Éste es un problema cercano, y mundial. No se puede pasar por alto que internacionalmente hay todo un clima de represión agresiva, conducido indudablemente por los Estados Unidos que, con pretexto de seguridad antiterrorista intentan establece bases militares en todas partes. Y que, con la seguridad de su paraguas antimisilístico ofrece extender su protección a lo países petroleros vecinos a Irán. Esgrimiendo pretextos semejantes al que utilizó para arrasar a Irak, después de declarar enemigo mortal a Bin Laden, a quien había utilizado en otra oportunidad, brindándole armas para atacar a los rusos que invadían Afganistán, con el objeto de que favoreciera así sus propios intereses.
La seguridad internacional está dependiendo absolutamente del espionaje y las armas. Aparece ahora un nuevo instrumento de observación y espionaje. Con financiamiento del Pentágono, la empresa “Aero Cironment” ha logrado la figura exacta de un colibrí con su tamaño de 16 ctms entre los extremos de las alas que se agitan con las misma velocidad hasta hacerlas imperceptibles, de las del vistoso pajarito que nos deleita, con un peso de 19 gs. y otros detalles como la posibilidad de funcionar en ambientes cerrados, que lo convierten, por la cámara incorporada a su cuerpo, en un perfecto “agente secreto” utilizable en mil circunstancias diversas, para violar cualquier intimidad.
La seguridad estadounidense proyectada hacia los enemigos de afuera, no ha logrado ni parece que lo conseguirá, evitar acontecimientos como las matanzas de Columbine con 12 alumnos víctimas y un profesor, ni la de la Escuela técnica de Virginia con 30 asesinados, que se destacan entre otros acontecimiento similares. Todo lo cual no ha sido ni para ellos ni para nosotros suficiente lección para convencernos de que para lograr seguridad es indispensable no crearse enemigos, no vivir de traiciones, no anular con represiones, no fomentar las desigualdades irritantes. Quizás nunca pueda lograrse la “inseguridad cero” pero una acción que ataque las verdaderas causas, haría posible no desperdiciar tantas inteligencias investigadoras, para engañarnos con pequeños pajaritos mortales, y sembrar mayor equidad en el acceso a los bienes de la educación, la salud y la justicia distributiva.

No creo en tu Dios. Carta abierta al párroco que no queremos. Por Raul A. Perez Verzini

No creo en tu Dios.
Carta abierta al párroco que no queremos.

Estimado, no te pongo nombre para que no creas que el problema es con vos. De hecho, los que te han tratado dicen que sos una persona agradable y no juzgo tus intenciones.

El totalitarismo eclesial vernáculo, cínicamente acostumbrado a tomar decisiones sin consultar a los involucrados, te eligió como párroco de La Cripta. Y vos, quizá siguiendo la antievangélica obediencia debida, aceptaste. Te equivocaste.

Ya te lo hemos dicho y te lo seguiremos diciendo: No te queremos como párroco. No te recibiremos como párroco. Esta nunca será tu casa.

Nuestra decisión no es caprichosa. No se trata de rebeldes sin causa. Se trata, como diría Pedro Casaldáliga, verdadero pastor, de una rebeldía que busca la fidelidad a nuestra propia conciencia. Son más de 45 años de una línea pastoral fuertemente anclada en las intuiciones del Vaticano II y la reflexión teológica posterior. Son miles de personas que a lo largo de todos estos años se identificaron con la manera de ser y hacer que nos caracteriza. Y no estamos dispuestos a dejar que se destruya. Estamos preparándonos para dar batalla.

No pienses que tenemos algo contra vos. El problema es que no creemos en tu Dios.

No se trata de matices pastorales. No se trata de conservadurismo y monotonía a la hora de celebrar la eucaristía. Ni siquiera se trata de falta de conocimientos bíblicos y teológicos.

El problema es que no creemos en tu Dios.

Tu Dios impone uniformidad. El nuestro, celebra la diversidad.

Tu Dios impone castigos. El nuestro nos mira con misericordia.

Tu Dios es misógino. El nuestro es Padre, pero sobre todo Madre.

Tu Dios en monárquico y autoritario. El nuestro, fraterno y participativo.

Tu Dios se identifica con el totalitarismo vaticano. El nuestro, se expresa en la Biblia y en los signos de los tiempos, y sabe que el sábado fue hecho para el ser humano y no al revés.

Tu Dios elude el diálogo. El nuestro nos exige reflexionar críticamente.

Tu Dios nos trata como idiotas. El nuestro como adultos.

Nuestra parroquia tiene una fuerte tradición iniciada por Quito y continuada por Víctor, donde se ha respetado a los laicos. Donde se ha respetado la libertad de pensamiento y donde sobre todo, se nos ha tratado como adultos. Aquí, como reza la oración del consejo pastoral, somos los laicos los responsables de animar la marcha de la comunidad cristiana.

A los adultos no se les impone una manera de ser. A los adultos no se les impone un pastor. Los adultos eligen a quien merece ser llamado pastor.

Vos venís desde otro lugar. A vos te enseñaron que el laico está para obedecer. A vos te enseñaron que las investigaciones teológicas, antropológicas y exegéticas son para la universidad, no para compartirlas con los laicos, demasiado “ignorantes” la mayoría.

A vos te enseñaron que son más importantes las posturas de la jerarquía que lo que diga la Biblia y el pensamiento moderno. Por eso te toca defender lo indefendible. Por eso no podés sumarte a nuestras expresiones que apoyan a los divorciados, a los movimientos de GLBT, al sacerdocio femenino, al aborto legal, al fin del celibato, a la autonomía del estado y a la democratización de la iglesia entre otras.

Quizá por eso tus homilías hablan de que Jesús clavado en la cruz podría haber hecho caer un rayo del cielo para vengarse de sus enemigos… La verdad que cuando lo escuche no sabía si reír o llorar… Qué clase de teología te educa? Qué imagen de Dios tenes? Podes afirmar en conciencia que ese es el Dios de Jesús? No, el problema no lo tenemos con vos. El problema es que no creemos en tu Dios. Tu manera de entender el Evangelio y de vivir el cristianismo son incompatibles con nuestra manera de entenderlo y de vivirlo, por eso no sos apto para ser párroco de La Cripta. Ni serás bienvenido a nuestra comunidad.

No se trata de santidad. Probablemente vos seas más santo que nosotros. No se trata de quién está en la verdad y quien en el error. Nos sabemos en búsqueda permanente y dispuestos a cambiar nuestras opiniones cuando se nos demuestra el error.

No pretendemos cambiarte. No pretendemos que abandones tus creencias y tus modos de ser. Simplemente te decimos que nosotros tampoco queremos abandonar aquello que creemos y podemos fundamentar como correcto.

No queremos, como pediste, darte una oportunidad. Te haríamos perder tiempo y nos harías perder tiempo a nosotros. Estamos trabajando duro para contrarrestar el descreimiento y el abandono masivo de jóvenes y adultos que la Iglesia jerárquica, con Ratzinger a la cabeza, ha provocado en la gente. Y por eso exigimos como párroco una persona que respete nuestra caminata y venga a iluminarla con más libertad y más novedad y no a destruir lo hecho hasta ahora.

Nos hemos tomado en serio las palabras de Jürgen Moltmann, unos de los teólogos más importantes del siglo XX: “Donde la Iglesia no engendre una fe liberadora, sino que difunda opresión, sea esta moral, política o religiosa, habrá que oponerle resistencia por amor a Cristo”.

Gracias por entendernos.

Ing. Raul A. Perez Verzini

Arrasar a la “Iglesia de los Pobres”. Otro conflicto en la arquidiócesis de Córdoba. Por Nicolás Alessio

Amigos y amigas, pronto enviaremos la primera convocatoria para continuar con nuestras reuniones, según acordamos en la última del año pasado, ahora nos urge este tema, la intervención en la Parroquia Ntra. Sra. del Valle, conocida como la Cripta. De más esta decir, que fue el lugar que nos permitió, a los Curas Autónomos (comumente llamados “Casados”), al Grupo Angelelli y a nosotros, reunirnos … no es casual que se quiera “arrasar” esa comunidad.

Hasta el miércoles 23 esperamos sugerencias en torno al contenido, luego la enviaremos para juntar firmas y adhesiones.

ARRASAR A LA “IGLESIA DE LOS POBRES”  OTRO CONFLICTO EN LA ARQUIDIÓCESIS DE CORDOBA

Cristianos y cristianas, hombres y mujeres de nuestra sociedad, queremos:

  • expresar nuestra más absoluta solidaridad con la Comunidad “La Cripta”, que una vez más debe enfrentar el intento de la autoridad eclesial para “borrar” y dejar en el olvido su extraordinaria trayectoria como Parroquia abierta, inclusiva, renovada, liberadora, fiel al Evangelio y fiel a la Iglesia Latinoamericana y sus mártires.
  • repudiamos una vez más la actitud autoritaria, cerrada, inflexible y anti-evangélica de la autoridad eclesial, en particular del Sr. Obispo Carlos Ñáñez, que pretende imponer un nuevo párroco que claramente sera un “interventor” con la misión de emprolijar, vigilar, ordenar y corregir el camino de esta comunidad que, primero junto al Quito Mariani y luego con Victor Acha, ha demostrado ser un auténtico lugar de comunión y participación.
  • convocamos a no quedarnos callados, lo que favorece la impunidad del silencio que tan bien maneja el poder eclesial, y a multiplicar entonces voces y gestos de resistencia a estos aprietes de los sectores mas conservadores de esta institución que no termina de entender aquello de “no he venido a ser servido si no a servir” y se aferra a peligrosos métodos autoritarios.

Otro mundo es posible, otra iglesia es posible.

CRISTIANOS Y CRISTIANAS

COMUNIDADES DE BASE INCLUSIVAS