Un cristianismo no religioso. Entrevista a José Ma Castillo

José María Castillo (Puebla de Don Fadrique, Granada, 1928) fue expulsado de la cátedra de Teología de la universidad de Granada por el entonces cardenal Ratzinger, “y todavía espero una explicación”. El teólogo abandonó la Compañía de Jesús tras medio siglo largo como jesuita. El próximo miércoles pronuncia una conferencia en el Club de este diario. Lo entrevista Matías Vallés en La Opinión de Mallorca.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Dios grabará esta entrevista?”

-No. Dios no es una representación que hacemos a nuestra imagen y semejanza, es una realidad que no conocemos ni podemos conocer. Está fuera de nuestro alcance porque es trascendente.

-Se es jesuita o no se es jesuita, pero no se deja de ser jesuita.

-Es muy difícil dejar de serlo, porque marca a las personas. Yo no tengo palabras para agradecer lo que debo a los jesuitas, tanto lo que soy como lo que sé. Mi problema es con la realidad envolvente por encima de ellos.

-Un enemigo suyo dice que “José María Castillo no es católico, pero tiene razón”.

-Si por católico se entiende a una persona que se identifica incondicional y acríticamente con la Iglesia, no lo soy. Si se entiende a alguien que comulga con la fe fundamental, sí lo soy. No puedo aprobar una institución que habla de derechos humanos pero no los practica.

-El Vaticano cede su fascinación a la Casa Blanca.

-El Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa, no entiendo que la Unión Europea lo permita. El Papa procura mantener excelentes relaciones con los poderes fácticos, también con la Casa Blanca. Reagan pactó con Juan Pablo II el pago de millones al sindicato polaco Solidaridad, a cambio de información a la CIA sobre los movimientos de base más activos en el Caribe.

-Lo suyo con Ratzinger era algo personal.

-No soy tan importante, pero me informaron de que el entonces cardenal ­y secretario del antiguo Santo Oficio, junto al cardenal Suquía, citaron al general de los jesuitas y me prohibieron la enseñanza. Tengo la profunda herida de la calumnia que me dirigió el cardenal Cañizares con la mejor voluntad del mundo, al decir que yo era “un peligro para la Iglesia”.

-Dios es una posibilidad, la Santísima Trinidad es un invento.

-Tal como se explica, la Santísima Trinidad es efectivamente un invento. No aparece en el Nuevo Testamento. En la tradición se habla de Dios Padre, de Jesús y del Espíritu. Más allá de eso, las “personas” son una invención.

-Las cifras de abortos sugieren que miles de católicas se someten a la interrupción del embarazo.

-Sí. Es más, en Granada podría dar el nombre de alguna persona que llevaba la pancarta en una manifestación contra el aborto, y a la que poco antes casi se le muere una hija que traía de abortar en Londres. Son cosas que uno no entiende.

-¿El hundimiento de la economía salvará a la religión?

-Puede influir, porque sigue siendo verdad el dicho, “En las trincheras no hay ateos”. Al verse amenazada, la gente tiene una tendencia espontánea a acudir a algo superior, la Virgen o los santos. Además, la austeridad impuesta por la crisis obliga a llevar una vida menos condicionada por el consumo, y enfocada hacia valores más importantes.

-Stalin se inspira en la Compañía de Jesús.

-Stalin fue seminarista, y he oído que sentía una gran atracción por las Constituciones de la Compañía de Jesús. ¿En qué sentido me resulta comprensible? Los jesuitas no son dictadores, muestran una gran tolerancia y respeto hasta el punto de que en ningún partido político me hubieran aguantado lo que ellos. Sin embargo, también hacen hincapié en la obediencia y la fidelidad.

-¿Qué sabe Hawking de Dios?

-Sabe lo que puedo saber yo y cualquiera. O sea, nada. Los físicos que se meten a teólogos van tan errados como los teólogos que condenan a Galileo.

-Vayamos con el título de una de sus conferencias: “¿Es posible un cristianismo no religioso?”

-No solamente posible, sino necesario, en cuanto que las religiones son un conjunto de prácticas y observancias con el propósito de atrapar a la gente. Jesús fue un laico, no fue un religioso. Estuvo en conflicto con la religión, y por eso lo matan los sumos sacerdotes.

-¿Peca la jerarquía eclesiástica de adicción al sexo?

-Tienen una obsesión excesiva, ridícula y extraña con ese tema. Se entiende por su apetencia de conquistar el poder y de mantenerlo. Cuando controlas el sexo de una persona, la dominas. Los Evangelios no hablan jamás directamente de la sexualidad.

-Zapatero pagó todas las facturas de la Iglesia.

-Zapatero se equivocó con la Iglesia, que siempre saca todo lo que puede. No sé por qué el expresidente del Gobierno le concedió tantos privilegios, pensaba seguramente en una contrapartida.

-¿Puede sintetizar a Dios en tres líneas?

-A mí me recuerda a Jesús de Nazaret. No a Jesucristo, que ya incorpora al Cristo o Mesías. Un sencillo trabajador que no expresa la divinidad, sino el anhelo de ser profundamente humano.

 

Fuente Religión Digital.

El efecto matrioshka. Por Fernanda Sandez

Una muñeca que lleva en su interior a otra y ésta a otra, y otra más. 

Les dicen matrioshkas y el resultado puede ser encantador o pavoroso. La maternidad forzada opera igual; convierte a mujeres y niñas en juguetes huecos y hace de todas (sin importar su edad ni su deseo, ni nada que no sea su capacidad reproductora) matrioshkas de carne y hueso.

Uteros ambulantes, contenedores humanos recargables. Descartables, llegado el caso. ¿Que el efecto matrioshka afecta desigualmente a ricas y pobres? Sin dudas. “Las madres adolescentes se reclutan desproporcionadamente entre las más pobres y menos educadas”, se lee en La fecundidad adolescente en la Argentina al comienzo del siglo XXI , un trabajo de las sociólogas Alejandra Pantelides y Georgina Binstock que pone cifras al fenómeno. Anotan también las autoras que “una preocupación especial merecen las adolescentes que son madres antes de los 15 años, ya que existe mayor probabilidad de complicaciones físicas debido al tamaño pelviano y porque [?] es alta la posibilidad de que los embarazos provengan de relaciones sexuales no consentidas”. Así, año tras año, provincia a provincia, el efecto matrioshka reaparece. Y la trama y sus protagonistas, también: una nena, un abuso, un embarazo y un desesperante juego de El Gran Bonete para desconocer las excepciones que prevé el artículo 86 del Código Penal. Porque a los once años toda relación sexual es forzada. Pero, y más allá de eso, porque hay un cuerpo que falta. Un cuerpo ausente de sí mismo, un cuerpo niño. Sin curvas ni placer ni pelo ni la más mínima idea de lo que le sucede. Hay embarazo, sí, pero ¿quién se atrevería a hablar aquí de “madre” cuando hasta sus propios huesos dicen otra cosa? A la nena entrerriana por quien hoy todos se desvelan nadie la protegió. Nadie. Y si hoy estamos hablando de ella no es exactamente por lo que le pasó sino porque su familia se vio obligada a recurrir a un hospital público. Desde entonces, arden las voces en torno de la Niña Utero y se oyen cantos a la biología como destino.”La naturaleza es sabia”, sentenció el cirujano Hugo Cettour, ministro de Salud de Entre Ríos. “Una vez que tuvo su primera menstruación, su cuerpo está preparado. Quizá habrá que tener cuidado al momento del parto”, agregó. Pero un cuerpo “preparado” para llevar otro dentro habla de una matrioshka, no de otra cosa. Y nada dice de una mente preparada (o no) para el prodigioso esfuerzo que implica la maternidad. Especialmente, cuando la protagonista (cuerpo de nena, sueños de nena, miedos de nena) sólo dice que quiere “volver a ser como antes”. No muy atrás, no; apenas a cuando todavía no era un envase sino algo más. Una niña. Obviamente, nada podrá librarla de lo que ya sufrió por el triple crimen de ser mujer, ser menor y ser pobre. Pero tal vez sea ésta la hora de decirle que lo que rodea a su matriz también cuenta. Que ella es (además de naturaleza y ovarios), cultura, derechos y futuro. Que hay una ley. Que puede seguir jugando, como antes. Que nos perdone a todos.

 

Fuente: SerMujerHoy.com

Creo en Dios y en Cristo, pero no en la Iglesia. Por Hans Küng (entrevista)

Lleva 83 años en el seno de la Iglesia católica y no lo lamenta. Nunca ha querido darse de baja ni convertirse al protestantismo para perder de vista al Papa de una santa vez. Una aclaración que no sobra cuando se trata del cura suizo Hans Küng, una leyenda viva de la teología en lengua alemana, que todavía se mantiene en la brecha, ya sea reivindicando el sacerdocio de las mujeres o el uso de la píldora. A pesar de su edad, no le faltan ganas para explayarse en una conversación telefónica con este periódico desde su despacho de la Fundación Ética Mundial, una institución interdisciplinar con sede en Tubinga.
Bastan unos segundos para detectar de inmediato la energía y carácter que le han permitido seguir adelante y no arrugarse ante la Santa Sede: «¡Se ha retrasado diez minutos! Ya veo que su sentido metafísico del tiempo no coincide con el mío», se queja con fina ironía. Nunca le ha gustado que le hagan esperar ni mirar a las musarañas. Acaba de reeditarse en España ‘La Mujer en el Cristianismo’ (ed. Trotta) y en su país natal ya se ha hecho un hueco en las listas de ‘best-sellers’ su último trabajo, ‘Ist die Kirche noch zu retten?’ (‘¿Puede salvarse todavía la Iglesia?’). Los que le conocen sospechan que es descendiente de Guillermo Tell, a la luz del arrojo con que dispara sus críticas.
«Ya es hora de que el Vaticano abandone un sistema absolutista que data del siglo XI. Fue entonces cuando los Papas se hicieron con todo el poder e impusieron el clericalismo, es decir, la preponderancia de los curas que margina a los laicos. ¡Eso no puede ser!», reflexiona en voz alta, con la convicción de «un miembro fiel de Ia Iglesia, que cree en Dios y en Cristo, pero no en la Iglesia». He ahí el matiz.
Su condición de teólogo ‘independiente’, sin autorización eclesiástica, le permite hablar con total libertad. Desde que, en 1979, la Congregación para la Doctrina de la Fe le privara de la licencia, se siente un hombre nuevo. Se le castigó por hablar sin tapujos y, de rondón, se le dio alas para apuntar todo lo lejos que quisiera. Hace poco en la revista alemana ‘Der Spiegel’ llegó a comparar a Benedicto XVI con Vladimir Putin, «porque ambos han heredado un legado de reformas democráticas y, en lugar de ir hacia adelante, van hacia atrás».
A su juicio, el Concilio Vaticano II es la gran asignatura pendiente, una hoja de ruta que permitiría recuperar el camino perdido antes de que sea demasiado tarde. «La Iglesia católica está enferma. Su mal es una jerarquía absolutista que no forma parte esencial de su naturaleza. No es algo imprescindible. Hay que desarrollar el Concilio Vaticano II», insiste con pasión y los ojos puestos en aquella época, la década de los 60, cuando creía que el autoritarismo y el culto a la personalidad -«de eso hay mucho ahora»- no tardarían en superarse gracias al impulso de Juan XXIII.
Piña con Ratzinger
Entonces hacía piña con Joseph Ratzinger, cuando ambos eran unos treintañeros ‘progres’ y brillantes que aspiraban a renovar la Iglesia. No obstante, sus caminos no tardaron en separarse, llevados por las circunstancias y talantes muy dispares. Benedicto XVI se aferra a la tradición y el orden, mientras que Hans Küng todavía se inclina por el diálogo y el progreso. Son duros, constantes y con una inteligencia descomunal. Germanos de pura cepa, que se resisten a tirar la toalla.
Una actitud que tiene mérito a la vista de las estadísticas de 2010 sobre apostasías y bautizos en Alemania: por primera vez, había más abandonos (181.000) que ingresos (170.000). Desde los años 60, han perdido a decenas de miles de curas, cada vez más parroquias se quedan sin servicio religioso y los monasterios languidecen sin relevo generacional. La patria de Ratzinger, donde el 32% de la población es católica, no sigue en masa los dictados del Vaticano. Una tendencia que confirma la crisis del catolicismo, apostólico y romano en Europa.
– ¿Qué piensa de los movimientos conservadores (Opus, Legionarios, kikos…)?
– Me consta que en España se habla mucho de ellos. Y no dudo que habrá quienes depositen toda su confianza en ellos… Pero yo no. ¡La sociedad va en otra dirección! Si se apuesta solo por la línea conservadora, todos saldremos perdiendo.
– Si usted ahora tuviera 20 años, ¿le atraería hacerse cura?
– No me arrepiento de formar parte de la Iglesia. Ni mi bautizo ni mi ingreso como sacerdote son motivo de amargura. Todo lo contrario.
– Pero si fuera joven ahora…
– A ver, no me interrumpa. ¿Qué le puedo decir? La Iglesia actual es muy jerárquica, nada democrática y no responde a las expectativas de la mayoría de la juventud. Los movimientos conservadores, insisto, no representan a la gente joven.
– A estas alturas, ¿qué le parece el actual Papa?
– Me hacía ilusiones, pero ahora tengo claro que el cambio no vendrá de la mano de Ratzinger.
– ¿Cuándo fue la última vez que le escribió Benedicto XVI?
– Hace poco, me agradeció por mediación de su secretario el envío de mi último libro, ‘Ist die Kirche noch zu retten?’ (‘¿Puede salvarse todavía la Iglesia?’). Me alegro de que la relación entre nosotros no se haya roto. Por lo demás, espero que el siguiente Papa sea muy distinto.
– Por cierto, usted critica el celibato entre los curas, pero ¿le parece sano el de los monjes y monjas?
– Ah, eso es diferente. Las órdenes religiosas son como asociaciones privadas, con una serie de cláusulas que se aceptan libremente. El celibato forma parte de su identidad. Les enriquece. Nada que ver con el supuesto de los curas, en los que hay una imposición sin ningún fundamento.
– Una curiosidad: ¿por qué Dios es Padre y no Madre?
– No, no, Dios está más allá de la identidad sexual. En las Sagradas Escrituras hay metáforas tanto masculinas como femeninas. En fin, ya ve, es una de tantas confusiones que han ido arraigando a lo largo de la historia.
Fuente Religion Digital.
Hans Kung, es uno de los teólogos y pensadores más libres e importantes de la Iglesia en la actualidad. Consultor del Vaticano II por pedido de Juan XXIII, fue castigado por Juan Pablo II por criticar su viraje conservador junto a su aliado Ratzinger.

Violencia terrorífica. Por Guillermo “Quito” Mariani

No me refiero al terrorismo internacional agrandado por Estados Unidos después del 11 de setiembre, hasta la exageración de persecuciones y venganzas inauditas y pretendidamente aleccionadoras. Cuánto haya de verdad en las acusaciones  motivantes para arrasar Irak, masacrar a Libia, invadir Afganistán y amenazar a Siria, no es fácil averiguar. Lo cierto es que la defensa frente al terrorismo internacional se convirtió en consigna repetida e impuesta hasta el cansancio. Y por una u otra causa, no ajenas al temor  de “enojar al imperio”, las leyes se fueron sucediendo en distintos países, también entre nosotros, en que desde su aprobación en 2005, sufre ya la 4ta. modificación para ampliar el campo de vigencia e intensificar la penalización. La ley aprobada para complacer al GAFI constituye una muestra de la debilidad oficial frente a las exigencias del Imperio.

Los datos que acabo de brindar sirven sólo de introducción para el tema concreto a abordar en esta reflexión,  pero sin lugar a dudas, no dejan de influir en el clima social subterráneo que se va creando con  las noticias del nacimiento y aplicación tantas veces arbitraria de estas leyes, puesto que ni  el Grupo de Acción Financiera Internacional que las promueve, se ha atrevido todavía a definir qué es jurídicamente lo que se entiende por “terrorismo internacional”.

Con una buena dosis de horror, quiero referirme ahora a la violencia terrorífica de que estamos siendo testigos en  los últimos tiempos. Secuestros, violaciones, asesinatos de niños, asaltos con muertes innecesarias. Los crímenes cuádruples de la Plata y Mendoza, con pocos días de diferencia, los asesinatos de niños como el de Candela, Tomás o Marcos, la complicidad de vecinos, parientes o hasta de integrantes de la misma familia. La culpabilidad real o supuesta de menores casi niños en varios de los episodios, todo esto ES ciertamente violencia aterrorizante.

¿De tanto somos capaces los seres humanos? ¿Puede haber un desequilibrio tal que anule todo sentimiento de compasión o de ternura? Los fusilamientos o ejecuciones como las de Mariano o Cristian Ferreyra, resultado de confrontaciones comerciales o políticas conmueven profundamente y es indignante descubrir quiénes están detrás de estas acciones. Pero la crueldad de matar lentamente con armas blancas y abundancia de sangre, o por estrangulamiento o completando una violación sexual, sin ningún reparo como no sea el de ocultar el hecho u ocultarse como autores materiales o ideológicos, parecen exceder todo límite. Estamos enfermos. Enfermos como sociedad. Enfermos porque la injusticia social con el acaparamiento de los grandes y la utilización humillante de los pequeños ha crecido desmesurada e impunemente. Enfermos porque en el mundo todas las cuestiones se resuelven con violencias y masacres ilimitadas en número y en crueldad. Enfermos porque las familias y las parejas en los hogares están tensionadas más allá de lo aguantable con el engaño de que la suerte, o el cumplimiento religioso, o el amparo de los políticos los va a salvar y experimentan defraudación constante. Reconocer la enfermedad no es curarla, pero mirar y juzgar son sentido crítico sus causas es indispensable para atenuarla. Y cada uno con cada grupo y con la sinceridad de reconocer sus deficiencias y sus posibilidades puede contribuir, antes de inculpar a otros.

La ignorancia bíblica. José María Castillo

Resulta alarmante comprobar la ignorancia de conocimientos bíblicos que tiene la gran mayoría de los que se dicen cristianos.

Esto es irritante. Porque no hay ninguna otra institución que tenga la ventaja que tiene la Iglesia para explicar cada domingo el Evangelio, los textos del Nuevo Testamento, la Palabra de Dios. Miles de iglesias, muchos más miles de misas, a las que la gente acude, dispuesta a escuchar lo que le digan.

Sin embargo, a pesar de que los curas tienen una posibilidad que nadie más tiene, ni los partidos políticos, lo que ellos enseñan en las homilías es tan pobre, tan mal enseñado, que la gran mayoría de los que asisten a misas y funciones de iglesia, ni saben lo que son propiamente los Evangelios, ni tienen una idea clara de por qué no se puede decir que el Jesús que allí aparece es el que existió, ni saben qué es la redención, ni por qué Jesús curaba a los enfermos, o qué es el Reino de Dios.

Lo repito: esto es exasperante. ¿No han tomado conciencia de este gravísimo problema? ¿Por qué no se toman las medidas pertinentes para resolverlo?

A veces pienso, o al menos sospecho, que la Iglesia le tiene miedo al Evangelio. Y sobre todo tiene miedo que la gente se entere de qué es lo que realmente dijo y enseñó Jesús. ¿Será así?

Y hasta me da por pensar que, en no pocos ambientes eclesiásticos, se tiene interés en que el público sepa más lo que dice el papa que lo que dijo Jesús. Si esto es verdad (¡Dios no lo quiera!), entonces es que la crisis de la Iglesia es más profunda de lo que imaginamos. Porque significaría que el cristianismo se está saliendo de la Iglesia.

 

 

Desprolijos, pero no vencidos. Por Nicolas Alessio

 “Huesos secos, escuchen las palabras de Yahvé, entrara mi espíritu en ustedes y vivirán” Ezequiel

 

Y entro el espíritu en nuestros huesos secos. Y nos llenamos de nervios y carne. Y desde los cuatro vientos surgimos. Y nos pusimos de pie. Y estallo la pasión por vivir. Y como todo lo que estalla no es prolijo. No puede serlo. Es pasional, alocado, intuitivo. Prolijo fue el saqueo de los que gobiernan. Los que gobiernan con decretos y leyes de ajuste, canje y bancarizaciones forzadas. Ellos saquean prolijos. El pueblo saquea como puede. Y es cierto que hubo desbordes. Pero ¿puede ser de otra manera? Cuando te ahoga el dolor de la vísceras, cuando te aprietan la garganta, cuando te desangran esperanzas, cuando se ríen de tus lagrimas, cuando te torturan despacito…¿como no desbordarse? Ya estábamos desbordados de impotencia y angustia. Pero claro, hay diferencias, el saqueo popular debe ser reprimido. El saqueo prolijo no tiene castigos, al menos por ahora. Así, no obstante las “vallas de contención social” que tanto predican organismos “humanitarios” cómplices de políticas de saqueo, las plazas estallaron. Con pocas armas. Cuerpos sudados, gritos y cacerolas. Una autentica revolución en paz. Y los nuevos pobres se sumaron a los pobres de siempre. Una autentica alianza de sectores populares que dijeron al unísono “basta”. Y los pueblos se mueven. Según sus propia musica. Y son los frutos de muchos años de siembra en la conciencia y el corazón de los pobres, los de antes y los nuevos. Y los pueblos aguantan, pero tienen un limite. No se puede tensar tanto la cuerda y pretender que no se rompa. Solo los soberbios y los necios se animan a tanto desatino. Desatinos prolongados y hondos. Una pregunta empezó a correr en el inconsciente y el consciente popular: “¿hasta cuando vamos a aguantar?”. Y se aguanto hasta el miércoles 19 de Diciembre. O antes, o un poco despues. A días de la natividad. Como para que no terminaran de quebrarnos en navidad. Como para que no terminaran de bancarizar la navidad. Como para que no terminaran de profanar la navidad, saqueando afectos, abrazos y gozos. Y algunos politiqueros y comunicadores sociales volvieron al disfraz del lenguaje, y hablaron de “los gestos violentos”, de hechos “vandálicos”. ¿Y la violación-violencia constante, honda, tozuda, cínica, burlona, pertinaz, impune, sádica que venimos padeciendo nosotros? ¿Y las “bandas” financieras que saquean la sangre de nuestros trabajadores? Claro, de “esa” violencia no se habla. Son “operaciones financieras”. ¿Y la agresión-represión de las “fuerzas del orden”? ¿Cuantas muertes lleva en su haber este sistema? Y en las plazas dijimos “basta”. Ahora tenemos que decir “nunca mas”. Grave advertencia para ciertas hienas risueñas que ya conocemos y ahora ocupan lugares de poder. Artífices y también responsables ineludibles de tanta tragedia. Que se cuiden, ese “aliento” que vivifica huesos secos no deja de rondar nuestras plazas.

 

Pbro. Nicolas Alessio

Cuando uno quiere ayudar, los panes se multiplican. Por Rosana Guerra

Mientras muchos cristianos anclados en su fe infantil siguen pensando que los milagros vienen del cielo, esta mujer entendió perfectamente que los milagros se construyen día a día cuando alguien como ella se hacen cargo y se ponen a trabajar. La mejor exégesis del relato evangélico: “Cuando uno quiere ayudar, los panes se multiplican.” Felicitaciones Adela!
Sin Tapujos

Hace 16 años que Adelina “Adela” Milla, más conocida en barrio El Quebracho –ubicado en el sur de la ciudad de Córdoba– como Adela, prepara la merienda y la cena para 130 niños que viven en situación de extrema pobreza.

Apenas se mudó con su familia a este barrio en 1987, los chicos le tocaban la puerta para pedirle un pedacito de pan o un poco de leche. Sin dudarlo habló con su esposo y le planteó la idea de abrir un comedor. “Le dije que me gustaría tener uno en casa. El me dijo que era mucho trabajo. Y yo le respondí: lo quiero hacer”, relata.

Y lo hizo. El comedor Pancitas Tristes comenzó funcionando en el living de su casa. Y su marido viendo a su esposa tan decidida no solo accedió a su pedido sino que se comprometió en la tarea solidaria.

“Acepté y el comedor se abrió en el living. Hasta que un día le dije, Adela tengo que hacer malabares para ver televisión con todos los chicos aquí adentro”, relata divertido Miguel. Fue ahí donde le propuso construir con sus propias manos un salón en la parte posterior de la casa. Y con la ayuda de un hermano levantó una habitación con un baño y una cocina.

El trabajo silencioso de Adela siempre estuvo acompañado de una actitud perseverante y amorosa. “Hasta hace unos quince días cocinaba con una cocina común. Así que empezaba a preparar la merienda y la cena a las tres de la tarde”, dice con sencillez.

Después de 16 años llegó la cocina industrial y junto a Teresa Moreno, otra voluntaria, empiezan a preparar la cena un poco más tarde, a eso de las cinco para que esté todo listo a las siete cuando llegan los chicos.

Quizás por saber lo que es atravesar por una situación de necesidad extrema con sus hijos Adela se resiste a que otros niños pasen por lo mismo. “Nunca me voy a olvidar cuando una vecina que recién conocía de barrio Cárcano, Yolanda Colazo, “La Gorda Pepa”, me abrió la puerta de su casa y cuando le pedí algo para comer me dio dos bolsas de consorcio con alimentos y unas monedas para que comprar carne para mis hijos”, agradece emocionada.

Pidiendo. Cuando abrió el comedor en 1995 habló con un grupo de mamás y salieron a pedir casa por casa y a los comercios de barrios como Pilar, Jardín, José Ignacio Díaz, Corral de Palos y Nueva Córdoba. “Aunque recibimos muchos portazos tuvimos suerte. Los vecinos nos daban fideos, arroz, polenta, aceite y pan. Y cocinábamos con leña porque no había gas en aquella época”, recuerda.

A los tres años de abierto el comedor recién recibió ayuda del Gobierno provincial en la época en la que distribuían las cajas pan. “Después nos dieron una ayuda económica pero en el mes de mayo de este año no recibimos nada”, advierte.

Cuando se terminó la ayuda estatal su esposo comenzó a ayudarla a preparar pan casero para vender y así comprar la carne para el comedor. “El problema es que los voluntarios que teníamos eran del plan Jefes y cuando se cortó se fueron. La única que quedó fui yo y Tere Moreno que me ayuda mucho”, señala Adela.

Ella sabe que la cena que brinda para algunos niños es la única comida que recibirán hasta el otro día. Adela es una convencida que cuando quiere servir aunque haya poco los panes milagrosamente se multiplican. “Le doy gracias a Dios porque cada día tengo más ayuda y no sólo de alimentos. Me donaron las mesas y los bancos nuevos de madera y hasta el arbolito de Navidad”, agrega, con una fe inquebrantable.

La familia. Adela (56) es ama de casa y tiene dos hijos Elizabeth (22) y Daniel (21). Su esposo es albañil y coloca membranas para techos. Y su hija Eli, también la ayuda en el comedor.

Ana María, una de sus sobrinas está orgullosa de su trabajo. “Es una alegría que ella pueda ayudar a los chicos que lo ?necesitan. Sé que algún día cuando sean grandes se van a acordar de mi tía y del comedor”, advierte.

“Me hace feliz cuando los chicos me agradecen con un beso o simplemente te saludan. Y algunos no te dicen gracias pero no es porque no valoran sino porque nadie les enseñó a agradecer”, advierte la voluntaria.

En los años de andar la calle descubrió que los que más dan son los que menos tienen. “Las que veía con la boca pintada son las que me cerraban la puerta en la cara. Hemos recibido muchos portazos pero también mucha ayuda, más de la gente pobre que de la gente de buena posición. Si pudiera abrir los fines de semana, lo haría. Aunque creo que si hubiera trabajo para todos, los comedores no deberían existir”, finaliza.

Para colaborar

Pancitas Tristes. Es un comedor que está ubicado en barrio El Quebracho. Funciona de lunes a viernes.

Horarios. A las 16 se da la copa de leche y a las 19, la cena para niños de 1 a 14 años. Atiende a 130 niños, aunque en esta época asisten unos 70.

Lo que necesitan. Pan dulce para Navidad; alimentos no perecederos como fideos, arroz, aceite, azúcar, chocolate, flan, gelatina, y zapatillas para los niños.

Más información. Comunicarse con el teléfono (0351) 497-5868 de 12 a 19.

 

Fuente La Voz del Interior

La vida por la tierra. Por Luciana Peker

Toda risa. Así la definen a la campesina Eli Sandra Juárez que nació rodeada de quebrachos santiagueños el 12 de julio de 1977. Las fotos la muestran con sus hijos: Damián (14) y Agustina (7), su esposo Gustavo –que cortaba leña, quemaba carbón y criaba animales– o sus ahijadas en la iglesia. Las fotos la muestran pero ella no está. Ni su imagen es reconocida. Eli es una víctima más del atropello de la frontera agropecuaria. Y, como muchas mujeres, es la que le puso el cuerpo a la topadora que se llevó su vida de 33 años de un ataque al corazón cuando fueron a desmontar su tierra. Y, como el de tantas mujeres, su nombre no resuena cuando hay que hacer resonar los nombres para que la memoria haga eco en la Justicia.

La impunidad que no se detuvo en su edad para robarle la tierra que era su vida y que se llevó la vida cuando quisieron dejar seca de soja a su tierra. “Eli era una mujer campesina, esposa y madre, animadora comunitaria en San Nicolás y, como toda mujer del monte santiagueño, se ocupaba de la crianza de sus dos hijos chicos, las tareas de la casa, cuidar los animales, buscar leña para la cocina. También trabajaba como cocinera en la escuela durante las mañanas”, la describe el cura Sergio Gustavo Raffaelli, quien no se conforma con el cielo para la ex presidenta de su capilla. Quiere que su muerte prematura e injusta no se barra como el polvo que se acumula en las puertas de las casillas.

“Eli mostró el camino del compromiso por un tiempo nuevo, resurrección y Pascua. Lo sabemos, lo contrario a resurrección no es la muerte porque la muerte ha sido vencida. Lo contrario a resurrección es la incapacidad de vivir como hermanos y hermanas, es la fiebre posesiva que se refugia en el poder y el tener, actitud propia de miedosos que piensan que su vida está asegurada por lo que acumulan. Eli lo sabía y nosotros también. Podemos considerar a Eli una verdadera mártir –define Raffaelli– y habría que pensar qué nos dice su testimonio, a nuestra iglesia que peregrina en Santiago, tan pusilánime, ante tanta muerte y mentira; casi pactando con el poder que está arrasando no sólo el monte santiagueño, sino también nuestra conciencia y solidaridad, manipulando con la dádiva y despojando con un discurso tramposo a un pueblo que sigue siendo chantajeado por la injusticia en que vive.”

Eli era una mujer que murió plantada como nació y que se explica con tan pocas palabras como hacen falta pocas semillas cuando la tierra es fértil. Fue el 13 de marzo del 2010, a las 17.00, en medio de un desmonte, cuando tres topadoras de la empresa Namuncurá avanzaron sobre las tierras de San Nicolás, con una orden judicial en la mano y policías uniformados asegurando el desalojo de su comunidad. Ni ella, ni su corazón, lo pudieron resistir. Se descompensó después de que voltearan la primera planta. “Esta tierra es nuestra”, gritó y cayó. Hace tres meses el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase Vía Campesina) y la Mesa Provincia de Tierra se declararon en asamblea permanente por el despojo de tierras, el modelo agroexportador, la concentración de la riqueza, el freno de los agrotóxicos, la creación de juzgados de tierras, el freno de los desalojos y el daño al medio ambiente. Hace un mes asesinaron a Cristian Ferreyra. Su crimen mostró la impunidad del acoso a los que defienden sus raíces y que se plantan para defender sus derechos.

Pero antes que Cristian murió Eli y con su muerte se conoció la de ella. El sacerdote Raffaelli explica que el fallecimiento de Eli es consecuencia de la violencia social del desmonte y del rol de trinchera de las campesinas marcadas por su rol de género. “Cuando se produce el conflicto con la empresa Namuncurá la mayoría de los varones estaban trabajando fuera de la provincia, como trabajadores golondrina. Por eso, la resistencia a que avancen las topadoras la realizaron las mujeres, entre ellas Eli.”

Donde no estaban ellos, estaban ellas, donde estaban ellas estaba Eli, donde vinieron las topadoras, arrancaron a Eli como se arranca una planta que no puede subsistir a ras del viento.

 

Fuente Pagina 12

La Santa Cruz, refugio de resistencia. Memoria de los 12

El 26 de octubre último, el Tribunal Oral Federal nº5 condenó a Alfredo Astiz y otros militares, que durante la última dictadura, perpetraron desapariciones y muertes, entre las cuales, doce personas de la Parroquia de la Santa Cruz, de la ciudad de Buenos Aires. 

La sentencia se dio como parte de la denominada “Megacausa Esma”, en referencia al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada. Alfredo Astiz, Jorge Acosta, Ricardo Cavallo y otros miembros de las Fuerzas Armadas fueron hallados culpables de los delitos que se les imputaba por ejercer el terrorismo de estado, la desaparición y muerte de personas.

En particular, Astiz, bajo el seudónimo de Gustavo Niño, se había infiltrado entre religiosos, madres y familiares de desaparecidos que por aquel entonces, se reunía en la Parroquia de la Santa Cruz, de la congregación pasionista. Tras haber marcado a las víctimas, el 8 de diciembre de 1977 dirigió el grupo de tareas que secuestró, torturó y dio muerte a un grupo de doce personas, entre las cuales figuraban la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, y las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon.

Varios de estos cuerpos que fueron arrojados al mar, años más tarde se hallaron en el cementerio de Gral. Lavalle (provincia de Buenos Aires) como N.N., y luego identificados por el Equipo de Antropología Forense en 2005. Tras el hallazgo, los restos fueron “sembrados” en el jardín de la Parroquia.

Este último fin de semana, la comunidad parroquial se reunió a celebrar la eucaristía -y como lo ha venido haciendo todos estos años- el encuentro sirvió parta hacer memoria de todo lo vivido, en especial, esta nueva sentencia de parte de la Justicia. De la celebración, participaron los familiares de las doce personas desaparecidas, y tres sobrinas de Leonie Duquet, que vinieron especialmente desde Francia para encontrarse con la comunidad.

Adolfo y Perla Mango, también miembros de la Santa Cruz, manifestaron que “Han sido dos años que gracias a nuestra Fe y a los compañeros con quienes supimos cobijarnos mutuamente, hemos podido sobrellevar las narraciones efectuadas por las víctimas y convertir ese dolor en fuente de luz y de lucha en exigencia de Justicia”.

En el boletín “Comunicándonos” de la Parroquia, Adolfo y Perla hicieron una síntesis de todo lo vivido en comunidad: “Nos marcó mucho el relato de los sufrimientos soportados por las religiosas, las situaciones de dolor a las que fueron sometidas las embarazadas en cautiverio, el destino de sus hijos”.

Y agregaron: “Agradecemos a Dios, Nuestro Señor, este acto de justicia que repara solo algo, porque hasta el momento conocemos parcialmente esta parte de la historia que vivieron nuestros 30 mil compañeros desaparecidos. Porque siguen los juicios. Por la ESMA pasaron 5000 personas. En el 2do y 3er tramo se han presentado hasta la fecha 400 y 500 víctimas respectivamente en las que están incluidos los casos de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics y las catequistas del Bajo Flores como Mónica Mignone y Marta Vazquez de Lugones y otros. Lo importante como sociedad es andar el camino y si nos preguntamos hasta cuándo, hasta la victoria, claro”

El padre Carlos Saracini, párroco de la Iglesia de la Santa Cruz, a su vez, reconoció que el resultado de este juicio que se dio el pasado miércoles 26 de octubre, fue tan trascendente para la comunidad que significó “un salto colectivo, que nos humanizó a todos”.

Sitio oficial de la película “La Santa Cruz, refugio de resistencia”.

José María Arancedo y su minimización del abuso sexual infantil. Por Patricia Gordon

Soledad todavía recuerda su sonrisa, su rostro que sonreía. Los rostros de otras madres que no sonreían. Recuerda lo que sentía. Lo que escuchaba de esa boca que sonreía. Las palabras que salían y que les decía a ellas: “Un abuso sexual no significa tanto”. En ese momento comprendieron lo que no sabían cuando fueron a golpear la puerta de la Iglesia: que el abuso sexual cometido hacia sus hijos iba a enfilar la larga lista de los abusos que la Iglesia ha silenciado a lo largo de los siglos.

José María Arancedo, quien ahora está al frente de la Iglesia Católica argentina, fue una de las tantas personas a las que recurrieron los familiares de niños y niñas abusados sexualmente en el colegio Nuestra Señora del Camino de Mar del Plata. Un profesor (que fue absuelto) y el cura Alejandro Martínez, a cargo de esa Parroquia dependiente del Obispado de Mar del Plata, fueron denunciados.

El abuso significó tanto que una niña contrajo una enfermedad de transmisión sexual. Un niño intentó suicidarse. Otra niña hizo una patología alimentaria y se negaba a comer. Tanto fue el daño que esas escenas perduraron por años en sus cabezas, en un permanente intento de recordar, para algún día elaborar, tanto daño.

Las familias que una vez depositaron su confianza en la educación religiosa perdieron en aquel instante en que la Iglesia les dio la espalda aquel sistema de creencias que habían construido. El entonces obispo (de Mar del Plata) Arancedo paso a formar parte de quienes no sólo minimizaron uno de los peores crímenes de la humanidad, también, en medio de su sonrisa y de esas pocas palabras, se lo escuchó justificando el horror.

Tampoco se quedó atrás en la defensa del Colegio. Inmediatamente aparecieron los peritos de parte del Obispado de Mar del Plata, que contrariamente a lo expresado por catorce profesionales que fueron testigos en el juicio no encontraron en ninguno de los 22 casos que llegaron a juicio indicadores de abuso sexual.

Después de dejar Mar del Plata, Arancedo partió a Santa Fe a reemplazar a otra oveja descarriada, el obispo Edgardo Storni. Y una vez más, con o sin sonrisa se le escucharía decir que un abuso no es un abuso, en relación a otro nuevo escándalo por vejámenes a seminaristas por el cual el Obispo de Santa Fe fue condenado, en diciembre de 2009, a ocho años de prisión por abuso sexual agravado. Las familias de los niños marcharon incansablemente desde la costa hacia la catedral. Se paraban en las escalinatas de espaldas a la iglesia que les dio la espalda.

Para los niños y niñas no hubo aún un solo gesto, una sola palabra, una sola mirada –de parte de quienes deberían haber creído en su dolor– de disculpa ni de arrepentimiento.

Patricia Gordon es Psicóloga, ex terapeuta de niños/as abusados/as en el Colegio Nuestra Señora del Camino de Mar del Plata.

Fuente: Pagina 12.