Domingo 24 de Abril de 2011 – Pascua.- (ciclo “A”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: (Ju.20,1-9)

De madrugada, todavía oscuro Magdalena va al sepulcro. Ve la tapa de roca retirada. Corre hacia Simón Pedro y el discípulo que Jesús amaba y les dice: se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Entonces los dos se fueron al sepulcro. Llegó primero Juan. Se asomó y vio las vendas en el suelo pero no entró. Cuando llegó Pedro entraron y vieron las vendas y el sudario que estaba enrollado en lugar aparte. Juan vio y creyó. Todavía no había comprendido que Jesús resucitaría de entre los muertos.

 

Síntesis de la homilía

Pascua, Jesús, el hombre en quien Dios se manifestó para darnos su noticia, venció a la muerte. ¿sabemos lo que es la muerte? Fuera de la disolución corporal y el cese de todas nuestras manifestaciones sensoriales y espirituales, no nos podemos aventurar a afirmar nada sobre ella. ¿Resucitó Jesús como resucitaron el hijo de la viuda de Naím, el servidor de Jairo, o Lázaro, convocados por él a la vida según los relatos evangélicos? En esos casos hubo al parecer una especie de reencarnación (en el sentido de recuperar el cuerpo) para seguir viviendo hasta la próxima y definitiva muerte. De acuerdo entonces, a los relatos y a la concepción de los primeros testigos, la resurrección de Jesús tiene dos características que aquellas no tuvieron. Las apariencias del cuerpo de Jesús no fueron las de antes. No lo reconocían, sino en su mensaje. Y no volvía a la vida para morir después. Era una recuperación sin vuelta atrás. Además (esto en segundo lugar aunque quizás sea lo más importante) en Jesús los discípulos, y Pablo en especial, vieron el anticipo de la resurrección de todos los seres humanos. Hombre nuevo, semilla de una humanidad nueva. De esto se deduce con bastante facilidad que la figura, la energía, la conducta de Jesús quedaron injertadas en las historia humana.

Y de allí pasamos al concepto de una resurrección que no implica una recuperación del yo corporal a través del que manifestamos nuestros pensamientos y emociones, sino una realidad nueva, común, que se realiza en la presencia y comunicación de un Dios mezclado y comprometido con la humanidad a través de Jesús de Nazaret.

Hacia esa realidad marchamos. Pascua es el pasado para este presente y este presente para el futuro. Pascua es realidad comenzada en Jesús y prolongada por sus seguidores en marcha hacia la Pascua completa, abarcativa con su fuerza, de toda la historia, de todos los hombres con sus propias historias, envueltas y potenciadas por la presencia y el amor del Dios de Jesús de Nazaret.

Ésta es la perspectiva cristiana de la Pascua, que en muchos detalles coincide con las de otras grandes religiones cuando sus propias historias no se han contaminado con el poder, el dominio y el dinero. Infierno y cielo son imaginaciones moralizantes para lograr corrección de conductas o sumisión a intereses diversos.

Esa imagen de la Pascua futura con la justicia de Dios cumplida de distintos modos en cada persona y cada acontecimiento, no se distingue del amor que compensa con la colaboración de todos, las deficiencias parciales, en esa pascua futura.

 

Domingo 6 de Marzo de 2011 9no. Durante el año litúrgico. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: (Mt.7, 23-27)

Dice Jesús: Yo les diré entonces que no los reconozco. Que se alejen de mí todos los que practican el mal. El que escucha y practica mi mensaje es como un hobre inteligente que edifica su casa sobre roca.  Llueve torrencialmente, sopla el viento, pero la casa no se derrumba, porque está sobre roca. En cambio el que no lleva a la práctica lo que escucha es como el que no piensa y edifica su casa sobre arena. La lluvia y el viento la derrumban.

Síntesis de la homilía

Jesús asegura que a los que han predicado, hecho milagros, arrojado demonios y profetizado, NO LOS CONOCE. Y les manda alejarse de él como hacedores del mal. Esta es la afirmación inicial que da sentido a todo el pasaje. Y es muy importante, porque descalifica lo que para muchos es lo verdaderamente central en el aspecto religioso: hacer o buscar milagros, arrojar demonios, profetizar o predicar en su nombre.

¿No será entonces una equivocación que hay que pasar por alto? ¿Cómo pueden ser malhechores los que hacen esas cosas santas? ¿Acaso se pueden hacer milagros si uno no está en excelentes relaciones con Dios? ¿Es posible liberar de posesión diabólica si uno no tiene mucha fe? ¿Y si alguien es excelente predicador de los dogmas cristianos, puede de algún modo complicarse con el mal?

La respuesta a estas preguntas es un SÍÍÍ rotundo. Y no es una afirmación gratuita. Hay una abundancia de milagros armados para comerciar utilizando la ingenuidad de la gente. Para eso dan pie muchos pronunciamientos de la iglesia valorando los milagros como intervención divina para aprobar conductas, como en el caso de las canonizaciones de santos.

La expulsión de demonios que constituyó, interpretando literalmente la Biblia, uno de los bastiones de la iglesia católica para afirmar su autenticidad, ya está completamente desacreditada por los conocimientos psicológicos y las reiteradas experiencias de casos clave de aparentes  endemoniados, plenamente explicados por razones naturales.

Las profecías y la predicación, aunque pueden tener gran importancia evangelizadora también caen en la sospecha de defender intereses egoístas (muchas veces económicos) u ocultar hipócritamente las

propias fallas o las de la institución.

La supervaloración de esas actividades, cuando no son una roca afirmada por la voluntad y rectitud de quienes las llevan a cabo, son simplemente arena. Lo que se edifica sobre ellas puede ser muy impactante, puede en un momento reunir multitudes, pero pasa sin más efecto que el de las apariencias sin producir ningún efecto profundo de cambio personal o comunitario para bien de todos.

En cambio, si el análisis cotidiano sin necesidad de ser profeta, si la negativa a complicarse con lo deshonesto u opresivo que sí puede calificarse de presencia demoníaca, si la palabra escuchada o meditada empuja a vivir un compromiso más firme con la realidad, si el milagro del amor que importa comprensión, sabiduría, generosidad y búsqueda de solución a los problemas más graves, son los fundamentos de la propia conducta y personalidad, se está edificando sobre roca y su influencia se trasmite resistiendo las adversidades y los halagos, como una contribución a los grandes valores del ser humano y de la sociedad. Eso a lo que llamamos evangélicamente “los valores del Reino”.

Cuando  el trabajo, las emociones, los afectos, la comunicación y todas las actividades que requieren nuestra atención, los principios  de  convivencia y  tolerancia, la defensa de la verdad y la justicia forman la trama de nuestra vida cotidiana, estamos edificando sobre roca lo que corresponde a la voluntad paternal de ese Dios que teniéndonos por hijos  puede, desde ya, descontar nuestra conducta como hermanos. Y esa actitud será la que permanentemente subsistirá como la casa edificada sobre la roca al margen de milagros, sermones, profecías o exorcismos.

 

Domingo 13 de Marzo de 2011 1ro. de Cuaresma (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.4,1-11)

El espíritu condujo a Jesús al desierto para ser tentado. Jesús ayunó durante 40 días y al final sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo “si eres hijo de Dios dí que las piedras se conviertan en pan” Jesús contestó “Está escrito que el hombre no vive sólo de pan sino de la palabra de Dios”

Lo llevó el diablo a la parte más alta del templo y le dijo “Si  eres hijo de Dios lárgate de aquí porque está escrito que mandará a sus ángeles para que tu pie no tropiece y cuiden en todo de ti” y Jesús respondió “También está escrito no pondrás a prueba al Señor tu Dios” Después lo llevó el diablo a un cerro muy alto y le mostró todos los reinos del mundo con su esplendor y le dijo “Todo esto será tuyo si postrándote me rindes homenaje” Y Jesús contestó “Vete Satanás porque está escrito que al Señor solamente rendirás homenaje y servicio” Entonces el diablo lo dejó y los ángeles vinieron a servirle.

Síntesis de la homilía

La tentación, el  misterio de la libertad humana que nos coloca tensionado entre el bien y el mal. La tentación que, al mismo tiempo, es la escuela de formación de nuestra personalidad adulta. Jesús como cualquiera de nosotros habrá vivido los tironeos entre el bien y el mal en muchas oportunidades antes de ser mayor de edad. Las de la niñez, las de la adolescencia, las de primera juventud, las de hombre adulto. Por eso sabe que su fidelidad a lo que cree que Dios pide de él va a tropezar con muchas pruebas y, antes de comenzar el cumplimiento de su misión de predicar e instaurar un clima nuevo que se conforme a la voluntad de Dios, tiene que estar preparado para tentaciones aún  más seductoras y graves. Y marcha al desierto para despojarse con el ayuno y la meditación de todo lo que puede ser carga negativa para afrontar esa difícil situación. Cuarenta días es el tiempo ritual de prueba y madurez. Y aparecen todas las vetas de las tentaciones que experimentará en su camino de lucha por una sociedad nueva. La primera: desde los instintos fundamentales del ser humano representados por el  hambre que mina las energías, que con desnutrición impide el normal procedimiento de las facultades espirituales, que se convierte en desesperación y hasta obliga a veces a tomar y realizar decisiones extremas. Como hijo de un Dios padre, no puede padecer hambre y allí aparece la tentación que es a la vez creerse más que un hombre común y protestar contra el Dios que sólo ha puesto piedras alrededor. Que las piedras se conviertan en pan. Su recurso para no entrar en rebeldía es que su alimento esencial es la voluntad del Padre, manifestada (como es lógico en Mateo) en la Escritura.

Ya el tentador ha descubierto la argumentación a que puede ser sensible su víctima. Arrójate de aquí porque “está escrito”. A esta altura ya la relación se ha convertido en un duelo escriturístico en que cada uno hace gala de su erudición. Son dos exegetas.

Jesús replica con el pasaje que prohíbe poner a prueba el amor de Dios. Nosotros, quizás sin quererlo, lo hacemos con frecuencia, cuando pedimos o creemos en los milagros y suponemos que Dios tiene que intervenir para solucionar los graves problemas en que nos metemos, como individuos o sociedad.

La tercera prueba es la más fuerte  y por eso definitiva. Está en oferta el título de grandeza y poder, el de Rey del mundo. En una falaz visión el tentador trae a la imaginación de Jesús deseoso de hacer triunfar el reino de Dios, el esplendor de los reinos del mundo que facilitará su misión. Jesús la rechaza con menosprecio que obliga  a finalizar la tarea emprendida por Satanás. Un satanás que sigue tentando a la iglesia de Jesucristo para que su misión se cumpla desde el poder de los reinos de la tierra que conquistan adeptos y someten a su voluntad las voluntades de los pueblos. Y en muchas oportunidades pareciera que esta táctica debe ser tenida ebn cuenta especialmente si se pretende ser eficaz. Como cuando la iglesia adapta sus tácticas de evangelización a lo que conviene a los poderosos de la tierra.

 

Domingo 20 de Marzo de 2011 2do. de Cuaresma ( ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt. 17,1-9)

Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro Santiago y Juan y los llevó a un monte muy  alto donde su figura cambió delante de ello. Su rostro brillaba con el sol y sus vestiduras se volvieron resplandecientes. De pronto junto a él se aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Pedro comentó “Señor qué bien nos encontramos aquí. Si quieres hago tres chozas una paran ti y otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando cuando los cubrió una nube y se oyó una voz que decía “Éste es mi hijo predilecto, escúchenlo”. Los discípulos espantados cayeron al suelo y Jesús se acercó y les dijo: Levántense, no tengan miedo. Al alzar los ojos no vieron más que al Jesús de antes, quien, cuando bajaban del cerro les ordenó que a nadie contaran lo que habían visto hasta que resucitara de la muerte.

Síntesis de la homilía

La fiesta más alegre y popular entre los judíos era la de las chozas, o tabernáculos en la que después de cosechados todos los frutos, la gente se reunía en los espacios verdes a celebrar la cosecha, a gozar de los frutos y divertirse. Caía en otoño. Pocos días antes Jesús había tenido un altercado con Pedro que asumiendo la representación de los demás le había dicho que él era el mesías, a lo que Jesús había advertido que no era intuición de Pedro sino que Dios  le había dictado esas palabras y sobre esa confianza iba a edificar su comunidad. Hasta allí todo bien. Pero no era todo así, como lo imaginaba Jesús .Pedro había hablado con la concepción de quien pronto va a adquirir un lugar importante acompañando al mesías triunfador. Jesús lo reprende como nunca lo hizo con ninguno de los discípulos, tachándolo de Satanás.

Ahora están en la fiesta y Jesús quiere que la gocen. Por eso los lleva arriba en donde adquirirán una visión completa de su mesianismo: una difícil misión que le costará la vida pero que llevará también consigo la resurrección de la vida. El episodio narrado por Mateo está cargado de simbolismos. La visión de los tres discípulos se da en medio del cansancio de la subida y la luminosidad de la cumbre. La creencia de que Elías iba a volver para anunciar al mesías estaba muy presente en las mentes de los tres. Y vieron entonces a Moisés el gran caudillo liberador y a Elías el padre de profetas conversando con Jesús de igual a igual.

La nube que es símbolo siempre de la presencia de Dios y la voz que escuchan los deja atónitos. Éste es mi hijo predilecto ¡escúchenlo! Ése es le gran mensaje: escúchenlo a él no se escuchen a ustedes mismos envolviéndose con sus intereses egoístas.

El ideal de Pedro de construir allá arriba tres chozas como las del valle donde la gente celebraba y se divertía queda como algo desprendido de la situación general pero tiene toda la sugerencia de identificar su experiencia con Jesús con la fiesta de la cosecha.

El cambio de Jesús que había tratado tan severamente a Pedro muestra su profunda comprensión de la naturaleza humana que se arrastra muchas veces y otra se exalta, que se equivoca y al mismo tiempo produce grandes resultados. No hay superhombres. La infalibilidad no es cualidad de ninguno. Los que creen superiores por su poder o su situación social, suelen ser los que más cerca se encuentran de la situación de Satanás como Pedro. Y  debería constituir el ideal de la presentación de la iglesia una ostentación de comprensión que la impulsaría  también más severa con los graves escándalos que muchas veces se producen por la inconducta de sus representantes más distinguidos.

 

Domingo 27 de Marzo de 2011 3ro. de Cuaresma (ciclo”A”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (4,5-42)

Jesús llega a Sicar y fatigado se sienta a orillas del Pozo de Jacob, a mediodía. Llega una mujer a cargar agua y Jesús le pide de beber. Los discípulos habían ido al pueblo a buscar alimentos.La mujer extrañada le preguntó ¿cómo siendo judío me pides de beber a mí samaritana? Jesús le respondió: Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed y en cambio el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed.

Ha llegado la hora en que los que dan culto verdadero adorarán a Dios en espíritu y en verdad. La mujer dijo: Sé que está por venir el mesías, el ungido. El nos explicará todas estas cosas. Jesús le dijo: Soy yo el que te está hablando. La mujer dejó el cántaro y fue al pueblo a decir a la gente: He estado con alguien que me ha dicho todo lo que hice y afirma  ser el mesías. Vengan a verlo. Y vino la gente. Los discípulos le insistían que comiera y él les dijo: yo tengo otro alimento que uds. no conocen y es cumplir la voluntad del Padre que me envió para realizar su obra. Los samaritanos que llegaron le pidieron que se quedara y estuvo con ellos dos días. Muchos creyeron en él y decían a la mujer que no era por lo que ella les había contado sino que lo habían experimentado por sí mismos y estaban convencidos de que se trataba del salvador del  mundo.

Síntesis de la homilía

El pozo de Jacob era uno de los tantos abiertos por la gente para proveerse de agua y abrevar al ganado en medio de la tierra desértica. Jesús fatigado del camino se sienta a descansar y,  coincide con la llega de una mujer del lugar. Una vez más rompe una regla severísima de los judíos “no hablar con extranjeros ni con mujeres”(dos categorías discrimantes) Pide agua mostrándose a su mismo nivel y abandonando la superioridad sostenida por los judíos de pura raza. Después de extrañarse, la mujer seguramente le acerca el cántaro y Jesús sacia su sed y en la conversación manifiesta conocer a fondo la vida sentimental frustrada tantas veces en su pareja. La habla también de un agua oculta que él posee, que quita la sed para siempre. El interés de la mujer va en aumento hasta que culmina con la afirmación de Jesús de que es el mesías. Entonces la mujer se olvida del agua, deja el cántaro y va corriendo a convocar a los vecinos.

Los discípulos que al llegar se habían escandalizado por verlo conversar solo con una mujer, se maravillan más, cuando delante de los samaritanos él rehúsa la comida y habla de un alimento superior que es cumplir con la voluntad del que lo ha enviado. En la alusión a la sed y el hambre de cumplir con la voluntad salvadora del Padre, los samaritanos descubren la importancia de ese predicador y lo invitan a quedarse con ellos que, finalmente, constituyen la primera comunidad de creyentes aceptándolo como salvador del mundo.

Quizás realmente los judíos y su templo eran la continuidad histórica del pueblo liberado por Moisés y sujeto a su Ley, pero la seguridad de ser superiores a todos, conspiró finalmente en su  contra. Ya que precisamente por su religiosidad, fueron precedidos por los samaritanos en constituir la primera comunidad de seguidores de Jesús liberador (no de los judíos sino del mundo).

Del pasaje de Juan se desprende muy inmediatamente una actitud de Jesús directamente revolucionaria contra la discriminación femenina, la racial, la religiosa y hasta con referencia a la sexualidad puesta en observación vigilada por la mentalidad entre los judíos puros, de no permitir la conversación en soledad con ella.

No se entiende cómo en el cristianismo de algunos grupos, entre otros el oficialismo católico, hayan prendido tan fuerte actitudes absolutamente contrapuestas con esta conducta de Jesús. Y no hace falta mirar muy lejos para constatarlo. Quizás con mirarnos nosotros mismos descubriremos raíces de crueles y permanentes discriminaciones.

 

Domingo 27 de Febrero de 2011 – 8vo. Durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.6,24-34)

No puede un servidor tener dos patrones porque cuando prefiera al primero despreciará al segundo, y al revés. Así que no pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo que no se preocupen tanto por lo que vayan a comer o la ropa que se van a poner, porque la vida es más que el alimento y el cuerpo más que la ropa. Miren cómo las aves del cielo ni siembran, no cosechan, ni guardan en graneros y el Padre celestial las alimenta. ¿No valen uds. más que ellas?

¿Quién de ustedes por más que se preocupe puede alargar su vida? Uds, se preocupan por la ropa, pero miren los lirios del campo que ni trabajan ni tejen y están vestidos con más lujo que Salomón. Y Dios que hace esto ¿no hará lo mismo con uds. hombres de poca fe?

¿Por qué tantas preocupaciones por lo que van a comer o beber o vestirse? El Padre de ustedes sabe que necesitan eso, así que busquen primero el reino y su justicia y las demás cosas vendrán por añadidura. No se preocupen por el mañana. Basta con las penas de cada día.

Síntesis de la homilía

Hay frases de este pasaje de Mateo que tienen hoy un valor definitivo. Otras, obedecen a cuestiones y circunstancias particulares que vive la comunidad del evangelista.

Empecemos por el principio. Los dos señores. Nosotros estamos viviendo exactamente esa situación. El capitalismo liberal con sus estrictas reglas de conducta y su característica segregacionista, ha convertido en principio de vida, que abarca desde lo más rutinario hasta lo más sofisticado, el dinero. Todo se rige por él. Ya no nos asombra que la justicia humana, medio indispensable para el equilibrio social, también sea sorprendida en manejos subordinados al dinero y las influencias políticas. Muchas veces, ante casos especiales como el juicio de los genocidas de la pasada tiranía después de más de treinta años de impunidad,  rebrota la esperanza. Una esperanza que casi inmediatamente queda defraudada por lentitudes inexplicables, por desaparición de documentos y testigos, por obstáculos inacabables e insuperables colocados en el camino por los potentados que logran ocultar sus delitos con dinero a montones. Desde luego que este servir al dinero conduce a las mayores injusticias y se opone diametralmente al proyecto del reino de los cielos.

En un ambiente así no es posible despreocuparse ni siquiera disminuir el stress y la angustia del comer, beber, vestirse y alojarse. Esto es absolutamente distinto del ambiente de distribución de bienes que se vivió  en las comunidades iniciales en que la generosidad mutua remediaba las necesidades particulares.

Mantener la mirada fija en el esplendor y la maravilla de la creación es siempre un argumento válido para reavivar la confianza en su autor. Y la valoración del cuerpo a que se alude también en el pasaje, constituye una herramienta valiosa que puede hacernos sobreponer a muchas dificultades y desafíos consumistas.

El exceso de las preocupaciones, no siempre para afrontar verdaderas necesidades, sino para mantener las riquezas y multiplicarlas, trae necesariamente una disminución del aprecio de los valores fundamentales que hacen a la felicidad del ser humano que tarde o temprano siempre llega a enfrentarse consigo mismo. Y al mismo tiempo se interpone a los goces que podrían brotar del disfrute de las posesiones.

La frase final es plenamente recuperable como norma para observar con la mayor fidelidad posible. A cada día le basta su preocupación. En realidad muchas veces arruinamos nuestra vida concreta haciendo cálculos sobre el futuro y acontecimientos que no podemos prever, cuando lo verdaderamente conveniente es aprovechar los regalos de cada día para fortalecerse en la adversidad.

Domingo 20 de Febrero de 2011 – 7mo. Durante el año litúrgico (ciclo”A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt. 5,38-48)

Se dijo “ojo por ojo y diente por diente” pero yo les digo. No resistan. Presenten la mejilla izquierda al que les abofetea la derecha y al que pleitea por la ropa dénle el manto y si alguien te obliga a  llevar su carga llévala el doble más lejos. Dale al que te pide y presta al que te suplica.

Se dijo “ama a tu prójimo y guarda rencor a tu enemigo”. Yo les digo amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores. Así serán hijos del Padre que hace brillar su sol sobre los buenos y malos y caer la lluvia sobre justos y pecadores.

Porque si aman a los que los aman ¿qué merito tienen? Lo hacen los pecadores también. Si saludan a sus amigos ¿qué tiene de novedoso? Lo hacen también los que no creen en Dios. Sean por tanto perfectos como su padre del cielo.

Síntesis de la homilía

Lo menos que puede decirse de estas enseñanzas de Jesús es que prácticamente no son sólo impracticables, sino dañosas para la convivencia social. Habría un sector de la sociedad, el de los cristianos, que serían siempre pasto de las fieras y víctimas de los poderosos. En realidad muchas veces ha sucedido así y, al menos en el reclamo de los opresores, sigue sonando la máxima de que los cristianos deben  perdonar, amar y resignarse a ser víctimas. Hasta el episcopado fomentando el olvido y  el indulto, hizo alusión a estas palabras de Jesús, oponiéndose también a los juicios y castigo  de los genocidas.

Algo hay de raro en esta propuesta, si no actualizamos su sentido poniéndola en su lugar en el

tiempo y circunstancias concretas en que se escribe.

Malvados, impíos, eran considerados los incrédulos, lo que no habían aceptado a Jesús. En muchas citas bíblicas se los considera como condenados. La táctica no podía consistir en oponerse sino en tratar de vencer con bondad su incredulidad para atraerlos a la comunidad de salvación. Por eso, la recomendación  que suena como desencajada y fomento de la hipocresía, de rezar por lo enemigos porque su conversión al cristianismo estaba por encima de su enemistad y sus ofensas y persecuciones.

No vamos a borrar estas máximas de conducta que  tienen su aplicación deseable en las comunidades de Mateo, rodeadas de enemigos, y que vivían la euforia del cristianismo primitivo  con una espera inminente de la segunda  y victoriosa venida de Jesús.

También tienen importancia ahora porque todas tienden a disminuir esa violencia tan diversificada que se ha difundido en nuestra sociedad actual. Para remediarla dentro de un sistema que la fomenta, la propaga y testimonia sus logros como dignos de alabanza y prestigio, son ineficaces los consejos de Jesús y los  de las autoridades eclesiásticas que no dejan de quejarse del abandono por parte del mundo, de la realidad de Dios y de la mediación eclesiástica. Sólo se dispone, sin un cambio fundamental de este sistema en que ocupen el principal lugar y constituyan la preocupación general, la salud, el trabajo para todos, la igualización  de derechos y de modo especial la educación, no tenemos más remedio que reducir la aplicación de todas esas normas de convivencia a los pequeños espacios en que inmediatamente se puedan lograr frutos de paz y felicidad. La experiencia fue vivida intensamente por las primeras comunidades, pero no duraron para siempre. También se han vivido y se viven experiencia de comunidades cerradas más pequeñas con normas de vida aun más exigentes que las indicadas por Jesús. Duran un tiempo. Después, el sistema las asimila o las traga. Sólo el compromiso social vivido de acuerdo a las posibilidades, que de cuando en cuando se abren como un horizonte promisorio, puede lograr una práctica eficaz de esas enseñanzas de Jesús.

Es provechoso también  advertir que todo ese andamiaje armado frente a los enemigos para darles la facilidad de la otra mejilla, y completar su pedido de ropa con la donación del manto y acompañar el doble del camino llevando la carga de quien lo necesita, o darle a todo el que pide y prestar a todo el que solicita, no debe convertirse así nomás en norma de conducta. Es preciso atender siempre, con sentido crítico, los efectos que esas conductas provocan o pueden provocar a nuestro alrededor

Y no hay que darle cuerda a la culposidad que puede brotar de la conciencia de no estar cumpliendo a la letra lo que leemos en la Escritura.

Domingo 13 de Febrero de 2011 – 6to. Durante el año litúrgico (ciclo “A”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.5,20-22.-27-28.-33-34.-37)

Enseña Jesús a sus discípulos que si su vida no supera la calidad de los maestros de la ley y los fariseos no entrarán el el reino de los cielos. Han escuchado que se dijo “no matarás” y el que mate será juzgado. Pero les digo más: el que se enoja con su hermano y lo insulte despreciativamente o culpándolo de renegar de su fe, tendrá que responder ante un severo tribunal.

También se ha dicho “no cometerás adulterio” pero yo les digo  que hay un adulterio de corazón que consiste  en codiciar a una mujer.

Uds. han aprendido que no hay que jurar en falso. Yo les digo que no juren, ni por el cielo, trono de Dios, ni por la tierra. Ni de ningún modo.

Digan SI cuando es SÍ y NO cuando es NO. Lo demás procede de un mal espìritu.

Síntesis de la homilía

A pesar de que este trozo está  precedido de una afirmación de Jesús acerca del cumplimiento de los mandamientos del decálogo, todo el pasaje centra la atención en una nueva ley que asumiendo el espíritu de la de Moisés, relativiza todos sus preceptos en la formulación literal, y los traslada al orden del corazón, de la  intimidad. De la profunda sinceridad consigo mismo y con Dios

A esto obedecen las alusiones concretas a los mandamientos 5to y 6to.. “No matarás” era un precepto muy importante en las culturas antiguas en que la supervivencia creaba  necesidades de defensa y agresión que llegaban al extremo de quitar la vida y en que la necesidad de expiación y reparación a los dioses impulsaba a ofrecer sacrificios humanos junto con los de otros seres vivos de la naturaleza. En el Decálogo este mandamiento aparece muy lacónicamente “No mates” y por eso su amplitud es mayor que lo que la  letra contiene. Se trata de un respeto a la vida , tanto a la propia como a la ajena.  Para Jesús ese precepto contiene mucho más aun. Está encaminado a regular la convivencia y las relaciones humanas en todos sus niveles: en la palabra, en la actitud de comprensión, el respeto a la diversidad de criterios aun en el orden religioso, de intención de colaborar con el respeto a la dignidad y felicidad de los demás.

El sexto, que es el único referido a la sexualidad ya que el 9 habla directamente del derecho de propiedad y no de la relación carnal, el adulterio , como todos los demás,es expresión concreta del primero que tiene que ver con la idolatría. Pero en la visión de Jesús se añade lo que  llama “deseo” que es lo que nace desde adentro. Sin embargo, la referencia no es para el simple deseo sino para “el que mira con malos ojos” a una mujer. Lo cual incluye sobre todo, el mirarla conceptualmente como objeto. Ya que en el régimen patriarcal la mujer ocupaba un lugar de subordinación y de simple objeto que servía al varón para prolongarse en la sucesión, y cuidarlo como proveedor y señor.

El tercer precepto aludido, es el de la condena del juramento en falso. A Jesús no le satisface. El hecho de jurar significa en sí mismo, un descrédito de la palabra dada y esto, en el fondo, es consecuencia de la malicia del corazón. Así el  juramento no sólo no remedia sino que resulta ofensivo para el que jura, el que recibe el juramento y quien es invocado para afirmarlo.

Se defiende, finalmente, la simplicidad de la verdad, para lo que bastan el Si o el NO.

Jesús afirmará  en otro pasaje que no es lo que entra por la boca lo que mancha al hombre sino lo que brota de su corazón. A eso se debe esta especie de internalización que coloca a  todos los preceptos en el camino que se orienta a la perspectiva final de que la vida entera esté animada por y hacia el amor.

Se cumple también de este modo lo que Jesús advierte a principios del capítulo, acerca de que no ha venido para quebrantar la ley y los profetas (la Torá) sino a cumplir y perfeccionar hasta sus mínimos detalles, penetrando la profundidad de su espíritu.

Importante aviso para quienes como los maestros de la ley y los fariseos, ponen su seguridad de agradar a Dios en el cumplimiento externo tanto de las reglas de conducta comodel ritualismo cultual.

Domingo 6 de Febrero de 2011 – 9 durante el año litúrgico (ciclo “A”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.5,13-16)

Jesús dice de sus discípulos que son sal de la tierra y si la sal pierde su virtud nadie la puede salar y no sirve más que para ser tirada a la calle y pisoteada por  la gente. Asimismo dice que son la luz del mundo y que esa luz no debe permanecer escondida sino que debe brillar para todos que viendo el bien que ellos practican, puedan glorificar a Dios.

Síntesis de la homilía

Hablando de la sal de la tierra Jesús no se refiere específicamente a la sal que usamos para saborizar los alimentos. Tiene en cuenta la función que la sal cumplía como elemento de conciliación y amistad entre las familias y los pueblos y, asimismo, constituía el alimento de los rebaños que volviendo de la pastura eran recogidos de la intemperie y las fieras, y comían la sal dispersa a las orillas de los lagos. (tiberíades y mar muerto)

Esta es la sal que Jesús afirma que son sus verdaderos discípulos. Un lazo de unión entre los individuos y los pueblos, trabajadores por la paz que se funda en la justicia y en el respeto a los derechos de todos. Alimento fortaleciente para quienes necesitan el refugio de la comunidad para remediar sus limitaciones frente a la acechanzas de los sistemas salvajes basado en el poder y la opresión de los débiles. Este pasaje, continúa en Mateo el de enunciación de la bienaventuranzas y es como una síntesis del resultado que debe tener, vivir las bienaventuranzas por parte de los discípulos.

También habla Jesús de la luz del mundo que él quiere encendida en sus discípulos para que no haya excluidos ni desamparados. Y no es que Jesús fuera un ilusionado o soñador de imposibles sino que, conociendo y viviendo las lamentables consecuencias del poder y la religión como yugos esclavizantes y discriminantes, quería dejar un núcleo que siguiendo sus pasos, colaborara constantemente a la desaparición o al menos la atenuación de esos elementos contrarios a la voluntad del Padre de todos.

¡Cuántas veces el mundo ha vuelto sus ojos a la Iglesia buscando el sentido de la sal y la luz! Y en muchas oportunidades ha encontrado el sentido de la sal y de la luz en personas incluidas o no en la institución pero con la vida dedicada y jugada por la justicia y la verdad. Pero también, humildemente hay que confesarlo ¡cuántas veces la humanidad se ha sentido defraudada en esas esperanzas por la cerrazón de la iglesia oficial para dialogar con el mundo, o por  la estrechez de sus criterios determinantes de las conductas cambiantes a través de los tiempos, conocimientos y conductas humanas!

La presunción de que sin la Iglesia el mundo pierde su sabor o de que sin esta luz la sociedad marcha en tinieblas, nada tiene que ver con la afirmación de Jesús sobre sus discípulos, ya que la historia presenta argumentos multitudinarios sobre conductas eclesiásticas que no son de discípulos de Jesús. Porque aunque nos duela la iglesia institucionalizada como cualquier asociación humana para subsistir ha oscurecido la fuerza de la realidad de los discípulos verdaderamente preocupados por actuar como sal y como luz.

Domingo 20 de Febrero de 2011 – 7mo durante el año litúrgico (ciclo”A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt. 5,38-48)

Se dijo “ojo por ojo y diente por diente” pero yo les digo. No resistan. Presenten la mejilla izquierda al que les abofetea la derecha y al que pleitea por la ropa dénle el manto y si alguien te obliga a  llevar su carga llévala el doble más lejos. Dale al que te pide y presta al que te suplica.

Se dijo “ama a tu prójimo y guarda rencor a tu enemigo”. Yo les digo amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores. Así serán hijos del Padre que hace brillar su sol sobre los buenos y malos y caer la lluvia sobre justos y pecadores.

Porque si aman a los que los aman ¿qué merito tienen? Lo hacen los pecadores también. Si saludan a sus amigos ¿qué tiene de novedoso? Lo hacen también los que no creen en Dios. Sean por tanto perfectos como su padre del cielo.

Síntesis de la homilía

Lo menos que puede decirse de estas enseñanzas de Jesús es que prácticamente no son sólo impracticables, sino dañosas para la convivencia social. Habría un sector de la sociedad, el de los cristianos, que serían siempre pasto de las fieras y víctimas de los poderosos. En realidad muchas veces ha sucedido así y, al menos en el reclamo de los opresores, sigue sonando la máxima de que los cristianos deben  perdonar, amar y resignarse a ser víctimas. Hasta el episcopado fomentando el olvido y  el indulto, hizo alusión a estas palabras de Jesús, oponiéndose también a los juicios y castigo  de los genocidas.

Algo hay de raro en esta propuesta, si no actualizamos su sentido poniéndola en su lugar en el

tiempo y circunstancias concretas en que se escribe.

Malvados, impíos, eran considerados los incrédulos, lo que no habían aceptado a Jesús. En muchas citas bíblicas se los considera como condenados. La táctica no podía consistir en oponerse sino en tratar de vencer con bondad su incredulidad para atraerlos a la comunidad de salvación. Por eso, la recomendación  que suena como desencajada y fomento de la hipocresía, de rezar por lo enemigos porque su conversión al cristianismo estaba por encima de su enemistad y sus ofensas y persecuciones.

No vamos a borrar estas máximas de conducta que  tienen su aplicación deseable en las comunidades de Mateo, rodeadas de enemigos, y que vivían la euforia del cristianismo primitivo  con una espera inminente de la segunda  y victoriosa venida de Jesús.

También tienen importancia ahora porque todas tienden a disminuir esa violencia tan diversificada que se ha difundido en nuestra sociedad actual. Para remediarla dentro de un sistema que la fomenta, la propaga y testimonia sus logros como dignos de alabanza y prestigio, son ineficaces los consejos de Jesús y los  de las autoridades eclesiásticas que no dejan de quejarse del abandono por parte del mundo, de la realidad de Dios y de la mediación eclesiástica. Sólo se dispone, sin un cambio fundamental de este sistema en que ocupen el principal lugar y constituyan la preocupación general, la salud, el trabajo para todos, la igualización  de derechos y de modo especial la educación, no tenemos más remedio que reducir la aplicación de todas esas normas de convivencia a los pequeños espacios en que inmediatamente se puedan lograr frutos de paz y felicidad. La experiencia fue vivida intensamente por las primeras comunidades, pero no duraron para siempre. También se han vivido y se viven experiencia de comunidades cerradas más pequeñas con normas de vida aun más exigentes que las indicadas por Jesús. Duran un tiempo. Después, el sistema las asimila o las traga. Sólo el compromiso social vivido de acuerdo a las posibilidades, que de cuando en cuando se abren como un horizonte promisorio, puede lograr una práctica eficaz de esas enseñanzas de Jesús.

Es provechoso también  advertir que todo ese andamiaje armado frente a los enemigos para darles la facilidad de la otra mejilla, y completar su pedido de ropa con la donación del manto y acompañar el doble del camino llevando la carga de quien lo necesita, o darle a todo el que pide y prestar a todo el que solicita, no debe convertirse así nomás en norma de conducta. Es preciso atender siempre, con sentido crítico, los efectos que esas conductas provocan o pueden provocar a nuestro alrededor

Y no hay que darle cuerda a la culposidad que puede brotar de la conciencia de no estar cumpliendo a la letra lo que leemos en la Escritura.