Domingo 30 de Enero de 2011. 4º durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.5, 1-12)

Al ver a la gente a su alrededor Jesús sube a la montaña y enseña: Felices los que tienen espíritu de pobres porque tienen a Dios por rey,

Los que sufren porque van a recibir consuelo. Los humildes y oprimidos porque van a poseer  la tierra. Los que tienen hambre y sed de justicia porque van a ser satisfechos. Los que ayudan porque van a ser ayudados. Los de corazón limpio porque van a ver a Dios. Los que trabajan por la paz porque Dios los va a llamar sus hijos. Los que viven perseguidos por su fidelidad porque tienen a Dios por rey.

Dichosos ustedes cuando los persigan, calumnien o insulten de cualquier modo por mi causa. Pónganse alegres porque les espera una gran recompensa. Lo mismo persiguieron a los profetas que los han precedido.

Síntesis de la homilía

Quizás porque su contrasentido con la realidad es tan fuerte, este discurso de Jesús, que se supone inaugural del reinado de Dios, ha sido interpretado de tan diversos modos. Fundamentalmente, creo, caben tres interpretaciones : Una, afirmando que se trata de la presentación de la utopía cristiana. Una meta a la que ha de llegar la humanidad con la expansión de los valores del reino de Dios predicado por Jesús. La segunda, sosteniendo que se trata de un programa que es necesario cumplir para que el reinado de Dios sea una realidad.

La tercera, que se trata de un discurso de resignación y consuelo para todos los desheredados de esta tierra, fundado en la afirmación de que habrá otra realidad superadora en un futuro lejano.

Entiendo que es más conforme a la razón y al sentido común la primera interpretación. Jesús mira al futuro como presente porque tiene el  profundo convencimiento de que los valores que proclama, de igualización, de justicia, de paz, de felicidad, van a establecerse finalmente en la sociedad humana, sacudida constantemente por ultrajes a esos valores que no pueden responder a la voluntad de Dios. Si éste es el sentido de su optimismo, convertido en esperanza para sus oyentes y tanta gente que ha conocido su mensaje, la utopía que presenta sería un modo de no cesar en la lucha por una realidad mejor a pesar de todas las dificultades y contradicciones.

En este punto la primera interpretación se acerca a la segunda en que Jesús, consciente del sufrimiento y postración de la mayoría de su auditorio, mirando a sus discípulos les señala un programa de vida,  un estilo de relaciones humanas conforme a la voluntad de Dios.  Desde una generosidad que signifique muchas veces desprendimiento (con espíritu de pobres) tienen que jugarse por remediar las situaciones de pobreza y sufrimiento desde un corazón, es decir un sentido de vida, comprometido con la justicia y la paz. La advertencia de la dificultad que implica el cumplimiento de este programa aparece en la predicción de dificultades de todo orden que deberán vencer, la persecución, el insulto, la calumnia, la exclusión.

Así indirectamente Jesús, con su propia experiencia, presenta objetivamente a los convocados para seguirle, la necesidad de disponerse valientemente a afrontar esas dificultades.Nos llama la atención ese final, que en el fondo es una especie de criterio para juzgar a la comunidad de sus seguidores. Porque se trata de una vocación que no puede ejercerse desde el poder sino desde el servicio.

Domingo 23 de Enero de 2011. 3ro del año litúrgico ( ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.4,12-23)

Enterado de que Juan había caído preso Jesús se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún a orillas del Lago. Así se cumplió lo dicho por Isaías · “país de Zabulón y Neftalí, Galilea de los paganos, el pueblo que habitaba en las tinieblas vio una gran luz en medio de las sombras de muerte.

Desde entonces Jesús empezó a proclamar la conversión para la llegada del reinado de Dios. Paseando junto al Lago vio a dos hermanos Simón, al que llaman Pedro y Andrés, que estaban limpiando las redes. Les dijo que se fueran con él porque los haría pescadores de hombres. Ellos dejaron las redes y lo siguieron. Más adelante vio a otros dos hermanos Santiago y Juan que estaban con su padre Zebedeo repasando las redes. Los llamó y ellos inmediatamente dejando las redes y su padre, lo siguieron Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas proclamando la buena noticia y sanando dolencias y enfermedades de la gente. Se hablaba de él en toda Siria y le traían enfermos de toda clase y él los curaba.

Síntesis de la homilía

La captura de Juan pone en alerta a Jesús. Aprovecha para retirarse a Galilea y establecerse en Cafarnaún, lo más próximo a las regiones paganas. Allí es donde comienza su predicación, en contra de todo lo que los judíos podían esperar del enviado de Dios. Mateo recurre nuevamente a Isaías en su afán de hacer coincidir los pasos de Jesús con las descripciones del gran profeta, para convencer a los judíos, que integraban sus comunidades en un 50 por ciento aproximado. Isaías considera la región de Zabulón y Neptalí como absolutamente extranjeras.

Es curiosa esta opción de Jesús. Si Mateo hace esta descripción para mostrar la universalidad del  mensaje cristiano y evitar los conflictos en su comunidad, resulta seguramente una buena táctica. Pero podemos ir más adelante. Los más religiosos son los que no aceptan a Jesús fácilmente. Tienen su propios esquemas acerca de Dios, su voluntad y su servicio.

Son, por lo general, los alejados de contactos religiosos los que aceptan con mayor facilidad las características de la palabra y la acción de Jesús de Nazaret. Porque se trata de actitudes profundamente humanas en las cuales es posible coincidir con mucho mayor simplicidad. Fue muy significativo que el gran esfuerzo de la Iglesia conducida por Juan XXIII al proponerse la renovación escuchando y dando importancia al mundo en un diálogo respetuoso y valiente, fuera recibido con mucha esperanza por gente sin principios religiosos y sobre todo alejada absolutamente de la propuesta cristiana. En cambio, esa proyección humana de Jesús hirió y ofendió a los religiosos convencidos de que Dios estaba solamente con ellos. Y sigue siendo la constante actitud de los que aferrados a las tradiciones caen en una especia de fanatismo que les hace rechazar absolutamente todo cambio y adaptación.

Allí, entre la gente desplazada por la religión, los galileos, y desplazada también por el imperio, los pobres pescadores, Jesús elige a los primeros discípulos a quienes invita a seguirlo. Dos parejas de hermanos, como manteniendo entre ellos las relaciones familiares que complementan eficazmente las fuerzas para afrontar las dificultades.

Mateo habla de la aceptación inmediata. Desde luego que no para señalar que en su trabajo de pescadores para sostenerse y sostener a sus familias no estaban cumpliendo con la voluntad de Dios, sino para proponerles otro trabajo en la misma línea, pescadores de hombres. Y aquí no se trata de tirar las redes o el anzuelo sino de ofrecer la felicidad plenificante de la buena  noticia del reino nuevo instaurado por Dios en Jesús de Nazaret. Porque la buena nueva, no es una imposición sino una oferta. No es un acto de soberbia sino de amor. Y quienes evangelizando no lo han entendido o no lo entienden así están muy lejos de la postura de Jesús de Nazaret.

Domingo 16 de Enero de 2011. 2do durante el año litúrgico (ciclo “A”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Ju. 1,29-34)

Al ver aproximarse a Jesús, Juan  lo identifica con el cordero de Dios, que viene a acabar con el pecado y la maldad. Su certeza proviene del acontecimiento ocurrido después del bautismo con esa misteriosa voz que lo caracterizó como el Mesías, el hijo de Dios. El que me mandó a bautizar con agua me dijo que aquel sobre quien el espíritu  baja y se queda es el que viene a bautizar con el Espíritu Santo. Yo, dice Juan, en persona lo he constatado.

Síntesis de la homilía

El “cordero de Dios” a que alude Juan es el “siervo de Yahvé” de Isaías, con la misión de cargar con el pecado del mundo.

Es realmente costoso cargar con las debilidades y traiciones de todos, que es lo que se dice de Jesús. Pero, cada uno de nosotros al ingresar a este mundo, sin quererlo ni saberlo, carga de algún modo, con el pecado del mundo. Es lo que dio fundamentos para hablar de un pecado original del que no es culpable la primera pareja mítica, sino toda la humanidad en su camino de infidelidades y desaciertos que no quedan perdidos en el espacio sino influyen de distintos modos en cada persona, cada sociedad, cada cultura, cada época.

Jesús carga realmente con todas estas circunstancias, simplemente porque nace como todos, e ingresa a la humanidad recibiendo todo el peso de su historia.

De esa historia se hace cargo, haciéndose uno de nosotros y luchando con todas sus fuerzas para trazar un camino distinto, indicado no sólo ni principalmente por sus palabras sino por los hechos  que, relatados libremente por los escritos posteriores, contienen la maravilla de un mensaje de seguimiento, al margen de  la grandiosidad milagrosa que muchas veces los reviste.

El éxito de Jesús en el cumplimiento de esa misión, visualizada por las esperanzas proféticas para sostener la esperanza luchadora del pueblo, no resultó suficiente. Casi diríamos que fue demasiado medido. Plagado de dificultades, malas interpretaciones, persecución y condena a muerte. Y con un resultado final de un pequeño grupo de seguidores que, a pesar de crecer desmesuradamente durante 2000 años, contiene hoy adentro tantos gérmenes de corrupción y pecado que lo hacen casi irreconocible como comunidad de Jesús.

Cuando nos preguntamos de qué sirven nuestros esfuerzos tras el logro de una sociedad mejor, más justa , más distributiva, más reconocedora de la dignidad de cada persona, sin discriminaciones, sin guerras cruentas o disimuladas por el modo de matar, necesitamos mirar a Jesús de Nazaret, su compromiso y su vida. Si alguien hubiera pensado, como en realidad sucedió, en un triunfo definitivo contra el mal y la opresión, seguramente hubiera quedado decepcionado (al estilo Judas) por el final de todo. Ya es suficiente la experiencia histórica para medir los resultados del esfuerzo por un mundo mejor. Pero, precisamente para los seguidores de Jesús, el sentido de la lucha no es cosechar inmediatamente los frutos que nos halaguen, sino permanecer en la trinchera como la única colaboración valiosa para la construcción del reino.

La fe en Dios contagiada por Jesús, que no exige creencias de muchas cosas como se piensa con frecuencia, está centrada específicamente en la descripción de Dios como Padre que nos permite afirmar el optimismo de una dirección de la marcha de la creación, hacia la plenitud querida por el Amor.

Domingo 9 de Enero de 2011 – Festividad del bautismo de Jesús. Por Guillermo “Quito” Mariani

TEMA (Mt.3,13-17)

Desde  Galilea Jesús llega hasta el Jordán y se presenta  a Juan para ser bautizado. Juan objeta que era Jesús quien debía bautizarlo a él. Jesús lo convence de que hay que cumplir lo que Dios quiere.- Cuando Jesús salió del agua vio que el espiritu de Dios se asentaba sobre él como si fuera una paloma y escuchó una voz “Este es mi hijo amado a quien amo con predilección.”

Síntesis de la homilía

Jesús enterado en Galilea de lo que está pasando con Juan se pone en marcha, seguramente con otros, hacia el Jordán. Y hace cola para ingresar al agua, realizando el signo de purificación que Juan está pidiendo. Juan que lo conoce y valora, niega que él deba purificarse de ningún pecado, pero Jesús insiste en que su condición humana lo inclina a realizar también el signo de purificación y conversión.  Afirma que de ese modo, se está cumpliendo lo que Dios quiere. Y no es que Dios le haya hablado sino que su sensibilidad para sentir con el pueblo, le asegura que así, siguiéndolo en sus necesidades e inquietudes, cumple con lo que quiere el  Padre ya que se considera igual que los que lo rodean, hijo suyo.

Juan entiende esta conducta de Jesús y lo acepta en su baño de purificación. Y esa conducta de Jesús produce en su interior un  estremecimiento conscientizador de la misión que debe cumplir. Escucha la voz que le dice que es el hijo, el predilecto, el elegido para instaurar su reinado. Ese reinado anunciado por Juan. Y la afirmación de Mateo es que experimenta como visión esa seguridad de que el espíritu de Dios lo ha penetrado.

Se incia así otra etapa de la vida de Jesús. Desde el anonimato de Nazaret y Galilea va a pasar a la vida pública y esta realidad lo apabulla y le hace sentir su impotencia, no para desertar de su misión, sino para apoyarse fuertemente en Aquel que se la confía.

Jesús, plenamente humano igual a nosotros, pero con una voluntad permanente y fuerte de conformarse a lo que descubre como voluntad de Dios, tiene conciencia de su debilidad. Y por eso marchará al desierto para enfrentarse anticipadamente a ls grandes dificultades y obstáculos que se le presentarán en el camino, al mismo tiempo que buscar la fortaleza para afrontarlos.

Cuando afirmamos la divinidad de Jesús, pareciera que también incluimos en su mente la conciencia de esa realidad, que significaría que  todo era conocido previamente por él. Esa es nuestra interpretación, a la letra, de hechos milagrosos, como la escucha de la voz de Dios. Lo cual quitaría valor a la fuerza que ponía para diagnosticar la voluntad de Dios en las personas y hechos que lo rodeaban. Esa decisión fuerte que lo llevó a una actitud tan firme en la defensa de los valores auténticamente humanos que culminó con la persecución y la muerte.

Y ésta es la conducta de Jesús hombre, que marca caminos para nuestra conducta en orden a construir con él el reino de los cielos. La ceguera de los fariseos, de la que tantas veces se quejó, no era posiblemente un acto consciente de no querer aceptar la verdad, sino una imposibilidad cultivada comunitariamente de descifrar los signos de la presencia divina.

Ayudándonos, con mentalidad abierta, a juzgar los hechos de nuestro tiempo, desde los íntimos hasta los sociales, estamos ayudándonos (aun en medio de limitaciones y errores, como el mismo Jesús los tuvo) a descubrir la voluntad de Dios. Y no por la espera milagrosa que nos señale en cada caso por dónde debemos caminar, que puede traernos una gran seguridad personal, menospreciante de todas las demás, y por añadidura, ilusoria.

1 de Enero de 2011 – Festividad de Santa María Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc.2,16-21)

Los pastores fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlos les contaron lo que les habían dicho del niño. Y todos se admiraban de lo que ellos contaban. María guardaba todas estas cosas en el corazón, meditándolas. Los pastores se volvieron glorificando a Dios por lo que habían visto y oído.

Síntesis de la homilía

Se hace indispensable, celebrando esta fiesta,  instaurada por la devoción mariana

muy intensa y muy polaca de Juan Pablo II, aclarar lo que significamos cuando evocamos ese título concedido a María por el Concilio de Efeso en el año 431, en contra de las vacilaciones e incipientes herejías que negaban la divinidad de Jesús.

Madre de Dios, quería afirmar que su hijo hizo presente a Dios entre nosotros. La aseveración completa para no dar lugar a equivocaciones evasivas, es que María es madre de Jesús en quien creemos que se nos revela Dios. Por eso es un niño hombre  que nace como cualquier hombre, en quien, con el tiempo, los que lo conocieron y recogieron su historia, se dieron cuenta de que había una manifestación especial de Dios. Entre todos los hijos de Dios, era el hijo de Dios.

Durante mucho tiempo y con mucha fuerza nos hemos contentado con buscarle títulos a María, como si necesitáramos tenerla contenta con nuestras alabanzas, o quisiéramos volcarla a favor nuestro frente a Dios. No nos hemos casi fijado en que se trata de una mujer fuerte que con todas sus limitaciones humanas se encargó junto a José su esposo de educar a Jesús. En que su título más importante, que no necesita ser  atribuido por nadie, porque sencillamente lo  aceptó y lo vivió, es ser madre de Jesús, absolutamente fiel a lo que entendió que era su misión junto a él. El cariño y aprecio hacia ella no es el que pueda  asegurarnos sus favores, sino el que reconoce todo su esfuerzo humano para que Jesús, su hijo, fuera también fiel a lo que Dios le había confiado en favor de su pueblo oprimido y sufriente por la traición o el descuido de quienes había asumido la responsabilidad de alimentarlo y defenderlo. Así, sin que ella pudiera vislumbrarlo, su hijo se convirtió en vanguardia liberadora para toda la humanidad.

Y ella, en el paso necesario para que, siendo plenamente hombre fuera también la más completa revelación de Dios de que disponemos.

Por eso su figura está ligada absolutamente a esa paz que es deseo inalcanzado para toda la humanidad. La que desea cada uno en su interior y la que anhelamos se logre en las relaciones humanas en todo el mundo. Ella y Jesús podían haberse decepcionado al medir la eficacia de todo lo que hicieron con perseverancia y fortaleza. Lo mismo que seguramente nos sucede a nosotros que, siguiendo sus  huellas, tratamos de descubrir cada día lo que está en  nuestras manos realizar para multiplicar los felices, para seguir sosteniendo siempre que es posible una realidad mejor gestada en base al compromiso de todos.

4° Domingo de Adviento NO TEMER SITUACIÓN Y DESAFÍO: Hay dudas e incertidumbres pero hay signos. Por Victor Saulo Acha

4° Domingo de Adviento NO TEMER SITUACIÓN Y DESAFÍO: Hay dudas e incertidumbres pero hay signos.

1°  Lectura Isaías 7,10-14: No temer. Lo imposible es posible

Yahvé  habla a Ajaz, por medio de Isaías: “El Señor dará a su pueblo esa señal: la joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir Dios-con-nosotros”

2°  Lectura Romanos 1,1-17 es el Hijo de Dios, si es hombre. El llama a la salvación

Pablo declara que de Cristo Jesús, nuestro Señor hemos recibido gracia y misión, para que en todos los pueblos no – judíos sea recibida la fe para gloria de su nombre. Y anuncia esta gran noticia “la gracia y la paz”, para los pueblos de la tierra que no conocían a Yahvé y ahora han encontrado a Cristo el Señor…

El Evangelio es para todos ya sean griegos o extranjeros, cultos o sin estudios. Es una fuerza de Dios y salvación para todos los que creen, que además nos reforma por medio de la fe y para la vida de fe, porque el que es justo por la fe vivirá.

Evangelio Mateo 1, 18-24: ¡No temer! Dios con nosotros

Si el Espíritu Santo sorprende a María con el anuncio de maternidad igualmente sorprende a su esposo José y lo hace padre al decirle “Tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados”.Así se cumplirá la Escritura “la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa  Dios-con-nosotros”.

REFLEXIONES

Decíamos el domingo pasado que hay que saber ver y oír, porque que Dios es luz y es Palabra. El invita y muestra camino y no desde afuera de nuestras realidades, de nuestra historia o de nuestra vida. Nunca desde afuera porque El es Dios con nosotros.

Cada persona y las comunidades creyentes debemos ser lugar de interpretación de la historia y de la presencia de Dios en ella. Se trata del encuentro de nuestra realidad contingente, limitada, con luces y sombras, con Dios que es la plenitud de todo y que justamente ha querido tomar nuestra carne para hacernos participar de esa plenitud.

El siempre nos sorprenderá  porque nos elige para hacer con nosotros “grandes cosas”. Es lo que anuncia por los profetas y lo que comienza a realizar con María y con José asociado a ella. En ello se manifiesta el Dios que sorprende anunciando lo que parece imposible para nuestras fuerzas humanas.

La sucesión de estas experiencias de encuentro, de diálogos de Dios con hombres y mujeres del pueblo elegido, han quedado escritas en la Biblia para iluminar a los creyentes de todos los tiempos.

Claro, hay que tener oídos atentos y ojos abiertos, para ver y oir.

Supo hacerlo María con su “si” incondicional  a Dios que la invitaba a colaborar en la obra de salvación; supo hacerlo José reconociendo que Dios obra mas allá de nuestros límites humanos.

Solo cuando se está dispuesto a escuchar el hablar de Dios a través de nuestras realidades cotidianas, se puede interpretar lo que sucede en la vida con ojos de creyente y encontrar caminos nuevos cuando todo parece cerrado o terminado.

De este modo la fe se hace iluminadora de la vida, se hace operativa y eficaz, porque nos brinda las luces que necesitamos para que las encrucijadas del camino no nos acobarden, no nos derroten, no nos opriman. La fe es entonces movilizadota de la vida, nos abre horizontes y nos permite tomar decisiones operativas. La misteriosa gestación de María es signo de esperanza… José… recibió a María en su casa…

Cuantas situaciones de hoy nos hacen temer: la inseguridad social, la incertidumbre en tiempos de crisis, la desocupación, la crisis de las instituciones, la violencia instalada en todas partes, la estafa de los poderosos, el derrumbe generalizado…

Está Dios con nosotros. No tengamos miedo, con El podemos leer la historia y buscar en medio de las sombras dónde están los destellos de luz que nos permitan ver para abrir caminos nuevos.

En un oscuro pueblito de Israel, un hombre y una mujer sencillos y desconocidos, pero de profunda fe, pudieron abrirse camino en medio de sus temores y dudas.

Lo hicieron porque conociendo la Escritura, interpretaron lo que les sucedía a la luz de la Palabra de Dios y siguieron caminando e hicieron de su hogar el hogar de Jesús que vino para ser el liberador de su pueblo.

Nosotros,  hombre y mujeres de fe, tenemos el testimonio de la Escritura que también nos permite leer hoy los acontecimientos del presente con la luz permanente de la Palabra de Dios con nosotros. Nos dice San Pablo que la Buena Noticia es salvación para todo el que cree.

Esta Buena Noticia  ya manifestada en Belén, sigue hablando hoy para ser fuerza divina que nos salve de tantas oscuridades, contradicciones, fracasos y muertes. Buena Noticia hoy, para hablar a esta realidad a veces confusa y turbulenta en la que nos movemos y ayudamos a encontrar en medio de ella  caminos nuevos, caminos posibles, caminos de salvación.

No se repite a historia, pero si se repite en la historia aquel encuentro de Dios con los creyentes que abre las realidades conflictivas del  mundo, para que en ellas emerja la luz que permite encontrar caminos de salvación.

No hay nada imposible para Dios. El sin embargo, por un incomprensible designio de su amor ha querido que cuando nosotros lo elegimos, así como Él nos eligió primero, entonces comienzan a suceder cosas nuevas y podemos decir todo es posible para el hombre.

Es nuestra responsabilidad de creyentes  actualizar en nuestra vida y en nuestras realidades, en nuestro hogar y en nuestras ocupaciones, aquella Buena Noticia que puede mostrarnos nuevos horizontes y permitirnos imaginar caminos nuevos. No tengamos miedo El es Dios – con nosotros

Rezamos con el Salmo 24

Del Señor es la tierra y lo que contiene,

el mundo y todos sus habitantes:

y esa tierra y este mundo son nuestro hogar.

¿Quién subirá a la montaña del Señor?

¿quién estará de pie para escucharlo?

el de manos limpias y de puro corazón,

el que no pone su fuerza en cosas vanas ni obra con engaños:

Ese tendrá la bendición del Señor:

La fortaleza y la luz de ¡Dios Salvador!

3° Domingo de Adviento VER Y OIR SITUACIÓN Y DESAFÍO: Hay poderosos y profetas. Por Victor Saulo Acha

3° Domingo de Adviento VER Y OIR SITUACIÓN Y DESAFÍO: Hay poderosos y profetas.

LAS LECTURAS:

1°  Lectura Isaías 35, 1-6. 10: Signos: ver, oír… alegrarse… Dios mismo salva.

Que se alegren el desierto y la tierra seca, que con flores se alegre la pradera; que se robustezcan las manos débiles y las rodillas que se doblan; que los ojos de los ciegos se despeguen, y los oídos de los sordos se abran, porque Yahvé obra en su pueblo. “Calma, no tengan miedo, porque ya viene su Dios… ha salvarlos”

A los liberados por Yahvé  la alegría y la felicidad los acompañarán y ya no tendrán más penas ni tristezas.

2°  Lectura Santiago 5,7-10: Sean pacientes… y tengan ánimo.

Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren como el sembrador cosecha los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las tardías. Sean también ustedes pacientes y no se desanimen, porque la venida del Señor está cerca.

Consideremos lo que han sufrido los profetas que hablaron en nombre del Señor y tomémoslos como modelo de paciencia.

Evangelio Mateo 11, 2-11: Signos del Reino: la vista, el oído, los pies, la salud y la buena noticia a los pobres…

¡Vayan y cuéntenle a Juan lo que ustedes están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y una Buena Nueva llega a los pobres. ¡Y dichoso aquel para quien no sea motivo de escándalos! Jesús afirma que Juan es mas que un profeta. Es el mensajero que precede al Mesías abriéndole el camino. “De entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno mas grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los cielos es más que él”.

REFLEXIONES

La liturgia expresa la “pedagogía” de Dios, que nos va invitando a descubrir en su palabra signos, gestos, mensajes, que hablan a nuestras realidades para iluminarlas y orientarlas al destino de salvación que están llamadas. ¡Sí! todas las realidades humanas, personales, sociales, comunitarias, tienen un destino de salvación que se va concretando en el transcurso de la historia.

Esta pedagogía de Dios que se manifiesta en la Escritura y también en la liturgia del Adviento, nos invitaba en las semanas anteriores a  prepararnos

porque el Señor viene y a convertirnos para acceder a su Reino. Sin temores porque no hay nada imposible para Dios.

Estos mensajes salen al encuentro de tantas situaciones humanas de conflictos, de fracasos, de incoherencia. No son mensajes extraños a las realidades cotidianas y están vinculados a las grandes expectativas de las personas y los pueblos: cambiar la guerra en trabajo, encontrar la armonía del hombre con la creación, alcanzar la justicia para encontrar la paz.

¿Por qué entonces tantos odios y violencias, tantas injusticias bochornosas, tantos atropellos a la dignidad humana, tantos estragos en la humanidad a causa del poder y del dinero?

Los poderes del mundo han formado una trama de maldades y calamidades que expanden su fuerza destructoras, que crean el caos y la desolación y esto se repite a lo largo de los tiempos porque el pecado está instalado en los corazones y en las estructuras del mundo.

Pero… no tengan miedo, ya viene su Dios… él mismo viene a salvarlos (Isaías)… sean pacientes y no se desanimen, porque la venida del Señor está cerca (Santiago)

Ante las calamidades del pecado se levanta la voz de los Profetas anunciando que los ciegos verán la luz y a los sordos se les abrirá el oído. La luz y el sonido que nos comunican, nos vinculan, nos permiten percibir las dimensiones, las formas, los matices, la armonía y el color, son signos de la salvación anunciada y prometida.

Dios es palabra y luz, y hay que aprender a ver y oir. Si, los ojos de los ciegos se despegarán y los oídos de los sordos se abrirán… se robustecerán las manos débiles y se afirmarán las rodillas que se doblan.

Ante la pregunta de los enviados de Juan, Jesús declara que éste tiempo de salvación se hace presente con Él, vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído… la abundancia de salud y la Buena Noticia han llegado a los pobres.

Hay que saber ver y oir, porque vivimos tiempos de prueba, en los que hay que renovar la esperanza sin caer en el pesimismo, la angustia o la desesperación. Ver y oir el mensaje del Reino que es justicia, verdad, amor y paz, para decir ¡basta! a tanta muerte y destrucción, a tanta injusticia y mentira.

No hay tiempo para la indiferencia, el desgano o el pesimismo. No se desanimen… (Santiago). Animo, fuerza interior, manos y corazones unidos para caminar mirando al horizonte, sin inclinar la frente, ni doblar las rodillas.

El mundo presente también necesita profetas, nosotros, discípulos de Jesús hoy, debemos ser profetas para anunciar la verdad y la justicia como Juan Bautista, para señalar el pecado allí donde se hace visible en el mundo presente, para ser una voz que grita en los nuevos desiertos de la sociedad contemporánea.

Pero la voz profética no se agota en la necesaria denuncia del pecado, también es testigo de lo que Jesús proclamó: el reinado de Dios.

Ese reinado de Dios, se va construyendo en la historia y hoy hay signos que debemos saber leer, valorar y defender para que solo sirvan a la construcción de una humanidad cada vez mas plena y feliz y nunca sean instrumentos de destrucción, corrupción o muerte.

Hoy “vemos” y “oímos” con mayor lucidez y posibilidades que en otros tiempos:

El prodigio de las comunicaciones hoy, es la posibilidad de un mundo con menos exclusiones y marginaciones, porque permiten a todos el acceso a la información para conocer, expresarse, ser protagonistas. Limitar las comunicaciones a unos pocos, manipularlas con ideologías de dominación, monopolizar su producción y difusión son peligros y realidades presentes. Por eso hay que defender este logro de la humanidad para que todos podamos “ver y oir”.

La utilización del laser tanto para la recreación como con fines científicos es otro recurso que permite el gozo legítimo de los sentidos  y hace posible una mejor calidad de vida a través de su uso terapéutico. Este descubrimiento “cura a los enfermos”.

La creciente participación de las personas con capacidades diferentes en todos los ámbitos del trabajo, la cultura, el arte, etc., es nuestro recurso actual para que “los paralíticos caminen, los ciegos vean y los sordos oigan”

Tenemos anhelos de eternidad y de felicidad sin límites y son legítimos, porque así lo ha anunciado Dios… la alegría y la felicidad los acompañarán y ya no t|ndrán más pena ni tristeza. Este anhelo para el creyente es misión y tarea, es permanente desafío y búsqueda.

El Reinado de Dios se construye en la historia, se lo debe buscar constantemente, debe crecer desde la semilla hasta el árbol frondoso, nace al interior de cada corazón, pero se expande en la comunidad.

En el reinado de Dios nosotros somos sus artesanos; El no se vuelve atrás, nosotros no podemos claudicar; El está en el origen del reino, nos aguarda al final y nos acompaña siempre, no podemos detener la marcha ni abandonar el camino. Sepamos ver y oir: la Palabra de Dios es luz.

Rezamos con el Salmo 146

El Señor proclama la justicia:

nosotros liberamos a los oprimidos y damos pan a los hambrientos;

El Señor invita a la libertad:

Nosotros auxiliamos a los presos y excluidos;

El Señor dice “levántense, no tengan miedo”:

Nosotros recibimos al extranjero y reanimamos al débil;

El Señor rechaza el camino de los malvados:

Nosotros apuramos la justicia.

El reinado del Señor es para siempre.

2° Domingo de Adviento: TRANSFORMAR LA VIDA SITUACIÓN Y DESAFÍO: hay leones al asecho y hay corderos indefensos. Por Victor Saulo Acha

2° Domingo de Adviento: TRANSFORMAR LA VIDASITUACIÓN Y DESAFÍO: hay leones al asecho y hay corderosindefensos

LAS LECTURAS
1° Lectura Isaías 11, 1-10: Vendrá un mensajero de la justicia y la armonía

Denso el simbolismo, el texto pone como eje al “retoño”, que es unpersonaje que aparece varias veces en el antiguo Testamento y que tendráel espíritu (el soplo, el viento) del Señor. Presenta dos símbolos cósmicos:el viento y el mar y luego dos símbolos vegetales y animales.Aquel viento (espíritu) de Dios, como surgiendo de los cuatro puntoscardinales, se manifiestan en cuatro fuerzas convergentes:? Espíritu de sabiduría? Espíritu de inteligencia? Espíritu de prudencia? Espíritu de valentía
Esas fuerzas harán posibles que aquel personaje, “el retoño”, tenga elconocimiento y respeto del Señor, porque tendrá el espíritu, conocerá a Yahvé,lo respetará y gobernará según sus preceptos.Será un conductor dotado de justicia y lealtad, defensor de los derechos depobres y débiles, cuya voz derribará al opresor y al malvado.Los simbolismos de la armonía de la creación y del nuevo paraíso completan elcuadro que expresa estos anuncios proféticos.
2° Lectura Romanos 15,4-9: Miremos a Cristo, y conservemos la esperanza
A la luz de Cristo las comunidades del Nuevo Testamento interpretan lasEscrituras que han recibido. Así el anuncio mesiánico se lee desde Cristo, enquien se ha cumplido.Por eso hay que perseverar en la esperanza y encontrar la armonía,
aceptándose y recibiéndose mutuamente, superando toda división y ruptura.Solo asi será posible para el creyente alabar a Dios, ya que ese es el ejemplode Cristo que vino a generar la paz entre los pueblos divididos.Como en Isaías, también aquí está presente el anhelo de la paz y la armonía.Es que el corazón humano aspira a la plenitud que se busca o se frustra en lasobras que la humanidad realiza.
Evangelio Mateo 3, 1-12: Dios hace hijos aun de las piedras. Hay cambiar devida.
Persiste el tema de los tiempos nuevos y las obras nuevas.Por un lado, se interpreta a Isaías aplicándolo a la obra de Juan. El mensajede éste nuevo profeta es de conversión “Renuncien a su mal camino, porqueel Reino de los Cielos está cerca… Preparen un camino al Señor; hagan sussenderos rectos”.Este hombre concentra la atención y reúne seguidores venidos de todo elterritorio. Su palabra es tan dura como austera es su vida. No hay atenuantes,solo la conversión puede salvar del pecado “Raza de víboras, ¿cómo va apensar que escaparán del castigo que se les viene encima? Muestren los frutosde una sincera conversión… todo árbol que no da buen fruto, será cortado yarrojado al fuego”.Es inútil invocar a Dios si la suplicas de los labios no se acompaña de corazón con las obras.

REFLEXIONES
La liturgia de este Adviento, nos ayuda a crecer con la “pedagogía” delEvangelio: Dios “que puede hacer de las piedras hijos de Abraham”, es decirherederos de las promesas, hijos de su pueblo, salvados. Aquella pedagogíade Dios que el domingo anterior nos invitaba a “prepararnos”, hoy nos alienta a“convertirnos”, es decir vivir una vida nueva.Decimos como enunciado una consigna “no hay nada imposible para
Dios, todo es posible para el hombre”.
El hombre sigue siendo capaz de las atrocidades y las guerras desiempre, de las injusticias y los atropellos a la dignidad humana que tantasveces han manchado la historia, de los abusos del poder y del dinero que hanocasionado las peores tragedias de la humanidad.Pero cabe preguntarse ¿Cuándo como este siglo que ha comenzado,hemos visto de cuánto es capaz la humanidad? ¿Cuándo como hoy se hallegado a tales adelantos de la ciencia y de la técnica? ¿Cuándo se pensóque se pudiera llegar a la clonación y a tantos logros científicos similares? Elhombre actual está próximo a creer que lo puede todo con sus solas fuerzas…todo es posible para el hombre.
No obstante, ante tanta inseguridad –para algunos- subsisten lasmiserias de siempre para las grandes mayorías ¿no son estas la muestramas evidente de la limitación humana? ¿no es esta la realidad el espejo quenos muestra nuestros mil rostros, los del poder y los de la limitación, los de laverdad y de la mentira, los del odio y del amor?Pero el Dios Padre que nos ha revelado Jesús, es el Dios de laconfianza, por eso descubramos ¡de cuánto somos capaces!, descubramosaquella faceta que nos muestra capaces de cambio de transformación, deconversión. Es decir que nos hace capaces de “renacer” de nuestras propiascenizas.Para Dios es posible hacer de las piedras hijos, dice el Evangelio,hacer de nuestros corazones de la piedra corazones de amor, hacer denuestras potencialidades instrumentos de la verdad y la justicia, hacer denuestras energías fuerzas capaces de rehacer el mundo y la historia.Pero es fundamental que nosotros mismos reconozcamos estascapacidades que están en cada persona y que serán posibles si unimosnuestras posibilidades y esfuerzos para lograrlo.El profeta ha anunciado al Mesías (1° Lectura) describiéndolo comoaquel que conduce con el espíritu de sabiduría y de inteligencia, de prudenciay de valentía, como aquel que será el principio de un nuevo orden cósmico dearmonía perfecta.Juan, con su duro lenguaje advierte el camino a seguir: “Raza de víboras, ¿Cómo van a pensar que escaparán del castigo que se les vieneencima? Muestren los frutos de una sincera conversión… renuncien a su malcamino porque el Reino de los cielos está cerca”.Y si los poderosos, los estafadores de guante blanco, los corruptos dehoy no se dan por aludidos, habrá que gritarles aquellas palabras proféticas.Hoy el pueblo todo puede ser “profeta” que denuncia a los agentes del poder,de la fuerza indiscriminada y de la corrupción institucional.
Para el que encuentra la salvación, adherir al Reino implica:
? El reconocimiento del propio pecado, del camino torcido;? La firme decisión de una renuncia a tal situación;? La expresión concreta y efectiva de tal decisión mediante el esfuerzopara un cambio de actitudes.Esta conversión es el resultado de una decisión puntual y firme,que es aquella renuncia. Sin embargo no hay conversión puntual, sinoproceso de conversión, camino de conversión. Porque el pecado nos atrapareiteradamente, reiteradamente hay que dar paso del retorno a Dios, de lavuelta a su camino, del regreso al Evangelio, de la apertura al hermano, de lasana armonía con el mundo.Nuestra decisión de renuncia al pecado y adhesión al Reino, es lapermanente ratificación de nuestra vocación bautismal “El los bautizará en el
Espítiru Santo y el fuego”
Lo que en Juan era anuncio, para nosotros es realidad actual. Decada uno depende hacerla también una realidad efectiva y estable. Aquellaconstante conversión implica asumir que hay que “separar el trigo de la paja.Porque el Señor ha venido para guardar el trigo en sus bodegas, mientras quela paja la quemará en el fuego que no se apaga”.Este cambio de vida, que es decisión personal, que es opción de cadacreyente, también debe ser construcción de nuevas experiencias de comuniónfraterna, de adhesión solidaria al Reino del Señor, de esperanza renovada enmedio de las vicisitudes del tiempo.Para esto es oportuno recordar la carta a los Romanos queescuchamos “que, perseverando y teniendo el consuelo de las Escrituras, no
nos falte la esperanza… para vivir en buen acuerdo, según el espíritu de CristoJesús” y para que la experiencia cristiana nos haga fraternos y solidarios, noshaga imagen del Amor “Acójanse unos a otros como Cristo nos acogió para
gloria de Dios”.Las propuestas que surgen de los textos bíblicos y que acabamosde comentar, deben ser interpretados a la luz de los acontecimientos y lasculturas de hoy.Quienes se acercan a Juan y a quienes el llama “raza de víboras”son fariseos y saduceos. Ellos no representan al pueblo, unos se arrogan elconocimiento perfecto de la ley, los otros son una casta aristocrática y ambosestán lejos de las necesidades e intereses del pueblo.Hoy también encontramos estructuras y castas políticas, económicasy religiosas que están lejos de los intereses del pueblo y que como enaquellos tiempos se aprovechan de las mayorías para sus propios intereses ybeneficios.Todos podemos ser hoy esa voz que se levanta como la de Juan elbautizador para reclamar cambios profundos y saneamiento de las institucionesy sus estructuras.Todos con nuestro protagonismo, podemos contribuir a “separar lapaja del trigo”, para rescatar los mejores valores que se encuentran en lahumanidad y desechar todo aquello que es obstáculo para el bienestar, elcrecimiento y la realización de los pueblos.En las mayorías populares, en las instituciones intermedias, en losque piensan, trabajan y construyen tanto en los ámbitos laborales comointelectuales, allí está creciendo cotidianamente el trigo que podrá dar buenosfrutos. Allí debemos ser todos protagonistas, para consolidar cuanto hay devalioso en el presente de la humanidad.

Rezamos con el Salmo 72
Aguardamos Señor tu venida, porque contigo:
? haremos florecer la justicia para todos;? liberaremos al mendigo de su miseria,y asistiremos al pequeño que de nadie tiene apoyo;? seremos solidarios con el débil y el pobre,para construir con ellos caminos de liberación;
Por eso proclamamos confiados:
Que en ti sean benditas todas las razas de la tierra,y llegue la felicidad a todas las naciones

1° Domingo de Adviento: PREPARARSE SITUACIÓN DESAFÍO: hay obras de la noche, pero hay destellos de luz. Por Victor Saulo Acha

1° Domingo de Adviento: PREPARARSE

SITUACIÓN DESAFÍO: hay obras de la noche, pero hay destellos de luz

LAS LECTURAS:

1°  Lectura Isaías 2,1-5: Un pueblo nuevo… que cambiará la guerra en trabajo

Esta visión del “fin de los tiempos” del Profeta, se nos presenta como un anticipo de Pentecostés. Allí todos serán llenos del Espíritu de Dios y la diversidad de las lenguas comprenderán el nuevo lenguaje, contrariamente a la confusión de Babel con su soberbia y con la confusión de las lenguas. El cerro de Yahvé es la casa de Dios, hacia él acuden la multitud de los pueblos en una ascensión que lleva a la comunión de todos en el Señor y de la cima e desciende para llevar el mensaje, pues la ciudad de Dios irradia su palabra.

Es el pueblo nuevo reunido por el señor que será el mensajero y artífice de un nuevo orden mundial, donde reinarán la paz y el trabajo.

2°  Lectura Romanos 13, 11-14: Despertar y dejar las obras de la oscuridad.

Han llegado los tiempos nuevos y por eso hay que estar “despiertos”. La salvación nos viene de Dios en Jesucristo, pero hay que salir al encuentro del que viene, por eso hay que dar signos nuevos, hay que dejar las obras de las tinieblas y generar las obras de la luz.

Evangelio Mateo 24, 37-44: Estar despiertos: prevenidos y preparados

Tanto la referencia a lo sucedido en tiempos de Noé, como el ejemplo de los dos hombres y dos mujeres trabajando, o el del dueño de casa atento, se presentan como imagen de la atención y vigilancia que deben caracterizar al creyente que aguarde la venida del Señor.

Se reitera lo que escuchamos en la carta a los Romanos: estén despiertos. Se afirma por un lado que el Señor vendrá, pero a la vez se alerta que no se puede estar dormidos cuando El llegue, que no podemos vivir desprevenidos o indiferentes.

¿Qué tiene entonces de original, de único, esta “venida del Señor” que requiere tal atención? Parece que no es un acontecimiento más, aquí hay algo nuevo que merece toda la atención. Seguramente se trata de algo que interesa a la esencia de la vida del creyente.

La conclusión es simple y taxativa: estén preparados.

REFLEXIONES

Como en tiempos de Isaías o cuando Pablo escribe a los romanos, también ahora hay obras de la noche y hay destellos de luz. Por eso la invitación del evangelio tiene  plena vigencia: hay queprepararse.

En todo tiempo se han encontrado entremezcladas tinieblas y luz, pero tenemos derecho a preguntarnos ¿hasta cuando durará esta confusión de bien y mal, de luces y oscuridades?

Para el creyente de la palabra de Dios, es vigente en todo tiempo. Cualquiera sea la dimensión de las crisis, en cualquier situación la presencia del Señor es novedad, es esperanza, es camino.

Los acontecimientos políticos, económicos, sociales de nivel nacional y mundial a los que asistimos asombrados, perplejos, desconcertados, nos pueden paralizar, o doblegar, o derrumbar definitivamente. Así sucede con tantos emprendimientos que se abandonan, con tantos proyectos que se caen con tantas personas que se sumergen en la depresión o se suicidan…

Es preciso reconocer que son comprensibles estas reacciones fatalistas y desesperanzadas, pero no podemos renunciar a buscar respuestas superadoras. En cada persona, en las mismas instituciones de la sociedad, en el conjunto de los pueblos, hay reservas suficientes para reaccionar y encontrar nuevos caminos.

Es razonable pensar que este cambio de siglo y de mileno que recién comienza, pueda ser uno de aquellos cambios en la conciencia colectiva y en la cosmovisión de la humanidad, que nos introduzcan en una nueva cultura universal. En todo caso, si es posible un tiempo nuevo, será creación nuestra. Por eso este, como todo tiempo en la historia humana, necesita protagonistas conscientes, lúcidos y esforzados. No hay lugar para la tibieza, la mediocridad o la indiferencia. Todo nos invita al protagonismo.

En este contexto podemos situar los textos de este primer domingo del Adviento. Escuchando el mensaje de Isaías, decíamos que el pueblo nuevo reunido por el Señor, será mensajero y artífice de un nuevo orden, donde reinarán la paz y el trabajo.

Hablar hoy de un nuevo orden en la sociedad, nos lleva  a pensar en un nuevo orden planetario, universal. ¿Será posible semejante propuesta?

Solo es imposible lo que no se sueña. Las afirmaciones de los textos de hoy se sitúan en esta perspectiva: plantean sueños, utopías, los anhelos de un futuro posible.

Es el horizonte hacia el cual hay que marchar imaginando, creando, aportando con propuestas y acciones, porque aquellas utopías tienen que abrirse paso en un escenario donde parecen estar enquistados todos los males, violencias y corrupciones y entre otras cosas “paz y trabajo” parecen ser anhelos imposibles.

¡Qué resonancias tan fuertes tienen esos vocablos en el tiempo presente! Tiempo en que asistimos justamente a una profunda crisis de la paz y del trabajo en el mundo globalizado.

Si por la fe adherimos a Jesucristo, por la fe también debemos establecer una nueva manera de pensar y de vivir que nos hace optimistas en el mundo, aún en medio de sus contradicciones, de sus tinieblas.

De este modo la palabra de Dios es esperanza. Sale al cruce de muchas angustias y frustraciones, para decirnos que no se ha perdido todo. Que es necesario nuestro protagonismo para generar un mundo con nuevas posibilidades, un mundo donde la paz siga siendo un legítimo anhelo y el trabajo una merecida realidad.

Por eso decíamos arriba, que hay destellos de luz. Porque la humanidad sigue teniendo reservas de creatividad y de protagonismo. ¡No hay que “borrarse”! Esa es la clave. Puede alguien decir con razón, que “nos quieren borrar”. Entonces no hay que resignarse y hay que buscar y recrear espacios para sobrevivir y para comenzar a vivir tiempos nuevos.

Habrá que construir la paz desde el protagonismo de todos en las calles.

Felizmente, parece que se está recuperando esta capacidad de reaccionar y manifestar, de crear colectivos y expresarse en los espacios públicos.

Es que la calle es el lugar del pueblo, es el lugar cotidiano de la comunicación, de los movimientos, el que vincula lo particular y privado con lo social y comunitario. Y si en el ámbito de las mesas del diálogo discernimos y definimos propuestas para el cambio social, luego es necesario salir para manifestar, en el espacio público que es “la calle”, los anhelos, las esperanzas, los derechos que defendemos, las “utopías” que aún creemos posibles.

Una de esas utopías es el anhelo de paz que está siempre vigente, pero si entendemos la paz no como ausencia de conflictos o de guerras, sino como armonía de las relaciones entre los pueblos, como integración comunitaria que implique igualdad de posibilidades para todos, como distribución equitativa de los bienes de la tierra, como justicia social que asegure los bienes y beneficios que son derecho de todos, entonces iremos construyendo la paz en el hacer cotidiano y con el protagonismo “en la calle”.

Y por otra parte, habrá que recrear las formas del trabajo y de la distribución de los bienes. La desocupación y el desempleo, se han convertido en un problema mundial, tanto en los países del norte como del sur. El alto desarrollo tecnológico que no ha sido acompañado de políticas adecuadas, sumado a la vigencia de lo que se ha denominado capitalismo salvaje, junto a otros factores, todo esto ha instalado en el mundo el drama de la desocupación y el desempleo.

Como problema global necesita también respuestas estructurales que deben provenir tanto de las instancias nacionales como de los organismos y espacios de relaciones internacionales. Pero de manera semejante a lo que se decía respecto a la construcción de la paz, se necesita del protagonismo de todos para que los reclamos de las víctimas se instalen en los medios, para que la participación en las mesas de diálogo haga posible que la perspectiva de los trabajadores sea escuchada, para que la situación bochornosa de los desocupados y sub ocupados se instale en los medios. Estas u otras formas de participación son imprescindibles para que sea posible la recuperación del trabajo como hecho social y como valor  humano.

En este contexto la invitación del evangelio tiene una vigencia: hay que prepararse. Es una constante siempre que se presenta la llegada o la próxima venida del Señor que se invite a estar preparados, a ponerse de pié, a estar alertas y dispuestos. Pero ¿Cuándo viene el Señor? ¿Cómo llegará? ¿Dónde se lo encontrará?

No se trata de un momento puntual de la historia, ni de una forma preestablecida de presentación, ni de un lugar determinado. Su ingreso en nuestras vidas y en nuestra historia se puede concretar siempre en todo tiempo y en todas partes.

El evangelio sugiere lo sorpresivo, lo inusitadoinesperado de su llegada y concluye “estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen”.

Y San Pablo reinterpretaba esta invitación diciendo “hay que estar despiertos”. Entonces ¿Cómo estar preparados y despiertos? Las respuestas son escuetas, simples pero profundamente comprometedoras y esperanzadores:

  • Sabiendo, asumiendo, que hoy estamos mas cerca que cuando llegamos a la fe. Hemos crecido no solo como creyentes, también como humanidad, como sociedad. Tenemos hoy una conciencia mayor de nuestra condición y nuestros derechos que en tiempos pasados; poseemos mayores recursos y posibilidades que nunca; se ha abierto camino que nunca transitó la humanidad;
  • Si bien es cierto que el mundo parece sumido en profundas tinieblas de violencias, injusticias y corrupciones, hay que aceptar que mientras más avanzada está la noche, más cerca estamos de la aurora. No podemos renunciar a vivir el día que se viene, por más que la noche nos asuste y nos angustie ¡ya hay que despertar! Hay que unir sueños, proyectos y esfuerzos para generar las obras de la luz;
  • A la lista de obras tenebrosas que detallaba el apóstol (banquetes, borracheras, prostitución, vicios, pleitos y envidias), bien la podemos actualizar hoy con las nuevas formas de pecado personal y social que la humanidad se ha esmerado en inventar. A éstas antiguas y nuevas formas de muerte hay que superarlas “revistiéndonos de una coraza de luz… revistiéndonos del Señor Jesucristo”.
    Actualicemos la alabanza del Salmo 122.
    ¡Qué alegría cuando me dijeron: “Vamos al encuentro del Señor!”
    Ahora nuestros pasos se detienen antes las puertas de un mundo nuevo. Son las puertas de la ciudad del Señor ¡es una ciudad nueva!
    Una ciudad en la que todo se funde en la unidad.
    En ella se reúnen los que se han preparado para alabar al Señor promoviendo todo lo humano.
    Una ciudad donde triunfa la justicia y donde se construye la paz, donde disfrutan los que aman, donde la seguridad despierta la confianza.
    Una ciudad donde hermanos y amigos decimos:
    “¡La paz contigo!”, porque marchamos codo a codo construyendo la paz a fuerza de reclamos de justicia
    A las puertas de la casa del Señor, que es la ciudad nueva que anhelamos, pido para ti hermano, para los tuyos y para todos ¡la felicidad!

Domingo 26 de diciembre de 2010 – Festividad de la sagrada familia de Jesús (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc. 2,41-52)

María y José llevan por primera vez a su hijo a la celebración de la Pascua en Jerusalén. Tiene 12 años. Al volverse, sin que lo sospecharan, el niño se queda en Jerusalén. En el camino notan su ausencia y lo buscan desesperadamente entre los conocidos hasta que, sin encontrarlo, deciden regresar a Jerusalén. Allí está escuchando y haciendo preguntas a los doctores de la Ley, dejando admirados a todos por sus inquietudes. Sorprendidos sus padres se acercaron y María lo reprendió diciendo “hijo, ¿por que te has portado así preocupándonos a tu padre y a mí que te hemos estado buscando durante tres días?”. El les respondió: ¿Por qué me buscaban? ¿No se dieron cuenta de que yo quería estar en la casa de mi Padre?

Ellos no entendieron esa respuesta y Jesús emprendió el regreso con ellos a Nazaret y les obedeció en todo. Su madre guardaba estas cosas en su corazón. Y Jesús seguía creciendo  es estatura y en su relación con Dios y con los hombres.

Síntesis de la homilía

Si nos animamos a desacralizar este relato de Lucas nos damos con la realidad de la familia de Jesús igual a la de todas las de su tiempo. Padres ligados a las tradiciones religiosas, hijo ansioso de independencia para salir de la mediocridad del ambiente pueblerino de Nazaret, molestia de los padres al no comprender las decisiones de Jesús en la proximidad de la ceremonia del Bar Mitzvah que lo hacía mayor, reprensión cariñosa pero firme de la madre ante la conducta del hijo que había prescindido de su dolor, Jesús reconociendo su falla y enmendándola con obediencia hogareña, curiosidad de un niño de su edad por escuchar y hacer preguntas a los maestros de la ley antes de que en la Mitzvah se las hicieran a él.

Si pensamos que las fuentes de Lucas para contarnos todo esto no pueden haber sido muy exactas nos damos con que evidentemente su intento era argumentar a favor de la misión divina de Jesús concretada en este simple modo de ser hombre como todos que iba creciendo física y espiritualmente a medida que pasaba el tiempo. Quizás este relato de Lucas que hemos escuchado tantas veces y hemos interpretado sólo como una prueba de la divinidad de Jesús, adquiera todo su valor si dejando de lado lo de “sagrado” que es una calificación usada por la iglesia para desautorizar cualquier interpretación, ponemos nuestra atención en todos los detalles humanos aportados por Lucas. Porque allí nos sentimos identificados con Jesús en las etapas de nuestra vida, en las limitaciones y fallas de cada período, en la conciencia de una misión como resultado de examinar las circunstancias personales y sociales, en la manera de instalarse Dios en nuestra historia para revalorizar todo lo conseguido de humanización en el pasado e impulsar hacia un futuro de plenitud. Y este modo de responder a Dios desde la realidad humana nos coloca de pie, conocedores de  nuestras posibilidades y limitaciones, pero prontos para rendir todo lo que entendemos en cada circunstancia que nos acerca al cumplimiento de esa misión de Jesús que hemos aceptado compartir.

Guardar las cosas en el corazón es costumbre y cualidad de las madres. María también lo hacía gozosa de esperar que lo que no entendía se revelara algún día y que su hijo siguiera madurando para cumplir con lo que Dios le encomendaba.