4° Domingo de Adviento NO TEMER SITUACIÓN Y DESAFÍO: Hay dudas e incertidumbres pero hay signos. Por Victor Saulo Acha

4° Domingo de Adviento NO TEMER SITUACIÓN Y DESAFÍO: Hay dudas e incertidumbres pero hay signos.

1°  Lectura Isaías 7,10-14: No temer. Lo imposible es posible

Yahvé  habla a Ajaz, por medio de Isaías: “El Señor dará a su pueblo esa señal: la joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir Dios-con-nosotros”

2°  Lectura Romanos 1,1-17 es el Hijo de Dios, si es hombre. El llama a la salvación

Pablo declara que de Cristo Jesús, nuestro Señor hemos recibido gracia y misión, para que en todos los pueblos no – judíos sea recibida la fe para gloria de su nombre. Y anuncia esta gran noticia “la gracia y la paz”, para los pueblos de la tierra que no conocían a Yahvé y ahora han encontrado a Cristo el Señor…

El Evangelio es para todos ya sean griegos o extranjeros, cultos o sin estudios. Es una fuerza de Dios y salvación para todos los que creen, que además nos reforma por medio de la fe y para la vida de fe, porque el que es justo por la fe vivirá.

Evangelio Mateo 1, 18-24: ¡No temer! Dios con nosotros

Si el Espíritu Santo sorprende a María con el anuncio de maternidad igualmente sorprende a su esposo José y lo hace padre al decirle “Tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque el salvará a su pueblo de sus pecados”.Así se cumplirá la Escritura “la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa  Dios-con-nosotros”.

REFLEXIONES

Decíamos el domingo pasado que hay que saber ver y oír, porque que Dios es luz y es Palabra. El invita y muestra camino y no desde afuera de nuestras realidades, de nuestra historia o de nuestra vida. Nunca desde afuera porque El es Dios con nosotros.

Cada persona y las comunidades creyentes debemos ser lugar de interpretación de la historia y de la presencia de Dios en ella. Se trata del encuentro de nuestra realidad contingente, limitada, con luces y sombras, con Dios que es la plenitud de todo y que justamente ha querido tomar nuestra carne para hacernos participar de esa plenitud.

El siempre nos sorprenderá  porque nos elige para hacer con nosotros “grandes cosas”. Es lo que anuncia por los profetas y lo que comienza a realizar con María y con José asociado a ella. En ello se manifiesta el Dios que sorprende anunciando lo que parece imposible para nuestras fuerzas humanas.

La sucesión de estas experiencias de encuentro, de diálogos de Dios con hombres y mujeres del pueblo elegido, han quedado escritas en la Biblia para iluminar a los creyentes de todos los tiempos.

Claro, hay que tener oídos atentos y ojos abiertos, para ver y oir.

Supo hacerlo María con su “si” incondicional  a Dios que la invitaba a colaborar en la obra de salvación; supo hacerlo José reconociendo que Dios obra mas allá de nuestros límites humanos.

Solo cuando se está dispuesto a escuchar el hablar de Dios a través de nuestras realidades cotidianas, se puede interpretar lo que sucede en la vida con ojos de creyente y encontrar caminos nuevos cuando todo parece cerrado o terminado.

De este modo la fe se hace iluminadora de la vida, se hace operativa y eficaz, porque nos brinda las luces que necesitamos para que las encrucijadas del camino no nos acobarden, no nos derroten, no nos opriman. La fe es entonces movilizadota de la vida, nos abre horizontes y nos permite tomar decisiones operativas. La misteriosa gestación de María es signo de esperanza… José… recibió a María en su casa…

Cuantas situaciones de hoy nos hacen temer: la inseguridad social, la incertidumbre en tiempos de crisis, la desocupación, la crisis de las instituciones, la violencia instalada en todas partes, la estafa de los poderosos, el derrumbe generalizado…

Está Dios con nosotros. No tengamos miedo, con El podemos leer la historia y buscar en medio de las sombras dónde están los destellos de luz que nos permitan ver para abrir caminos nuevos.

En un oscuro pueblito de Israel, un hombre y una mujer sencillos y desconocidos, pero de profunda fe, pudieron abrirse camino en medio de sus temores y dudas.

Lo hicieron porque conociendo la Escritura, interpretaron lo que les sucedía a la luz de la Palabra de Dios y siguieron caminando e hicieron de su hogar el hogar de Jesús que vino para ser el liberador de su pueblo.

Nosotros,  hombre y mujeres de fe, tenemos el testimonio de la Escritura que también nos permite leer hoy los acontecimientos del presente con la luz permanente de la Palabra de Dios con nosotros. Nos dice San Pablo que la Buena Noticia es salvación para todo el que cree.

Esta Buena Noticia  ya manifestada en Belén, sigue hablando hoy para ser fuerza divina que nos salve de tantas oscuridades, contradicciones, fracasos y muertes. Buena Noticia hoy, para hablar a esta realidad a veces confusa y turbulenta en la que nos movemos y ayudamos a encontrar en medio de ella  caminos nuevos, caminos posibles, caminos de salvación.

No se repite a historia, pero si se repite en la historia aquel encuentro de Dios con los creyentes que abre las realidades conflictivas del  mundo, para que en ellas emerja la luz que permite encontrar caminos de salvación.

No hay nada imposible para Dios. El sin embargo, por un incomprensible designio de su amor ha querido que cuando nosotros lo elegimos, así como Él nos eligió primero, entonces comienzan a suceder cosas nuevas y podemos decir todo es posible para el hombre.

Es nuestra responsabilidad de creyentes  actualizar en nuestra vida y en nuestras realidades, en nuestro hogar y en nuestras ocupaciones, aquella Buena Noticia que puede mostrarnos nuevos horizontes y permitirnos imaginar caminos nuevos. No tengamos miedo El es Dios – con nosotros

Rezamos con el Salmo 24

Del Señor es la tierra y lo que contiene,

el mundo y todos sus habitantes:

y esa tierra y este mundo son nuestro hogar.

¿Quién subirá a la montaña del Señor?

¿quién estará de pie para escucharlo?

el de manos limpias y de puro corazón,

el que no pone su fuerza en cosas vanas ni obra con engaños:

Ese tendrá la bendición del Señor:

La fortaleza y la luz de ¡Dios Salvador!

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