La Cripta. La Mirada en Contexto. Por Mariano Medina

Es curiosa la mirada de las personas. Tal vez el adjetivo no sea “curiosa”, sino simple y sencillamente “particular”, lo que es altamente deseable. Porque indudablemente, la mirada habla. Y la palabra personal construye la diversidad.

Me llamo Mariano Medina, soy escritor, periodista y músico. Durante algunos años colaboré con La Voz del Interior, entre otros medios. Y el pasado domingo 1 de Mayo estuve en La Cripta en la misa donde Carlos Ñáñez puso en funciones al párroco Pedro Torres. Por casualidad, estuve sentado junto a la periodista Rosa Bertino, quien escribió la crónica respectiva, publicada en La Voz del Interior el día siguiente. (http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/disidentes-interrumpen-asuncion-torres-cripta)

No fui en funciones de prensa, y hace tiempo estoy alejado de las celebraciones religiosas. Asistí por razones personales que, tratando de sintetizar, puedo explicar así: Soy vecino de La Cripta y fui miembro de su comunidad durante años importantes de mi adolescencia, participando activamente del que fuera su grupo scout. Ese tiempo tuve, por ende, una comunicación muy cercana con el padre Mariani, a quien aprecio pero no frecuento. No tengo ni he tenido, en cambio, ninguna relación con el padre Víctor Acha, cuya figura en el barrio, por lo que he notado, creció de  manera entrañable durante el período de su sacerdocio, gracias a la buena comunicación sostenida con los fieles.

Asistí a la celebración del pasado domingo entonces, movido por razones afectivas, sabiendo que se trataba de un hecho histórico, pero fundamentalmente para compartir con vecinos y gente querida un momento que sabía delicado.

Sirva esta reseña personal, como sobre aviso al lector. Sin desconocer contradicciones, ahora voy a hablar con mi mirada. Y aunque creo que el sentimiento de extrañeza que me invadió, me ayudó a ver lo que sucedía con cierta objetividad (por cierto, siempre cuestionable); no pretendo ser ni objetivo ni neutral.

Aún aceptando, entonces, la fragilidad de mi mirada; necesito hacer algunas observaciones sobre el artículo de la compañera Bertino. Como dije, estuvimos sentados juntos, pero parece que no vimos lo mismo. Eso es bueno, siempre y cuando el complemento entre miradas enriquezca una visión más amplia.

Por eso me extraña que una profesional de su altura y experiencia, tantísimo más amplia que la mía, señale algunas cuestiones con tanta ambigüedad. Una ambigüedad que la noche no tuvo.

Fui temprano, media hora antes de la celebración, sabiendo que sería un evento numeroso y que así como mucha gente acompañaría al padre Acha, otros lógicamente harían lo mismo con el padre Torres. Pero lo  primero que vi fue a los “visitantes”, ajenos al barrio. Tantos, que ocupaban ya casi todos los asientos de la parte central de La Cripta y tuve que ubicarme en una sala donde normalmente se acomodan las personas con niños pequeños, para que sus ruidos no molesten. Como me confirmaron algunos de los mismos visitantes, entraron a eso de las diecinueve (una hora antes de la misa), y se pusieron a rezar el rosario. Cuando la mayoría de los feligreses habituales llegaron, casi no encontraron asientos.

La misa empezó normalmente, pocos minutos después de las veinte. Se trataba de una concelebración de una decena de párrocos, entre los que se encontraban los dos nombrados y el obispo Ñañez.

Efectivamente, como apunta Bertino, un grupo de laicos, con decisión, interrumpió la misa pidiendo la palabra y fue respetuoso pero duro en sus términos.

Bertino dice: “las hostilidades se hicieron evidentes y hasta desagradables”. No aclara que esas hostilidades no fueron hacia Torres ni obra de los “disidentes”, sino de quienes acompañaban la asunción del nuevo párroco. Ante el primer orador, no pocos “visitantes” comenzaron a gritar de forma iracunda “¡Pecadores! ¡Cállense, pecadores!”, como si se tratara de una repudio de la edad media. A la palabra del segundo orador, el grupo ubicado en la parte trasera (junto a la salida), a metros de donde nos sentábamos con Bertino, comenzó a rezar el Dios te Salve María alzando cada vez más la voz en una escena francamente lamentable, con el objeto de ahogar las palabras de los laicos. Al punto que el mismísimo padre Torres les pidió que detuvieran su actitud y dejaran expresarse a los laicos. Lo hizo con la cordialidad necesaria y esperable. Aún así, los gritos se elevaron de tanto en tanto. (El lunes, otro asistente me dijo que se trataba de algunos de los mismos religiosos lefebvristas que en junio de 2007 atacaran el Centro Cultural España Córdoba destrozando vidrios y obras del artista Alfonso Barbieri, pero eso no me consta).

Los oradores laicos, fundamentalmente plantearon que seguirían en La Cripta, pero que sentían que por la falta de escucha de Ñañez y Torres no podían compartir la eucaristía con ellos.

Acha y Mariani fueron los últimos en hablar. Aún sin conocer los pormenores de este proceso, las palabras de Acha me resultan reveladoras: le planteó al arzobispo que si bien él sostiene que hubo instancias de diálogo, habla sin preocuparse por entender realmente lo que siente y piensa el otro, el interlocutor.

Mariani fue el más breve de todos y definió como “invasión” lo que sufría el espacio físico, lo cual, más allá de las ironías, era evidentemente cierto. Bertino dice al respecto, que Mariani “sugirió la posibilidad de una escisión y de armar su propia Cripta”. Yo no entendí las palabras del ex párroco de esa manera, pero no puedo desmentir una interpretación. Lo que sí me surge reflexionar al respecto, es que el templo se llama Nuestra Señora del Valle, y efectivamente la denominación “La Cripta” obedece a una identidad comunitaria que difícilmente se prolongue en ese espacio físico, al cambiar la línea del sacerdocio.

Lo que sí ocurrió, es que los laicos, que expresaron la decisión de quedarse en la ceremonia aunque no compartieran la eucaristía, finalmente se retiraron ante la violencia oral de los “visitantes”, que se mantenía (aunque levemente) luego de las palabras de Torres. Hasta donde yo vi, ninguno de los “disidentes” respondido a las agresiones, de ninguna manera.

Minutos después de ese hecho, yo también decidí salir, porque si extraño me había sentido, más extraño me sentía ahora, y mi madre había sido una de las que se retiraron. Si bien yo no había participado en nada de todo este proceso, no me sentía cómodo.

Afuera, en las puertas y las veredas del templo, conversé con algunos viejos vecinos. Había, como era de esperarse, una sensación de angustia y desasosiego. Tras haber abandonado la misa y estar en esta situación, hubo cierta disgregación, hasta que alguien propuso una reunión que finalmente se concretó en la cafetería de Soppelsa y se extendió hasta más de las 22 horas. En algún momento, informados de esta asamblea espontánea, llegaron Mariani y Acha, que participaron muy medidamente, mientras el resto de los presentes compartía sus ideas, temores y emociones. Alguno reflexionó: “No se trata de ser opositores. Jesús nos invita a este desafío, de seguir y mezclarnos. Pero es difícil permanecer en un lugar donde uno no se siente ni bien, ni escuchado”.

Calculo que en Soppelsa debe haber habido unas 140 personas. Por eso me molesta el copete de la nota de Bertino, que apunta: “Unos 50 laicos, encabezados por los sacerdotes Quito Mariani y Víctor Acha, objetaron al obispo Ñáñez”. Más allá del número, me resulta discutible eso de “encabezados”, porque si hay algo que estuvo claro esa noche es que los laicos pidieron la palabra por su cuenta, sin ningún sacerdote a la cabeza, y fueron los verdaderos protagonistas del hecho.

Bertino dice también: “Disimulado entre la gente, estaba Nicolás Alessio. La gente que pedía que continuara la misa, contó luego que Alessio les gritaba y los hacía callar”. Esa interpretación de la compañera periodista es más que arbitraria. Primeramente, ¿por qué plantea que Alessio estaba “disimulado entre la gente”? Era uno más en la multitud, que no es lo mismo. No estaba disfrazado.

Por otro lado, los “visitantes” no pidieron exactamente que siguiera la misa, sino que ofendieron de forma explícita a los oradores. De hecho, como dije antes, el mismo padre Torres tuvo que pedirles silencio. Y luego de que los laicos hablaran, la misa continuó.

En fin, el artículo de Bertino me parece de una ambigüedad digna de crítica por los datos que omite.

Y no sé cómo tomar la actitud del obispo. Desde chico me enseñaron que hay que mirar a los ojos de la persona que nos habla. ¿Alguien ha visto a Ñañez mirar de frente?

No intento ser más objetivo que lo que me dicta la conciencia. Sólo me cabe reflexionar, mucho más allá de mi pasado, y con un sentido común que creo, además, democrático: Si la negativa a aceptar una designación parroquial es un hecho inédito, ¿no debería haber sido escuchada? Sin importar quienes sean los protagonistas y las líneas en las que se encuentran… ¿Qué nos está señalando este suceso, en el contexto histórico que vivimos?

 

Mariano Medina

DNI 16.905. 447

esacasacat@gmail.com

 

Los Okupa de la FE

Y sí, finalmente vinieron por la parroquia. Pero a nosotros sí nos importó.

Por eso les dijimos en la cara lo que pensamos y sentimos, lo que no tienen agallas para escuchar y mucho menos para respetar.

Representantes de la Comunidad de La Cripta hicieron oír su reclamo una vez más y luego se retiraron en masa.

 

Darío, Presidente del Consejo Pastoral.

Obispo Carlos, somos la comunidad de La Cripta expresando lo que pensamos y sentimos.

Oírnos para solo responder que ya tomaste una decisión, y que sos el obispo, no es escuchar, y mucho menos dialogar.

Te pedimos por favor la alternativa que se reserva a los grandes, de revisar y cambiar una decisión, preferiste generar dolor y división, ignorándonos, e ignorando que este lugar es referente para miles de personas que encontraron en nuestro estilo pastoral un modo de construir su fe.

Por eso te decimos hoy que no nos vamos de nuestra Cripta, porque es nuestra, pero no podemos compartir la eucaristía contigo y con Pedro.

 

Raúl, Coordinador Grupo de Desarrollo Comunitario. Integrante del Consejo Pastoral

25 años esta fue nuestra casa, nuestro espacio, donde intentamos con honestidad vivir el Evangelio sin glosas, como pedía Francisco de Asís.

Hoy ustedes vienen a quitarnos la parroquia. Se quedarán con el edificio, pero jamás podrán quedarse con La Cripta porque La Cripta es más que este edificio.

La Cripta es una forma de entender y de vivir el cristianismo como movimiento de libertad.

Ustedes se quedarán con las instalaciones, pero jamás podrán arrebatarnos la frescura, la rebeldía, la novedad y la Buena Noticia que aquí vivimos y compartimos.

La Cripta nunca será de ustedes, aunque habiten el espacio, porque aquí sí vale el diálogo, la diversidad, el respeto por las diferencias y la voz de los laicos.

Más de 500 personas lo gritaron y lo cantaron en ese abrazo conmovedor y hoy se los volvemos a decir: La identidad de La Cripta no se negocia!!.

 

Desafío al arzobispo Carlos Ñáñez. Por Mariano Saravia – Revista 23

Primero fue el conflicto con el cura Guillermo “Quito” Mariani, a quien el arzobispo Carlos Ñáñez retó en público por la edición de su libro Sin tapujos, en el que cuenta sus experiencias más mundanas como hombre y sacerdote. Luego el escándalo fue mayor cuando a fines del año pasado Ñáñez echó de la Iglesia al cura Nicolás Alessio, por haber apoyado públicamente la ley de matrimonio igualitario. Ahora, ya no son curas aislados los que se enfrentan a la jerarquía eclesiástica cordobesa, sino la propia feligresía. El domingo 10 de abril la comunidad de la parroquia Nuestra Señora del Valle, más conocida como La Cripta, en el Cerro de Las Rosas, organizó un abrazo solidario y simbólico, con un festival de música y teatro, para protestar contra la decisión del arzobispo de cambiar el párroco.

La Identidad de La Cripta NO se negocia

La Cripta tiene una línea pastoral de 40 años ligada con el Concilio Vaticano II e, incluso se podría decir, a la Teología de la Liberación. Suena paradójico, pero en uno de los barrios más aristocráticos de Córdoba, la parroquia encarna lo más progresista de la Iglesia Católica. Esta línea pastoral estuvo históricamente encarnada por el “Quito” Mariani y en los últimos años por el cura Víctor Acha, un sacerdote valiente que fue perseguido en la última dictadura militar. Y también por las hermanas de San Casimiro.

Además, en la Cripta se juntan periódicamente el grupo de base Obispo Enrique Angelleli y un grupo de más de 60 ex curas casados.

Pero este año, inconsultamente como suelen tomarse todas las decisiones en la Iglesia, el arzobispo Ñáñez designó al padre Pedro Torres para que reemplace como párroco a Víctor Acha, que ya tiene edad de jubilarse. El año pasado, Víctor Acha y Ñáñez habían acordado que el párroco se iría en julio de este año pero que acordarían su reemplazo para no romper la línea pastoral. Sin embargo, el arzobispo no cumplió con su palabra y en diciembre pasado mandó un mail informando que en marzo asumiría el nuevo párroco. El elegido a dedo era Pedro Torres, definido por los fieles como “un soldado fiel del sistema”.

“Todos pensamos que se trata de una elegante intervención a la historia de la Cripta, entre otras cosas para sacar al grupo de curas casados y al grupo Angelleli”, confió a Veintitrés uno de los miembros del grupo de curas casados, Adrián Vitali.

Los laicos fueron a hablar con Ñañez, pero siempre fue intransigente con su decisión. Luego fueron a ver a Pedro Torres para pedirle que no asumiera pero respondió que su nombramiento lo hacia el obispo y el por obediencia tenia que cumplir.

Agotado el diálogo, decidieron hacer público el conflicto y organizar un abrazo a la Cripta el domingo 10, bajo el lema: “Porque somos Iglesia, porque queremos ser escuchados, y porque queremos seguir viviendo y creciendo como laicos comprometidos en una Iglesia pluralista”.

Duró toda la tarde del domingo y ante un nutrido grupo de gente actuaron artistas de la talla de Silvia Lallana, Lula Fernández, Gustavo Chazarreta, Inti Huayra, Gustavo Patiño, Negro Vilchez, Norma Piccone y otros.

Pero no todo fue fiesta, también se consensuó y se dio a conocer un documento de la Asamblea parroquial en el que se expresa: “Decidimos rechazar la imposición del obispo porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe; porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos; porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa”.

Una de las laicas de la comunidad, Laura Garzón, remarcó la intención de resistir: “Ante el desconcierto y perplejidad que nos causan estas actitudes rígidas, de imposiciones y sanciones, vamos a resistir, a no dejarnos desanimar o perder la esperanza.
Nos comprometemos a continuar trabajando, en un auténtico seguimiento de Jesús de Nazareth, en su proyecto, y en el desafío de llevar su Buena Noticia, con coraje y alegría, a las minorías de nuestra sociedad.
Seguiremos luchando, por una Iglesia pluralista y participativa; convencidos que el Espíritu Santo …no tiene sede exclusiva, ni preferida, en el Vaticano, o en Av. Hipólito Irigoyen (sede del Arzobispado de Córdoba). Ningún obispo, ningún sacerdote, ningún Papa, están por encima de nuestra libertad de conciencia, de expresión o de pensar.
Por último, queremos reafirmar, que  reconocemos en el término Iglesia a la asamblea de todos los bautizados, que se gobierna a si misma”. Un claro desafío a la jerarquía siempre verticalista de la Iglesia Católica.

De hecho, esto es lo nuevo que está saltando a la luz en Córdoba, un conflicto inédito, el de los feligreses poniendo en cuestión la jerarquía de la Iglesia, el de una nueva Iglesia que plantea la necesidad de una cierta democracia asamblearia, mucho más cercana a las comunidades de los apóstoles y los primeros cristianos que a la historia dos veces milenaria de la institución que prosiguió.

En las misas de la Cripta, se seguirá leyendo un texto aclaratorio en el que se intenta responder a la pregunta “¿Qué está en juego con la llegada de un sacerdote que no comparte los lineamientos teológicos y pastorales que han orientado desde hace décadas el ser y hacer de La Cripta?”. Según la comunidad, “Está en juego que la Cripta continúe siendo una comunidad que funda su pensamiento y su acción en los postulados del Concilio Vaticano II y en la Teología más avanzada desarrollada a partir de entonces; está en juego esta parroquia donde se puede integrar todo el que busque sinceramente crecer como buena persona y como creyente fiel al Evangelio de Jesús; está en juego este espacio donde no hay exclusiones; donde no hay exigencias pastorales que alejan a quienes no se ajustan a modelos convencionales; donde no se imponen condiciones ni trabas para que las personas accedan a los sacramentos o se integren en tareas comunitarias; está en juego poder participar de una liturgia sin acartonamientos, ni apego a las rúbricas, de carácter festivo y donde se tiene como eje vertebral el anuncio del mensaje, partiendo no de los dogmas sino de las realidades humanas que vivimos todos los días las personas; está en juego el legítimo derecho que tiene esta y cualquier otra comunidad a opinar respecto al sacerdote que se hará cargo de conducir la animación de la comunidad; está en juego todo aquello por lo que todos ustedes participan de esta comunidad y no de otra”.

Córdoba es contradictoria, es la Córdoba de las campanas, pacata, aristocrática, lomo negro, clerical, con una iglesia en cada cuadra pero todas parecidas en cuanto al discurso y a la práctica. Pero también es la Córdoba obrera y estudiantil, la de la Reforma Universitaria de 1918, la del Cordobazo y el Vivorazo, la rebelde y combativa. Y la Iglesia de Córdoba no puede ser ajena a esas características de Córdoba. Por eso, dentro de la Iglesia de Córdoba está el Opus Dei con sus colegios y residencias en Villa Allende y en Nueva Córdoba, incluso están los lefebristas recientemente indultados por el papa Benedicto XVI que van a las exposiciones de arte a romper cuadros, pero también están los sacerdotes combativos, como el Quito Mariani, Víctor Acha, Ponce de León, Nicolás Alessio y tantos más. Pero también están las comunidades eclesiales de base y los grupos de laicos como el de la Cripta.

Ahora, este conflicto es algo nuevo, está planteando democratizar la Iglesia Católica, algo que pareciera imposible hoy por hoy. Pero Córdoba puede seguir sorprendiéndonos.

 

Fuente: Blog de Mariano Saravia

 

Jueves Santo. Por Laura Garzón

Hoy es el día en que celebramos la institución del amor como servicio, o, del servicio como amor.

Es el día en que la autoridad, la catequesis, el discipulado, se ejercen y se ennoblecen, desde los pies, desde abajo, desde la tierra, desde los menores diría San Francisco de Asís.

Es el día en que los que tienen alguna función de conducción, de orientación, de guía, de pastoreo; dentro de la Iglesia se replanteen, si están siendo fieles y consecuentes a la buena noticia de Jesús; o solo repiten gestos y rituales vacíos de contenido para el mundo de hoy, porque en su práctica diaria se asemejan más al sanedrín, que a los discípulos de Jesús.

Como laicos, como personas comunes, pero igualmente responsables en el seguimiento y actualización del proyecto de Jesús de Nazaret; cuestionamos y denunciamos a la jerarquía eclesial, que con su hipocresía y rigor medieval, solo confunde y aleja a las personas creyentes de hoy, del Dios Padre y Madre universal que nos revela Jesús.

Como comunidad, rechazamos la decisión del obispo de imponernos un párroco que no coincide con nuestras búsquedas de una fe recreada, renovada, con responsabilidad y libertad, a la luz de las nuevas propuestas teológicas pos-conciliares, a la luz de la ciencia y del arte, y especialmente a la luz de los crucificados de hoy.

Hemos decidido, no aceptar tal designación, ni la instalación del nuevo sacerdote en la sede parroquial, por ser inconsulta y opuesta a nuestra identidad cristiana.

Comunidad de la parroquia nuestra señora del valle

“La Cripta”

Desde el Jardín. Por Darío Passadore

Me presento
Buenas tardes a todos y Gracias por acompañarnos hoy en este “ABRAZO A LA CRIPTA”.
Soy Darío Passadore, Presidente del Consejo Pastoral de La Cripta.

Estas expresiones artísticas que estamos compartiendo hoy son espectaculares, como es significativo que nos reunamos hoy a compartir todo esto. Pero me toca a mi proponerles un alto e invitarlos a darle significación a esta actividad.

La Identidad de La Cripta NO se negocia. Grupo de Teatro ExTras

Como todos Uds. saben la inconsulta decisión del Obispo Carlos Ñañez de designar un párroco disonante con nuestra línea pastoral nos pone aquí, en el jardín, a la intemperie.

Desde la intemperie es interesante recordar que hemos logrado una construcción como comunidad, y una identidad, impulsados por una búsqueda que nos es común. Pero es momento de preguntarnos, esta búsqueda, ¿desde dónde la hacemos?

Somos testimonio de lo que hemos cosechado aquí, en La Cripta, mas, ¿Cuál ha sido la nutriente de esta experiencia?
La respuesta a estos dos interrogantes es una, y es poderosa, la respuesta es UNA LECTURA DE JESUS Y DE SU EVANGELIO.

LA REALIDAD ES ENTONCES QUE TENEMOS UNA LECTURA DEL EVANGELIO DE JESUS DE NAZARET, Y DESDE ALLI ES DESDE DONDE HACEMOS, Y HA SIDO LA NUTRIENTE DE ESTA EXPERIENCIA QUE QUEREMOS ABRAZAR Y QUE RECONOCEMOS COMO LA CRIPTA.

DESDE LA INTEMPERIE, Y DESDE ESTA LECTURA, TAL COMO VOTAMOS LIBRE Y UNANIMEMENTE EN OCASION DE NUESTRA ASAMBLEA PARROQUIAL,  DECIDIMOS RECHAZAR LA IMPOSICION DEL OBISPO

 

DECIDIMOS RECHAZAR LA IMPOSICION DEL OBISPO

  • Porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe.

  • Porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos.

  • Porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa.

 

Doy paso ahora al grupo de teatro de la cripta, ExTras, que nos guiará en este emotivo abrazo simbólico a nuestra Cripta.

 

 

 

ABRAZO A “LA CRIPTA”. En defensa de nuestro modo de ser.

PORQUE SOMOS IGLESIA, PORQUE QUEREMOS SER ESCUCHADOS, Y PORQUE QUEREMOS SEGUIR VIVIENDO Y CRECIENDO COMO LAICOS COMPROMETIDOS EN UNA IGLESIA PLURALISTA, LOS INVITAMOS A COMPARTIR NUESTRAS ALEGRÍAS E INQUIETUDES, Y PARTICIPAR EN LA GRAN MOVIDA ARTISTICO-CULTURAL DE ABRAZO A “LA CRIPTA”,

EL DOMINGO 10 DE ABRIL,   DE   14,30 a 18,30 HS. EN LOS JARDINES DE LA PARROQUIA NUESTRA SRA. DEL VALLE “LA CRIPTA”.

ACTUARAN: SILVIA LALLANA, LULA FERNANDEZ, GUSTAVO CHAZARRETA, INTI HUYRA, GUSTAVO PATIÑO, “NEGRO VILCHEZ”, NORMA PICCONE, GRUPO MIXTURA, EMBAJADA CULTURAL DE RIO III, ENTRE OTROS,  Y EL CORAL DE LA CRIPTA Y EL TALLER DE TEATRO “EX TRAS”.

AVDA LA PLACE  5788, A METROS DE “LA MUJER URBANA” COLECTIVOS  Linea N

NO FALTEN!!!

“Abrazo de resistencia” a La Cripta. Por Alexis Oliva

La comunidad de La Cripta realizará este domingo un abrazo a la sede parroquial de Villa Belgrano en protesta por la designación de un párroco adverso a la línea de trabajo social, democrático y pluralista que vienen desarrollando desde hace más de 40 años. Lo decidió Ñáñez.

La comunidad de la parroquia Nuestra Señora del Valle -conocida como La Cripta- protestará este domingo contra la decisión unilateral del arzobispo Carlos Ñáñez de designar al cura párroco Pedro Torres, a quien atribuyen una actitud de “obediencia debida” con la jerarquía que históricamente los ha marginado y desalentado en su trabajo social.

La modalidad de la protesta será una “gran movida artístico-cultural de abrazo a La Cripta”, desde las 14,30 horas del próximo domingo 10 de abril, en la que actuarán el coro y el grupo de teatro de la parroquia y conjuntos folclóricos invitados. Previamente, esta noche desde las 22,30 se realizará una peña de despedida al párroco saliente, Víctor Acha, y “preparación de la resistencia”.

Más allá de que el nombramiento de un sacerdote es potestad del Arzobispado, lo habitual es que el designado tenga el apoyo del colectivo que va a conducir. En este caso, las diferencias teológicas e ideológicas con los curas que han conducido esta parroquia -identificados con la línea tercermundista-, hacen que la comunidad interprete esta decisión como “un nuevo gesto de intolerancia hacia la Iglesia de los pobres”.

En este sentido, el conflicto va más allá de una cuestión personal de simpatía o antipatía con los sacerdotes y se enmarca en el avance del conservadurismo de la Iglesia oficial sobre las cada vez más escasas experiencias de las comunidades de base con una impronta de transformación social.

“Para algunos ésta es una parroquia combativa. Y no están de acuerdo porque crea problemas y discute ciertas decisiones de la Iglesia oficial. Esta parroquia está comprometida con la realidad, con los pobres, con las personas diferentes; no está con el estatus de la Iglesia jerárquica. Nosotros frente a un conflicto de la realidad, no nos guiamos por lo que dice la Iglesia jerárquica, sino que vamos a lo que Jesucristo dice. Por eso se quiere terminar con experiencias de base como la nuestra”. Así lo explica a Prensared Beatriz Brikworth, integrante del consejo pastoral de La Cripta y militante de esa comunidad desde hace más de 40 años.

Fue en esa época cuando el Concilio Vaticano II impulsaba un proceso de renovación, apertura y compromiso, que llevaría a La Cripta a un sacerdote plenamente identificado con ese proceso: Guillermo “Quito” Mariani. Fueron 39 años en los que condujo esta comunidad, durante el período de nacimiento, apogeo y declinación del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que se desarrolló en paralelo con el proceso de politización de los sectores obreros y juveniles, truncado luego por la represión dictatorial.

Luego de la jubilación de Mariani, en 2006, se logró la designación de un cura de la misma línea posconciliar, Víctor Acha, respetado por su trabajo en la parroquia de barrio Villa El Libertador durante los años 60 y 70, cuando llegó a sufrir once allanamientos antes de su obligado exilio. Acha continuó con la tarea desarrollada por su predecesor, estimulando el protagonismo de los laicos en la planificación y desarrollo de la tarea pastoral que involucra a unos 500 vecinos de Villa Belgrano y otros barrios de Córdoba que participan en las actividades de La Cripta. Ante su inminente jubilación, fue designado Torres, a quien consideran “la antítesis de lo que somos como comunidad”.

Ex seminarista e integrante del consejo pastoral, Daniel García Carranza, plantea lo que está en riesgo: “Lo que estamos tratando de hacer es mantener vivas las ideas del Concilio Vaticano II, que desde que surgieron se empezaron a implementar acá y la gente empezó a vivir esas cosas. Nosotros no estamos en nada raro. Lo que pasa que la Iglesia, con Juan Pablo II y ahora con Benedicto XVI está cerrando los libros del Vaticano Segundo, diciendo que esto no está vigente. No es la doctrina social de la Edad Media lo que tenemos que seguir, sino la del siglo XXI, porque la sociedad ha cambiado. Por eso la prioridad nuestra es la libertad de conciencia entre la gente”.

“Otro aspecto que genera una reacción adversa en la jerarquía es que nos permitimos debatir cosas que la jerarquía de la Iglesia no quiere discutir -apunta el laico Darío Passadore-. Por ejemplo, la ley del matrimonio igualitario. Por supuesto que hubo dentro de la comunidad distintas posiciones, pero la debatimos y tuvimos un montón de reuniones reflexionando e intercambiando información. No es que porque la Iglesia toma una postura nosotros agachamos la cabeza, sino que buscamos, a la luz del Evangelio, informándonos y pensando, buscar una postura propia con consenso”.

Justamente, con ese reciente debate está relacionado un antecedente poco alentador respecto a un eventual cambio de decisión del arzobispo Ñáñez: la “suspensión” (léase cesantía) al cura Nicolás Alessio por haber “cometido rechazo pertinaz de la doctrina descrita, al sacramento del matrimonio y desobediencia al Ordinario”, al manifestar públicamente su apoyo a la unión civil entre personas del mismo sexo.

No obstante, el colectivo La Cripta no está dispuesto a transigir y prefiere no tener un párroco propio y mantenerse transitoriamente como una vicaría, hasta que su reclamo sea escuchado.

En un comunicado a la opinión pública, se explicitan los motivos: “Decidimos rechazar la imposición del obispo. Porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe. Porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos. Porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa. (Porque queremos) dar a conocer que hay otro rostro de Iglesia que aquel que muestran los que tienen el poder (y que parece han olvidado que desde Jesús el poder es servicio)”.

 

Fuente Nota: www.prensared.com.ar

Fuente Foto: José Luis Cortés

Charlas en la Cripta. DDHH y Conflictos de Hoy. Derecho a la Identidad. Viernes 15 de Abril 20.30 hs.

Viernes 15 de Abril 20.30 hs.

 

Charlas en La Cripta

DERECHOS HUMANOS Y CONFLICTOS DE HOY

DERECHO A LA IDENTIDAD

Con la participación de:

Sonia Torres,

Titular de la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo

Luis Miguel Baronetto,

Ex-director de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba, querellante de la causa UP1, Director  de la Revista Tiempo Latinoamericano, autor de varios libros entre ellos, “Derechos Humanos: una Tarea, una Construcción”

 

Y  los aportes  del Párroco Víctor S. Acha

 

Laplace 5786 (a mts Mujer Urbana) – Colectivos línea N

Para comunicación e informaciones charlasenlacripta@gmail.com

 

 

COMUNICADO DE PRENSA – PARROQUIA LA CRIPTA

Ante la imposición por parte del Obispo de un nuevo párroco que no comparte la manera de ser y hacer de la Comunidad de La Cripta, se convocó a una Asamblea Comunitaria el pasado sábado 26 de febrero. En la misma se votó el rechazo a ésta y cualquier designación que no respete el perfil de párroco propuesto oportunamente.

Esta decisión tiene como base el hecho de que ninguno de los pasos previos que intentaron la vía del diálogo, primero del párroco con el Obispo, luego de representantes de la comunidad con el Obispo y finalmente de representantes de la comunidad con el párroco designado tuvieron como resultado una escucha abierta y respetuosa de nuestras opciones.

Nuestro rechazo no es específicamente a esta designación o a la persona impuesta sino al modo autoritario que no toma en consideración la elección que, como cristianas y cristianos adultos y comprometidos, hacemos de nuestra práctica y nuestro modo de ser en la Iglesia.

La Asamblea analizó la historia y las opciones de la Parroquia, reflexionó sobre el lugar del laico en la Iglesia y su derecho a pedir como reemplazante del párroco que se jubila, una persona acorde a las necesidades y opciones de la comunidad.

Finalmente se sometió a votación la alternativa de aceptar o rechazar el nombramiento impuesto por el obispo.
DECIDIMOS RECHAZAR LA IMPOSICION DEL OBISPO

  • Porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe.
  • Porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos.
  • Porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa.

Sometida a votación la opción por “ACEPTAR” o “RECHAZAR” el nombramiento del nuevo párroco, el resultado fue que casi por mayoría absoluta se decidió rechazar y resistir el nombramiento de este y cualquier otro párroco que no esté alineado con nuestras convicciones.

 

Por eso resistiremos:

  • Para afianzar nuestro camino y nuestra comprensión de la vida y la fe.
  • Para que en la experiencia comunitaria se fortalezcan esas convicciones.
  • Para decir a quien quiera oírlo, que entendemos de este modo y no de otro la fe y la vida cristiana.
  • Para dar a conocer que hay otro rostro de Iglesia que aquel que muestran los que tienen el poder (y que parece han olvidado que desde Jesús el poder es servicio)

Una comisión propondrá y ejecutará diversas acciones y quedó convocada una próxima Asamblea para  definir nuevos pasos.

La Cripta, 2 de Marzo de 2011

 

Esta es la Iglesia que quiero. Por Betty Brinkworth

La Iglesia de Jesús era y debe ser:

–       Una comunidad comprometida con su mensaje liberador basado en su Palabra.

–       Una comunidad participativa y “horizontal”, sin autoritarismos ni imposiciones, donde se tomen decisiones consensuadas y se respeten las diferencias de opinión.

–       Una comunidad donde tengan cabida “los diferentes”, que son discriminados.

–       Una comunidad informada que se actualiza permanentemente en lo teológico, bíblico, social, etc.

–       Una comunidad madura, con espíritu crítico y libertad para expresarse, que analice los hechos a la luz del Evangelio, actualizado por los biblistas y teólogos modernos.

–       Una comunidad de servicio, solidaria, con opción por los pobres y que busca una mayor promoción humana.

–       Una comunidad que recrea sus celebraciones convirtiéndolas en fiesta de encuentro fraternal.

Esta es la comunidad que conocí y viví a lo largo de casi cuatro décadas.

Esta es la comunidad de La Cripta.

 

¿Es una comunidad diferente?  Creo que sí.

Es la comunidad en la que maduramos nuestro cristianismo, donde crecieron nuestros hijos y ahora nuestros nietos.

Por eso quisiera que nuestro Padre Obispo la conozca, la entienda y le permita ocupar un lugar, quizás con su manera diferente de ser dentro de la Diócesis.

 

¿Es mucho pedir? Creo que no.

Porque es importante que este lugar que ha sido un faro para muchos, siga alumbrando y orientando nuestras vidas.

Deseo que Jesús nos ayude a comprendernos y amarnos.

 

Beatriz Brinkworth