Jesús no fundó ninguna religión. Por José Comblin, SJ

Los retos de la teología en el siglo XXI

Nuestro punto de partida será la distinción entre religión y evangelio. El cristianismo no es originalmente una religión y Jesús no fundó ninguna religión. Más tarde los cristianos fundaron la religión cristiana, creación humana y no divina.

La religión es producto de la cultura humana. Hay una gran variedad de religiones, y todas tienen la misma estructura aunque muy diversas en su forma exterior. Todas tienen una mitología, un culto y una clase dedicada a su ejercicio. En eso la religión cristiana no es diferente de las demás. Ella también es creación humana, producto de diversas culturas. La religión es una realidad básica de la existencia humana. Plantea los problemas del sentido de la vida en esta tierra, el problema de los valores, el lugar del ser humano en el universo, y el problema de la salvación de este mundo de todos sus males.

La religión ha sido muy estudiada por la antropología religiosa, por la sociología religiosa, por la psicología religiosa, por la historia de las religiones. Todo eso ilustra también la religión cristiana. Por ser creación humana, la religión cristiana ha cambiado y puede todavía cambiar en el porvenir según los cambios de la historia. Este es incluso uno de los grandes desafíos de la hora presente, porque la religión cristiana está agotada y no ofrece respuesta a la orientación de la cultura actual, salvo restos del pasado.

El evangelio de Jesús no es una religión. Jesús no fundó ninguna religión: no proclamó una doctrina religiosa o una mitología, ningún discurso sobre Dios, no fundó ningún culto y no fundó ninguna clase clerical. Jesús proclamó e inauguró el reino de Dios en la tierra. El Reino de Dios no es ningún reino religioso, es una renovación de toda la humanidad, realización que cambia el sentido de la historia humana, abriendo una nueva época, la última. Es un mensaje para toda la humanidad en todas sus culturas y religiones. Se podría decir que es un mensaje y una historia meta-política.

Puesto que los seres humanos no pueden vivir sin religión, los discípulos de Cristo durante 2000 años construyeron una religión que fue como el revestimiento del mensaje cristiano, con el peligro de transformar el cristianismo en una religión. El revestimiento religioso puede ocultar el mensaje del evangelio o puede conducir a ese mensaje según la evolución de la historia. En muchos casos la religión ocultó el evangelio. Los cristianos enunciaron una doctrina que usó muchos elementos del judaísmo o de las religiones no cristianas ni judías, crearon un culto de la misma inspiración y crearon todo un sistema jurídico que encuadra una institución muy compleja.

Podemos decir que la historia del cristianismo es la historia de una tensión o de un conflicto entre religión y evangelio, entre una tendencia humana hacia la religión, y las voces o las vidas de los que querían vivir según el evangelio.

Las religiones son conservadoras y creen en un mundo permanente en el que todo recibe una explicación religiosa. La religión cambia inconscientemente pero resiste ante cualquier solicitación de cambio voluntario. Muchos cristianos y estructuras cristianas luchan sin saberlo contra el evangelio. Hay algo de verdad en lo que decía Charles Maurras, ateo francés del siglo XX, cuando decía que felicitaba a la religión romana por haber sacado del cristianismo todo el veneno del evangelio. Es un poco exagerado pero sugestivo.

El evangelio es cambio, movimiento, libertad. No puede aceptar el mundo que existe, porque tiene que cambiarlo. El evangelio es conflicto entre ricos y pobres. Es opción entre ricos y pobres. En la religión ricos y pobres son parte de la armonía general. Son así porque tiene que ser así, aunque los ricos tengan que ayudar a los pobres sin cambiar esa estructura creada por Dios o por los sustitutos de Dios. La religión quiere paz, aunque sea con alianza con los poderosos. El evangelio quiere conflicto.

La tarea de la teología es mostrar la distinción, buscar lo que es el evangelio y todo lo que se añadió y puede o debe cambiar para ser fiel a ese evangelio. Es libertar el evangelio de la religión. La religión es buena si ayuda a buscar el evangelio y no a olvidarlo bajo el revestimiento religioso. Es una necesidad humana pero tiene que ser investigada y corregida.

La teología está al servicio del pueblo cristiano o aun no cristiano, para que conozca el verdadero evangelio y pueda llegar a la fe verdadera y no a un sentimiento religioso. Durante siglos la teología estuvo al servicio de la institución para defenderla de las herejías o de los enemigos de la Iglesia. Así fue después de Trento hasta el siglo XX y en muchas regiones hasta Vaticano II. Fue apologética, arma intelectual en el combate contra las Iglesias reformadas y toda la modernidad, al servicio de la jerarquía. De cierto modo era un arma dirigida contra los laicos para que no se dejaran seducir por los enemigos de la Iglesia. Hasta Trento la teología era comentario de la Biblia, libre, abierta a todos, como trabajo intelectual gratuito. La Reforma partió de teólogos y entonces la teología estuvo bajo el control estrecho de la jerarquía.

1. Dios

La mayoría de los católicos entiende por la palabra Dios, una idea de Dios común a toda la humanidad con formas diferentes. Dios sería un Dios cósmico. Está dentro del cosmos como su creador o su ordenador. Es todo-poderoso, eterno, omnisciente, capaz de castigar o de recompensar, sensible a las oraciones y exigente de sacrificios y donaciones. Hay que pedirle perdón y pagar ese perdón por varias prestaciones. Es parte del universo al nivel más alto, sentado en el cielo de donde dirige el mundo entero. Es el autor del orden o de lo que los seres humanos llaman orden del mundo y que en realidad es el desorden del mundo. No quiere que se cambie ese orden.

Creen que conocen a Dios y no lo conocen. Conocen apenas una idea común a toda la humanidad bajo muchas formas diferentes. No conocen a Dios, porque a Dios nadie jamás lo ha visto y nadie sabe lo que es. Se creen que lo conocen, se equivocan y engañan a los demás.

2. La revelación

Dios se dio a conocer en Jesucristo. Anunció esa revelación por los profetas, pero no se había revelado. Se dio a conocer en la vida de Jesús. Jesús no lo dio a conocer por medio de palabras, discursos o de doctrinas. No ha hecho nada de eso. Nunca dijo lo que era el Padre en forma teórica. En eso hace caducar cualquier discurso sobre Dios y cualquier teología que son construcciones humanas. Suponen que ese discurso expresa lo que Jesús quiso decir y no dijo. Es un error. Si no lo dijo, ese mismo silencio ya es una revelación.

La Palabra o la revelación de Dios se hizo carne. No dijo hombre porque hombre es una categoría ambigua. ¿Qué es ser hombre? La doctrina oficial de la Iglesia se inspira en las categorías griegas que usaron los grandes Concilios que hablan de dos naturalezas en Jesús: la divina y la humana. Jesús tendría una naturaleza humana. Pero la palabra naturaleza no dice nada de lo que Juan quiere decir. Jesús era carne, lo que significa una vida humana con toda su debilidad, expuesta a todos los accidentes del mundo material, una vida hecha de esperanzas, ilusiones y desilusiones, proyectos, éxitos y fracasos, hecha de alegría y tristeza, que finalmente termina en la muerte. La carne es todo eso y mucho más.

La Palabra se hizo carne, o sea Dios se hizo carne. Esto significa que Dios abandonó todo su poder y se hizo débil como cualquier ser humano. Ni siquiera aceptó lo que lo que es poder en la sociedad humana. Dios se hizo pobre, laico, sin dinero, sin poder político, sin poder cultural. Se hizo un campesino de Galilea, provincia maldita por los judíos fieles a la ley. Dios es débil, conoce el sufrimiento, la persecución, la muerte infamante de la cruz. El Padre no se separa nunca del Hijo. El uno está en el otro.

¿Dónde está la revelación de Dios? Está en la vida de Jesús, primero en el proyecto global de su vida. Jesús tenía un proyecto bien definido que expuso en todas sus acciones y sus palabras. El proyecto es un cambio radical de toda la humanidad en vista de una humanidad justa y fraterna.

En este proyecto constan: la declaración de obsoleta de la religión de Israel para volver a las promesa de Abraham; la polémica contra las autoridades que quieren mantener el sistema judaico hasta el conflicto final que desemboca en la cruz. La cruz es la conclusión final de la lucha contra los defensores de la ley tradicional del judaísmo. Además, Jesús da las señales de la nueva humanidad por el cuidado de los enfermos, el privilegio de los dominados y las víctimas acusados de ser pecadores, la elección de un grupo de discípulos encargados de comunicar el evangelio en el mundo entero; las señales de apertura hacia los paganos y los herejes samaritanos; el reemplazo de la ley por la libertad. Jesús quiere una humanidad libre. Pablo resume muy bien cuando define el cristianismo como llamado a la libertad. Lo que hizo Jesús revela al Padre. No podemos leer las páginas del evangelio fuera de su contexto global que es el proyecto de vida de Jesús.

3. La libertad de Dios

La libertad de Dios se muestra en esto que hace abandono de todo poder. La vida de Jesús es sin poder, no se impone, no condena, no obliga, programa que fue el de dom Helder cuando llegó a Recife: dos palabras prohibidas, mandar y exigir. Jesús muestra el camino andando como lo hace. Viene a abrir el camino hacia una humanidad libre. En ese camino no hay ningún poder. Actúa libremente sin miedo, resiste las tentaciones de poder del Satanás, entra en conflicto con todas las autoridades sin miedo y con la mayor audacia. Dios respeta la libertad de los seres humanos y con eso les abre el camino a la libertad para que sigan ese camino. La cruz muestra el camino de la libertad: mejor morir que matar. Cree en la eficacia de la muerte porque sabe que Dios pasa por el camino de la libertad sin dominación. La fuerza de Dios está en el testimonio y en el amor a los rechazados, pecadores, víctimas, pobres en general. Esas son sus fuerzas. Es un Dios muy diferente de los dioses imaginados por las religiones, incluso por la religión cristiana.

La libertad procede del amor y el amor procede de la libertad. Amar es hacer hombres y mujeres libres o más libres. La libertad consiste en amar.

Para amar es necesario ser libre. Los seres humanos son prisioneros de su individualismo, de su preocupación por sí mismos que es lo que impide el amor. Dios es amor porque hace otros libres. En eso consiste su amor. El es libre y quiere que los seres humanos sean libres también.

4. La liberación de los hombres y mujeres

La historia de la humanidad es historia de la libertad. Pues los seres humanos no nacen libres, nacen dentro de una sociedad de dominación y explotación. Hay hombres y mujeres que dominan a otros y les someten a su voluntad, al servicio de su riqueza, de sus privilegios, de su poder. Hay una inmensa masa de hombres y mujeres dominados, explotados, excluidos para que otros puedan dominar y crecer. Por eso, la historia es una lucha constante y siempre repetida de los poderosos para imponer su dominación a los dominados, y los dominados luchan o tratan de luchar para defender su subsistencia, y conquistar algo de libertad. Todas las religiones ofrecen una imagen de la humanidad como algo fijo, estable, positivo globalmente, inmutable, creación de Dios. Querer cambiar es estar contra Dios. La religión cristiana ha enseñado eso por lo menos desde el 4° siglo y ya antes. La religión no acepta otro conflicto que no sea conflicto de las religiones. Para Jesús el conflicto no es de religiones, es el conflicto de dos clases, los dominadores y los dominados. Por eso Michel Henry, filósofo cristiano contemporáneo puede decir que el primer filósofo cristiano fue Karl Marx. Los filósofos griegos fueron filósofos del ser, del orden del ser, tanto Platón como Aristóteles. En lugar de ser buenos servidores de la teología, la apartaron del evangelio.

La dominación personal, grupal, estructural es el pecado que existe desde los orígenes de la humanidad. No es una obligación, pero todos los seres humanos contribuyen para mantener esas estructuras de dominación. Es un pecado de todos y es el pecado del mundo que tiene tanta fuerza en la humanidad que los seres humanos no pueden libertarse de esa dominación del pecado por sí solos. Son víctimas del pecado y pecan por sumisión al pecado universal. Jesús viene a libertar a los seres humanos de la esclavitud del pecado. El poder es la gran tentación: en lugar de ser servicio se transforma en dominación. Por eso, Dios no manifiesta ningún poder porque ha renunciado a todo poder de dominación o imposición. Jesús está libre del pecado porque no domina, no acepta ninguna forma de dominación.

5. El lugar de los pobres en la liberación

Todas las religiones predican que hay que ayudar a los pobres. La limosna es sumamente estimada en todas las religiones. El evangelio dice otra cosa.

El evangelio se dirige a los pobres porque ellos son los llamados a liberar a la humanidad. No dominan y por eso pueden ser libres. Pueden porque hay algunos que hacen todo lo posible para poder dominar también. Pero son muchos los que no aspiran a dominar y tratan de amar a su prójimo. Son ellos los que constituyen el pueblo con su palabra, su testimonio, sus acciones colectivas de voluntad de libertad. La liberación de la humanidad no viene desde arriba hacia abajo, sino más bien desde abajo hacia arriba. Esta es la locura de Dios de la que habla Pablo. Dios ha elegido lo más débil para destruir el poder de los más fuertes. De los pobres nace la nueva humanidad, de todos los que no quieren dominar y tratan de amar. Pueden ser cristianos o no, no importa. Pueden ser ateos, porque el Espíritu Santo viene a todos.

Los pobres encuentran una tremenda resistencia de los poderosos: pasan por la cruz, pero tienen la promesa de la victoria de la resurrección.

El gran desafío es convencer a los pobres de que tienen la fuerza del Espíritu para seguir el camino de Jesús y son capaces de construir un mundo nuevo, aun sin dinero, sin poder político, sin poder cultural. Pues los pobres tienen una conciencia de impotencia, de miedo, de sumisión a los grandes. La tarea de los discípulos de Jesús será la de animar y convencer a los pobres para que tengan la fe. Pues la fe no consiste en aceptar una doctrina universal válida para todos. Semejante doctrina no mueve a nadie. Sería solo una sumisión a un sistema de conceptos. La fe es creer que yo soy capaz de seguir el camino de Jesús y de construir un mundo nuevo por la fuerza del Espíritu a pesar de toda mi debilidad. Esa fe es muy difícil por supuesto, pero la mayoría de los católicos no tiene fe. Aceptan todos los dogmas, pero no tienen fe.

Tareas de la teología

La tarea principal y de cierto modo única es el estudio crítico de toda la tradición cristiana, para volver al evangelio. Se trata de redescubrir lo que realmente fue revelado en la vida y la muerte de Jesús. No se trata de destruir la religión. Sería inútil porque los seres humanos necesitan una religión y si se suprime ella reaparece en otras formas. El problema consiste en saber todo lo de la religión que ya no es comprensible ni aceptable en la nueva cultura moderna que entra en todas las religiones. Habrá que buscar lo que es realmente comprensible y significativo y puede ser un revestimiento aceptable del evangelio. Veamos los elementos de la religión.

1. La doctrina o la mitología

Jesús no formuló ninguna doctrina. Habló por medio de metáforas, narraciones, parábolas, sentencias, consejos, observaciones sobre la experiencia del momento. Ese medio de expresión es popular, es el medio de los pobres. Si Dios se expresó en esa forma, no lo hizo por distracción o por adaptación a un supuesto intelecto inferior de los pobres. Lo usó porque ese modo de expresión es menos riguroso, menos impositivo, menos limitado. Una doctrina siempre está marcada por una época, una cultura limitada en el tiempo y el espacio. El lenguaje metafórico conserva su sentido en medio de muchas culturas. Carece de la precisión que tienen los conceptos. Si Dios lo hizo así es porque lo escogió como el medio de expresión mejor posible. Si ese lenguaje no tiene la precisión de los conceptos abstractos es porque Dios no quería esa precisión. Las expresiones de Jesús permiten varias interpretaciones y Dios lo quiso así. No quiso que sus discípulos fueran prisioneros de una doctrina.

Más tarde la Iglesia definió en forma de conceptos muchas veces sacados de la filosofía griega una doctrina obligatoria. Impuso una interpretación rígida del evangelio. Los dogmas han sido siempre una causa de dudas, problemas, resistencias porque no todos aceptaban esa disciplina del pensamiento que Jesús no había impuesto.

La tarea de la teología será liberar el evangelio de la rigidez del dogma. Habrá que examinar críticamente todos los documentos del magisterio. Desde Trento los teólogos dieron habitualmente la interpretación maximalista de los dogmas. Necesitamos volver a una interpretación minimalista ¿qué es lo que el evangelio realmente impone? Además los dogmas actúan históricamente por lo que no dicen. Los 4 primeros concilios concentran todo en los conceptos de persona y naturaleza. Dejaron de lado la vida humana de Jesús. Por eso la vida humana de Jesús dejó de ser durante siglos motivo de reflexión de los cristianos. Tomás de Kempis pudo escribir un libro sobre la Imitación de Cristo, sin ninguna alusión a la vida humana de Jesús. ¿Qué Cristo es ese? Los dogmas ocultaron la vida humana de Jesús durante siglos. En Trento no se habló de la fe en sentido bíblico, sino de una fe religiosa que no es cristiana. La conclusión fueron siglos de incomunicación entre católicos y protestantes, lo que podía haber sido evitado.

Los dogmas fueron definidos por Papas u obispos. Pero ellos no representan necesariamente todo el pueblo cristiano, como si el Espíritu no estuviera también en el pueblo. Hubo concilios que dividieron profundamente y expulsaron de la Iglesia a sectores inmensos: las Iglesias de Siria, de Egipto y de todo el Oriente, sin hablar de los protestantes. Dentro de las asambleas hubo disensiones que no eran herejías. Por ejemplo en el Vaticano I. Esto fragiliza las definiciones. Todo eso es objeto de la teología.

Por supuesto la misma teología es sospechosa a la luz del evangelio y tiene que examinarse críticamente para ver si ayuda a la comprensión del evangelio o lo oculta, lo que sucedió muchas veces. Pues desde Trento la teología se hizo polémica contra los protestantes y los modernos. Se puso al servicio de la jerarquía. No es esa la tarea de la teología. Ella sirve para ayudar al pueblo cristiano a entender mejor lo que dice el evangelio. Está al servicio del pueblo cristiano y no de su jerarquía.

2. El culto

En la religión la parte más importante es el culto. En el decorrer de los tiempos, los cristianos han creado un inmenso edificio litúrgico, muy riguroso, muy determinado en todos los gestos y todas las palabras. Los ritos se han inspirado en el Antiguo Testamento, en las religiones de los pueblos cristianizados. Se ha llegado a definir que habría 7 sacramentos. Además hay una infinidad de bendiciones y demás actos de culto, más popular o más letrado. Después del Vaticano II hubo algunos cambios muy superficiales porque por lo esencial todo quedó igual. La consecuencia es que muchos católicos han abandonado un culto que ya no significa nada para ellos. De hecho es difícil entender de qué modo esa liturgia se relaciona con la vida individual y social de los tiempos presentes. La unción de los enfermos poco se practica. Poquísimos todavía practican el sacramento de penitencia. Todo tuvo significado cuando fue introducido en el culto oficial. Pero muchos ritos se hicieron incomprensibles. ¿Cuáles serían los gestos y las palabras que serían significativos para la nueva generación? En lugar de buscar lo que exige la situación actual de la humanidad, hay grupos importantes en Roma que querrían volver al pasado de Trento. Entonces sería la expulsión definitiva de la juventud. Querrían volver al latín. ¿ Por qué no al griego o al hebraico?

3. La organización

Todas las religiones se dan una institución cuyo elemento básico son los sacerdotes cuya misión consiste principalmente en el culto. La religión cristiana no podía escapar. Apareció un clero que – sobre todo después de Constantino – se separó socialmente del pueblo y formó una casta con su sub-cultura propia. En realidad hasta Trento el clero creó muchos problemas, pero Trento logró poner orden y definir el clero que todavía existe hoy. El sistema es rigurosamente monárquico. Todos los poderes están en el Papa y el Papa delega una parte de ellos a los obispos y éstos a los presbíteros y diáconos. Los problemas provocados por la situación actual del sistema monárquico y de la separación entre clero y pueblo, lo que hace imposible una verdadera comunidad, son bien conocidos y no es necesario repetirlos. Es evidente que el sistema no funciona. El rechazo del clero es uno de los motivos fundamentales del abandono de la Iglesia. En las otras Iglesias dichas históricas el problema es igual.

Durante siglos los teólogos se han dedicado a explicar y justificar todos los elementos del sistema. Los tiempos han cambiado. Todo lo que estaba ligado a la cultura tradicional, perdió su sentido y su legitimidad. La teología pondrá en contacto el evangelio y el mundo actual.

 

Fuente: Lamiarrita


¿Qué nos está pasando en la Iglesia? Por José Comblin

Buenas tardes a todas y todos.

No es la primera vez que hablo en este lugar, pero agradezco mucho la amistad de Jon Sobrino, que nos conocemos desde hace tanto tiempo y yo lo estimo como una de las cabezas más lúcidas de este tiempo que renovó completamente la cristología.

Desconcierto Actual

Bueno…Las preguntas de ayer me han dado la impresión que en muchas personas hay un cierto desconcierto en la situación actual de la Iglesia. O sea, como una sensación de inseguridad. Como decía Santa Teresa, de “no saber nada al respecto, que nada provoque temor”. Cuando era joven yo conocí algo semejante y, tal vez, peor. Era el pontificado de Pio XII. Él había condenado a todos los teólogos importantes, había condenado todos los movimientos sociales importantes, por ejemplo, la experiencia de los padres obreros en Francia, Bélgica y otros países. Ahí nosotros jóvenes seminaristas y después jóvenes sacerdotes estábamos más que desconcertados, preguntándonos Pero, ¿todavía hay porvenir? Yo me acuerdo que en aquel tiempo había leído una biografía de un autor austríaco del papa Pio XII. Y ahí contaba algunas palabras que había escrito el P. Liber, jesuita, profesor de Historia de la Iglesia en la Gregoriana. El P. Liber era confesor del papa. Sabía todo lo que pasaba en la cabeza de Pio XII y entonces decía: “Hoy la situación de la iglesia Católica es igual a un castillo medieval, cercado de agua, levantaron el puente y tiraron las llaves al agua. Ya no hay manera de salir (risas). O sea, la Iglesia está cortada del mundo, no tiene más ninguna posibilidad de entrar”. Eso dicho por el confesor del papa, que tenía motivos para saber esas cosas. Después de eso vino Juan XXIII y ahí, todos los que habían sido perseguidos, de repente son las luces en el Concilio y de repente todas las prohibiciones se levantan. Ahí renació la esperanza. Digo esto para que no se perturben. Algo vendrá… algo vendrá que no se sabe qué, pero algo siempre pasa.

Fase final de la Cristiandad

¿Cómo explicar esas situaciones que todavía pueden recomenzar? Porque nos estamos acercando a la fase final de la cristiandad. Ya hace muchos siglos que han anunciado la muerte de la cristiandad… que está agonizando desde hace 200 años, pero todavía puede continuar su agonía durante algunas décadas o algunos años. O sea, ha dejado de ser la conciencia del mundo occidental. Ha dejado de ser la fuerza que anima, estimula, aclara, explica la fuente de la cultura, la economía, de todo lo que fue durante el tiempo de la cristiandad. Eso se ha destruido progresivamente desde la Revolución Francesa y aquí desde la independencia, desde la separación del imperio español. Entonces, poco a poco, han aparecido muchos profetas que han dicho que se ha muerto la cristiandad… hace 200 años ya. Pero la fachada es tan fuerte, resiste tanto, que se mantiene una tensión constante. Pero ahora sí creo que la cristiandad está entrando en sus fases finales. ¿Quieren una señal? La encíclica Caritas in Veritate… No sé cuántas personas aquí han leído la encíclica. Si se ve qué repercusión ha tenido en el mundo: impresionante silencio… Tal vez silencio respetuoso pero más probablemente silencio de indiferencia. A nadie ya le importa la doctrina social de la iglesia…. que también ha dejado de interesarse de lo que sucede en la realidad concreta.

Hace algunos años un sociólogo jesuita muy importante el P. Calvez, que tuvo un papel importantísimo en la creación, manutención de la doctrina social de la iglesia, publicó un libro con el título: “Los silencios de la doctrina social de la iglesia”. Todavía está en silencio. Deja de entrar con fuerza en los problemas del mundo actual; se queda con teorías tan vagas, tan abstractas, tan generales…la carta Caritas in Veritate podría ser firmada por el Fondo Monetario Internacional (risas), por el Banco Mundial… sin ningún problema. No hay absolutamente nada que incomode a esa agente. ¿Entonces para qué? Eso es señal.

¿Quieren otra señal? La Conferencia de Aparecida ha dicho muchísimas cosas muy buenas; quiere transformar la iglesia en una misión, pasar de una iglesia de “conservación” a una iglesia de “misión”. Sólo que piensa que eso va a ser hecho por las mismas instituciones que no son de misión sino de conservación. Eso va a ser hecho por las diócesis, por la parroquia, por los seminarios, por las congregaciones religiosas. Estos aquí de repente y por milagro van a transformarse en misioneros. Hace tres años ya y ¿que pasó en su diócesis? ¿Cómo se aplicó la opción por los pobres? No sé cómo es aquí, pero en Brasil no veo mucha transformación. Es decir, la cristiandad se está disolviendo progresivamente; pero el problema es después. Después ¿qué? ¿Qué viene… cómo? De ahí la inseguridad porque no sabemos lo que viene después. Pero al fin quedémonos con lo que dice Santa Teresa: no nos perturbemos. Esto sucedió muchas veces en la historia y todavía va a suceder probablemente muchas veces. Hay que aprender a resistir, a aguantar, no dejarse desanimar o perder la esperanza por eso que sucede.

Lo que sucede es que en Roma no se convencen que la cristiandad ha muerto. Creen que las encíclicas iluminan el mundo; creen que las instituciones eclesiásticas iluminan y conducen el mundo. O sea, Es un mundo cerrado, que de hecho viven en un castillo medieval, cercado de agua. Y entonces ¿qué pasa? Vamos a ver cómo interpretar, cómo ver lo que está pasando. Y de ahí ver cuál es el “método teológico” que conviene para eso.

El evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo

Hay que partir de una distinción básica que ahora varios teólogos ya han propuesto entre el evangelio y la religión.

El evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo. El evangelio no es religioso. Jesús no ha fundado ninguna religión. No ha fundado ritos; no ha enseñado doctrinas; no ha organizado un sistema de gobierno… nada de eso. Se dedicó a anunciar, promover el reino de Dios. O sea, un cambio radical de toda la humanidad en todos sus aspectos. Un cambio, y un cambio cuyos autores serán los pobres. Se dirige a los pobres pensando que solamente ellos son capaces de actuar con esa sinceridad, con esa autenticidad para promover un mundo nuevo. ¿Eso sería un mensaje político? No es político en el sentido de que propone un plan, una manera…no, para eso la inteligencia humana es suficiente; pero como meta política, porque esto es una orientación dada a toda la humanidad.

Y… ¿La religión? ¡Aah! Jesús no ha fundado una religión pero sus discípulos han creado una religión a partir de Él. ¿Por qué? Porque la religión es algo indispensable a los seres humanos. No se puede vivir sin religión. Si la religión actual aquí se desintegra, ¡hay 38.000 religiones registradas en Estados Unidos! O sea, no faltan religiones, aparecen constantemente. El ser humano no puede vivir sin religión, aunque se aparte de las grandes religiones tradicionales. Entonces, la religión es una creación humana. Entre la religión cristiana y las demás religiones, la estructura es igual. Es una mitología. Tal como hay una mitología cristiana, hay una mitología hinduista, sintoísta, confucionista… Eso es parte indispensable para la humanidad. O sea, cómo interpretar todo lo incomprensible de la humanidad por la intervención de seres con entidades sobrenaturales, fuera de este mundo, que están dirigiendo esta realidad.

En segundo lugar, una religión son ritos; ritos para apartar las amenazas y para acercarse a los beneficios. Todas las religiones tienen ritos. Y todas tienen gente separada, preparada, para administrar los ritos; para enseñar la mitología. Esto es común a todos. Entonces esto debía suceder con los cristianos también. debía suceder. ¿Cómo podrían vivir sin religión?

¿Cómo empezó esa religión? Debe haber comenzado cuando Jesús se transformó en objeto de culto. Lo que sucedió bastante temprano, sobre todo entre los discípulos que no lo habían conocido, que no habían vivido con él, que no habían estado cerca. Entonces la generación siguiente o los que vivían más distantes, más lejos, entonces para ellos Jesús se transformó en objeto de culto. Con eso… se des-humanizó progresivamente. El culto de Jesús va remplazando el seguimiento de Jesús. Jesús nunca había pedido a los discípulos un acto de culto; nunca había pedido que le ofrecieran un rito… nunca. Pero sí quería el seguimiento, su seguimiento. Esa dualidad comienza a aparecer temprano; 30 años, 40 años después de la muerte de Jesús, ya aparece con fuerza suficiente para que Marcos escribiera en su evangelio precisamente para protestar contra esas tendencias de des-humanización, o sea, de hacer de Jesús un objeto de culto. Este evangelio es precisamente para recordar una palabra de profeta: ¡No! Jesús era eso. Jesús ha hecho eso, ¡vivió aquí en este mundo! Vivió aquí en esta tierra.

Con el desarrollo de la religión cristiana que se hizo—aquí problema para los teólogos—entonces, progresivamente esa tentación reapareció. ¡Nació un comienzo de doctrina! El símbolo de los Apóstoles. Y ¿qué dice el símbolo de los Apóstoles sobre Jesús? Aah…dice que nació y murió. Nada más. Como si lo demás no tuviera importancia, como si la revelación de Dios no fuera justamente la misma vida de Jesús, sus actos, sus proyectos, todo su destino terrestre… esa es la revelación, pero eso ya se va perdiendo de vista. Los símbolos de Nicea y Constantinopla: igual. Cristo nació y murió. El Concilio de Calcedonia define que Jesús tiene una naturaleza divina y una naturaleza humana. Pero, ¿qué es una naturaleza? Un ser humano no es una naturaleza. Un ser humano es una vida, es un proyecto, es un desafío, es una lucha, es una convivencia en medio de muchos otros. Eso es lo fundamental si queremos hacer el seguimiento de Jesús.

La religión: distinción entre lo sagrado y profano

Progresivamente aparece a partir de los primeros concilios un distanciamiento entre la religión que se forma. Con Nicea y Constantinopla ya hay un núcleo de enseñanza y de teología y la iglesia va a dedicarse a defender, promover, aumentar esa teología. Ya se han organizando grandes liturgias de Basilio o de otros, y ya se ha organizado un clero. El clero como clase separada es una invención de Constantino. Hasta Constantino no había distinción entre personas sagradas y personas profanas. Todos laicos. Porque Jesús apartó la clase sacerdotal y no había previsto ninguna manera que apareciera otra clase sacerdotal, porque todos son iguales. Y no hay personas sagradas y personas no sagradas porque para Jesús no hay diferencia entre sagrado y profano. Todo es sagrado o todo es profano.

Ahora, en la religión hay una distinción básica entre sagrado y profano. Todas las religiones. Y hay un clero que se dedica a lo que es sagrado. Y los otros que están en lo profano, en la religión son receptores, no son actores; no tienen ningún papel activo. Para tener un papel activo hay que ser realmente consagrado. Eso comienza al tiempo de Constantino.

Dos líneas en la historia cristiana

Y entonces a partir de aquello van a aparecer dos líneas en la historia cristiana. Los que como el evangelio de Marcos quiere recordar: ¡No!…Jesús ha venido para mostrar el camino, para que lo sigamos. Eso es lo básico, lo fundamental. Una línea que va a renovar, a aplicar en diversas épocas históricas lo que fue la vida de Jesús y como él lo enseñó. Y en toda la historia podemos seguir. Claro que no sabemos todo, porque la gran mayoría de los que siguieron el camino de Jesús fueron pobres, de los que nunca se habló en los libros de historia y entonces no han dejado documentes. Pero hay personas que han dejado documentos y con eso podemos acompañar dónde en la historia de la iglesia cristiana, dónde aparece el evangelio. Dónde se buscó primeramente la vivencia del evangelio. Los que buscaron radicalmente el camino del evangelio fueron siempre minorías, como decía Helder Camera, “minorías abrahánicas”.

La mayoría está en el otro polo; en la religión. O sea, dedicándose a la doctrina; enseñando la doctrina, defender la doctrina contra los herejes y las herejías… eso fue una de las grandes tareas; practicar los ritos y formar la clase sagrada, la clase sacerdotal. Eso nos lleva a una distinción que va a manifestarse en toda la historia. El polo “evangelio” está en lucha con el polo “religión” y “religión” con el polo “evangelio”. En toda la historia cristiana. Toda la historia cristiana es una contradicción permanente y constante entre los que se dedican a la religión y los que se dedican al evangelio. Claro que hay intermediarios y así no hay polos totales. Pero en la historia hay visiblemente dos historias; dos grupos que se manifiestan. La historia oficial: cuando yo era joven nos daban historia de la iglesia que era “historia de la institución eclesiástica” y entonces allí solo se hablaba de la religión, suponiendo que la religión era la introducción al evangelio. Pero eso es una suposición: que todo lo que ha nacido en el sistema católico viene de Jesús, como se decía en la teología tradicional en tiempos de la cristiandad: que todo lo que hay en la iglesia Católica Romana, al final, viene de Jesús. Con muchos malabarismos teológicos ahí se logra mostrar que todo tiene finalmente su raíz en Jesús. No tienen su raíz en otras religiones, en otras culturas. Como si los cristianos que se convierten a la iglesia fueran totalmente puros de toda cultura y toda religión. Todos traen su cultura y su religión; e introducen en su vida cristiana, elementos que son de su religión y cultura anterior y por eso resulta una religión que es siempre ambigua, compleja. Es inevitable porque los seres humanos que entran en la iglesia no son ángeles. Ellos están cargados de siglos y siglos de historia y de transmisión cultural y todo eso entra, naturalmente, a la iglesia. De ahí una oposición que en materia política, por ejemplo, se muestra claramente. Se dice: el evangelio procede de Dios y por lo tanto no puede cambiar. La religión es creación humana, por lo tanto puede y debe cambiar según la evolución de la cultura, las condiciones de vida de los pueblos en general. Si la religión queda apegada a su pasado, ella es poco a poco abandonada en favor de otra religión más adaptada; o más comprensible.

El evangelio se vive en la vida concreta, material, social. La religión vive en un mundo simbólico: todo es simbólico – doctrina, ritos, sacerdotes… todos son entidades simbólicas. Que no entran en la realidad material. El evangelio es universal, porque no trae ninguna cultura y no está asociado a ninguna cultura, a ninguna religión. Las religiones están siempre asociadas a una cultura. Por ejemplo, la religión católica actual está ligada a la subcultura clerical romana que la modernidad ha marginalizado, que está en plena decadencia porque sus miembros no quisieron entrar en la cultura moderna. El evangelio es renuncia al poder y a todos los poderes que existen en la sociedad. La religión busca el poder y el apoyo del poder en todas las formas de poder… ¡y son tan visibles!

El poder… Recuerdo que en tiempo de la prisión de los obispos en Riobamba el nuncio decía: “si la iglesia no tiene apoyo de los gobernantes, no puede evangelizar (risas)”. Uno podría pensar al revés: que si tiene el apoyo de los poderes será difícil evangelizar.

Pero esa es una mentalidad que está en resto de la cristiandad entre la iglesia fundida en una realidad político-religiosa y entonces, naturalmente, estaban unidas todas las autoridades: el clero y el gobierno; el clero y el ejército—todo unido. Renunciar a eso es muy difícil. Renunciar a la asociación con el poder es muy difícil. Voy a dar un ejemplo. Mi obispo actual en el Estado de Bahía, Brasil, es un franciscano, se llama Luis Flavio Carpio. Se hizo famoso en Brasil por dos huelgas de hambre que realizó para protestar contra un proyecto faraónico del gobierno, basado en una inmensa mentira. No hay tiempo para contar toda la historia… pero se hizo conocer y fue invitado en el Kirchentag de la Iglesia alemana. Después de la invitación habló en varias ciudades de Alemania. Un grupo se acercó diciendo que venían para entregarle una donación… una ayuda para sus obras. Y era bastante: unos $100.000 dólares. Él preguntó: “¿De dónde viene ese dinero? Le dijeron que son algunas empresas, algunos ejecutivos. Entonces dijo: “No acepto. No quiero aceptar el dinero que fue robado a los trabajadores, a los compradores de material”. No aceptó… ninguna alianza con el poder económico. Yo no sé cuántos en el clero no aceptarían…(aplausos). Ese obispo es un franciscano igual a San Francisco. Toda su vida ha sido así. Por eso me fui  a vivir ahí… para santificarme un poquito en contacto con una persona tan evangélica…

Entonces… ¿Cómo nació la Iglesia? La Iglesia de la que se habla: esa realidad histórica, concreta de la que tenemos experiencia. Para el pueblo en general la iglesia es el papa, los obispos, los padres, las religiosas, religiosos… ese conjunto institucional de la que se habla y que provoca también tanta incertidumbre como lo hemos visto. ¿Cómo nació la iglesia? Jesús no fundó ninguna iglesia. El mismo Jesús se consideraba como un judío; era el pueblo de Israel renovado y los primeros discípulos también; los doce apóstoles son los patriarcas de la iglesia del Israel renovado. La primera conciencia era que la continuación de Israel, la perfección, la corrección de Israel. Pero una vez que el evangelio penetró en el mundo griego, ahí Israel no significaba muchas cosas para ellos y allí Pablo inventa otro nombre. Da a las comunidades que funda en las ciudades el nombre de “ekklesía”, lo que se tradujo por “iglesia”. ¿Qué es la ekklesía? El único sentido que tiene en griego es “la asamblea del pueblo reunido que gobierna la ciudad”; en la práctica era la gente más poderosa, pero en fin es que en la ciudad griega el pueblo se gobierna a sí mismo y lo hace en reuniones que son “ecclesías”. Pablo no da ningún nombre religioso a las comunidades; los ve como un grupo destinados a ser la animación. El mensaje de transformación de todas las ciudades, de tal manera que están constituyendo el comienzo de una humanidad nueva: y es una humanidad donde todos son iguales; todos gobiernan a todos. Después viene la carta a los Efesios en la que se habla de iglesia como traducción del “kahal” de los judíos, o sea es el nuevo Israel. Y la ecclesía es ahí también el nuevo Israel. O sea, todos los discípulos de Jesús unidos en muchas comunidades, pero no unidos institucionalmente sino unidos por la misma fe. Todos constituyen la “ecclesìa”, la gran iglesia que es el cuerpo de Cristo. Todavía no existen instituciones.

Pero naturalmente no podía continuar así. Los judíos que aceptaron el cristianismo no así abandonaron todos el judaísmo. Y cuando creció el número de cristianos, el número de comunidades, allí comenzaron a penetrar algunas estructuras. En el tiempo de Pablo aún no hay presbíteros, aunque san Lucas diga lo contrario; pero san Lucas no tiene ningún valor histórico: eso ya todo el mundo lo sabe. Atribuye a Pablo lo que se hacía en su tiempo; entonces imagina que Pablo fundó presbíteros, consejos presbiterales: ¿cómo se justificaría un obispo sin ordenar sacerdotes? Entonces parece evidente un comienzo de separación todavía muy sencilla, porque todavía no hay sacralidad, no hay nada sagrado: los presbíteros no son sagrados, así como los presbíteros de las sinagogas no eran sagrados; tenían una función, una misión de gobierno, de administración, pero no una función ritual, o una función de enseñanza de una doctrina.

Después aparecieron los obispos. Al final del II siglo se estima que el esquema episcopal está generalizado, pero demoró bastante. Clemente de Roma, cuando publica y escribe su carta a los Corintios, dice “presbíteros”: eso no es obispo. Todavía en Roma no hay obispo, solo presbíteros. Pero se organizó el esquema episcopal. Es probable que para las luchas contra las herejías, contra el gnosticismo, se necesitaba una autoridad más fuerte, para poder enfrentar el gnosticismo y todas las nuevas religiones sincretistas que aparecen en aquel tiempo.

Y la Iglesia como institución universal, ¿cuándo aparece? Hubo en el siglo III concilios regionales: obispos de varias ciudades que se reunían. Pero una entidad para institucionalizar todo no existía. Quien inventó esta Iglesia universal fue el emperador Constantino. Él reunió a todos los obispos que había en el mundo con viajes pagados por él, alimentación pagada también por él y toda la organización del concilio fue dirigida por el emperador y los delegados del emperador. Esto constituye un precedente histórico. Hasta hoy no estamos libres de eso: que la Iglesia universal como institución haya nacido por el emperador.

Después en la historia occidental cayó el emperador romano y allí progresivamente el papa logró llegar a la función imperial. Se dieron muchas luchas en la Edad Media entre el papa y el emperador, pero siempre el papa se estimaba superior al emperador. En las cruzadas, el papa era generalísimo de todos los ejércitos cristianos; era una personalidad militar: comandante en jefe del ejército cristiano. Y dentro de la línea de los Estados pontificios, todavía esto se mantiene

Cuando el papa perdió el poder temporal, allí reforzó su poder sobre las Iglesias: y gobierna a las Iglesias como un emperador, o sea todos los poderes son centralizados en una sola mano y con todas las ventajas de una corte: porque si no hay nada de democracia en la Iglesia. ¿Quiénes son los que orientan al papa? ¡La corte! Los cortesanos, los que están allí cerca. Claro que él no puede hacer todo, pero en fin una corte separada del pueblo cristiano. Todavía estamos sufriendo las consecuencias de aquello. El papa Pablo VI dijo en algunos momentos que realmente había que cambiar la función actual del papa o sea de lo que hace el papa. Juan Pablo II en la “Unum sint” dice también hay que darse cuenta de que el gran obstáculo en el mundo de hoy es esa concentración de todos los poderes en el papa; habría que encontrar otra manera de ejercer eso. Eso para decir que todo esto pertenece a la religión.

Tarea de la teología: en el evangelio y en la religión

A partir de eso, ¿cuál es la tarea de la teología? Es compleja, justamente porque tiene una tarea en el Evangelio y una tarea en la religión. La teología fue durante siglos la ideología oficial de la Iglesia. Su papel era justificar todo lo que dice y hace la Iglesia con argumentos bíblicos, con argumentos de tradición, liturgia, y un montón de cosas que yo aprendí cuando estaba en el seminario. Claro que no lo creía (risas), pero todavía la mayoría lo cree. Entonces, ¿qué pasa?

Primera tarea: ¿qué dice el Evangelio?

Entonces primero: primera tarea, el Evangelio, ¿qué dice? ¿Qué es lo que es de Jesús? ¿Qué es lo que es penetración del judaísmo, penetración de otra cultura, penetración de otro tipo de religión? ¿Qué es lo que viene de Jesús según el Nuevo Testamento? Todo el Nuevo Testamento no viene de Jesús: no; las epístolas pastorales que hablan, por ejemplo, de los presbíteros: eso no viene de Jesús. Entonces la tarea de la teología consistirá en decir qué lo que es de Jesús, qué es lo que realmente quiso, qué lo que realmente hizo y en qué consiste realmente el seguimiento de Jesús.

Viendo en la historia, ¿cuáles fueron las manifestaciones, dónde, en formas diferentes, porque las situaciones culturales eran diferentes, dónde podemos reconocer la continuidad de esa línea evangélica? Porque si queremos penetrar en el mundo de hoy y presentar el cristianismo al mundo de hoy, todo lo que es religioso no interesa. Lo que puede interesar es justamente el Evangelio y el testimonio evangélico. Nadie va a convertirse por la teología: usted puede hacer todas las mejores clases, nadie va hacerse cristiano por motivo de la teología. Por eso me pregunto: ¿por qué en los seminarios se cree que la formación sacerdotal es enseñar la teología? Yo no entiendo, no entiendo. ¿No hay otra cosa que hay que hacer para evangelizar? No es mucho más complejo. Por eso hace 30 años que he decidido en presencia de Dios nunca más trabajar en seminarios (risas). Porque, eso ya no.

Entonces la línea evangélica es esa! San Francisco. San Francisco era un extremista. No quería que sus hermanos tuvieran libros: nada de libros. Con el Evangelio basta: no se necesita nada más. El mismo decía: “Yo, lo que enseño, no lo aprendí de nadie, ni del papa; lo aprendí de Jesús directamente, por su Evangelio”. Bueno, eso es lo que puede convencer al mundo de hoy que está en una perturbación completa y que se aparta siempre más de las Iglesias institucionales antiguas, tradicionales. Todas las grandes religiones han nacido casi como entre 1.000 y 500 años antes de Cristo, salvo el Islam que apareció después; pero es como un ramo de la tradición judeo-cristiana. Entonces, primero eso.

¿qué hacer con la religión?

Segundo la religión: ¿qué hacer con la religión? Hay que examinar en todo el sistema de religión, qué es lo que ayuda, qué realmente ayuda a entender, a comprender, a actuar según el Evangelio. ¿Eso habrá nacido por inspiración del Espíritu en monjes, por ejemplo? Si usted ve la vida de los monjes del desierto en Egipto, eso no es un mensaje: no es un mensaje y no viene del Evangelio tampoco. O sea muchas cosas vienen no se sabe de qué tradición, tal vez puede haber sido del budismo u otras cosas así. Entonces examinar qué es lo que todavía vale hoy, y sinceramente.

Jesús no ha instituido 7 sacramentos. Hasta el siglo 12 se discutía si eran 10, 7, 5, 9, 4: no había acuerdo; finalmente han decidido que había 7. Bueno, por motivos de 7 días del Génesis, 7 planetas, el número 7… pero hay cosas que visiblemente ya no hablan para la gente actual, por ejemplo, el sacramento de penitencia con confesión a un sacerdote. ¿Cuántos se confiesan actualmente? Hace 20 años yo atendía en la Semana Santa, en una parroquia popular, a 2.000 confesiones y el párroco también 2.000 confesiones. Hoy día: 20, 30, o sea que la gente ya no responden. Eso ha sido definido en el siglo XII, XIII: ¿por qué mantener algo que ya no tiene ningún significado y, al revés, que provoca mucho rechazo? O sea que uno necesite hablar con alguien, que al pecador le gusta hablar con alguien, pero no justamente al sacerdote: hay muchas personas, hay muchas mujeres que pueden hacer ese oficio mucho mejor, con más equilibrio, sin atemorizar como hacen los sacerdotes. Eso es una cosa…

Pero hay un motón de cosas que es necesario revisar porque no tienen porvenir. Entonces es inútil querer defender o mantener algo que ya es obstáculo a la evangelización y que no ayuda absolutamente en nada. En las liturgias hay muchas cosas que cambiar. La teoría del sacrificio ha sido introducida por los judíos naturalmente. En el templo se ofrece sacrificios, los sacerdotes son personas sagradas que ofrecen el sacrificio. Toda esa teoría, hoy día no significa absolutamente nada. Que el padre sea dedicado a lo sagrado para ofrecer el sacrificio y que la Eucaristía sea un sacrificio: ¿todo esto viene de Jesús? Ah, no viene de Jesús. Entonces hay que ver si eso vale o no vale. ¿Para qué mantener algo no vale?

Y después hay también la otra parte: lo que no ayuda, lo que ha sido infiltración de otras tendencias, otras corrientes, por ejemplo, la vida ascética de los monjes irlandeses. Irlanda fue la isla de los monjes. Allí los obispos no tenían autoridad; solamente servían para ordenar sacerdotes; pero, por lo demás podían descansar. Los que mandaban eran los monjes: los monasterios eran los centros, lo que era la diócesis actualmente. Esos monjes irlandeses vivían una vida ascética, pero tan extraordinariamente deshumana para nosotros que eso es imposible que venga de Jesús, es imposible que eso ayude, porque esos hombres allí eran super-hombres, pero no existen mas hombres semejantes hoy. Un ejercicio de penitencia que hacían, por ejemplo, era entrar en el río -en Irlanda los ríos son fríos- y quedarse allí desnudo para rezar todos los salmos (risas)… Esa manera de entender la vida, no; no hay que considerar que eso es cristiano; no es marca de santidad tampoco; no es así que se manifiesta la santidad. Examinar todo lo que viene de allá.

Todas las congregaciones femeninas saben cuánto hay que luchar para cambiar costumbres, tradiciones que no son evangélicas. ¡Cuántos debates! Yo conozco una serie de congregaciones femeninas y ¡cuánto tiempo que se  gasta en discusiones, disputas! entre las que quieren conservar todo y las que quieren abandonar lo que no sirve más y encontrar otro modo de vivir más adaptado a la situación actual.

Entonces,  tarea de la teología… Claro que es cambiar, eso cambia la tradición, deja de ser la ideología de todo el sistema romano: pero esa no tiene porvenir. Ese tipo de teología ya hace tiempo que ha sido progresivamente abandonada.

Nuevo franciscanismo

En América Latina apareció algo: hemos conocido un nuevo franciscanismo, o sea, una nueva etapa, pero radical, de vida evangélica. ¿Cuándo nació? He hablado de los obispos que han participado en eso y que animaron Medellín y de la opción por los pobres, los santos padres de América Latina. Y ustedes los conocen. Si hay que marcar el origen del nuevo evangelismo de la Iglesia latinoamericana, yo diría, -no se olviden-, el 16 de noviembre de 1965. En ese día, en una catacumba de Roma, 40 obispos, la mayoría latinoamericanos, incitados por Helder Cámara, se juntaron y firmaron lo que se llamó “el Pacto de las Catacumbas”. Allí se comprometían a vivir pobres, en la comida, en el transporte, en la habitación. Se comprometen; no dicen lo que habría que hacer; se comprometen y de hecho lo hicieron después, una vez que llegaron a sus diócesis. Y después; a dar prioridad en todas sus actividades a lo que es de los pobres, o sea, dejando muchas cosas para dedicarse prioritariamente a los pobres y una serie de cosas que van en el mismo sentido. Esos fueron los que animaron la Conferencia de Medellín. O sea, aquí nació.

Y tuvieron un contexto favorable: el Espíritu Santo ya en aquel tiempo había suscitado una serie de personas evangélicas. Las Comunidades Eclesiales de Base habían nacido ya. Religiosas insertas en las comunidades populares ya había. Pero, eran pocos y se sentían un poco como marginados en medio de los otros. Medellín les dio como una legitimidad y al mismo tiempo una animación muy grande, y se expandió. ¿Fue toda la Iglesia latinoamericana? Claro que no. Siempre es una minoría. Un día, me acuerdo, le preguntaron al cardenal Arns – un santo, con quien hemos vivido muy buenas relaciones de amistad -… un periodista le había preguntado: “usted, señor cardenal, aquí en Sao Paulo tiene mucha suerte, toda la Iglesia se hizo Iglesia de los pobres, las monjas todas al servicio de los pobres: ¡qué cosa magnífica!”. Ahí, Dom Paulo dijo: “Sí pues, aquí en Sao Paulo 20% de la religiosas se fueron a las comunidades pobres; 80% se quedaron con los ricos”. Era mucho. Hoy día no hay 20%.

Esto fue una época de creación, una de esas épocas que hay a veces en la historia donde una efusión muy grande del Espíritu. Pero tenemos que vivir esa herencia: es una herencia que hay que mantener, conservar preciosamente porque eso no va a reaparecer. A veces me preguntan: ¿Por qué hoy día los obispos no son como en aquel tiempo? Porque en aquel tiempo es la excepción, o sea, en la historia de la Iglesia es la excepción: de vez en cuando el Espíritu Santo manda excepciones.

Y ¿quién va a evangelizar el mundo de hoy?

Y ¿Quién va a Evangelizar el mundo de hoy? Para mí, son los laicos. Y ya aparecen muchos grupitos de jóvenes que justamente practican una vida mucho más pobre, libres de toda organización exterior, viviendo en contacto permanente con el mundo de los pobres. Ya hay; habría más si se hablara más, si fueran más conocidos. Puede ser una tarea también auxiliar de la teología: divulgar lo que está pasando realmente, dónde está el Evangelio vivido en este momento, para darlo a conocer, para que se conozcan mutuamente, porque de lo contrario pueden perder ánimo o no tener muchas perspectivas. Una vez que se unan, formen asociaciones, cada cual con su tendencia, su modo de espiritualidad. No espero mucho del clero. Entonces es una situación histórica nueva.

Pero sucede que, en este momento, los laicos han dejado de ser analfabetos, eso ya hace tiempo: tienen una formación humana, una formación cultural, una formación de su personalidad que es muy superior a lo que se enseña en los seminarios. O sea, tienen más preparación para actuar en el mundo, aunque no tengan mucha teología. Se podría dar más teología, pero es otro asunto. Ahora no vamos a pensar que mañana  quienes que van a realizar el programa de Aparecida, van a ser los sacerdotes? Yo no conozco todo, pero los seminarios que yo conozco, las diócesis que yo conozco, se necesitaría 30 años para formar un clero nuevo: y ¿quién va a formarlo?

Para los laicos es distinto: hay muchísima gente dispuesta, y gente con formación humana, con capacidad de pensar, de reflexionar, de entrar en relación y contactos, de dirigir grupos, comunidades, grupos. Pero muchos todavía no se atreven, no se atreven. Pero ahí está el porvenir.

Para terminar con una anécdota: me llamaron a Fortaleza, en el nordeste de Brasil. Ahora, Fortaleza es una ciudad muy grande: un millón de habitantes. La Santa Sede había apartado, marginado al cardenal Aloiso Lorscheider, mandándolo al exilio en Aparecida que es un lugar de castigo para los obispos que no han agradado. Entonces allí vino un sucesor, Dom Claudio Humes que ahora es cardenal en Roma. Claudio Humes suprimió todo lo que había de social en la diócesis, despidió a todos: 300 personas con la larga trayectoria de servicio, con capacidad humana; así, sencillamente. Un día me llamaron: eran 300, llorando, lamentando: “y ahora no podemos hacer nada; y ahora, ¿qué pasa?”. Yo les dije: “pero, ustedes son personas perfectamente humanizadas, desarrolladas, con una personalidad fuerte. Han tenido éxito en su familia, han tenido éxito en sus carreras, en sus trabajos profesionales. ¿De qué ahora se preocupan si el obispo quiere o no quiere? ¿Por qué se preocupan si el párroco quiere o no quiere? Ustedes tienen toda la formación suficiente y la capacidad: ¿Por qué no actúan, no forman una asociación, un grupo, en forma independiente? Porque el derecho canónico -como muchos católicos no saben-, el derecho canónico permite la formación de asociaciones independientes del obispo, independientes del párroco -eso no se enseña mucho en las parroquias, pero es justamente algo que sí, es importante. Entonces ustedes pueden muy bien juntar 4, 5 personas para organizar un sistema de comunicación, un sistema de espiritualidad, un sistema de organización de presencia en la vida pública, en la vida política, en la vida social: 300 personas con ese valor. Si paga, si tiene que pagar a 5, cada uno va a gastar ni siquiera el 2% de lo que gana, o sea pueden muy bien mantener a 5 personas dedicadas a eso. Y van a escogerlos entre 25 y 30 años porque esa es la época creativa. Hasta los 25, el ser humano se busca. A partir de este momento termina sus estudios, ya ha conseguido un trabajo. Entonces ya quiere definir su vida: estos son los que tienen capacidad de inventar. Todas las grandes invenciones se han hecho por gente con esa edad.  Pero no lo hicieron: ¿Por qué? ¿qué pasa? ¿Por qué tanta timidez? Ustedes que son tan capaces en el mundo, ¡en la Iglesia nada! No se sentían capaces, necesitaban del obispo que les diga qué hacer, necesitan sacerdotes que les digan: ¿Cómo es posible? A lo mejor no se les enseñó: pueden ser adultos en la vida civil y niños en la vida religiosa.

¡Pero nosotros podemos! Nosotros podemos hacerlo y multiplicarlo en todas las regiones que vamos a conocer. Entonces el porvenir depende de grupos de laicos semejantes, que ya existen aunque todavía estén muy dispersos. El porvenir está ahí: es nuestra tarea a todos, empezando por los jóvenes. En Brasil hay en este momento 6 millones de estudiantes universitarios; 2 millones son de familias pobres -son pobres los que ganan menos de 3 sueldos vitales, porque con menos de 3 sueldos vitales no se puede vivir decentemente-. Dos millones. Y ¿cuál es la presencia del clero? Poquísimos; algunos religiosos. ¿De las diócesis? Nada. Y allí está el porvenir. Son jóvenes que están descubriendo el mundo. Claro, hay unos que entren en las drogas, que se corrompen, pero es una minoría, o sea, el conjunto son personas que quieren hacer algo en la vida. Si no conocen el Evangelio no van a vivir como cristianos: hay que explicar, pero no explicar con cursos de teología, sino explicar haciendo, allí participando de actividades que de hecho son realmente servicios a los pobres. Eso sí, se puede.

Tarea de la teología…Entonces habrá que cambiar un poquito: menos académico, más orientado hacia al mundo exterior… con todos los que no están más en la red de influjo de la Iglesia, que no reciben. Pero, presencia en eso. Y una teología que se pueda leer, sin tener formación escolástica, porque anteriormente si no se tenía formación aristotélica no se podía entender nada de esa teología tradicional. Bueno, la filosofía aristotélica ha muerto, o sea, los filósofos del siglo XX la han enterrado. Entonces, ahora tenemos libertad a ver en el mundo como nos abrimos. Gracias por su atención. (aplausos).

Fuente: Atrio.org

Transcriptor – Editor:

Enrique A. Orellana F. Conferencia realizada en Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. UCA. Extraída de exposición versión en

audio 18 de Marzo de 2010. San Salvador. CUADERNOS OPCION por los POBRES – CHILE. Movimiento Teología de la Liberación – Chile?Correo: opcion_porlospobres_chile@yahoo.com Rosas 2090 – D. Santiago

Fuente Audio: Lamiarrita

    Preguntas que nos surgen en la situación actual

    Ante el surgimiento de temas conflictivos en la sociedad, en medio de los debates, vemos que con mucha frecuencia las voces que se atribuyen a “la Iglesia” aparecen del lado de los que se niegan a “lo nuevo”, los que tienen miedo a la libertad, los que quieren que nada cambie. Es cierto que con mucha frecuencia hay quienes quieren mostrar la “peor cara” de la Iglesia, es cierto que no siempre “lo nuevo” es “lo mejor”, y que caminar caminos de libertad supone andar rumbos que a su vez nos hagan libres. Por eso, como miembros activos y plenos de la Iglesia, un grupo de curas de la diócesis de Quilmes quisiéramos formularnos algunas preguntas. No pretendemos tener todas las respuestas, pero sí creemos que interrogarnos nos ayuda a pensar con libertad y con paz.

    1. Ante el clima de intolerancia, y en muchos casos de actitudes verdaderamente dignas de las peores Cruzadas, movidas por preocupantes fundamentalismos bíblicos, filosóficos y antropológicos, nos preguntamos: ¿Se puede seguir afirmando que la homosexualidad es una “enfermedad”, y desde una comprensión prejuiciosa de la misma, condenar tal identidad y sus eventuales derechos civiles? ¿Cuáles serían los argumentos serios, razonables y académicos para sostener semejante afirmación?

    2. Ante el planteamiento de que un eventual matrimonio entre parejas del mismo sexo atenta contra la “ley natural”, nos preguntamos: ¿A qué se llama “natural” en estas discusiones? ¿No estará aquí una de las dificultades para poder clarificar este debate? “Ley natural”, “naturaleza”, “orden natural”, ¿no son expresiones a ser revisadas y actualizadas? ¿Pueden entenderse estas expresiones de manera absoluta, fijista y sin la dinámica propia de nuestra condición humana? Si en la historia de la Iglesia se consideraba “natural” el cauce de un río y se impedía canalizarlo, o se consideraba “natural” la esclavitud, ¿no estaremos ante una concepción claramente cultural? La concepción de “ley natural”, ¿no es más propia del helenismo que de la Biblia? Cuando san Pablo afirma que “es natural en el varón el pelo corto” (1 Cor 11) ¿no es esta una concepción evidentemente cultural?

    3. En nuestros barrios hay muchos pibes y pibas que nacen y crecen con madres solteras, a cargo de tías y abuelas, de gente sincera que realizando la “función materna y paterna” les garantiza el afecto y el cuidado necesario para la vida. Comedores, hogares o simplemente vecinos y vecinas que hacen gratuitamente más amplia su mesa y su casa, logran que muchos chicos encuentren “familia” (la más de las veces sin su papá biológico y, a veces, hasta sin su mamá biológica). ¿No será necesario revisar el concepto burgués de “familia”, defendido detrás de slogans discriminatorios a la condición homosexual? ¿No han generado los pretendidos “sanos” matrimonios heterosexuales (“sanos” por el mero hecho de ser “hetero”) situaciones disfuncionales, abandono de hijos, abusos y violaciones a la vida?

    4. Se ha afirmado que se quiere cambiar “la familia”. ¿No es evidente que “la familia” ha cambiado y sigue cambiando a lo largo de la historia? El modelo que actualmente se defiende, ¿no es propio del s. XVIII y muy diferente de las familias de las comunidades indígenas de América o de África? ¿La familia polígama de “Abraham nuestro padre en la fe” es igual a la familia ampliada en la que convivían no sólo padres, hijos, nietos, sino también esclavos y clientes, como era habitual en el imperio romano? ¿La familia patriarcal en el que la mujer era tenida por “propiedad de” un varón (¿no viene de allí el término “matri monium”?) es igual a la familia en la que una jovencita debe cuidar a sus hermanitos mientras su mamá trabaja porque su papá los abandonó? ¿cuál de todos estos y los muchos otros existentes en la historia sería el término adecuado para hablar de “familia”?

    5. Si miramos el Evangelio de Jesús, es evidente que, Reino de Dios y familia son “fidelidades en conflicto” (S. Guijarro). Jesús dedica todas sus energías y entusiasmo a predicar “el reino de Dios”, y relativiza de un modo claro y evidente la familia; ¿no es sorprendente que muchas veces escuchemos y leamos sobre “la familia” como una expresión unívoca y sin relación a la búsqueda de la justicia y la opción por los pobres, propia del Reino? ¿Por qué tantos y tantas “cruzados/as” católicos/as que levantan sus voces y se movilizan no lo hacen para combatir la pobreza, la injusticia, la desocupación, la falta de salud, de vivienda digna, cosas que ciertamente “atentan contra la familia”? Si para Jesús, “el reino es lo único absoluto y todo lo demás es relativo” (Pablo VI), ¿por qué no es “el reino” el grito unánime de los “cristianos” (católicos o no) de hoy?

    6. Si la Iglesia en su historia, en su predicación y en sus enseñanzas (Magisterio) enseña que se debe obedecer ciegamente la “conciencia”, y que el ser humano “percibe y reconoce por medio de su conciencia los dictámenes de la ley divina, conciencia que tiene obligación de seguir fielmente en toda su actividad para llegar a Dios, que es su fin” (“Dignitatis humanae”, nº 3) ¿Es posible, a esta altura de la historia, pretender condicionar la acción de nuestros legisladores en su labor parlamentaria con concepciones propias de la cristiandad medieval obviando su legítima libertad de conciencia en temas tan controvertidos? Es absolutamente justo y razonable poder decir una palabra y opinar, pero pretender legislar o que los legisladores “deban” seguir dictámenes eclesiásticos, ¿no es más propio de concepciones de “cristiandad” antes que de respeto y tolerancia democráticas?

    7. Algunas voces eclesiásticas han reclamado un “plebiscito”. Siguiendo los propios criterios y argumentos que han enarbolado, ¿se podría plebiscitar la “ley natural”? La apariencia es que consideran que en ese supuesto plebiscito saldría ganadora su posición, ¿lo propondrían de no creerlo? ¿aceptarían un triunfo de la posición opuesta? Si se trata de reconocimiento de “derechos de las minorías”, ¿es sensato o justo proponer semejante plebiscito? ¿Se puede plebiscitar lo que es justo?

    8. Si para Jesús el Reino de misericordia, justicia, e inclusión de los desplazados de su pueblo estaba por encima de toda otra concepción y valores culturales de su tiempo (la familia incluida); a la luz del evangelio del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37) nos preguntamos, ¿cómo podríamos considerarnos discípulos de Jesús sin conmovernos con entrañas de misericordia ante los hermanos y hermanas excluidos del camino de la vida y la igualdad ante la ley? ¿podemos seguir “de largo” sin detenernos a escuchar lo que Dios nos está queriendo decir a través de tantos y tantas que se sienten “explotados y deprimidos” bajo un sistema discriminatorio?

    En conciencia, queremos ser pastores según los sentimientos de Jesús, y estas preguntas son las que nos surgen en estos días.

    Queremos ser Iglesia servidora del Reino, siempre del lado de los más pobres y sufrientes.

    Florencio Varela, 6 de julio de 2010

    Presbítero Ignacio Blanco, Marcelo Ciaramella, Eduardo de la Serna

    Fuente Pagina 12