COMUNICADO DE PRENSA – PARROQUIA LA CRIPTA

Ante la imposición por parte del Obispo de un nuevo párroco que no comparte la manera de ser y hacer de la Comunidad de La Cripta, se convocó a una Asamblea Comunitaria el pasado sábado 26 de febrero. En la misma se votó el rechazo a ésta y cualquier designación que no respete el perfil de párroco propuesto oportunamente.

Esta decisión tiene como base el hecho de que ninguno de los pasos previos que intentaron la vía del diálogo, primero del párroco con el Obispo, luego de representantes de la comunidad con el Obispo y finalmente de representantes de la comunidad con el párroco designado tuvieron como resultado una escucha abierta y respetuosa de nuestras opciones.

Nuestro rechazo no es específicamente a esta designación o a la persona impuesta sino al modo autoritario que no toma en consideración la elección que, como cristianas y cristianos adultos y comprometidos, hacemos de nuestra práctica y nuestro modo de ser en la Iglesia.

La Asamblea analizó la historia y las opciones de la Parroquia, reflexionó sobre el lugar del laico en la Iglesia y su derecho a pedir como reemplazante del párroco que se jubila, una persona acorde a las necesidades y opciones de la comunidad.

Finalmente se sometió a votación la alternativa de aceptar o rechazar el nombramiento impuesto por el obispo.
DECIDIMOS RECHAZAR LA IMPOSICION DEL OBISPO

  • Porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe.
  • Porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos.
  • Porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa.

Sometida a votación la opción por “ACEPTAR” o “RECHAZAR” el nombramiento del nuevo párroco, el resultado fue que casi por mayoría absoluta se decidió rechazar y resistir el nombramiento de este y cualquier otro párroco que no esté alineado con nuestras convicciones.

 

Por eso resistiremos:

  • Para afianzar nuestro camino y nuestra comprensión de la vida y la fe.
  • Para que en la experiencia comunitaria se fortalezcan esas convicciones.
  • Para decir a quien quiera oírlo, que entendemos de este modo y no de otro la fe y la vida cristiana.
  • Para dar a conocer que hay otro rostro de Iglesia que aquel que muestran los que tienen el poder (y que parece han olvidado que desde Jesús el poder es servicio)

Una comisión propondrá y ejecutará diversas acciones y quedó convocada una próxima Asamblea para  definir nuevos pasos.

La Cripta, 2 de Marzo de 2011

 

No permitir el ingreso del cura. Un caso exitoso. Por Raul A. Perez Verzini

No solo en La Cripta creemos que otra iglesia es posible:

El Papa da marcha atrás en Sucumbíos (Ecuador) y nombra a un Delegado Pontificio

La Cripta sigue organizando acciones para impedir la asunción del cura impuesto por el obispo Ñañez en contra de la voluntad de la comunidad. Mientras, vemos que en comunidades la lucha por defender un estilo de cristianismo da sus frutos.

El 30 de octubre del 2010 se supo la noticia del cese de Mons. Gonzalo López (de los Carmelitas) y la toma de posesión del P. Rafael Ibarguren (de los Heraldos del Evangelio, congegación religiosa de carácter fundamentalista), en la prelatura de San Miguel de Sucumbíos.

En sí mismo, el cambio era normal, pues el P. Gonzalo había cumplido sus años de prelado y había presentado la renuncia. Pero la forma en que se efectuó (a modo de expulsión) y la manera en que entraron los Heraldos del Evangelio en una prelatura que había mantenido una trayectoria ejemplar de Evangelio, desataron las protestas de un lado y de otro. La noticia se publicaba en diversos medios, con cierta frecuencia (en Redes Cristianas y Atrio, entre otras).

A lo largo de cuatro meses y medio la situación se había vuelto irresistible. Muchos agentes de pastoral de la Prelatura (en gran parte laicos) cerraban las puertas a los Heraldos del Evangelio y no les dejaban ni celebrar la eucaristía. Y por su parte los Heraldos (respaldados por algún obispo de Ecuador y por el Nuncio) querían imponerse también por la fuerza, oponiéndose en todo a las directrices de Mons. Gonzalo (e incluso a su persona).

La “buena noticia”

Los conflictos de la Prelatura han llegado a la Santa Sede y el Papa Benedicto XVI ha podido conocer el caso, y con un gesto de valentía que le honra, se ha vuelto atrás. Ésta es la noticia que se ha publicado en Quito, incluso en la misa de varias Iglesias.

Benedicto XVI ha nombrado Delegado Pontificio de la Prelatura de S. Miguel de Sucumbíos a Miguel Angel Polibio Sánchez , obispo de Guaranda y Secretario de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

Aunque no está claro qué directrices va a seguir el nuevo Delegado Pontificio, ni qué va a ser de los Heraldos (sin tendrán que marcharse), la noticia en sí misma resulta absolutamente extraordinaria. Las protestas de gran parte de los cristianos de Sucumbíos han hecho cambiar a la Santa Sede que, evidentemente, tiene miedo de que surja un escándalo (o incluso una escisión) no sólo en aquella iglesia, sino en otras muchas.

Sucumbíos puede ser un ejemplo de libertad y evangelio para otras iglesias cristianas, a no ser que se instale entre nosotros el puro pasivismo, de manera que ya no seamos capaces ni de protestar (porque somos tibios, como dice de un modo impresionante el Apocalipsis, cuando añade: “por eso, porque no eres ni frío ni caliente, te arrojaré de mi boca).

La realidad de La Cripta

Un pueblo mínimo situado en la amazonia ecuatoriana deja evidencia concreta de que la decisión de una comunidad de continuar un proyecto, un modo de vivir el Evangelio, no puede borrarse de un plumazo, sin importar de dónde provengan las decisiones.

¿Podemos nosotros también?

¿Tenemos la energía para marchar, para reunirnos, para trabajar conjuntamente en pos de este, nuestro propio proyecto?

¿Somos capaces de apoyarnos en este ejemplo para saber que no estamos solos?

Claro qué sí! Esto es una buena señal para que les quede claro que no nos dejaremos arrebatar la comunidad tan fácilmente.

Otra Iglesia es posible. Continuar con la historia de La Cripta es posible.

Para preparar esta nota hemos tomado el artículo de Xabier Pikaza. Aunque es largo recomendamos su lectura.

Para quienes quieran más información, vale la pena visitar el portal la prelatura de San Miguel de Sucumbíos (ISAMIS)

 

Carta a un seminarista. Por Andrés Muñoz

Querido seminarista: No tengo el gusto de conocerte, porque hace tiempo que no voy por el seminario, debido a problemas alérgicos. Pero deseaba ponerme en contacto contigo, ahora que llega el Día del Seminario, para ofrecerte el Servicio de Atención de la Comunidad, (S.A.C.), que se ocupa del cuidado, participación e igualdad entre todos sus miembros, y del que no creo que te hayan hablado tus formadores.

El S.A.C. ha lanzado el Plan Integral de Refundación de la Iglesia Católica (P.I.R.I.C.), en el que se incluye una Campaña de Prevención de Riesgos Laborales, dirigida expresamente a seminaristas que, como a ti, los están modelando en la actual estructura eclesial para ser futuros profesionales de la religión.

A través de estudios, investigación, encuestas y diagnóstico popular se han detectado riesgos, accidentes y/o enfermedades en el clericalato que perjudican a varones célibes y, por extensión a toda la sociedad, por lo que urge su prevención.

Los riesgos profesionales clericales más agresivos son, como se sabe, la pederastia, la pedofilia, el abuso de menores y la discriminación de la mujer, víctima del celibato impuesto, de cuya gravedad y prevención no hace falta insistir.

Pero hay otra serie de peligros igualmente dañinos como la “Robotitis”, virus que se inocula por la demasiada exposición y contacto con materiales de chatarra y desecho provenientes de la teología escolástica, el derecho canónico, el magisterio eclesiástico, la moral sexual vaticana o la espiritualidad pietista, que pueden degenerar en ceguera o dependencia.

También está “El síndrome de poder”, popularmente conocido como “Cojonitis Aguda”, que es la inflación de los ganglios machistas por ponerlos encima de la mesa reiteradamente, que producen exclusión, ordeno y mando y la parroquia es mía.

El “Mobbing Celibatario” es la opresión que sufren muchos curas, localizada en la zona cardiaca y lumbar baja, utilizándose como falsos paliativos el ocultamiento o el apaño sentimental.

Otro riesgo es el “Mal de Sacristía” que se objetiva en una claustrofobia a lo social, reivindicativo, político y laical, para refugiarse en lo ritual y sagrado. Este problema se somatiza en el ombligo.

“Feminalergia” es otra dolencia eclesial y clerical de tipo crónico que se produce por el endoparásito institucional que contagia a los más cercanos y cuyos efectos colaterales lo sufren el 50% de los creyentes, es decir, las mujeres.

El “Traumatismo Múltiple” son las lesiones en los órganos y tejidos vitales de profesionales como teólogos, investigadores, exegetas, profesores, curas casados, homosexuales…, provocadas por prácticas jerárquicas abusivas.

Sin querer ser exhaustivo, te menciono, por último, otros cuantos riesgos de forma abreviada, a los que tendrás que estar atento para no ser víctima de ellos, como pueden ser una parálisis doctrinal, miopía comunitaria, estados climatéricos, asfixia ortodoxa, modorra litúrgica, numismática febril, manía persecutoria, morbosidad privilegiativa y otras manifestaciones curiales que pueden derivar en sarpullidos, eccemas y pruritos sociales.

Para evitar todos estos riesgos, problemas, conflictos, accidentes y/o enfermedades del clero te remito al Plan Integral de Refundación de la Iglesia Católica (P.I.R.I.C.), anteriormente mencionado, que consiste básicamente en un cambio radical del modelo productivo eclesial: cambio estructural, teológico y litúrgico, que da como resultado que otra Iglesia es posible y necesaria.

Para ser eficaz este plan se apoya en estos presupuestos: la comunidad antes que la institución, todos creyentes y no curas y laicos, la vida antes que el culto, Dios antes que ortodoxia, el espíritu por encima de la ley, igualdad varón-mujer, el amor en lugar de derecho canónico, ministerios y no privilegios, el reino de Dios y su justicia y después, mucho después la Iglesia.

De este planteamiento se deduce que no se trata de una reforma, ni una renovación, ni una restauración sino de una refundación o vuelta a la Iglesia de los primeros tiempos, en la que, entre otras cosas, no existía el status clerical o ministerio ordenado como casta y se daba el protagonismo a la comunidad, grande y pequeña, para repartir funciones y ministerios según la necesidad y los carismas.

No me puedo extender más en la descripción detallada de esta otra Iglesia, porque sería objeto, no de una carta, sino de un diálogo en profundidad, pero me gustaría que pensaras esta propuesta y la dieras a conocer a tus compañeros, porque se evitarían todos los riesgos, accidentes…propios de los clérigos y porque creo que esta visión eclesial tiene futuro.

Te puedes informar con más detalle en estos lugares de referencia: Teología de la Liberación, Comunidades de base, Redes Cristianas o movimientos como Somos Iglesia, Comunidades Populares, Moceop, Mujeres y Teología entre otras. Aquí encontrarás personas que te acogerán y te mostrarán sus experiencias comunitarias y en donde verás que no solo Otra Iglesia es posible sino que Otra Iglesia es ya realidad.

Espero verte por aquí. Nos conoceremos.

Fuente: Eclesalia

Más Cristianismo y Menos Catolicismo. Por Raul A. Perez Verzini

“La burocracia vaticana impone legalmente lo que no puede razonar teológicamente. A falta de argumentos, el gobierno imperial recurre a la fuerza. Los medios resultan conocidos. Son las medidas violentas de silenciar y excluir.”

Elisabeth Schüssler Fiorenza
(Exégeta y Teóloga Feminista de la Universidad de Harvard)

 

Más cristianismo y menos catolicismo fue la consigna más aplaudida en la asamblea parroquial del pasado 24 de Febrero, donde se votó masivamente el rechazo a la imposición autoritaria del obispo Ñañez de un párroco que no responde a las opciones de la parroquia.

Más cristianismo, es decir más evangelio. Menos Catolicismo, es decir menos institución eclesiástica.

No es que no queramos institución. La organización es necesaria, pero esta no puede ni debe estar por encima del espíritu del evangelio.

La práctica eclesial, sin embargo, está cada vez más centrada en la iglesia y menos en el evangelio. Es por eso que son cada vez más los laic@s y pensadores que hartos de tanta incoherencia se levantan para mostrar que otro cristianismo es posible.

Por eso el fenómeno de La Cripta es valioso. Representa un símbolo de una manera más creíble de ser cristian@s. Y por eso lo defenderemos de aquellos que están deseosos de hacerlo desaparecer.

No somos, como a algunos les gusta creer, un puñado de rebeldes politizados. Se trata de un enorme movimiento mundial de personas de distintas matrices culturales y extracciones políticas que coinciden en la importancia de volver al Evangelio.

Más cristianismo y menos catolicismo es la característica de la comunidad de La Cripta que, aunque no siempre consciente, ha ido caminando en una progresiva fidelidad a las ideas del evangelio apartándose de todo lo que huela a excesiva institución.

Ante la estrategia de destrucción de esta experiencia de 45 años por parte del obispado, se está esgrimiendo el argumento de que somos intolerantes y que no queremos darle una oportunidad al sacerdote impuesto. La respuesta es muy simple: No se trata ni de dar una oportunidad ni de negarla.

Esta comunidad tiene una historia y un proyecto. De ese proyecto se desprenden las responsabilidades que un párroco debe cumplir y de esas responsabilidades, surgió un perfil de párroco requerido. Así de simple, como lo hace cualquier organización sana.

Imaginen que se necesita cambiar un gerente y los responsables de tal cambio deciden imponer un candidato que no cumple los requisitos básicos. ¿Cuáles serían las consecuencias?

Se me ocurren como mínimo dos:

  1. El responsable de su designación sería seriamente cuestionado por incompetente. A nadie en su sano juicio se le ocurre nombrar un responsable de un área sin consultar primero con los involucrados el perfil requerido para el puesto.
  2. La misión y los objetivos organizacionales correrían un serio riesgo de verse truncados por la incompetencia del candidato. Ser incompetente para un puesto no tiene nada que ver con ser buena o mala persona. Si a mi me ponen de médico de un hospital seguramente mataré a más de un paciente. No porque sea mal tipo, sino porque soy ingeniero no médico.

Imagínense la cara de los pacientes, si ademas de poner a un ingeniero al frente de cirugía le dijéramos que es porque se trata de darle una oportunidad.

“Mire señor paciente, no sea intolerante! Es cierto, este muchacho es ingeniero no médico, pero es un gran tipo. Déle una oportunidad. Deje que lo opere. Deje de lado la ideología!. Eso sí, si le va mal después se lo cambiamos.”

En el ámbito institucional, a nadie relativamente cuerdo se le ocurriría argumentar que es de poco tolerantes no darle la oportunidad a un candidato que no cumple los requisitos del puesto. Sencillamente se lee el CV, y si no contiene lo básico, directamente se busca otro candidato.

En nuestro caso, hasta tuvimos la delicadeza de ir a hablar personalmente con el candidato y en la entrevista confirmó que no está de acuerdo con varias de nuestras opciones. Es decir, él mismo reconoció que no cumple el perfil.

¿Por qué tanto lío entonces? Es más, ¿por qué centrar en esa persona el problema? El problema no es el candidato, aun cuando venga impuesto por el ordinario del lugar.

El problema está en quien es responsable de selección personal y en sus métodos muy pocos apegados a las buenas prácticas organizacionales.

Intentar reducir el planteo a un problema con el candidato impuesto es ingenuo y manipulador. No tenemos nada contra el candidato. Es más, pudimos verificar que en su lugar es muy exitoso. ¿Por qué entonces privar a esa hermosa comunidad de alguien querido y seguramente adecuado para su proyecto?

Nuestra parroquia viene asumiendo compromisos muy concretos desde hace muchísimos años. Antes fue en contra de la dictadura militar, cuando de hecho la iglesia institución era cómplice. Hoy los desafíos son otros, pero también queremos ser una voz razonable y creíble en medio de tanto taliban suelto.

Por eso nos hemos puesto a estudiar para tratar de madurar nuestra fe y superar la catequesis infantil. Esto nos ha llevado a mantener contacto con teólogos y biblistas de vanguardia que nos ayudan a entender mejor el mensaje del evangelio.  Es decir, a ser más cristianos (=evangelio)  y menos católicos (=integristas y dogmáticos)

De hecho, algunos ejemplos concretos de las consecuencias de acercarnos más al cristianismo son:

  • Apoyo explícito a las leyes de fin de la impunidad.
  • Apoyo a la ley de matrimonio igualitario
  • Apoyo a la Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para no morir (según la consigna de Católicas por el Derecho a Decidir)
  • No discriminación en los sacramentos: divorciados, gays, madres solteras, parejas irregulares, etc. Bautismos sin importar la condición religiosa o legal de los padres.
  • La renovación de la liturgia. Cantos del cancionero popular, comunión bajo las dos especies, etc.
  • Participación activa de las mujeres en los puestos de liderazgo de la parroquia.
  • Participación de los laicos en la toma de decisiones. El Consejo Pastoral como órgano último de conducción de la comunidad dado que el párroco es temporario pero la comunidad permanece.
  • La homilía basada en la reflexión teológica, antropológica y exegética actual y no sólo en la repetición monótona y literalista del texto bíblico.
  • Centralidad en el mensaje de Jesús y no tragarse acríticamente lo que dice la iglesia institucional.
  • Promoción de la formación teológica y exegética de los laicos con pensadores sobresalientes como Ariel Álvarez Valdés.
  • Renovación de los sacramentos. Enfasis en la reconciliación comunitaria y no en la confesión individual. Etc, Etc.

Y por supuesto, todo SI, implica un NO.

Por eso, Quito Mariani fue tajante en no permitir la participación en la parroquia de grupos conservadores de talante integrista como Opus Dei, Legionarios de Cristo, Cursillos de Cristiandad, etc. Y en no promover prácticas supersticiosas como la mayoría de las devociones marianas.

 

¿Hay algún cura en esta línea? Será bienvenido a La Cripta.

¿No hay ninguno? No hay problema. Seguiremos haciéndonos cargo de las distintas actividades y celebrando la eucaristía con los múltiples curas que siempre y gentilmente nos acompañan.

Es cristianismo versus catolicismo. Cristianismo como centralidad en el mensaje del evangelio, leído críticamente y no de manera fundamentalista. Catolicismo como esa reproducción anacrónica del imperio romano centrada en la institución. Y cuya “tolerancia y respeto por lo diferente” son tan reconocidos en el mundo actual que no merece comentarios.

Exigimos un cura que comparta nuestro proyecto comunitario. Y eso no se negocia.

Una cosa debe quedarnos clara: La conciencia por encima de la institución.

Y ojo que no lo digo yo, lo dice un tal Ratzinger.

Paz y Bien

Ing. Raul A. Perez Verzini

No creo en tu Dios. Carta abierta al párroco que no queremos. Por Raul A. Perez Verzini

No creo en tu Dios.
Carta abierta al párroco que no queremos.

Estimado, no te pongo nombre para que no creas que el problema es con vos. De hecho, los que te han tratado dicen que sos una persona agradable y no juzgo tus intenciones.

El totalitarismo eclesial vernáculo, cínicamente acostumbrado a tomar decisiones sin consultar a los involucrados, te eligió como párroco de La Cripta. Y vos, quizá siguiendo la antievangélica obediencia debida, aceptaste. Te equivocaste.

Ya te lo hemos dicho y te lo seguiremos diciendo: No te queremos como párroco. No te recibiremos como párroco. Esta nunca será tu casa.

Nuestra decisión no es caprichosa. No se trata de rebeldes sin causa. Se trata, como diría Pedro Casaldáliga, verdadero pastor, de una rebeldía que busca la fidelidad a nuestra propia conciencia. Son más de 45 años de una línea pastoral fuertemente anclada en las intuiciones del Vaticano II y la reflexión teológica posterior. Son miles de personas que a lo largo de todos estos años se identificaron con la manera de ser y hacer que nos caracteriza. Y no estamos dispuestos a dejar que se destruya. Estamos preparándonos para dar batalla.

No pienses que tenemos algo contra vos. El problema es que no creemos en tu Dios.

No se trata de matices pastorales. No se trata de conservadurismo y monotonía a la hora de celebrar la eucaristía. Ni siquiera se trata de falta de conocimientos bíblicos y teológicos.

El problema es que no creemos en tu Dios.

Tu Dios impone uniformidad. El nuestro, celebra la diversidad.

Tu Dios impone castigos. El nuestro nos mira con misericordia.

Tu Dios es misógino. El nuestro es Padre, pero sobre todo Madre.

Tu Dios en monárquico y autoritario. El nuestro, fraterno y participativo.

Tu Dios se identifica con el totalitarismo vaticano. El nuestro, se expresa en la Biblia y en los signos de los tiempos, y sabe que el sábado fue hecho para el ser humano y no al revés.

Tu Dios elude el diálogo. El nuestro nos exige reflexionar críticamente.

Tu Dios nos trata como idiotas. El nuestro como adultos.

Nuestra parroquia tiene una fuerte tradición iniciada por Quito y continuada por Víctor, donde se ha respetado a los laicos. Donde se ha respetado la libertad de pensamiento y donde sobre todo, se nos ha tratado como adultos. Aquí, como reza la oración del consejo pastoral, somos los laicos los responsables de animar la marcha de la comunidad cristiana.

A los adultos no se les impone una manera de ser. A los adultos no se les impone un pastor. Los adultos eligen a quien merece ser llamado pastor.

Vos venís desde otro lugar. A vos te enseñaron que el laico está para obedecer. A vos te enseñaron que las investigaciones teológicas, antropológicas y exegéticas son para la universidad, no para compartirlas con los laicos, demasiado “ignorantes” la mayoría.

A vos te enseñaron que son más importantes las posturas de la jerarquía que lo que diga la Biblia y el pensamiento moderno. Por eso te toca defender lo indefendible. Por eso no podés sumarte a nuestras expresiones que apoyan a los divorciados, a los movimientos de GLBT, al sacerdocio femenino, al aborto legal, al fin del celibato, a la autonomía del estado y a la democratización de la iglesia entre otras.

Quizá por eso tus homilías hablan de que Jesús clavado en la cruz podría haber hecho caer un rayo del cielo para vengarse de sus enemigos… La verdad que cuando lo escuche no sabía si reír o llorar… Qué clase de teología te educa? Qué imagen de Dios tenes? Podes afirmar en conciencia que ese es el Dios de Jesús? No, el problema no lo tenemos con vos. El problema es que no creemos en tu Dios. Tu manera de entender el Evangelio y de vivir el cristianismo son incompatibles con nuestra manera de entenderlo y de vivirlo, por eso no sos apto para ser párroco de La Cripta. Ni serás bienvenido a nuestra comunidad.

No se trata de santidad. Probablemente vos seas más santo que nosotros. No se trata de quién está en la verdad y quien en el error. Nos sabemos en búsqueda permanente y dispuestos a cambiar nuestras opiniones cuando se nos demuestra el error.

No pretendemos cambiarte. No pretendemos que abandones tus creencias y tus modos de ser. Simplemente te decimos que nosotros tampoco queremos abandonar aquello que creemos y podemos fundamentar como correcto.

No queremos, como pediste, darte una oportunidad. Te haríamos perder tiempo y nos harías perder tiempo a nosotros. Estamos trabajando duro para contrarrestar el descreimiento y el abandono masivo de jóvenes y adultos que la Iglesia jerárquica, con Ratzinger a la cabeza, ha provocado en la gente. Y por eso exigimos como párroco una persona que respete nuestra caminata y venga a iluminarla con más libertad y más novedad y no a destruir lo hecho hasta ahora.

Nos hemos tomado en serio las palabras de Jürgen Moltmann, unos de los teólogos más importantes del siglo XX: “Donde la Iglesia no engendre una fe liberadora, sino que difunda opresión, sea esta moral, política o religiosa, habrá que oponerle resistencia por amor a Cristo”.

Gracias por entendernos.

Ing. Raul A. Perez Verzini

El disenso en la Iglesia Católica. Por Rafael Velasco, SJ

Una convicción bastante arraigada es que en la Iglesia Católica no se puede disentir, ya que toda enseñanza magisterial es necesariamente dogmática, es decir, “obliga a los fieles a una adhesión irrevocable de la fe” (Catecismo de la Iglesia Católica, 88).

Sin embargo, los dogmas son más bien pocos. La misma doctrina de la Iglesia señala que hay afirmaciones que obligan de una manera diferente; no es lo mismo un dogma, que una encíclica, que una carta apostólica, que una declaración de los obispos.

Pero hay otras varias aseveraciones magisteriales que pueden –y muchas veces deben– ser objeto de reflexión e incluso de discusión respetuosa y fiel. Ya que –citando al Catecismo de la Iglesia Católica– “todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye y los conduce a la verdad completa.” Si todos los fieles tienen –tenemos– esa unción, significa que Dios habla a su pueblo y a través de su pueblo, y se manifiesta a las comunidades creyentes que en conciencia buscan profundizar en la enseñanza de Jesús. El mismo catecismo afirma que “la totalidad de los fieles… no puede equivocarse en la fe (CIC. 92)”.

Como se ve –aunque en la práctica muchas veces se contradiga– la misma doctrina de la Iglesia expresa que la interpretación revelada no es propiedad privativa de la jerarquía.

Por lo tanto –según esta misma doctrina– si una comunidad de fieles, a la luz de la Palabra de Dios cree en conciencia que algunas de las afirmaciones de los obispos o del magisterio deben ser revisadas y presentan dificultades serias para ser aceptadas, entonces están en su derecho de expresarlo.

Más aún cuando se tiene en cuenta que los cristianos somos discípulos de aquél que puso la religión al servicio de la persona y no al revés. Al afirmar que “el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado”, Jesús estaba diciendo que hasta el precepto más importante y sagrado no era más importante que la persona humana, en particular cuando esta sufre; y por lo tanto, el precepto religioso está al servicio del ser humano, de su propia vida y su propia comunión con Dios y sus hermanos. La preocupación de Jesús no era fundamentalmente doctrinal, sino eminentemente humana; para Él, la religión no podía ser un instrumento de opresión, sino de liberación. Su preocupación por los enfermos, los sufrientes, los alejados de “la religión oficial”, los pecadores públicos y los indeseables lo deja a las claras. Vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

Para Jesús, la Buena Noticia (Evangelio) no consiste en defender una serie de principios doctrinales y morales (a los que aquí no se pretende negar relevancia, por cierto), sino en manifestar el amor de Dios hacia sus hijos e hijas. Para Jesús, el amor a Dios y el amor al prójimo están unidos y son el mandamiento más importante.

El disenso no es escándalo. Entonces, quien se escandalice por el disenso en la Iglesia, es porque pretende que la exclusividad de la verdad proviene del magisterio oficial y no hay participación alguna de los fieles; o considera en todo caso, que el rol de los fieles se limita a asentir obedientemente y poco más. Lo que equivale a pensar que los creyentes son una suerte de minusválidos en la fe, incapaces de una honesta y recta inteligencia de la fe y sus consecuencias prácticas.

Pretender que el disenso es malo y es una suerte de traición no hace bien, porque finalmente se anula la participación de los fieles, es decir, se los hace sentir cada vez menos “parte de” y sólo se los sitúa como meros “espectadores” que deben acatar y cumplir, o de lo contrario irse.

Muchas de las aseveraciones magisteriales que provocan serias dificultades para ser aceptadas y vividas en muchos fieles de buena voluntad (como por ejemplo lo referente al uso de métodos artificiales de control de la natalidad, la ordenación de hombres célibes exclusivamente, o la prohibición de la ordenación de mujeres, e incluso la exclusión de la comunión sacramental a los divorciados y vueltos a casar) no son dogmas de fe. Son proposiciones que merecen respeto y un intento serio de comprensión. Pero si en conciencia se encuentra dificultades para aceptarlas, el servicio más honrado que se puede prestar a la misma Iglesia es manifestarlo y proponer los argumentos para la discusión.

Por otra parte, afirmar –como lo hacen algunos– que en todo caso, si hay algún tipo de disenso, se debe plantear exclusivamente puertas adentro y no decirlo públicamente, es actuar ingenuamente, porque se sabe que en ese “puertas adentro” este tipo de discusiones suele terminar en un cajón, o con la afirmación de que “de eso no se habla.”

En tiempos de transparencia y pluralismo, no se puede pedir a otras instituciones de la sociedad transparencia, respeto del pluralismo y la democracia, y luego no aceptarlos hacia adentro de la misma institución eclesial. Hablar, expresar lo que en conciencia creyente se ve, es el mejor servicio que se puede prestar a una Iglesia abierta al Espíritu de Jesús.

Por eso, como cristiano-católico, me alegro de que haya quienes expresen públicamente sus posiciones con la intención de que la Iglesia sea una Comunidad en la que todos tienen la palabra y no solo algunos. Una Iglesia en la que disentir no sea pecado, y en la que expresar públicamente ese disenso no sea ocasión de temor a represalias. Una Iglesia más parecida a la comunidad que –creo– anhelaba Jesús.

Rafael Velasco es sacerdote jesuita actual Rector de la Universidad Católica de Córdoba

Fuente: La Voz del Interior