Tener una buena noche vale. Pero es insuficiente. Vale porque todos queremos tener una buena noche y además, la necesitamos. Buena porque se renuevan afectos distantes, porque sentimos caricias cercanas. Porque algo de generosidad latente sale a la superficie. Porque la ternura puede liberarse un tanto. Buena porque podemos disfrutar preparadas delicias del comer y del beber solo permitidas para esa noche. Buena porque hay un clima compartido de bondad. Buena porque es buena y nada más.
Y es bueno, porque “bueno” es una palabra en desuso. Ahora nos gusta “peformance”, o “éxito” o “desempeño”, o “eficaz” o “competente”. Casi que ser bueno suena a otra cosa. Me acuerdo de Jesús…”solo el Padre es bueno”. Para él la bondad era algo importante.
Pero una buena noche no alcanza. Se trata de pasar de una simple buena noche a una “nochebuena”. Porque la “nochebuena” es un término puntual, concreto, histórico. Fue en el tiempo lejano y debe seguir siendo. Aquel nacimiento hizo de todas las noches una oportunidad de bondad. Pero hay que advertir, buena no es buenuda. Fue nochebuena para el despertar de oprimidos y esclavos. No fue nochebuena para opresores y dominadores. Fue el comienzo de sus derrotas.
El anuncio del ángel en la “vigilia de la noche” habla de buena noticia para los que necesitaban buenas noticias. Los que vivían en las afueras de templos y palacetes cuidando las ovejas de otros. Y se trata de pastores atentos, despiertos, “en vigilia”. Y el pastor es alguien aguerrido, curtido, fortalecido ante los peligros de la noche. Mira y oye con atención. Por eso recibe el anuncio de liberación. Por otro lado, serían los primeros en hablar con los otros del pueblo, en comunicar la noticia, en comenzar la esperanza. Y el anuncio prende, porque había ansias de una buena nueva.
Pueden pasar muchas nochesbuenas sin que estemos atentos. Esa noche fue una provocación al sistema dominante, fue una provocación al imperio, fue una provocación de los empobrecidos a los usurpadores del poder. Navidad es provocación. La navidad es una buena provocación. Con argumentos, con objetivos, con presencia. Hoy necesitamos ser provocados de nuevo. Hoy necesitamos aquella nochebuena.
La situación dramática de los países de la eurozona, que acaban de firmar la mayor entrega de la soberanía a “los mercados” nos revela la necesidad de un anuncio liberador. Esto se está pagando con vidas, con sangre, con desempleo, con salud. Tan solo en Italia miles de estudiantes universitarios protestaron hoy en al menos 60 ciudades italianas contra los temidos recortes en el gasto público por parte del nuevo gobierno tecnocrático del primer ministro, Mario Monti. Algunas de las manifestaciones se convocaron bajo el lema “no al gobierno de los banqueros” y esgrimieron la demanda de “derecho a la educación” 17 Diciembre 2011.
El anuncio del nacimiento del Emanuel fue al temeroso Rey de Judah. Acaz conocía el peligro y la amenaza de la alianza del Norte. La invasión militar, política, económica, era inminente. El profeta anuncia una señal liberadora. Acaz no supo escuchar al profeta, va a insistir en negociar con los invasores. Pero las señales se perpetúan a lo largo del tiempo. Cuando los pueblos son amenazados, Dios se hace presente. Y las promesas de liberación no se detienen.
Una buena noche esta buena, pero mejor, una nochebuena.
Pbro. Nicolás Alessio, Diciembre 2011