Cobos, cabos y galera. Por Guillermo “Quito” Mariani

La persona del actual vicepresidente y sus actuaciones más notables incitan a una investigación de antecedentes, para atar una cantidad de cabos sueltos, que aparecen en sus actitudes “personales”.

Gobernador de Mendoza de 2003 a 2007, había desempeñados ya varios cargos públicos y poseía un interesante currículo profesional. Radical con militancia universitaria con afiliación desde los 90, su gobierno en Mendoza se caracterizó por un empeño de apartarse de los cánones tradicionales de los funcionarios de su categoría.  El llamado a concertación por parte de Néstor Kichner y su esposa Cristina Fernández, lo encontró dispuesto, desde el movimiento de recuperación surgido en su propio partido, para la candidatura vicepresidente de la nación. La expulsión del radicalismo que tenía la connotación “de por vida”, lo lanzó a la popularidad y tras el triunfo del 2007 formó parte del gobierno como radical K. Gerardo Morales emitió entonces un juicio demoledor: “Es un indigno que anda detrás de la plata y al abrigo del poder. Es un intolerante y autoritario que, además, ha institucionalizado el sistema de corrupción de este gobierno”.

Su carrera política no era deslumbrante desde el puesto de  vicepresidente y presidente del senado. Había dado un paso importante, pero no bastaba. Diagnosticó que los medios tenían fundamental importancia para ascender en el escalafón político. Y seguro de que esos medios  obedecen a sus dueños y que sin ellos no es posible el ascenso, esperó el momento en que pudiera aliarse con alguna de las corporaciones apoyadas por la prensa. No fue difícil identificar a la agrícola-ganadera con una historia bien conocida. Se dio entonces la gran polémica por las retenciones (2008) que costó el cargo al ministro Lousteau. En la sesión  definitiva  del 17 de Agosto, después de 18 exposiciones,   algunas brillantes y todas muy fundamentadas, la disposición 125, aprobada en diputados, no logró mayoría. Y con un discurso entre doloroso, arrepentido y desafiante, el presidente del senado emitió su voto negativo. La gente convocada por la Mesa de Enlace estalló en la Plaza y el  ing. Cobos salió  y fue aclamado por millares de voces. Había realizado el acto mágico de sacar de la galera, con la varita de su ocasional oportunidad de desempatar la votación, dos conejos:  popularidad, y apoyo de todo el arco opositor al Gobierno y su proyecto de mejor distribución de ingresos.

Por detrás se movía ya con mucha fuerza la necesidad de obstaculizar la Ley de Medios de la que  se hablaba, con intenciones de frustrar su envío al Congreso.

Convertido en héroe de aquella jornada, agradeció conmovido y se felicitó a sí mismo. Ya estaba abierta su candidatura presidencial, que muchos intentaron concretar en ese preciso momento. La Sociedad Rural como señal inequívoca del apoyo de la mesa de enlace, no dudó en bautizar CLETO al shorton ganador del Concurso con 1040kg. de peso. Del anonimato, Julio César había saltado al protagonismo.

Admitido nuevamente en su partido, fue atando cabos para fortalecer su pretensión presidencial. Hasta la Sra. Carrió consideró que su juego no era legítimo ni leal. La votación de la Ley de medios, que pudo ser ocasión de recurrir a la galera, resultó favorable y sin ninguna necesidad de desempate.  Ante el triunfo interno del Dr. Ricardo Alfonsín su estrella pareció opacarse. Pero  llegó la segunda gran oportunidad. El llamado grupo A, se traía una propuesta de justicia social para reconciliarse con la situación de pobreza. Otorgar el 82% móvil a todos los jubilados. Al comienzo de su gobierno en Mendoza, Cobos había vetado el 82% para los jubilados docentes. La ley sujeta a votación, parecía una reconciliación estilo Manrique con la clase pasiva. En realidad los jubilados con menores ingresos recibirían unos 300 pesos más y en cambio los de ingresos elevados, que acudieran a las tres enmiendas admitidas por la ley, desfinanciarían al estado, y la propuesta de la vuelta de AFJP se convertiría en una opción  casi inevitable. Otra vez el mago Cobos recurrió a la galera. Con la varita mágica del desempate, ya proclamada su candidatura para el 2011, apoyó la ley, y se volvió a convertir en líder de la oposición. Entonces sacó tres conejos de la galera:  hacer notar su imprescindibilidad para el triunfo radical; hacer un guiño, con visión electoralista , de preocupación por los más desamparados; y lanzar un llamado a toda la oposición por aquello de que en política:  “favor con favor se paga”.