Domingo 27 de noviembre de 2011 – 1ro. de Adviento (ciclo “B”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mc.13,33-37) 

Jesús advierte a sus discípulos sobre la necesidad de estar prevenidos porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje dejando la casa al cuidado de los servidores, cada uno con sus tareas, recomendando al portero que esté siempre vigilante. Estén prevenidos entonces porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o a la mañana. Que no  llegue de improviso y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos estén prevenidos.

Síntesis de la homilía

Las afirmaciones de Marcos en este anuncio del final de los tiempos, que despierta la curiosidad de los discípulos que preguntan sobre el cómo y el cuándo, dejan en suspenso la respuesta al afirmar al mismo tiempo su inminencia y la ignorancia sobre el momento exacto no conocido sino por Dios. Si nos atenemos a las afirmaciones de Jesús, el reino está a las puertas. Así lo sostuvieron las primeras generaciones de cristianos y por ese motivo la cuestión de la vigilancia para que no los tomara desprevenidos se convertía en algo fundamental- Por ese motivo Marcos, ante la impaciencia porque el hecho sucediera, escapa de la cuestión afirmando que el tiempo es desconocido para todos, hasta `para el hijo privilegiado. Pero sin embargo insiste en estar prevenidos, ya no tanto para evitar la sorpresa que los tome al margen del reino, sino para  alimentar la constancia en la  construcción de los valores de ese reino que consiste en la realización del sentido de la humanidad querido por el Padre.

La curiosidad de los discípulos se ha trasmitido innumerables veces a diversos grupos de la humanidad que han creído hacer el diagnóstico exacto de los signos.

Ninguna de esas fantasías interpretatorias de misteriosas señales se han convertido en realidad. Como dice el tango “el mundo sigue andando”.¿Qué valor tiene hoy esa recomendación de vigilancia a la que Marcos confiere tanta importancia? Nada menos que un aviso fundamental para tener en cuenta en los tiempos de cambio que vivimos. Estos tiempos que a muchos desorientan, a muchos escandalizan y a algunos les parecen precursores de grandes renovaciones. Ese aviso fundamental nos pone en la seguridad de que los valores que hacen a la auténtica y permanente posibilidad de felicidad del ser humano, no deben ser nunca descuidados.

Los elementos negativos aparecen por todas partes. Hay una especie de lamento de la condición humana que ha sido propiciado por una conciencia religiosa plagada de miedos. Hay mucha gente que no puede liberarse de la convicción de que esta vida es un valle de lágrimas, de que vivimos en un destierro, de que inevitable el fracaso de la humanidad. Y esto que se dice con palabras va penetrando hasta debilitar nuestro sentido de lucha por mejorar lo que apreciamos que está mal, por  remediar las falencias en cuanto está en nuestras manos, por empezar de nuevo después de cada fracaso. Y eso es vivir “desprevenidos”. Eso es no construir el reino porque sólo disponemos de los ladrillos que exigen ser acomodados cuidadosamente para construir de a poco una pared o una casa.

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