Homilías Dominicales. Domingo 28 de junio – 13 durante el año litúrgico (ciclo”B”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: Cuando regresó en la barca a la otra orilla, mucha gente se reunió a su alrededor y Jesús se quedó a orillas del Lago- Entonces llegó un jefe de la sinagoga que se llamaba Jairo y se postró ante él diciéndole:

Con insistencia “Mi hijita está por morir. Ven a imponerle las manos para que sane y viva” Jesús se fue con él y lo seguía una  muchedumbre que lo apretaba por todos lados. Se encontraba allí una mujer que hacía doce años que sufría hemorragias. Había padecido mucho en manos de numerosos médicos y había gastado todos sus bienes sin obtener resultados. Cada vez estaba peor.

Como había oído hablar de Jesús se le acercó por detrás entre la multitud y todó su manto porque pensaba que con sólo tocarlo quedaría curada. Inmediatamente cesó la hemorragia y ella se sintió sana. Jesús se dio vuelta al sentir qye un poder había salido de él y preguntó ¿quién ha tocado mi manto?  Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado? Pero él seguía mirando a su alrededor para averiguarlo.  Entonces la m mujer muy asustada y temblando fue a arrojarse a sus pies y le confesó la verdad. Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha salvado. Véte en paz. Tu enfermedad está curada.

Todavía estaba hablando cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la Sinagoga y le dijeron:
Tu hija murió ¿Para qué vas a seguir molestando al maestro? Pero Je´sús escuchando lo que decían, dijo al jefe de la Sinagoga. No temas. Basta que creas.  Y, sin permitir que nadie lo acompañara más que Pedro, Santiago y Juan fue a casa del jefe de la Sinagoga. Allí vio un gran alboroto y gente que lloraba y gritaba-Les dijo: ¿Por qué alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme.  T se burlaban de él- Pero Jesús hio salir a todos y, tomando al padre y a la madre y a los que venían con él, entró a donde estaba la niña-  La tomó de la mano y le dijo “talitá kum” que significa : te lo ordeno , levántate! Enseguida la niña que ya tenía doce años se levantó y comenzó a caminar Todos se llenaron de asombro y y él recomendó que no contaran a nadie lo sucedido. Después, mandó que le dieran de comer.

 

Síntesis de la homilía

Se puede decir que en el largo relato que hemos escuchado, es el comienzo de lo que los escrituristas han llamado: el evangelio femenino de Marcos. Son dos mujeres. Todas las diferencias que hay entre ella, la edad (una adolescente y otra adulta): una esperando en su casa, muerta y la otra mezclada a la multitud cargando y exhibiendo su muerte psíquica y su muerte legal; una sanada con el gesto tímido de tocar el manto de Jesús, la otra tomada de la mano con la familiaridad de la amistad para renovar su confianza.

A veces vivimos la ilusión de que la discriminación femenina propia de las culturas patriarcales ha desaparecido. La extraordinaria fuerza de los hechos de femicidios multiplicados de manera alarmante entre nosotros, que son manifestación extrema de una violencia de género que tiene muchas otras demostraciones, nos saca violentamente de esa ilusión.

La investigación del pasaje de Marcos merece estudiarse con toda la profundidad humana que presenta para que nos permita entrar en el clima de la situación femenina en la cultura israelita y nos aproveche para purificar ese sentido machista de exclamaciones o conducta que han pasado a considerarse muy naturales y que constituyen el camino de los hechos lamentables que se han multiplicado entre nosotros-

Dediquemos un poco de atención al episodio del camino. Jesús acepta, ante la desesperación de un padre con su hija moribunda, acompañarlo hasta su casa. Lo sigue la gente amontonándose para no perder lo que pueda ser el resultado de esta situación tremendamente conmovedora. Entre la multitud va la mujer que no puede interrumpir, aún con intervención de los médicos más prestigiosos, la menstruación continua. El Levítico establece una grave impureza legal que aleja de todo contacto con la mujer mientras ese proceso tiene lugar.(lev.14,24-27)  Además de la discriminación social sufre la discriminación sexual. No puede casarse Su conducta, acompañando a la gente que marcha, es un verdadero acto de rebeldía contra la opresión de la Ley. Pero corre el riesgo del linchamiento por atreverse a ese desafío.

Por eso va resuelta, pero temerosa. Se acerca a Jesús sólo para tener entre sus manos el manto. Hay todo una simbología en el manto relacionado a la masculinidad. La sensibilidad de Jesús se muestra al percibir el pequeño detalle y hacer conciencia de la desesperación de la mujer, descubierta en su gesto. Y la tranquiliza.  Vete en paz! Ha comenzado su curación ayudándola a superar junto con la opresión legal su propia depresión.

Jesús continúa su camino y de la casa del archisinagogo le vienen a avisar que la niña ya ha muerto. Jesús no deja que el hombre se desaliente.  Lo impulsa a recuperar la confianza. Cuando llegan, sorprende a los reunidos en el rito del dolor, los llantos y gritos, y calma a la gente asegurando que la niña está dormida. Aquí, vale la pena detenerse, porque los gestos y acciones son muy elocuentes simbólica y psicológicamente. La mujer de camino estaba agobiada por la enfermedad y la discriminación legal. Aquí también la adolescente, a los doce años, edad de la menstruación y por eso de ser entregada en matrimonio, está en vísperas de perder su libertad. La cultura patriarcal convierte al varón en dueño de la mujer. Y ella, impotente para rebelarse contra la ley, elige la muerte. Por eso la perspicacia de Jesús, la declara dormida. La orden que le da tomándola de la mano es “te lo mando, levántate”, es perentoria. Están allí el padre y la madre, los que para ella representan la ley y están también los tres discípulos que representan la comunidad nueva y liberadora.

Jesús acaba de consumar la liberación de dos mujeres oprimidas por la Ley. Y puede decirse que, en medio de toda la riqueza de este relato de Marcos hay junto con un gran reclamo por la dignidad de la mujer, una gran lección de lo que significa su degradación en la privación de libertad y la crueldad de la discriminación.

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