Somos mucho más que dos La Cripta. Por Nicolás Alessio

Ellos la tenían clara. Se vinieron en patota. Sabían que el enfrentamiento era severo, no por violento, por profundo. Era un día clave. Prepararon sus milicias. Estaban advertidos…”algo van a hacer”. Era cierto, no se equivocaron los informantes. Pero lo único que se quiso hacer fue decir la propia palabra. Pero ni eso toleran. Comenzaron con gritos, abucheos y de manera vergonzante, usaron el Padre Nuestro y el Ave María recitados marcialmente a voz en cuello, para intentar silenciar a los dueños de casa, a la comunidad de La Cripta que solo quería hacer oír su voz.

Fueron astutos como serpientes, como recomienda Jesús a sus discípulos. Fueron venenosos como serpientes y eso no lo recomienda Jesús. Nosotros fuimos mansos como palomas, como lo recomienda también Jesús. Pero bastante ingenuos y eso fue un error.

Ellos tienen todo el poder institucional y lo hicieron sentir. Hace varios meses que simplemente se quiere dialogar con Carlos Ñáñez el pastor de la Arquidiócesis sobre el perfil del sucesor de Víctor Acha, el párroco saliente. ¿Tan difícil es que la autoridad tenga en cuenta los criterios de una comunidad a la hora de elegir el sacerdote que será responsable de esa misma comunidad? No estamos hablando de “democratizar” los mecanismos de designación de los titulares de las parroquias, eso sería soñar demasiado, solo se quería ser parte en el proceso de designación. Esto, que la Cripta pedía, rogaba y al final exigía de su pastor y de sus colaboradores, debiera ser una práctica habitual, nada extraordinaria. No lo es. Todo lo contrario. El poder institucional no dialoga, dictamina.

Se quedaron con los ladrillos de La Cripta, como lo quiso señalar Quito Mariani y de manera burda, irrespetuosa, grosera, lo silenciaron con alaridos desencajados de arbitrariedad. Pero no se podrán quedar nunca con su aliento. Se quedaron con la mascarada institucional. No se podrán quedar jamás con su soplo. No negamos la importancia del lugar físico. Somos conscientes que ese aliento y ese soplo deben de alguna manera materializarse, para todos y todas que siguen viviendo esa iglesia “otra” y preguntarán ¿dónde están, cuándo se reúnen, dónde celebramos, dónde nos encontramos, cómo nos buscamos, cómo “seguimos andando”. Debe ser para nosotros un desafío indeclinable ofrecer respuestas.

“La Cripta no se negocia, la Cripta no se entrega” consignas absolutamente vigentes. La Cripta es un ícono de la iglesia de los empobrecidos. Es el “lugar” donde seguirá el Gran Espíritu invadiendo nuestros cuerpos y corazones. El capricho vaticano de arrasar con todos los vestigios de esta iglesia de base, popular, liberadora, fraterna no tiene futuro. Ese mismo día Benedicto XVI beatificaba a Juan Pablo II. Un intento más para disciplinar a los díscolos. Será inútil. Ya fueron advertidos en el Evangelio… “si ellos callan, gritarán las piedras”.

Fuimos ingenuos. Trataremos de no serlo más. Mansos si, también astutos.

2 Mayo 2011

Para entender quién fue Juan Pablo II. Un pontificado con contradicciones fatales. Por Hans Küng

El 17 de octubre de 1979 publiqué un balance del primer año en el cargo del papa Juan Pablo II. Fue este artículo, que apareció en varias publicaciones del mundo, lo que dos meses después dio lugar a que se me retirara la autorización eclesiástica para enseñar como teólogo católico.

Veinticinco años de pontificado han confirmado mi crítica. Para mí, este Papa no es el más grande, pero sí el más contradictorio del siglo XX. Un Papa con muchas y muy grandes dotes y con muchas decisiones equivocadas. Reduciéndolo a un único denominador: su política exterior exige a todo el mundo conversión, reforma, diálogo. En crasa contradicción con ella está su política interior, que apunta a la restauración del status quo ante Concilium y a la negación del diálogo intraeclesiástico. Este carácter contradictorio se manifiesta en diez complejos ámbitos de problemas:

1. El mismo hombre que defiende de puertas afuera los derechos humanos los niega de puertas adentro a obispos, teólogos y mujeres, sobre todo: el Vaticano no puede suscribir la Declaración de Derechos Humanos del Consejo de Europa; sería necesario cambiar antes demasiados preceptos del derecho canónico medieval-absolutista. La separación de poderes es desconocida en la Iglesia católica. En caso de disputa, la misma autoridad actúa como legisladora, fiscal y juez.
Consecuencias: un episcopado servil y una situación jurídica insostenible. Quien litigue con una instancia eclesiástica superior no tiene prácticamente ninguna oportunidad de que se le haga justicia.

2. Un gran admirador de María que predica excelsos ideales femeninos, pero que reba-ja a las mujeres y les niega la ordenación sacerdotal: siendo atractivo para muchas mujeres católicas tradicionales, este Papa repele a las mujeres modernas, a las que quiere excluir “infaliblemente” de las órdenes mayores para toda la eternidad y a las que en el caso de la anticoncepción incluye en la “cultura de la muerte”.
Consecuencias: escisión entre el conformismo exterior y la autonomía interna de la conciencia, que en casos como en el del conflicto de los consejeros de mujeres embarazadas también aleja a las mujeres de los obispos afines a Roma, lo que provoca el creciente éxodo de quienes aún seguían fieles a la Iglesia.

3. Un predicador en contra de la pobreza masiva y la miseria del mundo que, sin embargo, con su posición sobre la regulación de la natalidad y la explosión demográfica, es corresponsable de esa miseria: el Papa, que tanto en sus numerosos viajes como en la conferencia sobre población de la ONU en El Cairo tomó postura en contra de la píldora y del preservativo, podría tener mayor responsabilidad que cualquier estadista en el crecimiento demográfico descontrolado de numerosos países y la extensión del sida en África.
Consecuencias: incluso en países tradicionalmente católicos como Irlanda, España y Polonia, existe un creciente rechazo a la moral sexual y al rigorismo católico romano en el tema del aborto.

4. Un propagandista de la imagen del sacerdocio masculino y célibe que es corresponsable de la catastrófica escasez de curas, el colapso del sacerdocio en muchos países y el escándalo de la pedofilia en el clero, que ya es imposible encubrir: el que a los sacerdotes les siga estando prohibido el matrimonio no es más que un ejemplo de cómo este Papa también posterga la doctrina de la Biblia y la gran tradición católica del pri-mer milenio (que desconocen las leyes del celibato eclesiástico) en favor del derecho canónico del siglo XI.
Consecuencias: los sacerdotes son cada vez más escasos, su reemplazo inexistente, pronto casi la mitad de las parroquias carecerán de párrocos ordenados y celebrantes regulares de la eucaristía, hechos que no pueden ocultar la creciente importación de sacerdotes de Polonia, India y África ni la inevitable fusión de parroquias en “unidades eclesiales”.

5. El impulsor de un número inflacionista de beatificaciones lucrativas que al mismo tiempo, con poder dictatorial, insta a su Inquisición a actuar contra teólogos, sacerdotes, religiosos y obispos desafectos: son perseguidos inquisitorialmente sobre todo aquellos creyentes que destacan por su pensamiento crítico y su enérgica voluntad reformista. Del mismo modo que Pío XII persiguió a los teólogos más importantes de su época (Chenu, Congar, De Lubac, Rahner, Teilhard de Chardin), Juan Pablo II (y su Gran Inquisidor Ratzinger) ha perseguido a Schillebeeckx, Balasuriiya, Boff, Bulányi, Curran, así como al obispo Gaillot (de Evreux) y al arzobispo Huntington (de Seattle).
Consecuencias: una Iglesia de vigilantes en la que se extienden los denunciantes, el temor y la falta de libertad. Los obispos se perciben a sí mismos como gobernadores romanos y no como servidores del pueblo cristiano, y los teólogos escriben en conformidad o callan.

6. Un panegirista del ecumenismo que, sin embargo, hipoteca las relaciones con las iglesias ortodoxas y reformistas e impide el reconocimiento de sus sacerdotes y la comunidad eucarística de evangélicos y católicos: el Papa podría, tal como ha sido recomendado repetidas veces por las comisiones ecuménicas de estudio y practican mu-chos párrocos, reconocer a los eclesiásticos y las celebraciones de la comunión de las iglesias no católicas y permitir la hospitalidad eucarística. También podría atemperar la exagerada ambición medieval de poder frente a las iglesias orientales y reformadas. Pero quiere mantener el sistema de poder romano.
Consecuencias: el entendimiento ecuménico quedó bloqueado tras el Concilio Vaticano II. Ya en los siglos XI y XVI el papado demostró ser el mayor obstáculo para la unidad de las iglesias cristianas en libertad y pluralidad.

7. Un participante en el Concilio Vaticano II que desprecia la colegialidad del Papa con los obispos, decidida en ese concilio, y que vuelve a celebrar en cada ocasión que se presenta el absolutismo triunfalista del papado: en sustitución de las palabras progra-máticas conciliares (aggiornamiento, diálogo, colegialidad, apertura ecuménica), se vuelve ahora, en las palabras y en los hechos, a la “restauración”, “doctrina”, “obediencia”, “rerromanización”.
Consecuencias: No deben llamar a engaño las masas de las manifestaciones papales: son millones los que bajo este pontificado han “huido de la Iglesia” o se han retirado al exilio interior. La animosidad de gran parte de la opinión pública y de los medios de comunicación frente a la arrogancia jerárquica se ha intensi-ficado de forma amenazadora.

8. Un representante del diálogo con las religiones del mundo, a las que simultáneamen-te descalifica como formas deficitarias de fe: al Papa le gusta reunir en torno a sí a dignatarios de otras religiones. Pero no se percibe mucha atención teológica a sus demandas. Antes bien, incluso bajo el signo del diálogo sigue concibiéndose como un “misionario” de viejo corte.
Consecuencias: la desconfianza hacia el imperialismo ro-mano está ahora tan difundida como antes. Y esto no sólo entre las iglesias cristianas, sino también en el judaísmo y el islam, por no hablar de India y China.

9. Un poderoso abogado de la moral privada y pública y comprometido paladín de la paz que, al mismo tiempo, por su rigorismo ajeno a la realidad, pierde credibilidad como autoridad moral: las posiciones rigoristas en materias de fe y de moral han socavado la eficacia de los justificados esfuerzos morales del Papa.
Consecuencias: aunque para algunos católicos o secularistas tradicionalistas sea un superstar, este Papa ha propiciado la pérdida de autoridad de su pontificado por culpa de su autoritarismo. A pesar de que en sus viajes, escenificados con eficacia mediática, se presenta como un comunicador carismático (aunque al mismo tiempo es incapaz de diálogo y obsesivamen-te normativo de puertas adentro), carece de la credibilidad de un Juan XXIII

10. El Papa, que en el año 2000 se decidió con dificultad a reconocer públicamente sus culpas, apenas ha extraído las consecuencias prácticas: sólo pidió perdón para las fal-tas de los “hijos e hijas de la Iglesia”, no para las del “Santo Padre” y las de la “propia Iglesia”.
Consecuencias: la reticente confesión no tuvo consecuencias: nada de enmienda, tan sólo palabras, nada de hechos. En vez de orientarse por la brújula del evangelio, que ante los errores actuales apunta en dirección de la libertad, la compasión y el amor a los hombres, Roma sigue rigiéndose por el derecho medieval, que, en lugar de un mensaje de alegría, ofrece un anacrónico mensaje de amenaza con decretos, catecismos y sanciones.

No puede pasarse por alto el papel del Papa polaco en el colapso del imperio soviético. Pero éste no se derrumbó a causa del Papa, sino de las contradicciones socioeconómicas del propio sistema soviético. La profunda tragedia personal de este Papa es ésta: su modelo de Iglesia polaco-católica (medieval-contrarreformista-antimoderna) no pudo trasladarse al “resto” del mundo católico. Más bien fue la propia Polonia la que resultó arrollada por la evolución moderna.

Para la Iglesia católica, este pontificado, a pesar de sus aspectos positivos, se revela a fin de cuentas como un desastre. Un Papa declinante que no abdica de su poder, aunque podría hacerlo, es para muchos el símbolo de una Iglesia que tras su rutilante fa-chada está anquilosada y decrépita. Si el próximo Papa quisiera seguir la política de este pontificado, no haría sino potenciar aún más la monstruosa acumulación de problemas y haría casi insuperable la crisis estructural de la Iglesia católica. No, un nuevo papa tiene que decidirse a cambiar el rumbo e infundir a la Iglesia valor para la renova-ción, siguiendo el espíritu de Juan XXIII y, en consecuencia, los impulsos reformistas del Concilio Vaticano II.

 

Hans Küng es teólogo. © Hans Küng, 2003. Traducción de Jesús Alborés.

Hans Küng fue uno de los teólogos consultores más importantes del concilio Vaticano II

Fuente Servicios Koinonia

 

¿Quién necesita a Juan Pablo II santo?. Un intento más de disciplinamiento. Por Nicolas Alessio

“…la fuerza y la tenacidad con que defendió y proclamó el vínculo indisoluble de la Iglesia con Cristo y la integridad de la doctrina católica” [1]

 

Aquí esta el problema. Juan Pablo II no distingue entre Iglesia y Cristo. Eso quiere decir “vínculo indisoluble”. Y este “vínculo” lo defendió con “fuerza” y “tenacidad”. Por eso no extraña que, junto a esta identificación, se incluya “la integridad de la doctrina católica”. Nada que discutir, nada que reflexionar, nada que observar, nada que opinar, nada que criticar, nada que refutar, nada que pensar… solo acatar, custodiar y defender la doctrina católica. Por eso las advertencias, las persecuciones, las prohibiciones, las censuras y las condenas a todos y todas aquellos que se animen tan solo a “pensar distinto” de esta “integridad de la doctrina”. Esta posición supone una manera de entender a la Iglesia, un modelo de Iglesia.

La “canonización” de Juan Pablo II solo apunta a fortalecer ese modelo eclesial, es un intento fuerte para continuar disciplinando y ordenando hacia adentro. Se trata de fortalecer el modelo romano, centralizado, dogmático, cerrado. Y, como por doquier aparecen fisuras en este modelo, porque “el Espíritu sopla donde y como quiere” y no está secuestrado por el vaticano, se necesita un signo fuerte, una figura que de por si legitime esta concepción eclesial.

Juan Pablo II no es precisamente un “santo” del Vaticano II. Mucho menos un “santo” de los empobrecidos. En Latinoamérica lo sabemos demasiado bien. Juan Pablo II, en sintonía con, en aquel entonces cardenal Joseph Ratzinger, se empeñaron en desmerecer, advertir, corregir, censurar y estigmatizar a la “teología de la liberación”. Movimiento que, luego del Concilio Vaticano II, fue el “segundo gran acontecimiento histórico del siglo XX, abrió el diálogo con el mundo de lo social y lo político, en el encuentro con los pobres y en la praxis histórica de transformación social. Esta teología desató también una explosión de vitalidad y de mística, cuya manifestación mayor fue la multitud de comunidades de base esparcidas por la geografía universal y una pléyade de mártires literalmente jesuánicos, según el modelo de Jesús”[2]. Juan Pablo II será un santo del orden y la disciplina restauradora.

Benedicto XVI quiere darse el gusto presentar a todo el mundo y a todos los pueblos del mundo una manera de vivir, de pensar y de sentir que debe ser imitado. En definitiva eso es un “santo oficial” y eso pretende ser Juan Pablo II canonizado. Y este “modelo” no está ajeno a los avatares históricos. El “modelo” tiene connotaciones no solo “espirituales”, si no también ideológicas, políticas, sociales. Juan Pablo II “santo” es una manea de bendecir, de consagrar una concepción “imperial”, una concepción clausurada, de la Iglesia y también de la sociedad. Así decía María Vigil: “El máximo error de la Iglesia católica en ese mismo siglo ha sido el miedo a la dinámica de vida y de recuperación histórica que el Vaticano II y la Teología de la liberación despertaron, miedo que cristalizó en la elección de Juan Pablo II y su programa de freno y de retroceso. Como suele decir González Faus, su pontificado ha sido en muchos aspectos el pontificado del miedo, una actitud que aún mantiene cautivo al catolicismo, sin permitirle entrar verdaderamente en el «nuevo milenio»[3].

Aquí, el miedo, es un soporte de la identidad monolítica romana y de toda ideología conservadora, restauradora, dominante. Ese miedo es aún mayor bajo el pontificado de Benedicto XVI. Y no es el miedo que surge de manera prudente frente a una amenaza. Es el miedo de la soberbia de los que detentan el poder imperial. Este poder religioso es funcional al poder soberbio de los EEUU, por eso nadie se sorprendió cuando Jorge Bush y Benedicto XVI, al culminar su visita, dieran un comunicado en conjunto señalando que: “…hablaron de diversos temas de interés común para la Santa Sede y los Estados Unidos de América, entre ellos cuestiones morales y religiosas en las que ambas partes están comprometidas”[4]. Ambas partes comprometidas. Por eso tampoco nos sorprendimos ante las tibias declaraciones cuando comenzó la invasión a Libia, solo luego de un par de semanas, Benedicto pidió el cese de la agresión militar.

Sin embargo esta batalla por la hegemonía espiritual está a perdida. Para las sociedades actuales un santo mas un santo menos en el calendario es absolutamente insignificante. Para las grandes mayorías empobrecidas también. Solo resabios de la pompa vaticana. Tendrá sus ecos en las iglesias locales durante un tiempo corto, fortalecido por una puesta en escena mediática y no mucho más. Esta canonización será un esfuerzo inútil por parte del poder vaticano. Estamos en un tiempo donde ya hemos comenzado a creer de otra manera. A creer desligados de las tutelas institucionales y mucho más desligados cuando esas tutelas se expresan de manera autoritaria, autócrata. Vivimos una nueva espiritualidad. “Tras siglos viviendo la experiencia de un cristianismo como «la única religión verdadera”, hoy en día, la biodiversidad -también la religiosa- es percibida como un valor sagrado que no permite tales exclusivismos. Esta nueva conciencia está afectando ya a nuestra forma de vivir y de comprender nuestra espiritualidad y nuestro cristianismo”[5].

Cientos de miles de seguidores de Jesús y otros tantos de diversas religiones y credos, seguirán buscando y viviendo esa nueva espiritualidad. Una espiritualidad que expresa, celebra y se compromete con la libertad, la pluralidad, la diversidad y un hondo y profundo humanismo al servicio de los olvidados de la historia.

 

Nicolas Alessio, teólogo, en las vísperas del día del trabajador.

 

 

[1] Sesión de Apertura de la Investigación Diocesana sobre la vida, las virtudes y la reputación de santidad del Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojty?a) Sumo Pontífice, reflexiones conclusivas del Cardenal Vicario Camillo Ruini Roma, Basílica de San Juan de Letrán, 28 junio 2005

[2] A los 40 años del Vaticano II, Adiós al Vaticano II “No puesta al día, sino mutación” José María Vigil

[3] Idem

[4] Washington (Estados Unidos), 17 Abr. 08 AICA

[5] Cfr. RESUMEN DE LA PONENCIA ‘OTRA ESPIRITUALIDAD ES POSIBLE en Foro Social Mundial Nairobi, 15 Enero 2007

 

Descubrir lo encubierto. Cuando las piedras gritan. Por Pbro. Nicolas Alessio

“Para el poder, el secreto no pertenece al orden del abuso; es indispensable para su funcionamiento”

Michel Foucault, Historia de la Sexualidad, 1. La Voluntad del Saber, ed. Siglo veintiuno editores, 2005

 

El pronunciamiento del Grupo Angelelli a favor del Matrimonio Igualitario, entendiendo que la homosexualidad no es ni enfermedad, ni delito, ni pecado, quitó el velo al pretendido “pensamiento único” del magisterio vaticano en general y del episcopado argentino en particular.

Quitar este velo, haciendo pública nuestra posición, fue considerado un delito, por eso la “pena” aplicada se justifica afirmando: “Ha divulgado por escrito y de palabra por los medios de comunicación en contra del magisterio eclesiástico” (Proceso Penal Ordinario Prot. 22/2010).

Desnudar ante la opinión pública, que en el mundo católico existen diversas, plurales y a veces contrapuestas opiniones, reflexiones y sentires merece el juicio y la sanción. Los obispos argentinos saben absolutamente que existen estas posiciones disímiles en el seno del pensamiento cristiano y católico. Lo que desato el “proceso penal” es que estas posiciones fueran “divulgadas”. Si se mantenían ocultas, subterráneas, silenciadas, no se hubiera iniciado el juicio canónico. Para esta jerarquía eclesial, mantener en “secreto” estas voces distintas, “es indispensable para su funcionamiento” .

Es cierto, en la medida que quieren seguir siendo poder en el peor de los sentidos del término poder. Algo similar en aquella escena del domingo de ramos, cuando los jerarcas judíos le pidieron a Jesús que hiciera callar a sus seguidores, la respuesta fue contundente: “…si estos callan, gritaran las piedras”. Las piedras están gritando y no dejarán de hacerlo.

 

Arrasar a la “Iglesia de los Pobres”. Otro conflicto en la arquidiócesis de Córdoba. Por Nicolás Alessio

Amigos y amigas, pronto enviaremos la primera convocatoria para continuar con nuestras reuniones, según acordamos en la última del año pasado, ahora nos urge este tema, la intervención en la Parroquia Ntra. Sra. del Valle, conocida como la Cripta. De más esta decir, que fue el lugar que nos permitió, a los Curas Autónomos (comumente llamados “Casados”), al Grupo Angelelli y a nosotros, reunirnos … no es casual que se quiera “arrasar” esa comunidad.

Hasta el miércoles 23 esperamos sugerencias en torno al contenido, luego la enviaremos para juntar firmas y adhesiones.

ARRASAR A LA “IGLESIA DE LOS POBRES”  OTRO CONFLICTO EN LA ARQUIDIÓCESIS DE CORDOBA

Cristianos y cristianas, hombres y mujeres de nuestra sociedad, queremos:

  • expresar nuestra más absoluta solidaridad con la Comunidad “La Cripta”, que una vez más debe enfrentar el intento de la autoridad eclesial para “borrar” y dejar en el olvido su extraordinaria trayectoria como Parroquia abierta, inclusiva, renovada, liberadora, fiel al Evangelio y fiel a la Iglesia Latinoamericana y sus mártires.
  • repudiamos una vez más la actitud autoritaria, cerrada, inflexible y anti-evangélica de la autoridad eclesial, en particular del Sr. Obispo Carlos Ñáñez, que pretende imponer un nuevo párroco que claramente sera un “interventor” con la misión de emprolijar, vigilar, ordenar y corregir el camino de esta comunidad que, primero junto al Quito Mariani y luego con Victor Acha, ha demostrado ser un auténtico lugar de comunión y participación.
  • convocamos a no quedarnos callados, lo que favorece la impunidad del silencio que tan bien maneja el poder eclesial, y a multiplicar entonces voces y gestos de resistencia a estos aprietes de los sectores mas conservadores de esta institución que no termina de entender aquello de “no he venido a ser servido si no a servir” y se aferra a peligrosos métodos autoritarios.

Otro mundo es posible, otra iglesia es posible.

CRISTIANOS Y CRISTIANAS

COMUNIDADES DE BASE INCLUSIVAS

ULTIMAS NOTICIAS DE LA CRIPTA “El Interventor no se negocia” Por Nicolas Alessio

Como lo veníamos afirmando, el “interventor”, el Padre Pedro Torres, no se negocia. El es el encargado de amonestar, corregir y vigilar a una comunidad que se animó a vivir el ideal de la Iglesia de los Pobres, en conjunto de cientos de miles de cristianos y cristianas. Eso, la derecha religiosa no puede tolerarlo. Tiene que poner orden.

No es Ñañez contra Víctor Acha, es el Vaticano contra la Iglesia de los Pobres
La “derecha religiosa” no perdona

La consagración episcopal de Marcelo Cuenca fue todo un aviso. En una Arquidiócesis que tímidamente quería abrir la participación de la comunidades en su diseño pastoral, el sacerdote que abiertamente representa a los sectores reaccionarios, conservadores, fundamentalistas, y que también abiertamente se oponía a estos “tímidos” avances, no solo es nombrado Obispo por Benedicto XVI si no que el embajador vaticano viene a su consagración en la mismísima Catedral de Córdoba, en las narices de Carlos Ñáñez quién trato que tal afrenta pasara desapercibida y olvidada para la opiñón pública. El acontecimiento no fue comunicado a la prensa. El Grupo Enrique Angelelli decía en el texto “Para qué y quién elige un obispo” : “No podemos dejar de señalar con estupor que, otra vez, desde el más alto poder eclesial jerárquico y monárquico, se fortalece una línea conservadora, restauradora, derechosa, afín a corrientes como el Opus Dei. No es la primera vez, no sucede solo en estos pagos” de Marzo del 2010

El grupo de “curas casados”, mejor, “curas autónomos” (porque siguen siendo curas pero no dependiendo de ningún obispo) en el Documento “Haciendo memoria de nuestro andar”, del 12 de Junio del 2010, recordábamos que, entre nuestros posibles objetivos, o perspectivas que nos identifican, decíamos:
“mostrar otro rostro de Iglesia Posible al servicio de Otro Mundo Posible: plural, abierto, solidario, liberador…ayudaría a desmontar algunas “máscaras” de la Iglesia oficial…”

El enfrentamiento cultural de esta Iglesia oficial con gran parte de la sociedad argentina, y dentro de su propio seno, en torno a la ley del “Matrimonio Igualitario”, desnudó, una vez más, su rostro conservador, autoritario, dogmático, patriarcal y excluyente para con todos y todas los que entendemos que “es posible otra Iglesia y otro mundo”. Esta contienda se agudiza en la Diócesis de Córdoba.

Los sectores de la derecha eclesial conservadora, no van a perdonar la voz que, desde este lugar, desafió a toda la parafernalia episcopal y sus aliados. Una voz que desde hace años viene siendo un eco de la voz de los profetas y los mártires.
Ese “rostro” despiadado de la institución eclesial se traduce en acciones, gestos y discursos que dañan al conjunto del pueblo de Dios y al conjunto de la sociedad de la que formamos parte.

La Institución Iglesia, no solo es funcional a las ideologías de dominación, si no que forma parte de esas mismas ideologías. En este sentido, debe ser denunciada, desenmascarada y combatida. En muchas ocasiones, algunos de nosotros, hemos expresado “ya no nos interesa más nada la Iglesia”. Y es cierto, ya no nos interesa más nada de todo lo que tenga que ver con aquel “rostro” antievangélico de la Institución, su ritualismo, su dogmatismo , su canonicismo, su burocracia. Pero sí nos interesa esa Institución, en la medida que hace daño a la conciencia ética de la humanidad, queriendo imponer un modelo cultural de dominación, aunque se revista del ropaje lingüístico actualizado. La “restauración conservadora” iniciada en período de Juan Pablo II, ha tomado, con Benedicto XVI, nuevos bríos, más enérgicos, más decididos, mas punzantes.

En este sentido, no hay que temer palabras como “enfrentamiento”, “batalla” o “combate”. Esta Institución debe ser combatida, al mejor estilo jesuánico como cuando enfrentó a los mercaderes del templo.

Algunos intentarán hacerlo desde la trinchera “del adentro”, en Parroquias, Colegios u Organizaciones que pertenecen a la Institución. Otros lo harán desde la trinchera “del afuera” institucional. Ocupar uno u otro lugar es una decisión siempre compleja, difícil y con contradicciones. Hay que respetar la decisión que cada uno desde su propia experiencia de vida tome como aquella que, aquí y ahora, le parezca la mejor. No caben posturas únicas.

En este conflicto inevitable, el uso de los Medios de Comunicación Social, es imprescindible y urgente. La Institución no le teme al poder económico, ni al poder político, le teme al “cuarto poder”. Porque solo este poder comunicacional puede ir directo al lugar más fuerte y, a la vez, al “talón de Aquiles” de la Institución: el ocultamiento. La Institución guarda celosamente sus secretos más íntimos, y esa verdad bien cuidada es fuente de poder. Pero cuando esa muralla es derribada por los MCS y se desnuda esa verdad silenciada, pierde poder y tambalea su seguridad.
En el caso de la Parroquia de Nuestra Señora del Valle, no se quiere intervenir cuanto antes, por tratarse de una comunidad parroquial en particular o por su Párroco, Víctor Acha, como si se tratase de un problema personal.

Se quiere arrasar con esa “otra Iglesia posible”, con lo mejor de sus luchas en Latinoamérica y en todos los Continentes. Estos hechos son solo un paso más en tal dirección. No es un hecho aislado, es un programa preconcebido, en continuidad con aquellas dos intervenciones vaticanas, con las que se quiso destruir a los teólogos de la Liberación y a sus teologías. Y en esto hay que reconocer que son coherentes con su modelo imperial. Cuanto más hemos avanzado nosotros en la concreción de “otro modelo”, ellos deben acentuar sus mecanismos de control, castigo y censura. Deben extirpar desde la raíz las fuentes de la heterodoxia, la división y el escándalo.

Aquí no hay diálogo posible, porque no hay puntos en común desde donde dialogar, son visiones antagónicas, aquí solo queda el enfrentamiento. Son dos proyectos irreconciliables. Muchas veces lo hemos expresado diciendo “no creemos en el mismo Dios”. Expresión metafórica que dice “no tenemos nada en común”. Se trata de una contienda cultural, la Institución quiere “conservar” el poder y su modelo hegemónico, nosotros queremos asumir el momento histórico que vivimos “con talante crítico y aperturista” porque entendemos que estamos viviendo “un cambio radical de civilización, frecuentemente ignorado por estas instituciones“ (cfr. Doc. Antes citado)

La estrategia de “las cartas”, la juntada de firmas, adhesiones, reuniones en la curia, es válida, pero insuficiente. Cuanto más insuficiente si estas acciones quedan bien guardadas entre cuatro paredes obispales. Hay que sumar otras acciones de mayor envergadura, contundencia y visibilidad. Y hay que hacerlas lo más públicas posibles. Con llegada a la sociedad en su conjunto. “Gritar desde los tejados, a tiempo y a destiempo”. E incluso, reapropiándonos de los signos que son del pueblo de Dios y no de sus jerarcas. Como la mesa compartida, entre otros. Si nosotros “celebramos” la eucaristía, estamos tomando en nuestras manos lo que es nuestro, desenmascarando a aquellos que se creen dueños “del sagrado”. Ese “sagrado” es popular, es de todos y todas. Como se hizo el Sábado 17 de Julio, en la Parroquia San Cayetano, luego de la prohibición arzobispal, donde participamos concelebrando la “misa de la resistencia” y luego hemos seguido participando de las “misas prohibidas”, en La Cripta, el 4 de Agosto, y de nuevo, el 7 de Agosto, en la plaza de Altamira.

Es el momento de continuar en este andar, de “manifestar con acciones y compromisos públicos, con gestos y escritos, a través de los medios y de otras redes de comunicación virtual, este nuevo paradigma de comunión y de organización” (Idem) que no se reduce ni se limita a “lo religioso”, si no que, por el contrario, presupone y se orienta a un modelo nuevo de humanidad.

Este es el desafío inmenso. Limitarlo a casos personales, o a situaciones de comunidades particulares, por más importantes que sean, es perder la perspectiva del conjunto. Ellos, la Institución, tienen esa perspectiva global. Avanzan por todo. No podemos quedarnos solo en una resistencia intimista. Hay que enfrentarlos donde más les duele, al estilo de aquella luz que ilumina las zonas oscuras de la realidad y la intimidad de los corazones y sus veladas intenciones.

Pbro. Nicolás Alessio
6 Enero, fiesta de la Epifanía del 2011

CURSO – TALLER: EL EVANGELIO DE JESUS Y LA IGLESIA EN ESTE SIGLO.

CURSO – TALLER en La Cripta Para profundizar en nuestra reflexión crítica sobre el cristianismo Para no perder la esperanza Para reunirnos y confraternizar Para poner en funcionamiento las neuronas…

Participá de nuestro próximo Curso – Taller en La Cripta.

Tema: EL EVANGELIO DE JESUS Y LA IGLESIA EN ESTE SIGLO. Nos guían: los sacerdotes Juan Carlos Ortiz y Nicolás Alessio (un lujo…!) Cuándo: 19 y 20 de Octubre del 2010 Horario: de 20,30 a 23 hs. Dónde: en el Salón Terraza de La Cripta El tema es de sumo interés y los expositores nos darán un valioso aporte. LOS ESPERAMOS!!!!