Divinización de la fantasía y la inseguridad. Por Guillermo “Quito” Mariani

Mucha gente afirma que en un mundo tan materialista como el nuestro, hay necesidad de mayor espiritualidad y por eso las multitudes (y las empresas privadas de transporte) se lanzan fervorosamente hacia cada lugar en donde aparece un indicio de la presencia divina.

Lo primero a advertir acerca de ese razonamiento es que esas personas evitan mencionar la causa última de ese materialismo que son los intereses económicos, elevados a su mayor potencia por el sistema capitalista. Las apariciones de la Virgen María, oficializadas y canonizadas por el Vaticano con oportunidad de Lourdes (para favorecer la definición del dogma de la inmaculada concepción) y de Fátima (para contrarrestar al comunismo ateo) se han multiplicado indefinidamente. Así han llegado a superar otras famosas de Jesús en el sagrado corazón hablándole a María de Alacoque o en visiones de Juan de Arco, o los milagros eucarísticos con presencia de sangre mostrando la presencia no sólo viva sino corpórea de Jesús.

Ahora, hay vírgenes por todos lados. Cada nación, cada clase social, cada circunstancia histórica tiene su aparición y moviliza multitudes. No bastan las devociones con que la gente común santifica a diversos gestos heroicos como la difunta Correa o el gauchito Gil o simplemente a personajes del espectáculo canonizados por una muerte trágica como Rodrigo o Gilda.

Aquí  se trata de algo que la Iglesia católica admite y fomenta sutilmente. Un culto a María alimentado con fantasías e inseguridades, calificadas oficialmente como respetable religiosidad popular o intervención maravillosa de Dios en el quehacer de los hombres. Hay para todos los gustos:  imágenes que lloran, otras que sangran, otras que  transpiran. Las que hablan distintos idiomas, las que dejan mensajes de conversión y, sobre todo las que ofrecen y realizan curaciones admirables.

Innumerables modelos de rostros, vestidos y mantos. A veces uno tiene ganas de que salga el letrerito acostumbrado en la TV: “la virgen María se viste…en…”.

Una imagen que, cuando fue retirada después de larga permanencia en un mismo sitio, deja la sombra de la silueta como mancha en la pared, es suficiente (sucedió en Alta Gracia) para que una multitud renueve toda su devoción y se agolpe para contemplar una nueva aparición de María. No hace demasiado tiempo, un foco eléctrico con la resistencia quemada que se estampa en el vidrio como monograma de María era motivo para interpretar que María estaba dando avisos sobre el horroroso anuncio de los mensajes de Fátima. Y, de paso, para coleccionar “bombitas” y venderlas con promesa de milagros.

Ha llegado a Córdoba la supuesta vidente de Salta María Livia, en una misión difusora de su privilegio de conversar con María y producir, en base al contacto con ella, un clima de espiritualidad en el cerro, en que atiende a sus devotos, con desmayos, éxtasis y curaciones.  Puede llenar estadios.

¿Está creciendo la fe en Dios? ¿Las multitudes que se agolpan en el Uritorco o en el Chateau o en el Orfeo como las que se electrizan con las interpretaciones de conjuntos de Hard Rock o Metal están ansiosas de espiritualidad? Si todo esto convoca multitudes ¿Sólo en la iglesia católica no constituye por eso mismo un signo de lo auténticamente espìritual? ¿El éxito multitudinario no es signo de la presencia de Dios? ¿O son sólo divinizaciones, (canonizaciones se llaman en lenguaje católico) con frecuencia comercializadas, resultado de fantasías enfermizas o necesidades no remediadas que causan esa inseguridad de náufragos aferrándose a cualquier cosa? Es para pensarlo ¿verdad?

La dignidad de María se funda en que fue madre de Jesús y su primera seguidora. El resto de los títulos por más que quienes se los aplican vean bailar el sol tienen su explicación en sugestiones individuales o masivas muchas veces planeadas con distintos intereses (como hacer ver que ésta con apariciones es la verdadera iglesia) y basadas otras en la necesidad de aferrarse a algo para remediar inseguridades de cualquier índole.

SÍ A LA VIDA! Por Guillermo “Quito” Mariani

Aunque se cuide bastante señalarlo, la iglesia católica y sus seguidores “archifieles” por no llamarlos fanáticos, son los que presentan una posición más agresiva en contra de la despenalización del aborto. La ley que comenzó a discutirse en Diputados y fue frenada inesperadamente no pudiendo pasar a la Comisión de Familia, deberá superar otros obstáculos y posiblemente se postergue su tratamiento hasta el próximo período legislativo. No obstante, ya ese primer paso, de iniciar las deliberaciones, enfurece a quienes sostienen que de eso  no hay que hablar porque es decirle ¡ NO! A LA VIDA.

Por eso en esta segunda reflexión  voy a señalar simplemente cómo y por qué la iglesia católica oficial es cómplice de la proliferación irrefrenable de abortos.

1ro. Siempre se negó y se niega pertinazmente a una educación sexual completa y precoz. Aguer calificó la experiencia en un colegio secundario como incitación a la promiscuidad.

2do. Tradicionalmente ha demonizado el sexo, condenando en sí mismo el placer sexual a no ser que cargue con la  obligación de un hijo (los que Dios manda)

3ro. hablando por un lado, de paternidad responsable, ha condenado explícitamente durante mucho tiempo todo proceder anticonceptivo, Recién a comienzos del siglo pasado admitió la regulación por la continencia periódica  presentada como ley natural aunque es lo más artificial y antinatural puesto que decreta la falta de espontaneidad del acto sexual que tiene que ser regido por el almanaque.

4to. Olvidando absolutamente a las madres que mueren por abortos clandestinos y calificando esas muertes como castigo de su pecado

5to. Rechazando obstinadamente las investigaciones científicas que admiten casi unánimemente un período (de 14 primeros días, antes de la aparición de la cresta primitiva) en que seguramente hay una vida pero no todavía una vida humana, y la discusión vigente con argumentos muy serios, de que esto no es seguro hasta las doce semanas.

6to, Admitiendo todavía en labios y libros tradicionales que los padres engendran sólo lo corporal y el alma la infunde Dios. Nunca hubo acuerdo sobre cuándo se daba esta infusión del alma que constituiría al ser humano.

7mo. Usando para negar el bautismo de los niños, el argumento de que los padres no estén casados por iglesia. Con lo cual afirman, sin decirlo expresamente, que esos niños no son hijos de Dios, porque el bautismo es nada más que eso, la celebración de que todos somos hijos de Dios. Así los marginan de toda posibilidad  de la salvación en que dicen creer.

8vo.-Porque para usar el argumento  esgrimido de “Sí a la vida” esta iglesia carece de autoridad histórica ya que ha sido cómplice por acción o silencio, de torturas, muertes y desapariciones de los considerados culpables por la represión dictatorial y también de muchos inocentes. El “ SI A LA VIDA” en algunas oportunidades y el “NO A LA VIDA” en otras, es hipocresía.

9no. Animando la resistencia de profesionales y jueces, con la posibilidad de objeción de conciencia para cumplir con  la ley referida a la concepción por violación, la iglesia ha hecho postergar el tiempo de la expulsión  hasta que se convirtiera en eliminación de una vida humana

10mo. Provocando que los padres que descubrían a sus hijas embarazadas antes del matrimonio las expulsaran de la familia y consideraran que hubiera sido mejor que se murieran a que quedaran “deshonradas”

Muchos abortos y muertes se deben indudablemente, a estos principios y conductas severamente inculcados

Derecho al Aborto. Entrevista a líderes religiosos argentinos

CUESTION DE FE

Aun cuando parezca monolítica la oposición de las religiones con más representación en el país a la despenalización del aborto, esta postura en contra del derecho a decidir de las mujeres sobre sus propios cuerpos no es una verdad revelada ni un dogma. Tanto en las iglesias cristianas –católica, evangelista o metodista– como en la religión judía hay voces disidentes dispuestas a dar debate y a poner en cuestión esta supuesta defensa de la vida de la que se apropia la prohibición y que oculta cuántas muertes de mujeres provoca el aborto clandestino.

Por Luciana Peker

“Para el teólogo Santo Tomas de Aquino la vida se transformaba en humana cuando había animación y esto era a los cuarenta días en el caso de los hombres y a los noventa días en el caso de las mujeres (¡porque somos más lentas¡) pero no desde la gestación. Es importante saber que en la doctrina hay diferentes posiciones y en la Iglesia Católica también hay distintas expresiones como la teología feminista (que interpreta a la Biblia con ojos de mujer) o la teología de la liberación”, explicó María Teresa Bosio, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir. Ella trasciende la teoría y lleva a la práctica la fe en el apoyo al proyecto por el aborto legal, seguro y gratuito que ya está en el centro del debate social en lo que resta de este año y del que viene.

“Nosotras somos disidentes de la jerarquía católica, pero queremos ser parte de ella. Hay muchas mujeres y varones que piensan como nosotras a favor de la despenalización del aborto porque genera víctimas dentro de los sectores más pobres”, resalta. “El aborto no es nuevo y tampoco el rechazo de la Iglesia. Pero sí ha cambiado la posición católica que no fue igual en toda su historia”, relató la filósofa feminista y legisladora porteña (hasta el 10 de diciembre) Diana Maffía. “El maestro Aristóteles decía que todos los seres humanos estaban destinados a ser perfectos (o sea, varones), pero que a las mujeres nos faltaba un poco de cocción. Somos como un microondas fallado”, ironiza Maffía. “Mientras que Santo Tomás y San Agustín deberían ser excomulgados antes que las feministas”, aleccionó, aun con ironía redoblada por su concepción sobre el comienzo de la vida. Y argumentó: “Es la mujer la que tiene que tomar una decisión ante el conflicto moral. El problema es que la imperfección que se nos ha asignado históricamente –por ser supuestas portadoras de una racionalidad de segunda– es la que justifica que no podemos tomar nuestra decisión sin preguntarle al juez, al médico, al marido o al cura simplemente porque, según esa antigua concepción, sus embriones cuajaron antes que el de las mujeres. Es interesante que la Iglesia descalifica a las mujeres que ponemos el cuerpo, la subjetividad, el intelecto y las emociones para que el embrión crezca. Ya que, aún con su concepción, el embrión no crece solo, sino gracias a las mujeres”.

“¿Por qué tenemos que aceptar la visión homogénea que determina quién es persona y quién no? –cuestionó el rabino Daniel Goldman, de la Comunidad Bet El, en un debate sobre religión y aborto convocado por la diputada Cecilia Merchán en el Congreso–. En la tradición judía hay una gran discusión acerca de si el feto es persona. La madre, en caso de peligro, tiene derecho por sobre la vida del hijo. Decimos peligro físico, psíquico, y yo le agregaría peligro con responsabilidad social. Así que este es un buen comienzo.”

LA LEY QUE ESTA POR NACER

“El año de la vida”, caratuló el Episcopado Argentino al 2011 con el afán de “priorizar en nuestra patria el derecho a la vida en todas sus manifestaciones poniendo especial atención en los niños por nacer como en nuestros hermanos que crecen en la pobreza y marginalidad”. Sin embargo, hay otros religiosos y religiosas que también luchan por la vida pero con otra visión de la y las vidas. “No sólo creyentes, sino creíbles”, es una frase de monseñor Pedro Casaldáliga que, tal vez, resuma no sólo posturas personales, sino la posibilidad de tener otras posturas ante los retos de la vida sin abandonar la fe. Es el caso del presbítero cordobés Guillermo “Quito” Mariani, quien después de publicar su libro Sin tapujos –en donde relataba una experiencia amorosa de su juventud–, fue castigado por la jerarquía eclesiástica. “En la Iglesia hay dos líneas –argumenta Mariani–. La conservadora tradicional y la que surgió luego del Concilio Vaticano Segundo. Esta línea, que vino con toda una serie de cambios que se estaban dando en la sociedad, apareció como irrefrenable, pero al tiempo reaccionó la postura conservadora que se puso a la defensiva. En este sentido, la posición de no dar el debate ignora los derechos de la sociedad civil. Además, su calificación del aborto –como una interrupción de la fecundación– tiene un sustento poco científico. En su historia, la Iglesia fue incorporando los avances científicos. ¿Por qué ahora no? Es una cuestión de autoritarismo.”

“Se ha manejado desde la tradición judeo cristiana el tema de la culpa como una forma de dominación de la condición humana de la que hemos hecho un negocio”, admitió Frank de Nully Brown, obispo de la Iglesia Evangélica Metodista en el seminario “Religiones, Matrimonio Igualitario y Aborto, alianzas con y entre actores religiosos por los derechos sexuales y reproductivos en Argentina” que se realizó el 14 de junio, en el Instituto Universitario Isedet y estuvo organizado por el Grupo de Estudios sobre Sexualidades (GES) del Instituto Gino Germani, de la Universidad de Buenos Aires; Católicas por el Derecho a Decidir y el Instituto Hemisférico de Performance y Política, de la Universidad de Nueva York, con el respaldo de la Delegación de la Unión Europea en la República Argentina.

NI A FAVOR NI EN CONTRA

En el debate sobre la descriminalización del aborto hay una falsa dicotomía que los y las religiosas tienen como objetivo desarmar: “No hay que entrar en el debate a favor o en contra porque esto no es River-Boca. Yo no creí que iba a salir el matrimonio igualitario en la Argentina y salió”, apuntó el obispo de la Iglesia Evangélica Metodista. Y agregó: “Se ha manipulado sobre quiénes estamos a favor o en contra y no se puede discutir desde allí. El aborto es una circunstancia a la que se llega y a la que no se quiere llegar. Mi deseo es que ninguna mujer tenga que abortar en la Argentina y en el mundo. Es un deseo ambicioso pero es mi deseo. Sin embargo, no quiero que una mujer, si tiene capacidad económica, pueda salvar su vida y si no la tiene quede librada a su destino”.

La diputada cordobesa Cecilia Merchán, acostumbrada a ser la voz en las mesas de debates que escenifican en la televisión la idea de las dos campanas, traslada su experiencia como panelista a la reducción mediática del aborto como si se tratara de un ajedrez sin piezas grises. “La gran mayoría de los periodistas están a favor de la despenalización del aborto. Pero les encanta el circo y si tienen a mujeres agarrándose de los pelos y te ponen la ecografía con el feto de imagen de fondo mejor”, denuncia.

UNA LUCHA POR LA VIDA

Desde otro sector, la diputada evangelista Cynthia Hotton promueve, junto a la Universidad Austral (vinculada con el Opus Dei), el “Protocolo por la vida”, que promueve la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina. Mientras que el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, priorizó durante su discurso en la tradicional caminata a la Virgen de Luján defender la vida “de los que van a venir”.

Sin duda, la advertencia es una amenaza a una reforma legal en la pelea contra el avance de la despenalización del aborto, que se va a discutir el 1º de noviembre, en la Comisión de Legislación Penal, del Congreso de la Nación. La diputada (hasta el 10 de diciembre) Merchán, contextualizó: “Es el proyecto que tiene más apoyo en el Congreso: lo avalan dieciséis universidades nacionales, doscientas cincuenta organizaciones sociales y cincuenta legisladores/as. Por eso, en base a la construcción colectiva, tengo optimismo respecto de la aprobación de esta ley. Pero los que están en contra se han unido y aggiornado porque hemos avanzado tanto que si no, están en el horno. Perdieron una batalla muy fulera (para ellos) que fue la del matrimonio igualitario y ahora están viendo cómo hacen para no perder otra”.

En contra de estos respaldos, las iglesias (evangélicas y católicas) que ya se unieron bajo el color naranja en la derrota de su postura pro heterosexualidad obligatoria, auguran que la religión va a aparecer como la gran enemiga de la posibilidad de decidir y de resguardar la salud de las mujeres. Sin embargo, no hay una sola religión. Ni una sola concepción de vida. “Se hace el juego de identificar a quienes estamos a favor de la despenalización del aborto como personeros de la muerte cuando la despenalización tiene que ver profundamente con la vida. Tenemos que apoyar que la ley salga porque está a favor de la vida”, diferenció De Nully Brown, quien profundizó: “Desde la pastoral proponemos redes de contención para no llegar al aborto y, en caso de que una mujer aborte, que la intervención se realice en un hospital público”.

En ese sentido, coincidió Maffía: “¿La represión es eficaz? Suponiendo que no la discutimos, igualmente, es totalmente ineficaz para defender la vida de los embriones y de las mujeres. Por eso, estamos a favor de la vida. Nosotras defendemos la vida y queremos una vida digna no sólo para el embrión”.

Por su parte, el pastor Lisandro Orlov, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, manifestó: “Es necesario sacar el tema del Código Penal para ponerlo en perspectiva de derechos humanos, del Evangelio y de los derechos de las personas. Esa es una necesidad de nuestra iglesia, es una necesidad pastoral. Pero también estamos apoyando la legalización porque tenemos que sacar el tema del aborto de la clandestinidad. El respeto de la autonomía es un valor que no podemos negociar. El cuerpo humano es el primer espacio donde ejercemos los derechos de ciudadanía. Nuestra Iglesia decidió, a pesar de las tensiones dentro de nuestra propia comunidad, que no podemos guardar silencio. Teníamos que hablar porque nuestro silencio nos hacía culpables de la cantidad de mujeres pobres que mueren cada día en América latina. La legislación prohibicionista ha mostrado que no está protegiendo la vida. Y yo quiero proteger la vida”.

MUCHA OPOSICION, MUCHOS ABORTOS

El otro fracaso de la prohibición del aborto es su falta de efectividad. Bossio, de Católicas por el Derecho a Decidir, cuestionó el poder de la jerarquía eclesiástica para convencer a sus fieles de no ejercer las prácticas que critican. “La prohibición religiosa no ha disminuido la cantidad de abortos”, sentenció. Los argumentos de Goldman también coinciden: “El aborto se practica le guste a la vecina, al maestro, al juez, al religioso o al legislador”. El obispo De Nully Brown agregó: “La penalización del aborto no salva vidas. Ni sirve para nada. Han crecido la cantidad de abortos y de muertes. Pero además, para penalizar realmente los abortos tendríamos que tener un Estado gendarme que vigile a todas las mujeres en edad fértil, y aún así –descartó– se castigaría a la mujer porque es muy difícil encontrar al hombre hasta si se hace un ADN. Por eso la penalización del aborto, en realidad, es inaplicable”.

El también cuestionó las frases rimbombantes que alientan a continuar los embarazos, pero que ocultan la cantidad de mujeres de fe que interrumpen esos embarazos. “Hay mucha hipocresía porque esto también les ocurre a las mujeres católicas, evangélicas y musulmanas”, desnudó.

“La defensa de la legalización del aborto en un hospital público se contrapone al comercio clandestino que gana con la penalización del aborto y que mueve mucho dinero. No sólo los religiosos hacen lobby en el Congreso, también los que ganan con ese comercio”, sentenció De Nully Brown. “¿Qué es el aborto?”, se preguntó Maffía. Pero la respuesta no fue filosófica sino constante y sonante: “Es un gran negocio que mueve millones y en el que tienen que gastar, muchas veces, su poquitísimo dinero las mujeres más humildes. Por eso, se opusieron al aborto la Facultad de Medicina y Asociaciones de Ginecología. No son casuales estas objeciones. El dinero mueve al mundo y a veces llega al útero de las mujeres”.

 

Fuente Página 12

Despenalización del aborto en defensa de la vida. Por Frank de Nully Brown

A propósito de la próxima discusión parlamentaria sobre la despenalización del aborto, la Iglesia Metodista inicia el diálogo sobre esta problemática que atenta contra la libertad y la dignidad de las personas. Carta pastoral del Obispo Frank De Nully Brown.

 

 

El tema de la despenalización del aborto, que será motivo de debate en el Congreso Nacional, exige desde nuestra fe cristiana una profunda y sincera reflexión que contribuya a la valoración de la vida y al respeto y dignidad de todos los seres humanos en nuestra sociedad.

Limitar la discusión de la despenalización del aborto a una puja entre quienes están a favor y en contra de la práctica, es trivializarla: nadie puede estar a favor de la interrupción de una vida. Pero esta problemática va más allá de esta falsa polarización: la mujer que busca abortar lo hace con angustia y tristeza. La comunidad tiene que asumir esta realidad no escondiéndola sino sacándola a la luz.

Una reflexión pastoral debe abordar su tratamiento considerándolo en todas sus dimensiones físicas, sociales, éticas y espirituales. Para ello comparto aquí algunas reflexiones que procuran aportar a su mejor comprensión.

El aborto es un problema social

El tema del aborto debe ser considerado en relación con el contexto social en el cual ocurre. Nuestra sociedad carece de una adecuada educación sexual, planificación familiar e igualdad de género lo que contribuye a que se multipliquen los embarazos no deseados. Por otro lado, el aborto se ha constituido en un verdadero comercio, ya que, en la actualidad, la ley aprueba su práctica en forma muy restringida. Los sectores medios y altos de la sociedad pueden acceder a una atención clandestina segura, pero para muchísimas mujeres de limitados recursos, debido a prácticas no profesionales  y riesgosas, interrumpir la gestación implica  atentar contra  su propia vida. El Estado debe intervenir en dos sentidos: legislando la despenalización para evitar también la muerte de las madres y garantizando condiciones de equidad económica, educativa y sanitaria para que el aborto no sea una opción.

La penalización no resuelve el sufrimiento

La realidad del aborto no se resuelve penalizando a la mujer que lo practica y dejando de lado la responsabilidad del varón. Porque el problema no es solo de las mujeres, es un problema de todos. Poner el tema en su adecuado contexto lleva a considerar el reclamo de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y, por otro lado,  abordar el sufrimiento de muchas mujeres desprotegidas.

Diálogo para construir libertad y dignidad

Por todo lo dicho considero que despenalizar el aborto puede ayudar al diálogo que contribuya a la edificación de nuestra sociedad. Cada víctima del aborto no puede convertirse en un número más porque es  alguien a quien Dios ama y a quien también nosotros debemos amar profundamente. Esconder nuestras prácticas culturales  de abortos clandestinos no ayuda a enfrentarlas y  a tomar decisiones inspiradas en la libertad y la dignidad de las personas.

Es nuestro deseo que se pueda generar en nuestra sociedad una discusión madura donde todos tengan la oportunidad de aportar sus propias visiones.  Porque:

”Nosotros amamos a Dios porque Él nos amó primero. Si alguien  afirma ’Yo amo a Dios’, pero odia a su hermano es un mentiroso: pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quienes no ha visto” (1 Juan 4:19-20).

Pastor Frank de Nully Brown

Obispo de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina

Febrero 25 de 2011

Fuente: Iglesia Metodista Argentina

El aborto no es sólo un problema de las mujeres, es de toda la sociedad. Declaración.

Como varones y ciudadanos comprometidos con la defensa de los derechos humanos y trabajando en la promoción del pleno ejercicio de los derechos humanos, nos aproximamos desde esa perspectiva para reflexionar y compartir pensamientos y acciones con todas y todos los ciudadanos de nuestra provincia.

Asumimos que el cuerpo de todas las personas es el primer espacio en el cual esos derechos se ejercen y consideramos a la persona en su dimensión física e intelectual como una unidad indivisible y toda ella, en su diversidad, plena de dignidad y respeto.

En esa perspectiva de derechos humanos y garantías es que reconocemos la diversidad de posiciones existente y la tomamos en serio y por ello queremos dialogar y debatir para construir una sociedad más equitativa.

El tema de la legalización del aborto evoca convicciones fuertes y variadas que comprende el área de la responsabilidad social, la inequidad de género que afecta gravemente a las mujeres, la situación económica, las estadísticas que nos muestran que la prohibición del aborto continua provocando muerte y desolación.

Esta situación nos llama a buscar, construir y proponer nuevos caminos que ponga fin a tal mortalidad relacionada con abortos realizados en la clandestinidad y que coloca a las ciudadanas de nuestra provincia en situación de vulnerabilidad.

Hay un discurso muy fuerte desde distintos sectores, que intentan reducir el debate sobre el aborto a una cuestión religiosa, a un delito o a un capricho del “feminismo”.

Las mujeres, niñas y jóvenes que llegan a optar por interrumpir voluntariamente un embarazo, pueden ser nuestra hija, nuestra hermana, nuestra madre, nuestra novia, nuestra amiga, nuestra compañera de trabajo, de estudio o nuestra vecina.

Entre otros factores, muchas mujeres, llegan a tomar esta decisión porque es un embarazo no deseado, por falta de educación e información, por no acceder a anticonceptivos o porque fueron víctima de algún abuso.

Sea cual fuera, todas ellas tienen que interrumpir su embarazo clandestinamente, las que tienen dinero lo hacen en condiciones sanitarias adecuadas, las que no tienen el dinero, lo hacen expuestas a condiciones que las llevan a engrosar las listas de miles de mujeres hospitalizadas o es una de las 100 mujeres que mueren por año en nuestro país, por un aborto clandestino mal practicado.

Entendemos que el problema no es religioso, la mayoría de las 500.000 mujeres que se practican un aborto, son católicas, evangélicas, judías o profesan algún credo, también lo fueron aquellas que murieron por esta causa.

Que se legalice el aborto, no implica que todas las mujeres vayan a abortar, La legalización permitiría que aquella mujer que necesite interrumpir su embarazo pueda hacerlo en condiciones de salud seguras, esta decisión sería tomada por la mujer en base a sus derechos y sus convicciones religiosas.

La mayoría de las mujeres que tienen que tomar una decisión de este tipo, no lo hace con liviandad o por gusto, es un dilema ético y psíquico y que la marca profundamente; la penalización del aborto solo la empuja hacia más clandestinidad y la expone a realizarlo en condiciones inadecuadas, con riesgos de complicaciones, incluyendo la muerte.

La justicia y la protección de sus derechos no llegan nunca para ellas. La ilegalidad también refuerza la condena social, la culpa y la estigmatización. Son las mujeres más pobres quienes tienen que cargar con todo esto.

Uno de los principales obstáculos en nuestro país para avanzar a la despenalización y legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, es el poder económico de un negocio ilegal organizado que mueve muchos millones de pesos por año en nuestro país.

Como varones reconocemos que la realidad del embarazo y del aborto es un tema eminentemente complejo y que compete a la libertad tanto ciudadana como religiosa y de profundo respeto a la libertad de conciencia como espacio sagrado.

La penalización del aborto, hace que los derechos a la libertad y a la dignidad de las mujeres se encuentren cercenados en nuestro país

Coincidimos con las recomendaciones de Amnistía Internacional y con la decisión de las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Córdoba La Plata y Comahue que se manifestaron a favor de la despenalización del aborto.

En función de estas consideraciones como varones planteamos:

*  Nuestra exigencia para que el Estado garantice y lleve adelante el cumplimiento de la Educación Sexual en las Instituciones Educativas y en aquellas instituciones que lo requieran.

*  El libre acceso a Anticonceptivos para todas las personas.

*  Nuestro apoyo a todas las iniciativas que legalicen el aborto.

*  Educación Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar y Aborto legal, seguro y gratuito para no morir.

Firman:

ALFREDO ZURITA, Medico Cirujano, Especialista en Salud Pública, Docente UNNE

RAÚL GLEIM, Pastor Iglesia Evangélica Luterana Unida

MARCELO SALGADO, Coordinador ISEPCI/Chaco.

MARCELO TISSEMBAUM, Periodista

LUIS ARGAÑARAS, Docente, Dramaturgo y Poeta.

JOSÉ LUIS BRES PALACIOS, Docente y Periodista.

BRUNO MARTÍNEZ, Periodista

BRIAN PELLEGRINI, Periodista

GABRIEL GAMARRA, Presidente de Unidos X la Diversidad. .

SEVERO RANNIS, Médico

RENZO OSUNA, Militante DDHH

JUAN PABLO AGUILAR, Estudiante

DARÍO EDGARDO GÓMEZ, Delegado Secretaria de Derechos Humanos de la Nación.

HUGO WINGEYER, Docente Universitario, UNNe

CRISTIAN GACZYNSKI, Abogado

RICARDO MAIDANA, Ingeniero y militante LGTB

CESAR ABEL GÓMEZ, Sociólogo, Docente Universitario, UNNe

Fuente:  CESA – Centro de Estudios Sociales Argentino

A una cristiana divorciada. Por José Arregui

No te conozco, pero tu rostro sufriente es el de muchas, y con eso me basta. También a Jesús le bastaría, pero él además conoce tu rostro y tu nombre, y si tú se lo permites, posará dulcemente sus labios en tu frente, y le contarás tus penas. Tú le harás feliz y él aliviará tus penas.

Nada sé de ti sino el dolor de un amor frustrado (¿a quién le importan las razones?) y el doble dolor de no poder comulgar porque compartes tu vida con otro compañero; el Derecho Canónico te llama adúltera, y te prohíbe acercarte a la mesa de Jesús. Así de inhumano puede ser el Derecho Canónico cuando pone cualquier ley por encima de la carne que goza y sufre; cuanto más sagrada se considere, más perversa es la ley. Así de inhumana puede ser la Iglesia cuando alza los cánones por encima de las personas con sus penas y su dicha.

Yo te aseguro, amiga, que Jesús te besa en la frente y te dice: “¿Cómo puedes dudar en venir a recibirme, amiga mía, si soy yo quien siempre está deseando recibirte? ¿Por qué vacilas en compartir mi pan, si lo que más me gustó siempre fue comer con gente tachada de pecadora por leyes hipócritas, y por ello fui yo también condenado? Un día me sentí especialmente seguro del Dios de la vida, y me brotó del alma una sentencia redonda que los canonistas puntillosos jamás han entendido: El sábado es para el ser humano y no el ser humano para el sábado (Mc 2,27) (decir ‘el sábado’ era para nosotros, los judíos, como decir la ley más sagrada e inviolable, ¡imagínate!). Creo que, vagamente, tenía tu rostro ante mí cuando pronuncié esa máxima rotunda y feliz. Y fueron historias como la tuya las que inspiraron al profeta Isaías aquel oráculo divino que siempre llevé grabado en las entrañas: Misericordia quiero y no sacrificios (Mt 9,13). Yo no quise decir otra cosa en las parábolas de mis días más inspirados. No hagas caso, pues, de normas inhumanas, déjate llevar libremente adonde el corazón te guíe. Invítame, por favor, a tu mesa, y saborearemos juntos el pan y el vino santos de Dios”.

Así te habla Jesús, amiga. Así hablaba a todas las personas heridas: Venid a mí, todas las que estáis fatigadas y agobiadas, y yo os aliviaré (Mt 11,18). Claro que no faltará quien te recuerde, con mejor o peor intención, que Jesús prohibió a un hombre separarse de su mujer e irse con otra, y a una mujer separarse del marida e irse con otro: Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre (Mc 10,9). Sí, es probable que Jesús hablara así, y no dejará de recordártelo cualquier canonista severo, y puede que algún clérigo sin entrañas te niegue ostensiblemente la comunión, cuando te acerques a la mesa de Jesús, hambrienta del cuerpo de Dios. No te aflijas por ello, no se lo tomes a mal, y busca en paz a alguien –serán innumerables– que te dé la comunión tan gustosamente como te la daría Jesús, porque él nunca se la negó a nadie, a nadie se negó, eso sí que no. Es más, el pan y el vino que compartes en casa con tu compañero, consagrados por vuestro amor, ya son para ti el mismo Jesús.

Y si te encuentras de frente con el clérigo o el teólogo inflexible, dile sin acritud y con firmeza: “Amigo, Jesús te ordenó solemnemente que, si te abofetean en una mejilla, presentes la otra (Mt 5,39). ¿Acaso lo cumples? Y si no lo cumples, ¿cómo es que vas a comulgar? Jesús te ordenó que, cuando un hermano tenga algo contra ti, no te acerques al altar sin haberte reconciliado primero (Mt 5,23-24). Yo tengo algo contra ti, porque tú me señalas con el dedo y me niegas la comunión y me hieres el alma. ¿Cómo te atreves a presentar tu ofrenda en el altar y a tomar el pan consagrado? ¿Te parece acaso que esos mandatos de Jesús son menos importantes que la indisolubilidad del matrimonio? Recuerda, amigo: Misericordia quiero, y no sacrificios. Y recuerda que el sábado se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado. Y comprende que si Jesús quiso que marido y mujer no rompieran, no fue para cumplir ningún mandato divino, menos aún para aumentar dolores en el mundo, sino en todo caso para ahorrarlos. Yo creo que Jesús nunca quiso salvar el amor en abstracto –¿tú quieres acaso defender los derechos del amor abstracto, del amor en general, o del amor por decreto? Un amor así yo no me lo puedo ni imaginar, ni puedo concebir que le guste a Dios–. Yo creo que a Jesús le interesaba solamente el amor de carne y nombre propio. Y creo que el dolor y la dicha fueron siempre su razón y su criterio”.

Amiga, no te garantizo que con estos argumentos vayas a persuadir al canonista o al clérigo. Entonces, puedes decirles que si Jesús insistió en que la pareja – en aquel tiempo no había todavía “matrimonio canónico” – no se ha de romper, fue ante todo para que la parte más débil –entonces ciertamente la mujer– no se quedara tirada en el camino, pues aún no existían ni las calles. O puedes simplemente refrescarles la memoria, recordarles la historia, ante la que no resiste ninguna norma absoluta. Puedes decirle, por ejemplo, que ya en los orígenes San Pablo y San Mateo, ellos al menos, admitieron excepciones para la supuesta “indisolubilidad” impuesta por Jesús: Pablo en el caso de parejas mixtas que no pueden vivir en paz (1 Cor 7,15), Mateo en el caso de “unión ilegítima” (Mt 19,9). Si ellos se permitieron esas excepciones – sobre cuyo alcance concreto no cesan de discutir los expertos–, ¿por qué nosotros no podremos permitirnos hoy las nuestras? Siguiendo su mismo lenguaje, ¿hay alguna unión más ilegítima que aquella en que el amor ya no existe y que no permite vivir en paz? Ésa es la pregunta decisiva, más allá de todos los cánones sagrados. Ése es el criterio evangélico, y por haberlo olvidado –y para salvar el cánon de la indisolubilidad–, nos hemos enredado en disquisiciones sobre la “nulidad” y en complejos procesos eclesiásticos cuyo desenlace depende directamente de las habilidades del abogado, las recomendaciones que uno tenga y los dineros que pueda uno gastar.

No, amiga. Es más sencillo. Dios nos llama a vivir en paz. Cuida el amor cuanto puedas, y cuando lleguen borrascas, procura salvarlo por tantas razones. Si amas y vives en paz con tu compañero o tu compañera, aun en medio de los conflictos cotidianos, eres sacramento de Dios. Pero si en tu primera pareja, por lo que fuera, han desaparecido el amor y la paz, habéis dejado de ser sacramento de Dios. Y si, en el incierto camino de la vida, has encontrado un nuevo compañero (o compañera, no lo sé), y se van curando tus heridas, y vuelves a amar y reencuentras la paz compartiendo el cuerpo y la vida, entonces eres de nuevo, sois de nuevo sacramento de Dios, aunque el Derecho Canónico te diga lo contrario.

Comulga en paz, amiga. Mastica despacio el pan en tu boca. Saborea a Jesús, a Dios, saborea la vida.

Para orar.

GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR (Sal 33)

Como el pan, así es de bueno,
Un pan mejor que el maná,
Se parte para dar vida,
Plenitud y eternidad.

Bueno el Señor, como el vino
Que alegra sin embriagar,
Entusiasma y enamora,
Como el vino de Caná.

Es bueno como caricia,
Como perdón paternal,
Como encuentro del amigo,
Como abrazo maternal.

Bueno como medicina,
Como flor primaveral,
Como música inspirada,
Como agua del manantial.

Es como el mejor perfume,
Como aceite de paz,
Como el viento que libera,
Como hoguera familiar.

Es tan bueno como el Padre
Que no sabe castigar,
Que entrega sin pedir cuentas,
Que se alegra en perdonar.

Como el Hijo, así es de bueno
Que a otros hijos va a salvar,
Se deja morir por ellos,
Se deja transverberar.

Es bueno como el Espíritu,
Que llueve sin descansar,
Todo lo llena de vida,
Artista de santidad.

Fuente: Atrio

Abortos no punibles (sin letras chicas). Por Luciana Peker

La Guía de Abortos no Punibles no hace más que efectivizar un derecho ya incorporado al Código Penal Argentino. A pesar del revuelo armado por la confusión mediática que quiso asimilar la medida a una legalización del aborto, la normativa sigue vigente, aun sin el carácter de resolución ministerial que le daría más fuerza y sobre el que se reclama desde el movimiento de mujeres para evitar que sigan muriendo mujeres que se ven obligadas a abortar clandestinamente.

Por Luciana Peker.

ANA MARIA ACEVEDO

El Código Penal es de 1921. Hace 89 años que en la Argentina hay situaciones en las que el aborto es legal. Y sin embargo, hace –casi– un centenario que el Código Penal no se cumple. Los casos de aborto legal –-en el que una mujer es violada, una niña es discapacitada, corre peligro la salud o vida de la madre o el embarazo es inviable– no se cumplen por un cuento de la mala pipa en el que los médicos/as le piden a la Justicia que autorice el aborto y, mientras la gestación avanza, las mujeres sufren una doble victimización y, muchas veces, se llega a no cumplir con su derecho, a que sea demasiado tarde, o a la muerte de las mujeres.

Por eso, en la gestión de Ginés González García se implementó una Guía de Abortos no Punibles con el fin de normativizar esta ley y que las y los médicos ya no recurran a la Justicia sino que sepan qué hacer cuando llega una mujer que responde a los requisitos para acceder a un aborto no penado por la ley argentina. La posterior gestión de Graciela Ocaña (que ya se sacó una foto y está trabajando junto a Adrián Pérez, el escudero de Lilita Carrió en la Coalición Cívica) dejó en stand-by esta manera de ejecutar –ni siquiera avanzar, sino implementar– los derechos ya adquiridos por ley pero negados en la práctica y que dejan marcas indelebles sobre los cuerpos de las mujeres.

Con el objetivo de terminar con la confusión de la letra chica de la interpretación del artículo 86 del Código Penal y priorizar la atención a las mujeres, este año se presentó frente a organismos internacionales de Derechos Humanos una actualización de la Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos no Punibles, con el compromiso de que la misma tendría carácter de resolución ministerial. Sin embargo, una vez presentada la guía en nuestro país, el ministro de Salud, Luis Manzur, dio marcha atrás y no firmó la resolución quitándole fuerza a esa herramienta útil para no dilatar más las urgencias de mujeres con derechos escritos que también deben ser derechos reales. De todos modos, la guía está vigente y su interpretación amplia del artículo 86 incluye tomar en cuenta el riesgo para la salud de la mujer gestante (igual que en la guía 2007), reconocer el derecho de cualquier mujer violada –sin necesidad de denuncia policial sino mediante declaración jurada– a acceder a un aborto seguro y gratuito y la protección de las adolescentes para reclamar su derecho a abortar –siempre en caso de violación– sin autorización de padres o madres.

A pesar de las operaciones mediáticas para hacer pasar la guía por lo que no es (una legalización encubierta), el protocolo no cesó. Marta Alanís, Católica por el Derecho a Decidir e integrante de la Campaña Nacional por el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, aclara: “La guía técnica de abortos no punibles sigue vigente en el Ministerio de Salud de la Nación a pesar de que no tenga el rango de resolución y es un instrumento que orienta desde argumentos legales y médicos a los servicios de salud de todo el país. Hay provincias que tienen una ley similar a este protocolo, otras que tienen resoluciones ministeriales para regular sin problemas el acceso de una mujer a un aborto cuando es legal según el artículo 86 del Código Penal. Luego, algunas provincias que no tienen resolución ni ley se guían por este protocolo y también hubo algunos avances en la atención sin necesidad de judicializar los casos y preservando la intimidad de la mujer o niña que lo solicita”.

Por otra parte, no es la primera vez que se protocolizan los abortos no punibles. Estas normas ya existen en la Provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Chubut, para aclarar los tantos y que ninguna mujer quede afuera de un aborto seguro, legal y gratuito, justamente, ante abortos que –por leyes de principios del Siglo XX– deben ser legales, seguros y gratuitos.

Un reclamo de organismos internacionales

Por otra parte, esta actualización de la guía –llevada a cabo por el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable– dice cuándo y cómo actuar cuando llega una mujer violada o con peligro sobre su vida o su salud a un hospital y viene a responder a pedidos internacionales que señalan que la Argentina tiene una deuda pendiente.

Entre el 8 y el 26 de marzo del 2010 sesionó (por 98ª vez), en Nueva York, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas que examinó el informe argentino presentado sobre avances (en general) de derechos humanos, incluidos los derechos sexuales y reproductivos. El 23 de marzo el relevante organismo hizo las siguientes observaciones en su apartado número 13: “El comité expresa su preocupación por la legislación restrictiva del aborto contenida en el artículo 86 del Código Penal, así como por la inconsistente interpretación por parte de los tribunales de las causales de no punibilidad contenidas en dicho artículo. El Estado Parte (Argentina) debe modificar su legislación de forma que la misma ayude efectivamente a las mujeres a evitar embarazos no deseados y que éstas no tengan que recurrir a abortos clandestinos que podrían poner en peligro sus vidas. El Estado debe igualmente adoptar medidas para la capacitación de jueces y personal de salud sobre el alcance del artículo 86 del Código Penal”, retó Naciones Unidas.

Marta Alanís participó, en marzo pasado, de la reunión del Comité de Derechos Humanos y relata cómo la guía no salió de la nada sino de un pedido internacional para que la Argentina se aggiorne y cuide la vida de muchas mujeres. “El Comité de Derechos Humanos de la ONU pidió al Estado argentino que realice políticas públicas para garantizar el aborto cuando es legal, criticó la visión restrictiva y absurda de reconocer solamente el caso de violación a personas con discapacidad mental (y no a todas las mujeres violadas) y recomendó avanzar con la despenalización. Como respuesta, la delegación oficial argentina defendió la guía técnica que ahora se presentó en Argentina.”

En este contexto, el lanzamiento de la guía para la implementación de abortos no punibles no hizo otra cosa que seguir las recomendaciones de Naciones Unidas.

La médica Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudios e Investigación de la Mujer, resalta: “Argentina firmó el tratado de eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés), el de Derechos Humanos y el de Derechos Sociales y Económicos. Cada tratado tiene un comité de expertos que periódicamente revisan la situación de las naciones: el país hace un informe. Respecto de la muerte materna y de que la principal causa sean las complicaciones por aborto, el Comité de la Cedaw, en el 2004, hizo una recomendación al Gobierno de que debía asegurar a las mujeres el acceso al aborto no punible”.

Por eso, el Estado generó algunas modificaciones y las mostró como pasos adelante. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito resalta: “En el reciente reporte al Comité Cedaw, el Estado Nacional indicó como uno de sus logros que `se elaboró y actualizó la guía de atención integral para casos de abortos no punibles, aprobada el 12 de julio del corriente año’”.

Por esta razón, la Campaña reclamará hoy, a las 12 horas, ante las autoridades del Ministerio de Salud, la firma de la resolución ministerial que avale y dé alcance nacional a la aplicación de la nueva Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles.

La legisladora porteña María Elena Naddeo enmarca: “Las conferencias de población celebradas en El Cairo, en 1994, y en Beijing, en 1995, incorporan estos derechos como derechos humanos básicos y obligan a los Estados parte a adoptar e implementar políticas publicas destinadas a preservar la salud integral de las mujeres. Tenemos que superar los dogmas y los enfoques patriarcales sobre el cuerpo de las mujeres porque las mujeres y las adolescentes pobres son quienes sufren las consecuencias directas del poder hegemónico vigente”.

Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/las12/13-5874-2010-08-02.html

Preguntas clave

1) ¿Por qué es necesaria una norma si el aborto no punible ya está en el Código Penal?

“Para evitar la judicialización, que solo demora la respuesta y en estos casos el tiempo es muy importante para hacer la interrupción en el mejor momento”, apunta Mabel Bianco. Mientras que la psicóloga Cristina Zurutuza, integrante del Consorcio Nacional por los Derechos Reproductivos y Sexuales (Conders) y del Comité Honorario Consultivo Regional del Comité Latinoamericano y del Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem ) dispara: “El sistema de salud hegemónico tiende a derivar las decisiones a otras instancias, por ejemplo la judicial, violando de esta manera los derechos humanos de usuarios/as. Pero también hay personal no médico que opera en el mismo sentido. Los comités de bioética, por ejemplo, pueden estar compuestos por abogados, biólogos, filósofos, y muchas veces traban la realización de abortos no punibles”.

2) ¿Los médicos piden el protocolo para no tener miedo de realizar un aborto no punible?

“La guía es excelente y llevará tranquilidad a las/los médicos/as que tienen que atenerse a la ley”, explica la psicoanalista Martha Rosemberg. Y pide: “La guía intenta habilitar a los médicos/as para reparar mediante el cumplimiento de los abortos legales los estragos con los que la violencia machista se cobra las vidas de las mujeres y niñas. Y debe ser acompañada por la capacitación de los médicos/as en lo que respecta a marcos normativos vigentes sobre abortos legales y su responsabilidad para implementarlos”.

María Inés Sasiaín, secretaria de Salud de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires, habla con conocimiento de oficio: “En la práctica de la medicina es común y deseable, en muchos casos, manejarse con protocolos que se utilizan, por ejemplo, para el tratamiento de infecciones en oncología, en emergentología y accidentes”. Y agrega: “La existencia del protocolo te da seguridad en tus prácticas desde el punto de vista científico y legal. Es común que en los juicios los magistrados pidan protocolos para ver si el profesional actuó dentro del marco de la comunidad científica. En el caso del aborto no punible, a pesar de que el Código Penal protege al profesional, la existencia del protocolo compromete también a las autoridades de salud (ministros y directores) y les da seguridad a los profesionales que deben realizarlo”.

3) ¿Sólo los médicos son responsables de evadir la aplicación de los abortos no punibles?

“No son los médicos, sino las autoridades de salud de algunas provincias y las familias y mujeres afectadas que piden el protocolo para que los médicos y todas las autoridades de salud sepan cómo actuar frente a esta solicitud de interrumpir el embarazo en los casos previstos por la ley”, señala Mabel Bianco.

4) ¿Por qué es importante que el aborto se realice en un hospital público en los casos de violación?

“En el caso de violaciones es importante realizar la interrupción en un organismo estatal para poder hacer el estudio de ADN y poder saber la identidad del violador”, explica Bianco. Además, en muchísimos casos, las mujeres embarazadas producto de una violación no tienen los recursos para acceder a un aborto en clínicas privadas.

5) ¿La guía de atención a los abortos no punibles legaliza el aborto o sólo regula los abortos legales?

“Este protocolo sólo reglamente lo que dice el Código Penal. No amplía las causales, por ejemplo, no agrega otras malformaciones inviables con la vida. Por eso, este protocolo no despenaliza el aborto. Sólo aclara cómo se interpretan los casos que entran en las excepciones legales”, apunta Bianco. “Despenalizar el aborto sería quitarle la pena impuesta actualmente en el Código Penal. Si una mujer firma una declaración jurada de que fue violada y, con esta constancia, le hacen un aborto, igual sigue penalizado. Desincriminarlo sería quitar la figura como delito dentro del Código Penal”, diferencia Zurutuza.

6) Si con una declaración jurada una mujer puede decir que fue violada y entonces practicarse un aborto no punible, ¿eso significa que cualquier mujer puede decir que fue violada para realizarse un aborto?

“Una declaración jurada es un documento con valor legal en el que, generalmente, debiera haber una leyenda por la cual quien hace un uso del mismo fraudulentamente podría ser penado por fraguar los dichos”, aclara el médico Mario Sebastiani, docente de la Universidad de Buenos Aires e integrante del Servicio de Obstetricia del Hospital Italiano.

Por otra parte, la declaración jurada protege el derecho de la mujer que vivió una situación de violencia sexual muchas veces compleja: en la inmensa mayoría de los casos las víctimas de violación que solicitan abortos no punibles son niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual intrafamiliar. La denuncia a un familiar, por más que sea un abusador, es una decisión compleja y muchas veces inviable para el resto de la familia en términos emocionales. La declaración jurada permite que esa niña/adolescente que ya es víctima del abuso sexual no deba, encima, llevar adelante un embarazo traumático.

Por otra parte, la declaración jurada se debe a que la ley de violencia sexual dice que la mujer tiene hasta dos años para denunciar la violación, que es un delito de acción privada. El embarazo es una situación de urgencia y no puede manejarse con los mismos tiempos. La denuncia de violación es para perseguir y sancionar al culpable, por eso todos los exámenes que se hacen a la mujer en busca de rastros. Pero tiene unos tiempos propios muy diferentes de los que requiere un aborto no punible.

7) ¿Cuál es la situación de una mujer que fue violada y pide interrumpir su embarazo?

“La declaración jurada de la mujer sirve en la situación frecuente de muchas mujeres que no están dispuestas a denunciar su violación por motivos diversos y válidos de autoprotección. Da validez de testimonio a la palabra de la mujer violada y eleva la consulta médica a una instancia significativa de rechazo a prolongar el ataque a la integridad corporal sufrido por la mujer y considera la potencialidad patógena de un embarazo y maternidad forzadas”, subraya la psicoanalista Martha Rosemberg.

“Es innegable que la salud de la mujer embarazada por violación está en riesgo. La declaración jurada de violación solicitando una interrupción voluntaria del embarazo tiene el valor performativo de situar a la mujer en el supuesto de peligro para la salud que sólo puede ser resuelto por la interrupción del embarazo. De no interrumpirse, fuerza a la mujer a acatar la voluntad violenta del inseminador y de los/las médicas/os que le niegan el aborto legal. Es muy penoso pensar que lo que fue previsto en 1921 en el Código Penal para atenuar el dolor y la desgracia de padecer la violación se desestime castigando a las víctimas. Los retrógrados recorren (hacia atrás, como su nombre lo indica) un camino que lleva del embarazo significado como donación de vida, a la maternidad como castigo por haber sido violable”, analiza Rosemberg.

8) ¿Por qué se supone que una mujer es capaz de mentir una violación con tal de realizarse un aborto?

“Si antes hemos descuidado a las mujeres, las hemos juzgado malamente por cometer los abortos y las hemos expulsado de la luz obligándolas a efectuar esta intervención en una escenografía de clandestinidad, ilegalidad y peligros concretos para la salud, la moral argentina, hoy, las juzga por anticipado, pensando que, además, son mentirosas”, analiza Sebastiani.

9) ¿La normativa del aborto no punible implica un enfrentamiento con la Iglesia?

“La fe católica y la pertenencia a una comunidad de fe no se definen por adherir o no a la moral sexual que pregona la jerarquía. La fe no puede ser reglamentada, no se puede medir y no pide obediencia debida. La fe es una necesidad para muchas personas y nadie puede impedir vivirla. La fe es el amor al prójimo, la proclamación de la vida digna y en abundancia para todas y todos, que es lo central del mensaje de Jesús. Es un proyecto inclusivo donde todas y todos tenemos lugar y sobre todo tenemos derecho a tomar decisiones basadas en nuestra libertad de conciencia. Qué hacemos en la cama, con quién dormimos, si usamos o no condón, si quedamos embarazadas sin desearlo y decidimos interrumpir un embarazo no tiene nada que ver con la fe, aunque ése es el mensaje ideológico misógino de la jerarquía vaticana que tiene muchas expresiones en la jerarquía local”, diferencia Marta Alanís, de Católicas por el Derecho a Decidir.

10) ¿La población se opone o apoya la aplicación del aborto no punible?

“En una sociedad que es cada vez más pluralista, los hallazgos de los estudios de opinión pública –que analicé desde 1994– muestran que las opiniones de la ciudadanía están de acuerdo con los derechos sexuales y reproductivos, en general, y el aborto en particular, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires. Ese acuerdo se vuelve más enfático si una mujer fue violada, ante la presencia de malformaciones del feto, si la vida de la mujer corre riesgos, o tiene un peligro para su salud física y psíquica”, indica Mónica Petracci, actual subsecretaria de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales. ¤

Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/las12/subnotas/5874-625-2010-08-02.html

¿Puede Aparecerse la Virgen? Por Ariel Alvarez Valdés

Dos clases de revelaciones

De vez en cuando los diarios y las revistas dan la noticia de que la Virgen María se apareció en alguna parte del mundo, y que reveló ciertos mensajes a la persona que tuvo la suerte de verla.

Unos reaccionan de una manera incrédula. Otros las admiten como ciertas. Y algunos les dan tal importancia, que las equiparan casi a las Sagradas Escrituras y las convierten en el centro de su espiritualidad y de su reflexión.

¿Que enseña la Iglesia acerca de estos mensajes?

Ante todo, y para evitar confusiones, debemos distinguir dos tipos de “revelaciones”: la pública y la privada.

La revelación pública es la que Dios hizo al pueblo de Israel durante su historia. Comenzó a revelar su Palabra a Abraham (según la tradición, hacia el año 1800 a.C.) y terminó con la muerte de Jesucristo y de sus apóstoles (alrededor del año 100 d.C.). Es decir, duró 1900 años, y ya ha terminado. Actualmente, esa revelación está recogida en la Biblia, y se la considera obligatoria e imprescindible para la vida y la salvación de cualquier creyente. Sin conocer estos mensajes, nadie puede decir seriamente que es cristiano.

Se aprueban, pero no obligan

La segunda revelación, la privada, ocurre cuando Dios, la Virgen o algún santo se aparecen a alguien y le dan a conocer un nuevo mensaje.

¿Qué valor tienen estas revelaciones privadas? La Iglesia enseña dos cosas sobre ellas: a) que sólo el Papa o los obispos pueden aceptar oficialmente el culto nacido de la aparición de la Virgen; b) que aunque una devoción sea aprobada por la Iglesia, los mensajes que la acompañan nunca son obligatorios; uno puede rechazarlos y negarse a aceptarlos.

Las apariciones de la Virgen surgieron ya en los primeros siglos de la Iglesia, pero fue a partir del siglo XIX cuando se dieron las grandes manifestaciones: en 1803 la Medalla Milagrosa; en 1846 Ntra Sra de La Salette; en 1858 la Virgen de Lourdes; en 1917 Ntra Sra de Fátima.

Junto con estas devociones, que se extendieron rápidamente por todas partes, se propagó también, aunque quizás de buena fe, el afán de videncia y de lo sobrenatural. Y entre 1928 y 1975 se registraron 255 apariciones de la Virgen en distintas partes del mundo. Italia fue el lugar más prolífico (83 apariciones). Le siguieron Francia (30 apariciones), Alemania (20 apariciones) y Bélgica (17 apariciones).

No todos vienen de arriba

Desde 1975 las apariciones de la Virgen, lejos de disminuir, aumentaron en forma considerable, así como las personas que se presentan anunciando mensajes y revelaciones de ella.

Ahora bien, ¿qué actitud deben tomar los cristianos frente a un mensaje supuestamente revelado por María? En los casos en que la Iglesia no se pronuncia oficialmente (es decir, el 95 % de las veces, ya que conserva una extrema prudencia), ¿podemos nosotros averiguar si una determinada visión tiene cierta seriedad, o es mera sugestión del vidente?

No solamente podemos, sino que debemos hacerlos. El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica dice al respecto: “A lo largo de los siglos hubo revelaciones llamadas privadas, algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Guiados por el Magisterio de la Iglesia, los fieles deben discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia” (Nº 67).

El Catecismo, pues, advierte dos cosas: a) que no todos esos mensajes vienen necesariamente de Dios; b) que son los fieles quienes deben aprender a discernir cuáles son auténticos y cuáles no.

¿Puede aparecerse la Virgen?

Pero, ¿cómo saber si una revelación es auténtica? ¿Existe alguna regla práctica que pueda aplicarse? Sí, existe. Pero antes de enunciarla debemos hacer tres aclaraciones.

La primera, y siguiendo en esto a las Sagradas Escrituras, es que jamás la Virgen María se apareció a nadie, ni podrá aparecerse a ningún ser humano en este mundo. No existen las apariciones de la Virgen.

¿Por qué no? Porque la Virgen María ha muerto. Y según la Biblia, los muertos no pueden aparecerse nunca a nadie. Quien ha partido de este mundo a la otra vida, al más allá, no puede regresar, ni entrar en contacto físico, ni en comunicación sensible con los vivos (Sal 39,14; Job 10,21-22; 2 Sm 14,14; 12,22-23; Dn 12,2; 2 Mac 7,9; 7,36; Sab 16,14; Lc 16,19-31). El mundo de los vivos y el de los muertos que resucitaron son de dos especies distintas. Y mientras vivamos en la tierra jamás podremos ver, ni oír, ni palpar a éstos, pues no tienen ya un cuerpo físico como el nuestro.

Por eso la Biblia condena severamente todo intento de comunicación con los muertos (Lv 19,31; 20,6), dice que es algo abominable para Dios (Dt 18,11-12), y hasta decretaba la pena de muerte para quien lo hiciera (Lv 20,27). Dios no aprueba, pues, los intentos de comunicación física o sensible con el más allá.

La única excepción fue la de Jesús resucitado, que pudo aparecerse a sus apóstoles porque aún no se había ido al más allá. Pero luego de 40 días subió a los cielos y ya no se apareció más en la tierra. La Biblia afirma que sólo aparecerá por segunda vez al final de los tiempos (Hch 1,11; Jn 14,1-3; Hb 9,28).

¿Entonces cómo debemos tomar los fenómenos marianos llamados “apariciones”?

Apariciones y visiones

Para explicarlos, debemos distinguir entre “aparición” y “visión”. Una “aparición” es un hecho objetivo, que se produce fuera de nosotros, que no depende de quien lo capta sino de quien se presenta. Pongamos un ejemplo. Si se reúne un grupo de personas en una habitación, y de pronto entra alguien por la puerta, todos lo verán. Esa es una “aparición”.

Si, en cambio, en ese mismo grupo alguien comienza a decir: “¡Veo a la Virgen, veo a la Virgen!”, y nadie más que esa persona la percibe, se trata de una “visión”, no de una aparición. Para que sea una aparición debe producirse fuera de la persona, y ser captada por todos.

Ahora bien, todos los fenómenos marianos que se han dado en la historia, han sido siempre “visiones”, no “apariciones”. En el de Lourdes, por ejemplo, la única en “ver” a la Virgen fue la pequeña Bernadette. En el de Fátima o de La Salette, a pesar de los muchos testigos, sólo los pastorcitos “vieron” a la Señora. No fueron, pues, apariciones.

Incluso las miles de personas que el 13 de octubre de 1917, último día de las manifestaciones de Fátima, notaron cómo el sol giraba alocadamente en el cielo cual si fuera una bola de fuego, no contemplaron un hecho real sino una “visión”, aunque de tipo colectiva. En primer lugar, porque en los países vecinos, que estaban alumbrados en ese momento por el mismo sol, no lo vieron girar. Y además, porque de haber girado nuestro sistema solar se habría desencajado y habría saltado hecho trizas.

No debemos pensar que por tratarse de “visiones”, sean necesariamente delirios o desvaríos. Puede suceder que, en ciertas ocasiones, Dios toque la retina, o la sugestión, o la imaginación de una persona y le permita tener una experiencia divina cierta. Pero no deja de ser una “visión”. Ya el papa Benedicto XIV, en 1738, pedía que no se hablara más de “apariciones” de la Virgen, sino de “visiones”.

Para quiénes son los mensajes

La segunda aclaración que debemos hacer, es que las revelaciones marianas, cuando son auténticas, tienen como finalidad santificar al vidente, no a los demás. Por eso son “privadas”. Los casos de Lourdes (cuyos mensajes hicieron santa a Bernadette Soubirous) y de Fátima (cuyos mensajes hicieron a Lucía abandonar el mundo e ingresar como monja de clausura) lo confirman.

El primer destinatario de los mensajes es, pues, la persona que los recibió. Ella es quien debe meditarlos, convertirse y cambiar de vida. Sólo ella queda comprometida a vivir lo que los mensajes piden. En este sentido, la Iglesia considera, con razón, a los videntes como la mejor prueba de la autenticidad de un mensaje.

Si la Virgen quisiera hacer conocer sus mensajes a las demás personas, ¿por qué no se presenta directamente ante los demás? ¿Por qué emplea intermediarios, a veces dudosos, haciendo más difícil las cosas, con el riesgo de que éstos no sean creídos, si la intención de la Virgen es allanar los caminos hacia Dios?

Las experiencias místicas son para santificar al vidente, y a través de él a los demás. Pero no obligándolos a creer en los mensajes, que si bien pueden ser útiles a él, no necesariamente se adecuan a la espiritualidad del resto del pueblo de Dios. Por eso cuando alguna revelación mariana conlleva la orden de ser difundida y obe¬decida en todas partes, no es probable que sea auténtica.

Devoción y revelación

El tercer punto que hay que aclarar, es que cuando el Papa, o un obispo, aprueban una determinada manifestación de la Virgen María, lo que aprueban es el culto, la devoción, el rezo bajo esa determinada forma, pero no la visión ni los mensajes. La Iglesia simplemente constata que el rezar a María en ese lugar, bajo ese nombre, y con esas características, no hace mal ni tiene desviaciones. Pero no asegura que hayan sido auténticas las experiencias que le dieron origen.

Pongamos un ejemplo. En el pueblo de Italia, llamado Loreto, se venera una pequeña casa que, según la tradición, era la residencia de la Virgen María en Nazaret. ¿Cómo llegó esta casa desde Nazaret a Loreto? Según la tradición, cuando en el siglo XIII los cristianos europeos no podían peregrinar a Tierra Santa para visitar los lugares sagrados, porque habían caído en manos de los musulmanes, los ángeles trajeron “volando” la casa hasta Italia, para que los peregrinos pudieran visitarla y no tuvieran que viajar hasta allí. Por eso Nuestra Señora de Loreto es la patrona de la aviación.

Ahora bien, el Papa Sixto V en el s.XVI aprobó la devoción a la Virgen de Loreto, pero no sus “revelaciones”. Es decir, el viaje aéreo de la casa (la cual, según los estudios arqueológicos, ni siquiera corresponde al tipo de edificación palestina) no es objeto de fe.

La Iglesia, cuando acepta una devoción, no avala la revelación que la originó. Aceptó la devoción de La Salette pero no sus mensajes. Aceptó la devoción de Fátima pero no sus tres “secretos”. ¿Por qué esa diferencia? Porque mientras reconoce que las “devociones” no hacen mal (si están correctamente orientadas), las “revelaciones” privadas responden a las necesidades espirituales del que las experimentó, y no a la de los demás creyentes. Por eso la única revelación sobre la que se asienta la fe de la Iglesia, y de la cual da totales garantías, es la Biblia.

La regla de oro

Luego de estas tres precisiones, respondamos ahora a la cuestión central: ¿cómo saber si una revelación privada tiene posibilidad de ser auténtica? ¿Qué características debe mostrar?

Existe una regla de oro para saberlo, y es la siguiente: cuando una revelación privada contradice a la Biblia (revelación pública) no es legítima. Porque la Biblia viene de Dios, y Dios no puede contradecirse.

A la luz de este principio hagamos ahora un análisis de algunos “mensajes” que conocemos, y que se hallan ampliamente difundidos entre muchos cristianos bien intencionados.

En primer lugar, en las revelaciones privadas María ha asumido un rol preponderante. Se la ve por todas partes, varias veces al año, en las ciudades y pueblos más distantes del mundo. Ella es la figura central, fundamental, y a veces hasta reclamando una atención exclusiva a su persona. La Virgen María de los Evangelios, en cambio, siempre se mostró prudente, mesurada, discreta, y en segundo plano respecto de Jesús.

En las revelaciones privadas María habla muchísimo, muestra una locuacidad y verborragia impresionantes. Libros enteros recogen sus mensajes, y se publican gruesos volúmenes con sus profecías y vaticinios. María de los Evangelios, en cambio, casi ni habla. En todo el Nuevo Testamento apenas la oímos expresarse en seis oportunidades. Sólo dijo seis “palabras”. Una menos que las siete palabras de Jesús en la cruz.

En las revelaciones privadas la Virgen María anuncia casi siempre mensajes lúgubres, tétricos, sombríos. Sus vaticinios son de catástrofes y desgracias. Parece haberse vuelto pesimista, depresiva y amargada. María en los Evangelios, en cambio, es una mujer de esperanza, de optimismo y alegría. En los peores momentos de su vida la oímos cantar de gozo, y mirar con confianza el futuro del mundo.

Contra el Hijo

Pero lo peor de todo es que, en las revelaciones privadas, la Virgen María anuncia mensajes que contradicen las palabras de Jesús recogidas en la Biblia. Por ejemplo:

a) Jesús repite constantemente en su prédica: “no tengan miedo” (Lc 5,10; 12,7; Mt 14,27; 17,7; 28,5; 28,10; Jn 14,27; Ap 1,17). En cambio María en casi todos sus menajes parece que buscara aterrorizar a la gente con anuncios tremendistas de infortunios y cataclismos cósmicos.

b) Jesús no quiso dar la fecha del fin del mundo, ni siquiera de un modo aproximado. En cambio, en muchos mensajes María advierte que el fin del mundo está próximo, y hasta ha llegado a fijar la fecha.

c) Jesús enseñó que Dios está al lado de todos los hombres, sean santos o pecadores. Que Dios hace salir el sol sobre buenos y malos, y llover sobre justos e injustos (Mt 5,45). En cambio María en sus mensajes promete únicamente estar al lado de los buenos, y ayudar a los que rezan el rosario, la invocan y la veneran.

La salvación por los ritos

d) Jesús nunca dijo que se salvará sólo quien amen a Dios. Al contrario, reconoció que es posible salvarse sin conocer a Dios, si uno ama y ayuda a sus semejantes; pues con esto está agradando a Dios, sin darse cuenta (Mt 25,40). Y desde el Concilio Vaticano II la Iglesia enseña claramente la posibilidad de salvación de los ateos. En cambio María dice que sólo se salvarán los que tienen fe en Dios y aman a ella.

e) Jesús nunca aseguró que por practicar un rito o devoción los cristianos ganarían la vida eterna. Dejó bien en claro que sólo el amor al prójimo es lo que salva (Mt, 25.31-46; Mc 10,17-22; Jn 13,33). En cambio María advierte en sus mensajes que, para poder salvarse, hay que tener agua bendita, velas para cuando venga la oscuridad final, rezar el rosario, y tener una imagen de Jesús.

f) La Biblia enseña que la idea de salvar a la humanidad viene de Dios. Que él es el autor del proyecto salvífico. La carta a Tito dice: “Dios, nuestro salvador” (1,3; 2,10), y el Apocalipsis: “La salvación viene de nuestro Dios” (7,10; 12,10; 19,1). En cambio María nos dice que Dios quiere castigar al mundo, destruirlo, acabar con los hombres, pero ella hace fuerzas para salvarnos. Con lo cual, quienes aceptan estos mensajes, en vez de buscar la protección en Dios, ¡buscan protección contra Dios!

Salvar a la Virgen

La Virgen María no puede ser la autora de estos mensajes, ni de ningún otro que se les parezca. Un examen sereno nos lleva a concluir que provienen más bien de los traumas, rencores, miedos y resentimientos inconscientes del supuesto vidente.

Y lo peor de todo, es que al atribuírselos a María la hacen quedar muy mal. No tenemos derecho a agraviar a la Virgen de ese modo, atribuyéndole textos y mensajes que lejos de expresar su grandeza resultan más bien ofensivos para ella. La imagen que se desprende de éstos es más la de un ser vengativo y rencoroso, que la de que aquella que cantaba: “La misericordia de Dios se extiende de generación en generación” (Lc 1,50).

María fue la criatura más sublime de la historia de la salvación. La Biblia le otorga títulos que no se los da a ningún otro ser humano. Es la “Llena de gracia” (Lc 1,28), la “Bendita entre las mujeres” (Lc 1,42), la “Bienaventurada por todas las generaciones” (Lc 1,48). Y los católicos debemos cuidar que su imagen nunca se opaque para que siga siendo el reflejo de la alegría, la esperanza y el optimismo cristianos.

Fuente Blog de X Pikaza

Adán y Eva: ¿origen o parábola?. Por Ariel Alvarez Valdés

Según la Biblia, Dios formó a Adán, el primer hombre, con barro del suelo. De una costilla suya hizo a Eva, su mujer. Y luego los colocó en medio de un paraíso fantástico. Ambos vivían desnudos sin avergonzarse, y Dios, por las tardes, solía bajar a visitarlos y a charlar con ellos (Génesis 2).

Esta historia, que nos entusiasmaba cuando éramos niños, nos pone en serias dificultades ahora que somos grandes. La ciencia moderna ha demostrado que el hombre ha ido evolucionando a partir de seres inferiores, desde el Australopitecus, hace unos tres millones de años, pasando por el Homo erectus, el Homo habilis y el Homo sapiens, hasta llegar al hombre actual.

Hoy sabemos, pues, que el hombre no fue formado ni de barro ni de una costilla; que al principio no hubo una sola pareja sino varias; y que los primeros hombres eran primitivos, no dotados de sabiduría ni perfección.

¿Por qué la Biblia relata de esta manera la creación del hombre y de la mujer? Sencillamente porque se trata de una parábola, de un relato imaginario que pretende dejar una enseñanza a la gente.

Lo compuso un anónimo catequista hebreo, a quien los estudiosos llaman el “yahvista”, alrededor del siglo X a.C. En aquel tiempo no se tenía ni idea de la teoría de la evolución. Pero como su propósito no era el de dar una explicación científica sobre el origen del hombre sino el de proveer un acercamiento religioso a él, eligió esta narración en la cual cada uno de los detalles tiene un mensaje religioso, según la mentalidad de aquella época. Trataremos ahora de averiguar qué quiso enseñarnos el autor con este relato

Un Dios alfarero
El primer detalle que llama la atención es que el texto afirme que el hombre fue creado de barro. Dice el Génesis que en el principio, cuando la tierra era aún un inmenso desierto, “Yahvé Dios amasó al hombre con polvo del suelo, y sopló sobre sus narices aliento de vida; y resultó el hombre un ser vivo” (v.7).

Para entender esto, hay que tener en cuenta que a los antiguos siempre les había llamado la atención ver que poco tiempo después de muerta una persona, se convertía en polvo. Esta observación les llevó a imaginar que el cuerpo humano estaba fundamentalmente hecho de polvo. La idea se extendió por todo el mundo oriental, a tal punto que la encontramos manifiesta en la tradición de una mayoría de pueblos. Los babilonios, por ejemplo, contaban cómo sus dioses habían amasado con barro a los hombres; y los egipcios representaron en las paredes de sus templos a la divinidad amasando con arcilla al faraón. Griegos y romanos compartían igualmente esta opinión.

Cuando el escritor sagrado quiso contar el origen del hombre, se basó en aquella misma creencia popular, pero agregó una novedad a su relato: el ser humano no es únicamente polvo: posee en su interior una chispa de vida que lo distingue de todos los demás seres vivos, porque al venirle de Dios, lo convierte en sagrado. Y no sólo sucede esto al rey o al faraón, sino también al hombre de la calle. Eso quiso decir cuando contó que Dios “le sopló en la nariz”. Empezaba así a revolucionarse la concepción antropológica de la época.

La imagen de un Dios alfarero, de rodillas en el suelo amasando barro con sus manos y soplando en las narices de un muñeco, puede resultarnos algo extraña. Sin embargo, en la mentalidad de aquella época era todo un homenaje para Dios.

En efecto, de todas las profesiones conocidas en la sociedad de entonces, la más digna, la más grandiosa y perfecta era la del alfarero. Impresionaba ver a ese hombre que, con un poco de arcilla sin valor, era capaz de moldear y de crear con gran maestría preciosos objetos: vajillas, vasos refinados y exquisitos utensilios.

El yahvista, sin pretender enseñar científicamente cómo fue el origen del hombre, puesto que no lo sabía, quiso indicar algo más profundo: que todo hombre, quienquiera que sea, es una obra directa y especialísima de Dios. No es un animal más de la creación, sino un ser superior, misterioso, sagrado e inmensamente grande, porque Dios en persona se tomó el trabajo de hacerlo.

La imagen de Dios Alfarero quedó consagrada en la Biblia como una de las mejor logradas. Y a lo largo de los siglos reaparecerá muchas veces para indicar la extrema fragilidad del hombre y su total dependencia de Dios, como en la célebre frase de Jeremías. “Como barro en las manos del alfarero, así son ustedes en mis manos, dice el Señor” (18, 6).

La soledad del hombre
A continuación aparece en el relato una serie de pormenores curiosos y muy interesantes. Dice que Dios colocó al hombre que había creado en un maravilloso jardín, lleno de árboles que le darían sombra y lo proveerían de sabrosas frutas (v. 9). El agua sobreabundaba en ese jardín, ya que estaba regado por un inmenso río, con cuatro grandes brazos.

Como la vida de aquella época transcurría en terrenos desérticos donde el agua resultaba tan difícil de conseguir, semejante descripción despertaba sus apetencias y daba una imagen perfecta de la felicidad que ellos habrían deseado gozar.

Pero de repente el relato se detiene. Algo parece haber salido mal. Dios mismo presiente que no es muy bueno lo que ha hecho: “No es bueno que el hombre esté solo” (v. 18). Lo ha rodeado de lujos y bienestar, pero el hombre no tiene a nadie con quien relacionarse.

Ante esta circunstancia, dice el Génesis, Dios busca corregir la falla mediante una nueva intervención suya. Con gran generosidad crea todo tipo de animales, los del campo y las aves del cielo, y se los presenta al hombre para que ponga a cada uno un nombre y le sirvan de compañía (v. 19). Sin embargo, no encuentra un compañero adecuado para el hombre. Tampoco los animales resultan una compañía ideal para él (v. 20). ¿Dios se ha equivocado de nuevo?

Luego de reflexionar, intentará subsanar su segunda equivocación mediante una obra definitiva: “Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Le quitó una de las costillas, y rellenó el vacío con carne. De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Será llamada varona porque del varón ha sido tomada” (v. 21- 23).

Finalmente, Dios tiene éxito. Puede sonreír satisfecho porque ahora sí ha conseguido un buen resultado. El hombre encontró su felicidad con la presencia de la mujer.

Las enseñanzas de este relato son profundas:
La primera: que la soledad del hombre no es buena. Que no ha sido creado como un ser autónomo y autosuficiente, sino necesitado de los demás, de otras personas que lo complementen en su vida, sin ellas el mismo hombre “no es bueno”.

La segunda enseñanza está en la frase que dice que en los animales Adán “no encontró una ayuda adecuada”. Quiso advertir con ella que los animales no están al mismo nivel del hombre; que no tienen su misma naturaleza; y por lo tanto no estaba bien que este se relacionara con aquellos como lo hacía con las personas.

La tercera enseñanza pretende explicar que está bien para el hombre dejar a su padre y a su madre, afectos tan sólidos y estables en aquella época, para unirse a una mujer. Es el primer canto de la Biblia al amor conyugal.

Otro detalle fascinante es el profundo sueño que Dios hizo caer sobre Adán antes de crear a la mujer. Muchos lo interpretan como una especie de anestesia preparatoria, ya que Dios está por intervenir quirúrgicamente a Adán para extraerle una costilla, y quiere primero volverlo insensible.

Más bien el sueño de Adán tiene que ver con la concepción que el autor tenía de la acción creadora. Crear es el secreto de Dios. Solo Dios lo conoce y solo Él sabe hacerlo. El hombre no puede presenciar el acto de creación de Dios. Por eso duerme cuando Dios crea. Al despertar, no sabe nada de lo que ha pasado. La mujer recién creada, tampoco porque cuando se da cuenta de que existe, ya ha sido formada.

Con esta escena la narración advierte que la actuación de Dios en el mundo es invisible para los ojos humanos. Solo quien tiene fe puede descubrirla. Nadie logra contemplar a Dios que pasa por su vida, si está dormido y no despierta a la fe.

Un hombre y una mujer
Pero el momento culminante de la narración y de alguna manera el centro de todo el relato, lo constituye el detalle de la mujer formada de la costilla de Adán.

Nuestro autor emplea aquí una bellísima imagen para dejar a los lectores una lección grandiosa. Para crear a la mujer, Dios no tomó un hueso de la cabeza del hombre, pues ella no está destinada a mandar en el hogar; pero tampoco la hizo del hueso del pie, porque no está llamada a ser servidora del hombre. Al decir que la crea de su costilla, es decir, de su costado, la coloca a la misma altura que el varón, en su mismo nivel y con idéntica dignidad.

Tal atrevimiento de declarar a la mujer semejante al varón, debió de haber irritado enormemente a sus contemporáneos, y sin duda constituyó una idea revolucionaria en su época.

El relato termina con un último detalle sugestivo: “Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban el uno del otro” (v. 25). Más adelante, cuando se desate el drama del pecado original sobre Adán y Eva, dirá: “Entonces se les abrieron a ambos los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos” (3, 7).

Esta alusión alimentó la imaginación de millones de lectores a lo largo de los siglos, y llevó a pensar que el pecado original tenía que ver con el sexo. Pero en realidad el autor con esta observación solo buscaba transmitir un último mensaje a sus lectores, basado en la experiencia cotidiana. En ella veía cómo los niños pequeños andaban desnudos sin avergonzarse. En cambio al entrar en la pubertad, percibían su desnudez y se cubrían. Ahora bien, esa época coincidía con la edad en la que todos toman conciencia del bien y del mal, y son responsables de sus actos.

El yahvista quiso decir que toda persona, al entrar en la adultez, es pecadora, y por lo tanto responsable de las desgracias que existen en la sociedad. Nadie puede considerarse inocente frente al mal que lo rodea, ni puede decir: “yo no tengo nada que ver”. Por eso todos sienten vergüenza de su desnudez.

La Biblia no enseña cómo fue el origen real del hombre y de la mujer, porque el escritor sagrado no lo sabía.

Pero, como vimos, tampoco le interesa contar “cómo” apareció el hombre sobre la tierra, sino “de dónde” apareció. Y su respuesta es: de las manos de Dios.

El “cómo” deben explicarlo los científicos. El “de dónde” lo responderá la Biblia. Y algo más profundo: que todo hombre, quienquiera que sea, es una obra directa y especialísima de Dios.

Fuente: Atrio.org