Homilías Dominicales. Domingo 22 de julio 2018. 15 durante el año litúrgico. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema(Mc.6,30-34)

Al volver de su campaña evangelizadora los apóstoles se. reunieron con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado. Y les dijo: Vengan sólo ustedes a un lugar desierto para descansar un poco. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se dirigieron en la barca a un desierto pàra estar a solas. Los que los vieron partir, comprendieron la intención y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar  Jesús vio una gran multitud y se compadeció de ella porque  eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Síntesis de la homilía

El  regreso de los discípulos trae a Jesús la  alegría de una misión cumplida y tanto como ellos necesita de un lugar en qué poder relajarse y hablar sobre la experiencia consumada. Creen  mantener a la multitud pero se dan cuenta que tienen que alejarse porque el descanso es imprescindible. Pero la necesidad agudiza el ingenio de la gente y cuando ellos desaparecidos en la barca cruzan a la otra orilla, la gente los está esperando. El gesto impresiona a Jesús porque la insistencia en escucharlo y acompañarlo  le hace ver la  profunda necesidad de esa gente que no tiene en sus pastores naturales, la autoridades judías quien la defienda y compadecido olvida el objetivo de su cruce a la otra orilla y se dedica a conversar y escuchar sin límites los detalles de sus problemas y carencias. Así con una especie de medida pedagógica, renuncia a su fatiga y dedica todo el tiempo a ese contacto con la gente necesitada de protección y fortalecimiento.   No es un panorama extraño:   Las organizaciones e instituciones creadas para llenar las necesidades y proveer a la seguridad y respeto a los derechos, muchas veces están ausentes con una insensibilidad que es ofensa injuriante que se multiplica y se convierte en normal penetrada por principios, costumbres y leyes en que se traducen y favorecen los intereses de unos pocos y la gente, desorientada, cae en manos de quienes están constantemente a la espera de situaciones en que aparentando ayudar se aprovechan de las personas a quienes engañan o directamente desprecian. Ovejas sin pastor se multiplican en nuestro panorama social y creo que la actitud de Jesús, dedicar tiempo a enseñar, con presencia, opinión, atención completa de los problemas perturbadores es consecuente con una visión cristiana y profundamente humana.

A veces nos sucede que son tantas las carencias, las tristezas, las impotencias, que  nos sobreviene la actitud prescindente de meternos en la realidad y nuestro egoísmo sepulta el compromiso de ojos, corazón, palabras y tiempo para atender a otros y a la sociedad que siempre ofrece variantes de mejoramiento o empeoramiento dependientes de una cantidad de detalles que hay que conocer con juico y sentido crítico para provocar pensamiento y acción que provoquen soluciones.

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