El cristianismo en el que creo. Por Guillermo “Quito” Mariani

Creo que ser cristiano es construir el reinado de Dios en la tierra hoy.

Creo que el Reino de Dios es la Fraternidad Universal y Cósmica.

 

Una fraternidad de liberación y no de opresión

De igualdad y no de jerarquías

De participación y no de sumisión

De mujeres y varones pares más allá de su sexo.

De respeto por la diversidad y no por la uniformidad

De denuncia y no de ocultamientos cómplices

De praxis transformadoras y no de discursos moralistas

De risas y no de llantos y caras tristes.

 

Creo en un cristianismo crítico y no alienado

 

Liberado de las ataduras del poder para predicar sin tapujos con la libertad de los hijos de Dios.

Que hace al ser humano responsable de su historia y su destino.

Que entiende el infierno como la destrucción del otro.

Que cree que el pecado no es el sexo y el placer, sino la violencia personal y estructural.

Que afirma que la conversión y la salvación son una posibilidad de todas las personas y no sólo de los cristianos.

Que la verdad no es patrimonio de la jerarquía sino el fruto de una construcción comunitaria (Angelelli)

Creo que la Biblia es más importante que la tradición y la racionalidad que el dogmatismo.

Que el celibato no puede ni debe ser un obstáculo para acceder al sacerdocio.

Que las mujeres tienen pleno derecho a ser sacerdotes y a ejercer cualquier otra función de servicio y liderazgo.

Que la formación es un derecho y un deber para estar siempre actualizados y desarrollar una conciencia crítica y política.

 

Creo con Jesús que el reinado de Dios es el único absoluto de la vida cristiana ante el cual todo debe ordenarse y subordinarse, incluso el mismo papado.

Creo en una praxis liberadora que incluya entre otros:

 

La defensa de la justicia y el buen humor.

La construcción de la paz y el bien sin exclusión.

La participación total de los laicos, sin distinción de su condición sexual, en las decisiones de la iglesia. “Lo que afecta a todos debe ser decidido por todos”

La reforma permanente y estructural de la Iglesia para que se convierta cada día al evangelio.

 

Creo que la Iglesia como institución debe predicar con el ejemplo más que con documentos y ser hacia su interior un arquetipo de defensa de los derechos humanos y modelo universal de organización fraterna e igualitaria.

 

Soy consciente de que Jesús nació, vivió y murió como judío y que nunca quiso fundar una religión, sino reformar la propia. Todo esto me lleva a replantear permanentemente si lo que vivo se encamina o no a construir más fraternidad, más libertad, más igualdad. Ya que el resto es una gran máscara.

 

Nota: Como reflexión de actualidad de esta semana, hago mía esta profesión de fe de Raúl un cristiano de mi parroquia.

José Guillermo Mariani (pbro)

Viernes 7 de Abril de 2006

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