Los Obispos son un Club Privado de gente formal Monseñor Bargallo. Por Adrián Vitali

Los obispos son un club privado de gente formal, son una especie de príncipes medievales con un poder que no parece tan espiritual.

Las fotos que aparecieron del obispo no son ni imprudentes ni ambiguas. Son lo que se ve un varón y una mujer manifestándose cariño. Y eso no esta mal. No necesitan de explicación. Los únicos que necesitan que se las explique son los jerarcas eclesiásticos, sus colegas que no pueden seguir sosteniendo el discurso del celibato de forma institucional porque en la praxis se vive muy poco.

Las explicaciones que dio de las fotos fueron muy infantiles. Decir que era una amiga de la infancia con la que se encontró ocasionalmente en una playa caribeña y bucearon y nadaron y se abrazaron, es una tomada de pelo. Lo único que le falto decir es que estaba en esa playa vip para sacarse el stress que la colecta de caritas le había producido después de muchas horas extras de laburo.

Lo grave no es que este obispo este con una mujer en una playa caribeña. Lo grave es que se van con la plata que las comunidades aportan con tanto sacrificio para el sostenimiento del culto a través de las colectas.  Lo grave es que es el presidente de caritas, el que preside la colecta más por menos.  El que le pide al pueblo de Dios que sea generoso con su donación para los más pobres. El que cuestiona desde el pulpito a los programas sociales del estado, porque son mal administrados.

Caritas deberían tener auditorias para saber los manejos de los fondos ya que los fieles con estas noticias no tienen ninguna garantía con relación a lo que se dona para mantener la institución.

Perdón tiene que pedirles a los pobres y a los que hacen sus donaciones porque los recursos que tendrían que ser para ellos él se los estaba gastando en el caribe con una amiga de la infancia.

Si trabajaran nadie les diría nada, a lo sumo el reproche vendría de la institución eclesiástica por haber violado el voto del celibato.

Este mismo obispo es el que les pide a los seminaristas de su diócesis que renuncien a su sexualidad para ingresar al seminario y él se auto dispensa del sexto mandamiento en un hotel cinco estrellas en el caribe mexicano con una dama que le hizo jaque mate a la precoz castidad del prelado y a su representación de los pobres.

Si el tema pasa a mayor seguro se le pedirá la renuncia desde el vaticano y se lo enviara a algún monasterio de clausura a rezar piadosamente hasta que se rehabilite. Se le tomara nuevamente el juramento del voto de castidad y se le pedirá que no vea mas a su amiga de la infancia. Porque lo grave no es que seas un pederasta, un homosexual, un heterosexual o un zoófilo.  Lo grave es la  violación al voto del celibato.

 

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