¡Francia está estremecida! Cuatro millones de franceses repudian esa venganza traicionera y absolutamente desproporcionada! Y todo el mundo no islámico, se horroriza ante esa injuria a la libertad de expresión y ese fanatismo que lleva a despreciar el valor de la vida humana, la ajena y la propia. Las expresiones de repudio han concentrado millones de hombres y mujeres en los grandes centros del mundo.
Es un testimonio tremendo. Quienes animan la realización de estas acometidas de terror debieran conmoverse frente al rechazo universal de su conducta, sus fanatismos y ambiciones. Pero… concentraciones quizás tan numerosas como estas se realizaron en las principales capitales del mundo rechazando el capricho norteamericano de arrasar Irak. Y en contra de la decisión de ONU, la invasión se llevó a cabo y sus secuelas perduran.
Pareciera entonces que rechazar, denunciar, condenar severamente, concentrar mayorías de resistencia a la violación de los derechos humanos esenciales, lamentarse convencidos de que “es lo que hay” y ya no podemos escaparnos de estas realidades que revelan la presencia de lo más deleznable que puede albergar el ser humano: el odio… tiene que dar lugar a un análisis más profundo que descubra tácticas más eficaces para disminuir, al menos, la frecuencia y lo inhumano de estos acontecimientos.
Y por eso no hay que olvidar los procesos históricos que desembocan en panoramas como el que estamos viviendo. Porque, detrás de todo, hay una especie de aprendizaje social, lento y profundo del que resulta muy difícil liberarse.
-Hemos aprendido, primero, que el dominio es más importante que los esfuerzos de comunión. Y en esa carrera emulan la delantera los medios masivos de comunicación que dependiendo de poderosas empresas internacionales imponen sus intereses manipulando la información en su favor.
-La conciencia de que lo importante es “ganar” ha invadido todas las actividades, el tránsito vehicular, el deporte, las discusiones, la política y es generadora de una cantidad de violencias políticas,familiares, de género y discriminantes.
-Sabemos también que el capital es el factor más importante para calificar a las personas y sociedades, aunque por debajo sigan corriendo manejos sucios contrariando leyes y valores humanos. Y que, si no se aceptan las reglas, incluyendo las delictivas, para lograrlo, estarás permanentemente “en la lona”
-No tenemos duda de que la fuerza de las armas y su venta para dirimir contiendas inventadas, es lo más “convincente” para lograr sujeciones con supremacías
-Nos hemos acostumbrado a que instituciones tan prestigiosas, mayoritarias y piadosas como la iglesia católico-romana, no se hayan privado y aún justificado emprendimientos como las Cruzadas, la Inquisición y otras parecidas, con la convicción de ser absolutamente poseedoras de la salud y la salvación, camino de fanatismos.
-Por encima de todos los convenios y acuerdos internacionales en los organismos creados con ese fin, hemos experimentado que el más fuerte siempre tiene privilegios y termina triunfando.
-Son muy pocos los países que, como Argentina, sin dejar pasar el tiempo hasta el olvido, han llevado a los tribunales a genocidas torturadores y tiranos
-Estamos convencidos de que con todos los discursos y acciones para evitar las alteraciones producidas por las violaciones ecológicas son tomadas en serio por los chicos adoctrinados en las escuelas, los adultos afiliados a diversas agrupaciones defensoras del medio ambiente, pero violadas con secuelas tremendamente dañosas por las grandes industrias de los países que rehúsan a firmar tratados y compromisos concretos.
-No nos llama la atención de que se nos presente a un Dios asesino, que exigió la muerte de su hijo preferido para vengar las ofensas recibidas, y que menosprecie esta vida en favor de otra reservada para los que aceptan el sufrimiento.
TODO ESTO ES LO APRENDIDO- ¡Y TENEMOS QUE DESAPRENDERLO!,
PARA LOGRAR UN VERDADERO CAMBIO. UNA PAZ QUE NO ESTÉ SIEMPRE PRONTA A ESTALLAR O QUE EXIJA PERMANENTEMENTE ESTAR PREPARANDO GUERRAS!
Algo quizás podamos hacer, fomentando en los jóvenes, desde todos los ángulos, un sentido crítico que vaya desmoronando estas lamentables lecciones, fruto de experiencias sociales repetidas y por eso, condicionadotas de nuestras conductas, con estas terribles consecuencias.