Domingo 15 de Enero de 2012 2do. Durante el año (ciclo “B”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Jn 1,35-42)

Juan estaba con dos discípulos viendo a Jesús que pasaba. Y les dijo :  “éste es el cordero de Dios”. Los discípulos siguieron a Jesús que dándose vuelta les preguntó ¿qué quieren?- Ellos le dijeron : “Rabbí, ¿dónde vives?” “ Vengan y lo van a ver respondió Jesús”. Ellos fueron, vieron donde vivía y se quedaron ese día con él. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés el hermano de Simón Pedro era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús. Al amanecer, vio a su hermano Simón y le dijo: hemos encontrado al Mesías (que significa cristo) Lo llevó a donde estaba Jesús y él lo miró y dijo Tu eres Simón hijo de Juan. Tú te llamarás Cefas, que traducido significa Pedro. 

Síntesis de la homilía

El cordero tiene para los judíos un especial sentido simbólico. Fue el animal sacrificado antes de salir de Egipto con cuya sangre se pintaron los dinteles de las casas de los salvados de la ira de ese Dios que había visto esclavizado a su pueblo. Isaías recupera esa designación, cuando compara a Jesús con el cordero llevado al matadero (Is.53,7) Juan lo identifica como el cordero que quita los pecados del mundo. El sentido más habitual en la interpretación de estos textos es expiatorio. Sin embargo, visto con más profundo análisis, es un símbolo pascual, de liberación. Por eso es el cristo (el enviado). Para el bautista y sus discípulos esta denominación bíblica estaba cargada de sentido y por eso, escuchando a su maestro, los dos que lo escuchan, siguen inmediatamente a Jesús. No renuncian sin embargo a averiguar por su cuenta. El lugar donde uno vive es normalmente revelador de la personalidad de quien lo habita. Sólo allí se puede tener acceso a su intimidad. Por eso los discípulos hacen su primera pregunta y Jesús entiende su pedido y los lleva a su vivienda. Juan coloca un detalle que parece superficial en el relato: la hora aproximada del encuentro. Las 4 de la tarde. Pero no se trata de algo prescindible. Allí está la indicación que ubica este encuentro como histórico en el doble sentido de real e importante. El convencimiento de Andrés llega a tanto que ya al amanecer comunica a Simón su hallazgo. Y el evangelista presenta a Jesús con una mirada tan inquisitoria que le permite designarlo anticipadamente, como “piedra”, roca de la comunidad apostólica. Ya a fines del siglo primero había rivalidades internas que exigían una definición de la importancia de un fundamento unificador. Pedro.

El centro del mensaje para nosotros hoy, puede indicarse como la actitud testimonial de los discípulos, que no dudan, por una parte, en pasar de discípulos del bautista con todo su mensaje de austeridad, al seguimiento del cordero de Dios, pascual, camino de felicidad y realización. Pero también de la madurez de una decisión que no se toma , impuesta por otro, sino por propia determinación y compromiso. No son demasiado numerosos hoy, los seguidores de Jesús que cultiven o busquen esta madurez de convicciones y decisiones propias, para dirigir sus vidas de acuerdo con el mensaje liberador de Jesús de Nazaret.

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