Cómo seguiremos. Por Raul A. Perez Verzini

Esta es la pregunta que muchos se hacen y nos hacen.

Algunos participaremos de las actividades de la parroquia y mantendremos los contenidos de la catequesis como hasta ahora. Veremos así cuán abierto y plural es el cura okupa.

Otros seguiremos con las actividades de La Cripta, sólo que ahora sin el edificio parroquial, cuyo dueño (el obispo) lo reclamo por la fuerza que le da el derecho.

Como dice la mundialmente reconocida biblista de Harvard, Elizabeth Schüssler Fiorenza, la jerarquía impone con la fuerza lo que no puede razonar teológicamente. Quizá por eso en el decreto de su nombramiento hay tantas referencias legales y nada de evangelio.

La agresividad y el fanatismo evidenciados por muchos de los que llenaron el templo y que no pertenecen a La Cripta, muestra la incapacidad de dialogar de este grupo de fanáticos, que para salvación nuestra, no pudieron quemarnos vivos como hacían en el medioevo.

Sin dudas, nada es más peligroso que el fanatismo religioso. Con Bin Laden vimos a dónde los lleva su ceguera y falta de inteligencia de la fe.

Por supuesto no hay mejor defensa que un buen ataque por eso salieron a mentir.

Mienten cuando afirmaban que éramos 14 y ahora mienten cuando afirman que somos 50. De todas maneras la validez de un argumento no se mide por el número de los que lo sostienen sino debatiendo. Cosa que estos cobardes no hacen.

Mienten cuando afirman que apoyamos el aborto. Sí sostenemos que no se puede imponer a una nación de múltiples creencias religiosas una manera de pensar. Por eso apoyamos una ley que garantice la posibilidad de que cada pareja decida según su conciencia. Y de paso, como su fuera menor, evitar miles de muertes de mujeres que porque no tienen el dinero no pueden hacerlo en clínicas privadas donde probablemente trabajan como médicos algunos de estos fundamentalistas. (Este será probablemente el debate del año y ya contribuiremos con lo mejor del pensamiento teológico actual para iluminar esta cuestión…)

Mienten cuando dicen que nos autodenominamos Sin Tapujos. Ese es el nombre de este sitio web como homenaje al libro de Quito. Nosotros fuimos, somos y seremos la Comunidad de La Cripta. Por ahora sin edificio.

Próxima reunión? Misa Dominical.

Lugar? a Confirmar. Probablemente en el Campo Scout de Quisquizacate. (A eso no lo pueden okupar porque no es de ellos! Ja!)

Más información en breve…

Los Okupa de la FE

Y sí, finalmente vinieron por la parroquia. Pero a nosotros sí nos importó.

Por eso les dijimos en la cara lo que pensamos y sentimos, lo que no tienen agallas para escuchar y mucho menos para respetar.

Representantes de la Comunidad de La Cripta hicieron oír su reclamo una vez más y luego se retiraron en masa.

 

Darío, Presidente del Consejo Pastoral.

Obispo Carlos, somos la comunidad de La Cripta expresando lo que pensamos y sentimos.

Oírnos para solo responder que ya tomaste una decisión, y que sos el obispo, no es escuchar, y mucho menos dialogar.

Te pedimos por favor la alternativa que se reserva a los grandes, de revisar y cambiar una decisión, preferiste generar dolor y división, ignorándonos, e ignorando que este lugar es referente para miles de personas que encontraron en nuestro estilo pastoral un modo de construir su fe.

Por eso te decimos hoy que no nos vamos de nuestra Cripta, porque es nuestra, pero no podemos compartir la eucaristía contigo y con Pedro.

 

Raúl, Coordinador Grupo de Desarrollo Comunitario. Integrante del Consejo Pastoral

25 años esta fue nuestra casa, nuestro espacio, donde intentamos con honestidad vivir el Evangelio sin glosas, como pedía Francisco de Asís.

Hoy ustedes vienen a quitarnos la parroquia. Se quedarán con el edificio, pero jamás podrán quedarse con La Cripta porque La Cripta es más que este edificio.

La Cripta es una forma de entender y de vivir el cristianismo como movimiento de libertad.

Ustedes se quedarán con las instalaciones, pero jamás podrán arrebatarnos la frescura, la rebeldía, la novedad y la Buena Noticia que aquí vivimos y compartimos.

La Cripta nunca será de ustedes, aunque habiten el espacio, porque aquí sí vale el diálogo, la diversidad, el respeto por las diferencias y la voz de los laicos.

Más de 500 personas lo gritaron y lo cantaron en ese abrazo conmovedor y hoy se los volvemos a decir: La identidad de La Cripta no se negocia!!.

 

Desafío al arzobispo Carlos Ñáñez. Por Mariano Saravia – Revista 23

Primero fue el conflicto con el cura Guillermo “Quito” Mariani, a quien el arzobispo Carlos Ñáñez retó en público por la edición de su libro Sin tapujos, en el que cuenta sus experiencias más mundanas como hombre y sacerdote. Luego el escándalo fue mayor cuando a fines del año pasado Ñáñez echó de la Iglesia al cura Nicolás Alessio, por haber apoyado públicamente la ley de matrimonio igualitario. Ahora, ya no son curas aislados los que se enfrentan a la jerarquía eclesiástica cordobesa, sino la propia feligresía. El domingo 10 de abril la comunidad de la parroquia Nuestra Señora del Valle, más conocida como La Cripta, en el Cerro de Las Rosas, organizó un abrazo solidario y simbólico, con un festival de música y teatro, para protestar contra la decisión del arzobispo de cambiar el párroco.

La Identidad de La Cripta NO se negocia

La Cripta tiene una línea pastoral de 40 años ligada con el Concilio Vaticano II e, incluso se podría decir, a la Teología de la Liberación. Suena paradójico, pero en uno de los barrios más aristocráticos de Córdoba, la parroquia encarna lo más progresista de la Iglesia Católica. Esta línea pastoral estuvo históricamente encarnada por el “Quito” Mariani y en los últimos años por el cura Víctor Acha, un sacerdote valiente que fue perseguido en la última dictadura militar. Y también por las hermanas de San Casimiro.

Además, en la Cripta se juntan periódicamente el grupo de base Obispo Enrique Angelleli y un grupo de más de 60 ex curas casados.

Pero este año, inconsultamente como suelen tomarse todas las decisiones en la Iglesia, el arzobispo Ñáñez designó al padre Pedro Torres para que reemplace como párroco a Víctor Acha, que ya tiene edad de jubilarse. El año pasado, Víctor Acha y Ñáñez habían acordado que el párroco se iría en julio de este año pero que acordarían su reemplazo para no romper la línea pastoral. Sin embargo, el arzobispo no cumplió con su palabra y en diciembre pasado mandó un mail informando que en marzo asumiría el nuevo párroco. El elegido a dedo era Pedro Torres, definido por los fieles como “un soldado fiel del sistema”.

“Todos pensamos que se trata de una elegante intervención a la historia de la Cripta, entre otras cosas para sacar al grupo de curas casados y al grupo Angelleli”, confió a Veintitrés uno de los miembros del grupo de curas casados, Adrián Vitali.

Los laicos fueron a hablar con Ñañez, pero siempre fue intransigente con su decisión. Luego fueron a ver a Pedro Torres para pedirle que no asumiera pero respondió que su nombramiento lo hacia el obispo y el por obediencia tenia que cumplir.

Agotado el diálogo, decidieron hacer público el conflicto y organizar un abrazo a la Cripta el domingo 10, bajo el lema: “Porque somos Iglesia, porque queremos ser escuchados, y porque queremos seguir viviendo y creciendo como laicos comprometidos en una Iglesia pluralista”.

Duró toda la tarde del domingo y ante un nutrido grupo de gente actuaron artistas de la talla de Silvia Lallana, Lula Fernández, Gustavo Chazarreta, Inti Huayra, Gustavo Patiño, Negro Vilchez, Norma Piccone y otros.

Pero no todo fue fiesta, también se consensuó y se dio a conocer un documento de la Asamblea parroquial en el que se expresa: “Decidimos rechazar la imposición del obispo porque nos ha costado un largo proceso personal y comunitario acrisolar un sentido de la vida y un sentido de nuestra fe; porque eso ni lo renunciamos, ni lo negociamos, ni lo cambiamos, porque sería renunciar a lo que somos, pensamos y sentimos; porque no queremos renunciar  a nuestro espacio en la Iglesia de la que somos parte, en la que hemos crecido o descubierto este modo de vivir la fe; no queremos entregar este espacio porque nos pertenece y no queremos dejárselo a quienes intentan otra cosa”.

Una de las laicas de la comunidad, Laura Garzón, remarcó la intención de resistir: “Ante el desconcierto y perplejidad que nos causan estas actitudes rígidas, de imposiciones y sanciones, vamos a resistir, a no dejarnos desanimar o perder la esperanza.
Nos comprometemos a continuar trabajando, en un auténtico seguimiento de Jesús de Nazareth, en su proyecto, y en el desafío de llevar su Buena Noticia, con coraje y alegría, a las minorías de nuestra sociedad.
Seguiremos luchando, por una Iglesia pluralista y participativa; convencidos que el Espíritu Santo …no tiene sede exclusiva, ni preferida, en el Vaticano, o en Av. Hipólito Irigoyen (sede del Arzobispado de Córdoba). Ningún obispo, ningún sacerdote, ningún Papa, están por encima de nuestra libertad de conciencia, de expresión o de pensar.
Por último, queremos reafirmar, que  reconocemos en el término Iglesia a la asamblea de todos los bautizados, que se gobierna a si misma”. Un claro desafío a la jerarquía siempre verticalista de la Iglesia Católica.

De hecho, esto es lo nuevo que está saltando a la luz en Córdoba, un conflicto inédito, el de los feligreses poniendo en cuestión la jerarquía de la Iglesia, el de una nueva Iglesia que plantea la necesidad de una cierta democracia asamblearia, mucho más cercana a las comunidades de los apóstoles y los primeros cristianos que a la historia dos veces milenaria de la institución que prosiguió.

En las misas de la Cripta, se seguirá leyendo un texto aclaratorio en el que se intenta responder a la pregunta “¿Qué está en juego con la llegada de un sacerdote que no comparte los lineamientos teológicos y pastorales que han orientado desde hace décadas el ser y hacer de La Cripta?”. Según la comunidad, “Está en juego que la Cripta continúe siendo una comunidad que funda su pensamiento y su acción en los postulados del Concilio Vaticano II y en la Teología más avanzada desarrollada a partir de entonces; está en juego esta parroquia donde se puede integrar todo el que busque sinceramente crecer como buena persona y como creyente fiel al Evangelio de Jesús; está en juego este espacio donde no hay exclusiones; donde no hay exigencias pastorales que alejan a quienes no se ajustan a modelos convencionales; donde no se imponen condiciones ni trabas para que las personas accedan a los sacramentos o se integren en tareas comunitarias; está en juego poder participar de una liturgia sin acartonamientos, ni apego a las rúbricas, de carácter festivo y donde se tiene como eje vertebral el anuncio del mensaje, partiendo no de los dogmas sino de las realidades humanas que vivimos todos los días las personas; está en juego el legítimo derecho que tiene esta y cualquier otra comunidad a opinar respecto al sacerdote que se hará cargo de conducir la animación de la comunidad; está en juego todo aquello por lo que todos ustedes participan de esta comunidad y no de otra”.

Córdoba es contradictoria, es la Córdoba de las campanas, pacata, aristocrática, lomo negro, clerical, con una iglesia en cada cuadra pero todas parecidas en cuanto al discurso y a la práctica. Pero también es la Córdoba obrera y estudiantil, la de la Reforma Universitaria de 1918, la del Cordobazo y el Vivorazo, la rebelde y combativa. Y la Iglesia de Córdoba no puede ser ajena a esas características de Córdoba. Por eso, dentro de la Iglesia de Córdoba está el Opus Dei con sus colegios y residencias en Villa Allende y en Nueva Córdoba, incluso están los lefebristas recientemente indultados por el papa Benedicto XVI que van a las exposiciones de arte a romper cuadros, pero también están los sacerdotes combativos, como el Quito Mariani, Víctor Acha, Ponce de León, Nicolás Alessio y tantos más. Pero también están las comunidades eclesiales de base y los grupos de laicos como el de la Cripta.

Ahora, este conflicto es algo nuevo, está planteando democratizar la Iglesia Católica, algo que pareciera imposible hoy por hoy. Pero Córdoba puede seguir sorprendiéndonos.

 

Fuente: Blog de Mariano Saravia

 

“Otra” semana santa. Por Guillermo “Quito” Mariani

Otra, casi totalmente otra, era la que nosotros los mayores vivimos hasta la década del 60. Clima de austeridad, renuncias, ayunos, largas oraciones y predicaciones de grandes y convincentes oradores durante toda la Cuaresma. Imágenes tapadas con telas moradas, silencio de canciones música, tristeza y hasta angustia culpable alrededor de un Cristo desangrado, cuyos sufrimientos indecibles habíamos provocado nosotros con nuestros pecados, Mel Gibson lo expresó crudamente en su película que,  con entrada gratis, algunos colegios religiosos aprovecharon para que sus alumnos, en vista de que eran sus pecados los que producían tan conmovedores sufrimientos, se sometieran en adelante a todas las reglas y prescripciones.

Pío XII inició  tímidas reformas litúrgicas. Menos tiempo de ayuno eucarístico, celebración de la pascua el sábado por la noche, alivio de hábitos religiosos tremendamente sofisticados, apertura de las clausuras conventuales para que lxs religiosxs pudieran salir a votar por la D.C.

Juan XXIII, elegido como de transición, por las limitaciones de su edad que hacían prever un breve pontificado, con sencillez realista y campesina cayó en  la cuenta de que la iglesia estaba atrasada y vieja. Y emprendió decididamente el objetivo de actualización y rejuvenecimiento. De repente, como inspirado por el Espíritu Santo (en  realidad para que la Curia romana no tuviera oportunidad de oponerse) habló, decidió y convocó un Concilio. Los documentos producidos por los obispos del mundo, a pesar de esfuerzos por respetar las tradiciones, fueron un  fogonazo de esperanzas y de cambio. El pueblo de Dios, y muchos alejados y marginados comenzaron decididamente un camino de libertad, de pensamiento propio, de creatividad, de respeto por otras confesiones. Se establecieron reformas de los Sacramentos, del idioma de las celebraciones, de la música y cantos litúrgicos, poniendo freno a la proliferación de imágenes en los templos. Pero sobre todo restableciendo el concepto de iglesia-comunidad, opuesto al de monarquía. Con una visión realista de un mundo dividido por injusticias y olvidado de los pobres, y, a la vez, con valiosos aportes sociales y científicos. De ese mundo, la iglesia se proclamó servidora y no señora.

Muchos sin embargo se “sentaron en la retranca” como dice la gente de campo. Empacados en sus seguridades y defendiendo sus privilegios y autoritarismo. Así quedaron a mitad de camino las reformas conciliares. Y hoy, con pequeñas variantes de modernización, la semana santa es la misma de antes. Confesiones, penitencias, ayunos, tristeza, identificación con el sufrimiento de Cristo, hasta la culminación de la Pascua en que, sin saber mucho en qué consiste, se celebra alegremente la “resurrección”.

Pero insensible y paralelamente, hay otra celebración de la semana santa. La del descanso, el turismo, la reunión familiar, la alegría compartida que “igualiza” y siempre enciende esperanzas. Hay quienes piensan que eso no tiene nada que ver con el Cristo viviente y su presencia multiforme entre nosotros. Y es cierto que hay excesos. Egoísmos, despilfarro, comercio abusivo. (también a veces los hay en la Iglesia). Pero recuperar la alegría de la vida, no frenarnos en el goce de la naturaleza y nosotros mismos, dejarse llenar por las cosas lindas que nos rodean, compartir en ausencia de las tensiones cotidianas, aprovechar para el gozo del campo y la montaña…es otra pascua…otro paso liberador…otra puerta hacia la vida…otra santidad…otra búsqueda de Dios a través del hombre y no de los ritos. Si hacemos estadística de las celebraciones en los templos, (esquematizadas en largas lecturas aburridas, aunque con algunos signos valiosos, ocultando siempre una especie de miedo e imposición), con su convocatoria, y la comparamos con esta otra, creo que no caben dudas de que ésta ha vencido a aquella. Y no por “facilismo” sino por “autenticidad” de buena noticia. Evangélica. Cristiana.

 

El cristianismo en el que creo. Por Guillermo “Quito” Mariani

Creo que ser cristiano es construir el reinado de Dios en la tierra hoy.

Creo que el Reino de Dios es la Fraternidad Universal y Cósmica.

 

Una fraternidad de liberación y no de opresión

De igualdad y no de jerarquías

De participación y no de sumisión

De mujeres y varones pares más allá de su sexo.

De respeto por la diversidad y no por la uniformidad

De denuncia y no de ocultamientos cómplices

De praxis transformadoras y no de discursos moralistas

De risas y no de llantos y caras tristes.

 

Creo en un cristianismo crítico y no alienado

 

Liberado de las ataduras del poder para predicar sin tapujos con la libertad de los hijos de Dios.

Que hace al ser humano responsable de su historia y su destino.

Que entiende el infierno como la destrucción del otro.

Que cree que el pecado no es el sexo y el placer, sino la violencia personal y estructural.

Que afirma que la conversión y la salvación son una posibilidad de todas las personas y no sólo de los cristianos.

Que la verdad no es patrimonio de la jerarquía sino el fruto de una construcción comunitaria (Angelelli)

Creo que la Biblia es más importante que la tradición y la racionalidad que el dogmatismo.

Que el celibato no puede ni debe ser un obstáculo para acceder al sacerdocio.

Que las mujeres tienen pleno derecho a ser sacerdotes y a ejercer cualquier otra función de servicio y liderazgo.

Que la formación es un derecho y un deber para estar siempre actualizados y desarrollar una conciencia crítica y política.

 

Creo con Jesús que el reinado de Dios es el único absoluto de la vida cristiana ante el cual todo debe ordenarse y subordinarse, incluso el mismo papado.

Creo en una praxis liberadora que incluya entre otros:

 

La defensa de la justicia y el buen humor.

La construcción de la paz y el bien sin exclusión.

La participación total de los laicos, sin distinción de su condición sexual, en las decisiones de la iglesia. “Lo que afecta a todos debe ser decidido por todos”

La reforma permanente y estructural de la Iglesia para que se convierta cada día al evangelio.

 

Creo que la Iglesia como institución debe predicar con el ejemplo más que con documentos y ser hacia su interior un arquetipo de defensa de los derechos humanos y modelo universal de organización fraterna e igualitaria.

 

Soy consciente de que Jesús nació, vivió y murió como judío y que nunca quiso fundar una religión, sino reformar la propia. Todo esto me lleva a replantear permanentemente si lo que vivo se encamina o no a construir más fraternidad, más libertad, más igualdad. Ya que el resto es una gran máscara.

 

Nota: Como reflexión de actualidad de esta semana, hago mía esta profesión de fe de Raúl un cristiano de mi parroquia.

José Guillermo Mariani (pbro)

Viernes 7 de Abril de 2006

Basta de Chicos Policías. Por Norberto Alayón

En noviembre de 2010 escribí una nota sobre “Los niños y niñas policías”, la cual fue publicada en distintos boletines y páginas digitales del país. En la misma hacía referencia a la irradiación de variadas experiencias de “Policía infantil” y “Gendarmería infantil” en las provincias de Chubut, Salta y Misiones.

Llamaba la atención acerca de la proliferación de estos programas de involucramiento policial de los niños y niñas, existentes en más de una decena de las provincias argentinas, lo cual implicaba una suerte de militarización de nuestra infancia.

Indudablemente, desde estas supuestas cándidas e inofensivas propuestas se tiende a fortalecer y reproducir en la sociedad -desde la propia infancia- un estilo de comportamiento cultural que privilegia una férrea disciplina militarizada, basada en el orden, las órdenes y la rigurosa obediencia.

Para ello se cuenta con la aceptación activa de algunos pocos y también con la aceptación pasiva de la mayoría de la población, que por diversas razones no llega a advertir los riesgos que estas prácticas contienen y dejan de levantar una voz siquiera de alerta y rechazo ante este avance, crecientemente extendido, que pretende imponer una concepción militarista de la vida y la familiarización con las armas, aunque no las porten ellos, desde la más temprana edad.

La excusa para impulsar e irradiar estas experiencias policiales procura centrarse en el eventual servicio que prestarían para la “contención de los niños marginalizados”. Resulta imperioso enfatizar que el lugar de los niños -pobres o no- está en la casa y en la escuela (que en virtud de la Ley 1420 del siglo XIX establece la educación obligatoria, laica y gratuita), y no en las brigadas, escuadras o cuerpos policiales, bajo la estricta lógica de los entrenamientos y adoctrinamientos militares.

Como en tantas otras ocasiones, surge, con nitidez, la clásica y perversa asociación de pobreza con delincuencia. El estigma, la duda, el miedo, siempre recaen sobre los pobres y los humildes. Y, entonces, a los niños pobres habrá que encauzarlos, reeducarlos, readaptarlos, disciplinarlos, inculcarles “valores netamente argentinos”, porque sino serán el peligro del mañana.

El reconocido especialista brasileño Edson Seda me comentaba, en correspondencia personal del 24 de noviembre de 2010, que “en Brasil hemos tenido cosas parecidas, como niños ‘patrulheiros’ o ‘guardinhas’ y otras denominaciones, organizadas por jueces y ciertas ONGs del pasado. No lo tenemos más, porque todos los programas de protección de la infancia tienen que ser aprobados por un Consejo paritario (entre el mundo gubernamental y el no gubernamental) en cada municipio. Este tipo de programas, en Brasil, son considerados hoy discriminatorios, y los Consejos no los aprueban”.

Es evidente que se torna necesario introducir cambios progresivos en la línea de la defensa de los derechos de la infancia y la adolescencia y, al día de hoy, reparamos en una muy buena y significativa noticia:siguiendo instrucciones del Ministerio de Seguridad de la Nación la policía de Misiones desarticulará 32 entidades de policía infantil que funcionan en esa provincia. La decisión ministerial se fundamentó en requerimientos de organismos de derechos humanos que señalaron que “los niños y los menores de edad no deben educarse dentro de ambientes de las instituciones de seguridad, nacionales o provinciales”.

Es de desear que este impulso de recuperación de la sensatez, en favor de la infancia y, a la vez,  de la sociedad en su conjunto, se extienda también a otras provincias como Catamarca, La Rioja, Jujuy, Mendoza, San Juan, Neuquén, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Corrientes, donde persisten -lamentablemente desde hace muchos años- experiencias de militarización de niños, niñas y adolescentes.

 

Buenos Aires, 7 de abril de 2011

Norberto Alayón es Trabajador Social. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Sociales-UBA


 

Jornada Mundial de la Juventud 2011 y la 3a Visita del Papa. Por Evaristo Villar

Cuentan los evangelios sinópticos que Jesús “fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo”, que superó las tres pruebas que le puso y que, al final, “el diablo se alejó de él hasta otra ocasión” (Mt 4,11; Mc 1,12 y Lc 4, 1.13).

Me hubiera gustado iniciar esta reflexión sobre la visita del Papa a Madrid con motivo de la JMJ 2011 con la esperanza de Machado ante el “olmo viejo”, anotando también aquí “la gracia de alguna rama verdecida”. Hubiera sido para mí, lo confieso, una gozosa noticia. Pero la experiencia de las reiteradas visitas papales a nuestro país -recientemente a Santiago y Barcelona- ignorando la diversidad ideológico-religiosa que existe y cargando contra un supuesto “laicismo agresivo”, me obligan a desplazar hacia algún futuro, aún incierto, ese esperado “milagro de la primavera”.

Esta reflexión, hecha desde dentro, pretende situarse mayormente en la repercusión sociopolítica que acompaña a este tipo de eventos, sin ignorar la resonancia intraeclesial que indudablemente va a tener en la Iglesia española.

Parto de unos datos oficiales de la jornada que, con un poco de imaginación, pueden acercarnos, quizás, al escenario actual de aquellas tres tentaciones paradigmáticas que debió superar Jesús en el desierto.

1. Algunos datos

Según la web oficial www.madrid11.com y los medios de comunicación, la Jornada Mundial de la Juventud 2011, que tendrá lugar del 16 al 21 de agosto y que está gestionada por la “Fundación Madrid Vivo” presidida por el cardenal Rouco, tendrá un coste inicialmente estimado de 50 millones de euros. Para alcanzar esta cifra, ciertamente importante, se cuenta, de una parte, con la aportación de las principales empresas y multinacionales de ámbito estatal (bancarias, eléctricas, telefónicas, comerciales, mediáticas, etc.) que, según el artículo 27 de la Ley de Régimen Fiscal, gozarán de unos beneficios de desgrabación a la Hacienda pública del 80% del capital aportado ; y, de otra, con la estrecha colaboración de las tres administraciones públicas directamente afectadas por esta visita: el gobierno del Estado, el de la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento de Madrid. El diario Público, en su edición del 11 de enero de 2010, cifraba entre 20 y 25 millones de euros la aportación de estas tres administraciones. Esto en cuanto a los datos macroeconómicos de la visita.

2. reflexiones

1ª A la vista estos datos, la JMJ 2011 con la presencia del Papa ofrece un perfil marcadamente económico. Así lo ha entendido el Ministerio de Hacienda al declarar la JMJ, en los Presupuestos Generales del Estado 2010, como “acontecimiento de excepcional interés público”, es decir, económico. El mismo Ayuntamiento de Madrid, por su parte, la ha incluido en su programa cultural “veranos de la Villa” que, en el fondo, tampoco está lejos de ese mismo objetivo.

A mí este consorcio económico-religioso o matrimonio de conveniencia, con las imágenes de representantes religiosos rodeados de grandes empresarios y dueños del capital me produce un cierto escándalo. Y no voy a entrar en detalles sobre la procedencia ética de algunos de esos capitales, frecuentemente asociados a la explotación y empobrecimiento de los pueblos del Tercer Mundo y actualmente tan estrechamente vinculados al origen y salida de la crisis económica. Todo ese submundo, más bien oscuro, está exigiendo comportamientos antes de justicia que de veleidades religiosas. Quizás sea bueno recordarles a estos ricos generosos que antes de tales gestos de piedad se podrían haber dado alguna vuelta por la ventanilla de la Hacienda pública.

Me parece más escandalosa, si cabe, la generosa implicación de las administraciones civiles, gestoras de los bienes comunes de la sociedad que legítimamente representan. Una sociedad, por cierto, plural, no toda ella religiosa y mucho menos cristiana. Alguien, o mejor dicho, toda esa sociedad por ellos representada deberíamos exigirles cuentas de los poderosos motivos en que apoyan ese uso, abiertamente partidista, de los dineros y recursos públicos.

Mirando las cosas desde dentro de la Iglesia, este consorcio económico-religioso me produce aún mayor escándalo, porque, a mi juicio, se está caminando en dirección contraria al mensaje que se quisiere transmitir. Cualquier lector o lectora sin prejuicios de los evangelios sinópticos caerá pronto en la cuenta de que tampoco en esta ocasión se va a superar en Madrid aquella “tentación del pan” que tuvo que vencer Jesús en el desierto, es decir, la pretensión de anunciar el Reino de Dios desde el poder económico y la riqueza. La propuesta de Jesús es, más bien, la contraria: desde la humildad de los medios y la confianza en la propia fuerza intrínseca que el mensaje en sí mismo encierra, como el grano de trigo sembrado en el surco, como el fermento en medio de la masa, como la insignificante semilla de mostaza. Muchos cristianos y cristianas sentirán sonrojo ante este sarao que desdice abiertamente la convicción que Jesús tenía de que “no se puede servir a la vez a Dios y al dinero” (Mt 2, 24), ni se debe llevar “faltriquera ni alforja para el camino” (Lc 10,4).

No se trata en modo alguno de hacer demagogia. Pero es difícil sortear la incómoda mirada de esos 4.3 millones de parados, de los que ven limitarse día a día sus derechos a la salud, a la educación, a la vivienda, al pequeño Estado de Bienestar antes logrado y ahora lejos de su alcance por esa crisis que ellos y ellas no han provocado. Y no creo que desde este escenario se les pueda aportar alguna respuesta, alguna esperanza.

2ª La implicación directa de las tres administraciones civiles habla abiertamente de la dimensión política de esta jornada. Quizás sea inevitable, pues todos nuestros gestos, aunque no lo pretendamos y más si son colectivos, tienen siempre una proyección política que afecta, querámoslo o no, al resto de la ciudadanía.

Pero en este caso, la llegada del Papa -con la ambigüedad que representa su propio estatus- convierte a la JMJ en un acto político de primera magnitud. Porque el Papa, jefe del Estado vaticano, es, a su vez, representante religioso de la Iglesia católica que, aunque no tan dominante como en la historia pasada y reciente, aún conserva una presencia pública suficientemente importante en la sociedad española.

Y esto es lo que crea confusión. Porque si la visita del Papa fuera abierta y exclusivamente como jefe de Estado, gustara o no, sería recibido oficialmente con la cortesía con que se rodea a tantos otros jefes de Estado en los que se ve la representación de un pueblo determinado. Pero en este caso, por tratarse además del jefe de una Iglesia, se añade otra connotación que lo particulariza. Y este particularismo hace que su visita esté siendo contestada por amplios sectores de la sociedad –también católicos- no solo por sus planteamientos religiosos y políticos –que son suficientemente conocidos-, sino, y sobre todo, por el estatus particular que mantiene en España la Iglesia católica de la que el Papa es, en última instancia, máximo representante. Porque para estos ambientes críticos y más seculares la Iglesia católica en España, con los privilegios sociales y políticos que aún acumula, está siendo uno de los mayores obstáculos para la consecución de la igualdad jurídica de toda la ciudadanía y la implantación del Estado laico decidido mayoritariamente por la sociedad española hace más de treinta años.

Y decir laico aquí y ahora no es decir principalmente –salvo raras excepciones- arreligioso o antirreligioso, sino defender ese espacio jurídico neutro en el que caben las creencias y las no creencias, las ideologías y las religiones que colaboran honestamente al proceso de humanización de la gente. Un espacio estatal de todas y todos, inclusivo, sin someter su autonomía a ninguna institución particular o privada. Y muchos estamos convencidos de que esto no será posible mientras algunas instituciones, singularmente la Iglesia católica, mantengan sus actuales privilegios en cuestiones de financiación, enseñanza, fuerzas armadas, etc.

No me gustaría pecar de utópico, pero aún a riesgo de serlo, quisiera oír en esta Jornada Mundial de la Juventud -sin que se trate de un mero sueño- la autorizada voz del representante de la Iglesia católica denunciando unilateralmente los Acuerdos que sus predecesores firmaron con los representantes del gobierno español en 1979. Porque, sin olvidar algunos artículos de la Constitución, estos famosos Acuerdos son el origen de unos privilegios que causan discriminación jurídica y política entre la ciudadanía y privan a la misma Iglesia de la libertad y la capacidad profética necesarias para anunciar con frescura al Jesús del evangelio.

Yo creo que tampoco en este ámbito de la política se supera, como hizo Jesús en el desierto, la “tentación del alero del templo”, es decir, la tentación de difundir el mensaje desde el poder. La Biblia hebrea, refiriéndose al pueblo de entonces, calificaba de adulterio esta alianza religioso-política, por echar en brazos del poder político la confianza debida al Dios verdadero. Y la dimensión religiosa del evangelio cristiano la expresó muy acertadamente Santiago en su emblemática carta a las iglesias difundidas por Asia y Europa a finales del primer siglo: “La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre consiste en cuidar de huérfanos y viudas en su necesidad” (Sant 1, 27).

3ª No quisiera caer en la temeridad de inventarme el discurso religioso que el Papa puede pronunciar en la JMJ 2011. Me gustaría ser sorprendido por su frescura actual y su contenido evangélico. Pero me temo que ni él ni nosotros vamos a tener tal suerte.

Porque, a la vista de algunos otros detalles que, además de su financiación, ya conocemos sobre la Jornada Mundial de la Juventud, como su celebración y programación, sus actores más destacados y el lugar donde se va a desarrollar, muchos católicos nos sentimos verdaderamente preocupados. Porque, aunque se quiera justificar lo contrario, ni la decisión de celebrar la jornada, ni la metodología seguida en su programación han sido horizontales y participativas, desde abajo, sino, como ya nos tienen acostumbrados, verticales y dirigidas; no se han tenido en cuenta, una vez más, las diversas sensibilidades que actualmente existen en la Iglesia española. Por otra parte, se está dando la impresión de que casi todo se está reduciendo a un grupito más o menos nutrido de actores, bien organizados y sumisos a la jerarquía, algunos rozando, sin duda, el integrismo doctrinal y cultivando una espiritualidad intimista y desencarnada. Finalmente, tampoco el escenario o lugar físico donde va se va a desarrollar esta magna concentración parece el más adecuado, evangélicamente hablando, para estas cosas. Se da la impresión de ir antes en busca de la espectacularidad y el poderío mediático que de la humilde sencillez del Reino de Dios.

Vista la trayectoria personal del Papa, testigo privilegiado durante largos años del proceso religioso-espiritual de Occidente (además de su inmediatez a Juan Pablo II), se puede entender esta jornada como diseñada muy a su gusto personal, quizás como una compensación psicológica y hasta como una reacción colectiva ante la decepción causada por la frustración del “revival religioso” que se anunciaba a finales de la década de los setenta. Santesmases refleja certeramente (cfr. Éxodo pp. 14 y ss.) el diagnóstico que el mismo Ratzinger hace de todo este proceso en el prólogo a la edición del 2000 de su libro la Introducción al Cristianismo. Se acentúa en este diagnóstico la deriva seguida por estas sociedades accidentales desde la esperanza que suscitaban en una mayor ”relevancia o presencia pública de la religión” en la década de los setenta al “vacío existencial” de hoy día donde se ha ido imponiendo el “neopaganismo” y la “dictadura del relativismo”. Sin el mesianismo alternativo que representaba por entonces el marxismo y que obligaba a estar vigilantes, el mundo religioso occidental ha caído en una enorme “anomía”, en un ”pluralismo disolvente” en el que cada cual elige “la religión a la carta” que personalmente más le conviene. (En la última visita a España habló de una deriva más, del “laicismo agresivo”).

Ante este panorama, piensa el Papa, es necesario reaccionar y luchar contra corriente, aunque seamos una minoría. Un mensaje que conecta muy bien con ciertas sociedades europeas y españolas dispuestas a lo que Alfredo Fierro calificaría como “recatolización de lo privado”.

Aunque este tema merecería una mayor reflexión, me pregunto si esta reiteración de las visitas papales a España encierran algún propósito oculto, alguna suerte de nueva “recatolización del mundo Occidental”, secularizado y descreído, a partir de las y los católicos españoles. Simulando al politólogo Julles Kepel en su clarividente libro La revancha de Dios (Alianza Editorial 2004), se trataría entonces de una nueva vuelta del “catolicismo de siempre”, o de la “revancha del dios de la cristiandad”. Lo que, frente al proyecto ilustrado, científico y tecnológico que ha ido desmitologizando todo el proceso religioso y separando pacientemente entre razón y creencia, nos llevaría a preguntar si no estaríamos caminando abiertamente hacia un neoconservadurismo peligrosamente asociado a los fundamentalismos ya existentes.

Me temo, en definitiva, que tampoco en esta tercera visita, desde el posible “mensaje recatolizador” del Papa, con la familia y la escuela como lugares centrales, vamos a poder superar esa tercera tentación del desierto, que el evangelio presenta como “de la ostentación y la espectacularidad desde la cumbre del monte”. Porque, desde este encumbrado lugar, va a resultar muy difícil, por no decir imposible, proclamar, como hizo Jesús en la humilde sinagoga de Nazaret, y es el mensaje central del cristiano, el evangelio o “buena noticia a los pobres”, el “año de gracia” que se necesita para devolver las apropiaciones indebidas, para perdonar las hipotecas que echan a la gente de la propia vivienda, para crear puestos de trabajo con salarios y pensiones justas, para compartir con todas y todos los que es de todos y de todas. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

Fuente Eclesalia

Gran Peña Cripta Despedida Víctor y Preparación Resistencia. Sábado 9 de Abril

Gran Peña Cripta Despedida Víctor y Preparación Resistencia

SÁBADO 9 DE ABRIL  22.30 Hs


ACTUAN

“ADRIANA CÉLIZ”

EXCELENTE VOZ y EXCELENTES TEMAS

LOS MINEROS

¡ Disfrutemos de lo nuestro!

UMANAO

Música y canto en ajustada interpretación

JORGE RECHE

¡ Para cerrar a todo baile !

“TOPAMIENTO DE COMADRES”

¡Escenificación del taller de Folklore!

 

Taller de baile para todos a cargo de “Pato” Mulhall”

 

Conduce: Jorge “Negro” Valdivia

ENTRADAS $ 20 – Beneficio para acciones de Nuestra Parroquia

 

BUFFET a cargo del Grupo Scout (Precios Módicos)

Laplace 5786 (a mts Mujer Urbana) – Colectivos línea N

 


Viernes 22 de Abril de 2011 – Celebración de la pasión y muerte de Jesús (ciclo “A”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Jn.18,1-19 y 42)

Descripción del apresamiento de Jesús, la interrogación del Sumo sacerdote y la bofetada del guardia, la negación de Pedro, el traslado al tribunal de Pilato, su conversación con él, el reconocimiento de su inocencia y la entrega para la crucifixión en el Gólgota, con la inscripción “rey de los judíos” el reclamo de éstos, las palabras de Jesús a Juan entregándole la custodia de su madre, las últimas palabras del moribundo y su posterior entierro en el sepulcro de un discípulo oculto y los guardias apostados a su lado.

Síntesis de la homilía

Hoy celebramos, no sólo conmemoramos el acontecimiento de la ejecución de Jesús Nazaret por una complicidad del poder imperial con el sacerdotal. La conmemoración que ha sido el centro de la insistencia en la importancia de la fecha, se ha vestido de dolor, de signos de luto y de tristeza, con una cantidad de prohibiciones, hasta de reírse en Viernes Santo- Todo esto ha quedado en el recuerdo, menospreciado por una cantidad de cristianos y no creyentes cercanos a la iglesia, con una especie de actitud prescindente de tantas exageraciones y detalles de crueldad inventados para resaltar el valor del sufrimiento y la sumisión.

Decimos que es celebración. Que conmemora la maldad de los hombres que entristece, pero celebra la generosidad de Jesús que, valientemente afronta el sufrimiento y la muerte, por la causa nobilísima de la liberación de la humanidad y la esperanza del nacimiento de un hombre y una humanidad nuevas. La deducción casi inmediata de estos ritos y gestos de dolor del Viernes Santo es y ha sido que a Dios le agrada el sufrimiento. Y que el sufrimiento de por sí es liberador. Lo cual contradice toda la actitud de Jesús que, en su camino no dejó de remediar o aliviar cualquier clase de sufrimiento. Caminaron los paralíticos, recuperaron la vista los ciegos, fueron curados los enfermos y perdonados los pecadores, alimentados los hambrientos, reintegrados los excluidos, dignificados los pobres, resucitados los muertos. Si el sufrimiento es el liberador ¿por qué no los dejó como estaban? Así se acumulaba, junto con su sufrimiento redentor, el de todos esos peregrinos del dolor. NO! Una y mil veces. Las palabras de Pablo que parecen exaltar el sufrimiento, no pueden interpretarse en ese sentido. “obedeció hasta la muerte y muerte de cruz, por eso Dios lo exaltó…” La obediencia no es simple y esclavizante actitud de un sometido. Es cumplimiento de la voluntad salvadora del Padre que le encomendó la misión de mostrar al mundo y a la historia que los valores humanos de relación y amor tienen que ser defendidos con todo arrojo, para no caer en el sufrimiento e ir transformando un mundo de injusticias y desigualdades en uno más conforme al amor del Padre. Si pudiéramos hablar de que Dios sufre, eso lo tendríamos que afirmar sólo cuando el hombre, los hombres sufren. Y en ese sentido Jesús carga con el mal de la humanidad y se empeña en una lucha sin cuartel que provoca e indigna a los malos que decretan su muerte. Jesús ha mostrado que sin prisa pero sin pausa el camino de la humanidad se tiene que ir haciendo con actitudes como la suya. La que nos sirve de garantía de que así se marcha hacia la resurrección querida por Dios.

 

Domingo 24 de Abril de 2011 – Pascua.- (ciclo “A”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: (Ju.20,1-9)

De madrugada, todavía oscuro Magdalena va al sepulcro. Ve la tapa de roca retirada. Corre hacia Simón Pedro y el discípulo que Jesús amaba y les dice: se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Entonces los dos se fueron al sepulcro. Llegó primero Juan. Se asomó y vio las vendas en el suelo pero no entró. Cuando llegó Pedro entraron y vieron las vendas y el sudario que estaba enrollado en lugar aparte. Juan vio y creyó. Todavía no había comprendido que Jesús resucitaría de entre los muertos.

 

Síntesis de la homilía

Pascua, Jesús, el hombre en quien Dios se manifestó para darnos su noticia, venció a la muerte. ¿sabemos lo que es la muerte? Fuera de la disolución corporal y el cese de todas nuestras manifestaciones sensoriales y espirituales, no nos podemos aventurar a afirmar nada sobre ella. ¿Resucitó Jesús como resucitaron el hijo de la viuda de Naím, el servidor de Jairo, o Lázaro, convocados por él a la vida según los relatos evangélicos? En esos casos hubo al parecer una especie de reencarnación (en el sentido de recuperar el cuerpo) para seguir viviendo hasta la próxima y definitiva muerte. De acuerdo entonces, a los relatos y a la concepción de los primeros testigos, la resurrección de Jesús tiene dos características que aquellas no tuvieron. Las apariencias del cuerpo de Jesús no fueron las de antes. No lo reconocían, sino en su mensaje. Y no volvía a la vida para morir después. Era una recuperación sin vuelta atrás. Además (esto en segundo lugar aunque quizás sea lo más importante) en Jesús los discípulos, y Pablo en especial, vieron el anticipo de la resurrección de todos los seres humanos. Hombre nuevo, semilla de una humanidad nueva. De esto se deduce con bastante facilidad que la figura, la energía, la conducta de Jesús quedaron injertadas en las historia humana.

Y de allí pasamos al concepto de una resurrección que no implica una recuperación del yo corporal a través del que manifestamos nuestros pensamientos y emociones, sino una realidad nueva, común, que se realiza en la presencia y comunicación de un Dios mezclado y comprometido con la humanidad a través de Jesús de Nazaret.

Hacia esa realidad marchamos. Pascua es el pasado para este presente y este presente para el futuro. Pascua es realidad comenzada en Jesús y prolongada por sus seguidores en marcha hacia la Pascua completa, abarcativa con su fuerza, de toda la historia, de todos los hombres con sus propias historias, envueltas y potenciadas por la presencia y el amor del Dios de Jesús de Nazaret.

Ésta es la perspectiva cristiana de la Pascua, que en muchos detalles coincide con las de otras grandes religiones cuando sus propias historias no se han contaminado con el poder, el dominio y el dinero. Infierno y cielo son imaginaciones moralizantes para lograr corrección de conductas o sumisión a intereses diversos.

Esa imagen de la Pascua futura con la justicia de Dios cumplida de distintos modos en cada persona y cada acontecimiento, no se distingue del amor que compensa con la colaboración de todos, las deficiencias parciales, en esa pascua futura.