Homilías Dominicales Domingo 29 de diciembre de 2013 – Festividad de la familia de Jesús. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (lc. 2,41-52) Los padres de Jesús iban cada año a Jerusalén para la fiesta de Pascua. Cando Jesús cumplió los doce años subieron a las fiestas como acostumbraban y cuando se volvieron el niño se quedó en Jerusalén. Ellos creyendo que iba en la caravana al terminar el primer día se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos y como no lo encontraban se volvieron a Jerusalén. A los tres días lo encontraron  en medio de los maestros del templo escuchándolos y haciéndoles preguntas. Al verlo se quedaron extrañados y su madre le dijo: Hijo porqué te has portado así con nosotros? Mira con qué angustia te hemos andado buscando tu padre y yo. ¿por qué me buscaban? No se daban cuenta que yo tenía que estar en la casa de mi padre?

Ellos no comprendieron todo lo que quería decir. Jesús bajó con ellos a Nazaret sometido a su autoridad. Su madre guardaba en el corazón estos recuerdos. Jesús iba creciendo no sólo en edad y estatura sino también en el aprecio de los hombres y el amor de Dios.

 

Síntesis de la homilía

Lucas pone a Jesús subiendo tan sólo dos veces a Jerusalén, la ciudad capital, Ésta es la primera.  La segunda será para su pasión. Es como si a ambas les quisiera sacar todo su contenido. “todo el jugo” como decimos nosotros. Ésta le sirve a Lucas como de presentacion del personaje: Cumpliendo la Ley, dócil a las enseñanzas de sus padres, interesado en aprovechar toda la información que podían darle los especialistas de la Ley a la que él había prometido fidelidad en la solemne ceremonia de Bar Mitzvá, con claridad de ideas sobre lo que era más importante en cada circunstancia, libertad para exponer sus criterios pero pronto a admitir el razonamiento de los mayores.

Hay que advertir que no suena muy bien la respuesta a la madre que manifiesta su angustia  por buscarlo. Sucede en varios pasajes evangélicos. Aunque no se puede decir que se trata de textos completamente auténticos, eso es explicable si tenemos en cuenta que el clima es de una cultura fuertemente patriarcal en que la mujer y la madre estaban muy lejos de tener la presencia en los afectos y delicadezas con que hoy la consideramos.

El detalle de Lucas que apunta que María guardaba estas cosas en el corazón y la angustia a que hace alusión como madre incluyen en el relato una dosis de ternura que  el Jesús pintado por los evangelistas parece no cultivar.

Tener en cuenta la vida familiar de Jesús es indispensable para compenetrarnos de la dimensión real  de su humanidad que tantas  veces se nos esfuma.

La liturgia católica ha elegido este domingo posterior a navidad como festividad de la sagrada familia y el relato que manejamos pertenece exclusivamente a Lucas. Y en verdad como familia formada alrededor del mesías es venerable y sagrada por la simplicidad y compromiso con que cada uno de sus miembros cumple con su misión junto a Jesús. Pero, ciertamente no se trata de un modelo  para cualquier familia. La maternidad virginal  presentada como superior a la biológica, la oscuridad de José sin presencia prácticamente en la vida de Jesús, la reducción a un solo hijo como virtud,,,son elementos desencajados de una vida familiar auténtica y deseable.

La actitud a cultivar entonces en esta festividad no es tanto la entronización de la familia de jesús como la familia ideal, sino el agradecimiento al Padre Dios por haber confiado a una familia y a un hijo de mujer la misión de iluminar para la humanidad el camino de la felicidad. Lo cual aumentan nuestro gozo y responsabilidad de formar y vivir en familia utilizando todas sus riquezas espirituales para construir nuestra realización personal y social.

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