Homilías Dominicales. Domingo 17 de Julio – 16 del año litúrgico (ciclo “C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema(Lc.10, 38-42)

Jesús entró en un pueblo y una mujer llamada marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras. Marta que estaba muy ocupada en los quehaceres de  la casa, dijo a Jesús “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en este trabajo? Díle que me ayude,- El Señor le respondió: Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas y, sin embargo son pocas las necesarias, o más bien una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.

 

Síntesis de la homilía

Desde luego que ante una visita de la categoría de Jesús la mejor atención era la de conversar y concentrar su atención en la persona y el objeto de la visita. Es lo que hace María. Para Marta lo que constituye la mayor prueba de afecto es la calidad del almuerzo que se sirva al huésped. Es la dificultad que plantea a Jesús, pidiendo que María atienda alguna de sus necesidades para preparar los diversos platos del agasajo.

De este episodio se ha sacado la conclusión de la superioridad de la vida contemplativa sobre la activa. En realidad en los mandatos de Jesús hay una cantidad de recomendaciones de la acción y muy pocas insistiendo en la contemplación y el retiro.

Casi podríamos afirmar que, además de un clima bastante  pesimista sobre las preocupaciones humanas, reinante en las primeras comunidades cristianas, en el que fundamentó la inclinación de retirarse al desierto y la idealización del monacato como lo mejor para el cristiano, este pasaje interpretado en aquel sentido, tuvo mucha importancia en el establecimiento institucionalizado de la vida religiosa.

Es innegable que hoy vivimos otro clima. Si se admite la vida religiosa o monacal no es admisible para muchos y casi diríamos para el sentido común consciente de la realidad, que grupos importantes de personas abandonen sus responsabilidades  para mejorar la vida de la sociedad humana en nombre del cristianismo. Muchas veces se escucha la objeción de que las religiosas encerradas en sus clausura no intervengan en acciones beneficiosas en el orden de la salud, del remedio de la pobreza, de la educación u otras manifiestas carencias sociales.

La postura que en un tiempo se calificó y condenó como “activismo” pretendía descartar la importancia de la acción humana comprometiendo la vida en el mejoramiento de la sociedad,

Como ahora entra en sospecha y a veces rechazo la adopción de posturas e iniciativas que tienden en nombre de lo cristiano a emitir opiniones, realizar opciones o intervenir en emprendimientos que favorezcan la vigencia de la justicia y el equilibrio en las relaciones humanas, no sólo en el orden interpersonal sino en el entramado de la organización social.

La actividad que compromete las capacidades físicas e intelectuales de los seres humanos, necesita fundarse en motivos, buscados y profundizados constantemente y esa “contemplación” que es racionalización y asimilación afectiva, resulta indispensable para la eficacia en orden al mejoramiento pretendido. Pero de ninguna manera se puede sostener la posición alienante, y pretendidamente religiosa de que hay que dedicarse a la oración contemplativa para que Dios con su intervención arregle las cosas y solucione los problemas que nos afligen.

Confiar en Dios no debe traducirse como dejar espacio con nuestra inactividad para que dios lo realice sino poner todo lo que tenemos como su don para nosotros, para emprender  lo que necesitamos para nuestra realización individual y social.

El diálogo de Marta con Jesús, además de la conversación  de María (cuyo contenido no se revela)tiene un sentido profundamente realista, humano y femenino: La valoración de las tareas de la casa, las tareas domésticas que, por ser habituales y hasta rutinarias no son consideradas habitualmente como indispensable para el sostenimiento de la salud y la actividad de los integrantes de una familia. Y es notable que Jesús hable de la suficiencia de un solo plato, ante la diversidad de manjares que pareciera estar preparando Marta, como una especie de respe to para la pobreza que en muchas oportunidades tiene que resignarse a una alimentación insuficiente.

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