La respuesta del presidente Obama a las críticas que se oponen a su plan reinsistir en el aumento del impuesto a los más ricos, como medio para disminuir la intensidad de la crisis, me parece digna de comentario. Acusado de querer introducir la lucha de clases, método netamente marxista que produce impacto nauseabundo en el electorado norteamericano, la respuesta es ingeniosa: No se trata de lucha de clases. Se trata simplemente de Matemáticas.
Y lo destaco porque hay cierta similitud con lo que nos pasa. Ya se ha hecho muy frecuente entre nosotros una objeción que tiende a rechazar e incluso ridiculizar las distintas decisiones oficiales para mejorar la distribución de ingresos, acudiendo a diversos planes para restablecer la equidad o remediar las carencias o dificultades de acceso por parte de los más pobres a un trabajo y una vida digna.
Hacer estadísticas en base a números supone una honestidad “matemática” que pocos valoran. Las instituciones privadas y las nacionales se entrecruzan en contradicciones consigo mismas y enfrentamiento con las demás.
Añadido a eso, los números se olvidan. Por eso acudo a las razones que se oponen a una cantidad de argumentaciones de uso corriente con las que se produce una discriminación hiriente y una patente injusticia y desvalorización de los pobres.
Una actitud que hipócritamente se disfraza muchas veces de compasión y hasta de ayudas ocasionales y abundantemente publicitadas.
Después de las afirmaciones de un competidor resentido por sus porcentajes en las elecciones primarias, explicando el por qué del 50 por ciento: Es que los argentinos son perezosos y vagos y por eso votan a quienes les dan dinero sin trabajar, muchos han vuelto a argumentar lo que el Gral. Videla afirmó desenfadadamente, durante una visita oficial a Uruguay en 1977 junto al presidente Méndez: “En Argentina el que no trabaja es porque no quiere”
1)La desocupación (o el “paro” en Europa) no es un problema nacional solamente, sino mundial, característico y esencial en el sistema capitalista. Entonces hay que saber que muchos no trabajan porque realmente no “hay trabajo”. No porque sean perezosos y vagos. Y no hay que desconocer la explotación, el trabajo ilegal y las amenazas, que permanecen impunes.
2)La razón de ser fundamental del estado es proveer a la dignidad elemental de todos los ciudadanos en los asuntos de educación, salud, vivienda y alimentación.
Cumple esta función fomentando el establecimiento de empresas oficiales
3)Las empresas en loby, es decir asociadas en forma corporativa, constituyen un bunker prácticamente inexpugnable , enfrentando las leyes establecidas. Tenemos el cruel ejemplo de tantos peones cerealeros eclavizados. Aquí¡en nuestro Campo!
5)Por lo general esas grandes corporaciones, con apoyo de los medios de difusión a los que aportan, suelen adoptar la táctica de culpar al estado por no cumplir con su misión de distribución equitativa, debido a que roba el dinero de los contribuyentes. Así se convierten en víctimas siendo victimarios.
6)No queda entonces otro camino para el Estado, que los subsidios para situaciones de desempleo, o deficiencias en salud, educación y vivienda, que son derechos inalienables de todo ciudadano y de todo ser humano. Sólo así se puede llegar a la condición de igualdad de oportunidades para todos, sin lo cual no hay solución que valga,
7)A quienes, con suficiencia orgullosa, afirman que son los verdaderos artífices del progreso de una nación porque han llegado a la posesión de ingentes capitales en base al trabajo y utilización de su capacidad administrativa, explotando a los menos dotados, inmigrantes, menores de edad y capaces de ejercer oficios considerados denigrantes, no hay más que ponerlos frente a la crisis actual, fruto de la globalización económica junto con la desvalorización de la vida y la dignidad humanas.
No es cuestión entonces ni de lucha de clases, ni de matemáticas, sino de respeto y consideración a la dignidad de cada ser humano.