Homilías Dominicales. Domingo 27 de julio de 2014 – 17 durante el año litúrgico (ciclo”A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: (Mt 13, 44,46)

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

-«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.   El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

Síntesis de la homilía

En los cuentos orientales es frecuente encontrar relatos de tesoros escondidos. Hoy es muy raro que suceda. Los tesoros se esconden en las cajas de seguridad de los bancos.

Los valores del reino de los cielos sí son hoy, tesoro escondido. Escondido por los antivalores del egoísmo capitalista que ha borrado el valor de la verdad buscada y defendida, de la sinceridad como respeto a la apertura del otro, de la amistad brindada y recibida como obsequio gratificante, de la solidaridad igualizante en las necesarias e inevitables diferencias, de la generosidad como ofrenda y la gratitud como respuesta, de la confianza en el otro…

Y no son muchos los que se preocupan seriamente por escarbar la tierra y la basura para encontrar esos valores, y construir con ellos la alegría de su vida y la de los demás.

El enajenar todo los que un sistema individualista en que el máximo objetivo es la concentración del dinero para acceder al consumismo desenfrenado, es la actitud necesaria para encontrar aquel tesoro que poco a poco se va perdiendo y permanece cada vez más sepultado y escondido. Así el valor de la convivencia humana que es el germen de la felicidad social es remplazado por las rivalidades y enfrentamientos con una dosis de crueldad y exclusión que supera toda racionalidad.

Este es el mensaje de la primera parábola de este trozo de Mateo

La segunda tiene una particularidad. El que descubre una perla finísima es un coleccionista de piedra finas. Aquí el encontrarse con la sorpresa de una piedra excepcionalmente valiosa es un premio a la constancia de su búsqueda.

Y esto es aplicable a nuestra vida de todos los días. Nos desanimamos muchas veces porque las cosas no van del todo tan bien como quisiéramos. Porque aún en el orden de lo espiritual de las relaciones humanas que constituyen el entramado fundamental para conquistar o mantener felicidad, hacemos esfuerzos y proyectos que no parecen tener resultados. Una frase del escritor uruguayo Galeano afirma que el horizonte aunque nunca se alcanza es apto para que sigamos aceptando el desafío de caminar hacia él como los ideales y las utopías Y ésta es la grandeza de la disposición de búsqueda constante aunque muchos pasos resulten ineficaces o insuficientes. Si buscamos perlas preciosas, valores profundamente humanos, encontrando y viviendo primero los a nuestro alcance encontraremos también la más hermosa de las piedras que es la integración en el reino del Dios autor de todo.

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