Homilías Dominicales. Domingo 31 de agosto de 2014 – 22 durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.16,21-27)

Jesús comenzó a manifestar claramente que tenía que ir a Jerusalén, padecer a manos de los ancianos, sumos sacerdotes y letrados para ser ejecutado y resucitar al tercer día. Entonces Pedro lo tomó aparte y comenzó a reprocharle “Dios libre y guarde Señor! Eso no te puede suceder a ti!” Jesús volviéndose dijo a Pedro:”Quítate de mi vista, Satanás! Eres un peligro para mí porque tus ideas no son las de Dios, sino del espíritu del mundo. Dijo entonces a sus discípulos: el que quiera venirse conmigo tiene que renegar de su egoísmo y cargar con su cruz y entonces recién seguirme.

Porque si uno pretende sólo salvar su vida, la perderá y en cambio si llega a perderla por mí, la encontrará. Y luego, díganme:¿ de qué le vale a uno ganar el mundo entero si le falta la vida? ¿qué podrá ofrecer para recobrarla?

Además, este hombre que está con ustedes va a venir entre los enviados del Padre y entonces retribuirá a cada uno de acuerdo a sus acciones.

 

Síntesis de la homilía

Las cosas han cambiado. Jesús ha caído en la cuenta de su equivocada interpretación de la eufórica exclamación de Pedro. Lo constata cuando intenta preparar a sus seguidores para las horas difíciles que se avecinan. Pedro no acepta que haya que sufrir y morir para resucitar, para recuperar el sentido de la verdadera vida que no es tan sólo dimensión individual y física sino la espiritual, social y comunitaria. Satanás es bíblicamente el tentador. Y así califica Jesús a Pedro. Y para que los demás no se contagien con esta visión, los instruye a todos sobre el modo de continuar su seguimiento. No hacer caso al egoísmo que siempre estará agazapado en un rincón para convertirse oportunamente en el sentido de la vida y el accionar. Cargar con su cruz. No se trata de aceptar de buen grado los sacrificios y contrariedades que a cada uno le traen las diversas circunstancias de la vida, sino estar preparado para no ceder ni ante las seducciones ni ante persecuciones con que los enemigos del reino siembren sus caminos. Este es el seguimiento que importará no detenerse ni ante las amenazas contra su vida, porque ese acto de debilidad les quitará el sentido de la vida que mantendrán bien alto si llegan a arriesgarlo todo, como él mismo lo hará para vivir y propagar el mensaje del reino.

El párrafo final es consecuente con la visión escatológica (de consumación de los tiempos) que a través de la Biblia aparece con frecuencia para alimentar con fortaleza la lucha y la esperanza de los seguidores comprometidos. (hoy les llamaríamos “militantes”)

No es fácil establecer esta conducta y modo de proceder indicados por Jesús a sus seguidores en nuestras circunstancias concretas. Muchos se han inclinado por rechazar, con sentido de renuncia de sí mismos a vivir las alegrías de la vida proporcionados por la obra de Dios a nuestra disponibilidad, por el cultivo de los dones naturales que poseemos, por los afectos que dispensamos y nos rodean sembrando felicidad, por los momentos de intensas experiencias del amor. Otros, en cambio, dejan de lado toda posición de austeridad, buscando como única actitud razonable gozar de todo, con avidez individual, despreocupándose absolutamente de los demás y de lo que pasa a su alrededor. “la vida es una sola y hay que gozarla con todo” y sosteniendo que por salvar la vida no importa perder la propia dignidad, traicionar la amistad, aparenta hipócritamente, o esta siempre dispuestos para seguir al mejor postor de acuerdo a sus conveniencias.

En el término medio o central se sitúa el proyecto de Jesús atendiendo al amoroso proyecto del creador u origen de todo, sobre su creación y la humanidad entera.

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