Homilías Dominicales. Domingo 24 de enero de 2016 – 3ero durante el año (ciclo “C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lucas 1,1-4 y 4,14-21)

Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, tal como nos fueron trasmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo ,testigos oculares y servidores de la Palabra. Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo, desde los orígenes, también yo he decidido escribir para ti querido Teófilo, un relato ordenado a fin de que conozcas bien a solidez  de las enseñanzas que has recibido.

En aquellos días Jesús volvió a Galilea conducido por el Espíritu y su fama se extendía por toda la región. Enseñaba en las Sinagogas y todos los alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado. El sábado entró, como de costumbre en la Sinagoga y se levantó para hacer la lectura.  Le trajeron el Libro del profeta Isaías.

Abriéndolo  encontró el pasaje donde dice: El espíritu del Señor está sobre mí porque me ha consagrado por la unción. El me envió  a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar  a los cautivos la  liberación y la vista a los ciegos, a dar  libertad a los oprimidos y proclamar el año de la gracia del Señor.  Jesús cerró el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la Sinagoga  tenían los ojos  fijos en él. Entonces le dijo: Este pasaje de la Escritura que acaban de oir, se ha cumplido hoy.

 

Síntesis de la homilía

En el comienzo de su escrito, Lucas explica su propósito de hacer un nuevo ordenamiento de relatos ya existentes para brindar argumentos de seguridad a un amigo que representa con su nombre (Teófilo) a todos los que aman a Dios. Esto responde a su formación científica preocupada por una presentación racional del mensaje recibido de los primeros testigos. Es interesante esta conducta para quienes aceptamos la vocación de profesar y trasmitir el mensaje cristiano. Hacerlo con la utilización de los instrumentos racionales y de experiencia , que los tiempos van sugiriendo para que pueda aceptarse como un mensaje vivencial, útil para darle sentido a la vida e historia cotidianas, es el propósito de Lucas.

Precisamente Jesús, en el relato presente, va a su ciudad  Nazaret. La tradición está allí asentada con firmeza y es muy difícil vencer la resistencia a todo cambio. Jesús, cumpliendo con la tradición de leer el pasaje de la Escritura que le ofrecen, aprovecha la oportunidad para introducir dos novedades importantísimas y con vigencia permanente, es decir no sólo para entonces sino también para hoy.

La expectativa de la gente de que haga un comentario extenso del pasaje tan fuerte de Isaías, se ve defraudado por una breve frase.” Lo que Uds. escucharon se acaba de cumplir”. ¡cuánto para pensar,  con esta brevísima homilía!   Lo primero es la gran novedad de que la Escritura es útil si somos capaces de trasladar su mensaje y enseñanzas a la realidad de cada día. Descubrir cómo se cumple o tenemos que cumplirla¡ hoy!    Nada de lo que anuncia Isaías es importante si no nos compromete a realizarlo o al menos intentarlo, hoy!

Y lo segundo , no está dicho expresamente, sino que se dirige a llamar la atención de los que están ya acostumbrados a la lectura de Isaías. Jesús suprime un párrafo que se refiere a “un día de venganza para nuestro Dios” que alude a la destrucción de los enemigos. Y elige sólo lo que se  refiere  a todo lo que es gracia, liberación, y privilegios para todos los sufrientes personal  y socialmente.

Esta visión positiva del cumplimiento de la alianza de Dios con el pueblo es novedad y Jesús, en ese ambiente que resultaba hostil por la pertinacia conservadora de la tradición, la manifiesta simplemente con la omisión de un versículo del gran profeta Isaías.  La fidelidad a la Escritura no consiste en respetar la letra sino en hacerla eficaz en la realidad que vivimos para mejorarla

 

 

 

Homilías Dominicales. Domingo 17 de enero de 2016 – 2do durante el año (ciclo”C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Juan 2,1-12)

Se realizaba por esos días una fiesta de bodas en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí. Y fue invitado también Jesús  con sus discípulos. Y en la mitad de la fiesta se les acabó el vino y la madre de Jesús vino a decirle:  Se les acabó el vino. Jesús le respondió: Mujer! Nosotros no tenemos nada que ver. No es mi tiempo.

Pero ella dijo a los servidores:” hagan lo que él les indique”   había allí cerca seis tinjas de piedra de las que usan los judíos para sus purificaciones, capaz cada una, de unos cien litros. Dij Jesús: Llénenlas de agua. Y lo hicieron así. Lleven ahora al encargado del banquete para que pruebe. Y le llevaron. Y le llevaron.  Cuando éste probó el agua cambiada en vino sin saber d brindada por el gesto de jesúse dónde provenía, llamó urgente al novio y le dijo: Amigo, en los banquetes ,siempre se sirve el mejor vino al comienzo y el de calidad inferior se trae recién cuando todos están bebidos. Pero tú has traido el mejor vino para este momento. Éste fue el primer signo que hizo Jesús y lo hizo en Galilea en una fiesta de bodas y así manifestó el sentido de su acción y sus discípulos aumentaron su confianza en él.

 

Síntesis de la homilía

La narración de Juan ha sido motivo de las más variadas interpretaciones, sin excluir las humorísticas a propósito de la gran cantidad de vino brindada a los comensales, y la facilidad para obtener ese elemento integrante de la felicidad de la fiesta. La traducción indica en primer lugar una particularidad.  Juan señala el hecho como el primer SIGNO realizado por Jesús con el que mostró el sentido de su misión y provocó la confianza y adhesión de sus discípulos. Es notable lo de SIGNO, porque, normalmente, hechos como éste se califican como milagros, cediendo a esa tendencia muy natural hacia lo mágico, que es un efecto extraordinario logrado por una acción detrás de la que se supone un poder sobrenatural como el divino. Nuca hay que perder de vista que los escritos evangélicos recurren con frecuencia a signos distintos de las palabras para expresar sus ideas o mensajes. Un relato más que un hecho histórico es un signo que lleva un mensaje mucho más importante que el hecho narrado.

La utilización “apologética” de esos relatos trajo la consecuencia de considerarlos antes cosas admirables, maravillosas o milagros…antes que mensajes.

Hay otra particularidad de Juan que afirma que se trata del primer signo realizado por Jesús. Los sinópticos, consignan como primer signo o milagro, hechos distintos: Mateo y Marcos la curación de un leproso y Lucas la calma de una tempestad en el mar. Porque Juan no atiende al ordenamiento  cronológico, sino al de importancia o “jerárquico” de cada uno de los exclusivamente siete signos,  de que da cuenta en su escrito evangélico. Y ¿por qué esta jerarquía para un signo consistente en un gesto tan natural, como remediar la falta de un elemento no indispensable sino  para mantener la alegría de una fiesta? Hay dos motivos principales. El primero: que la visión bíblica de la consumación del reinado de Dios es un banquete a que todos son convocados. Así, el primer anuncio del reino se brinda en la forma de un banquete de bodas. El segundo: que el mandamiento del amor, el mandamiento nuevo del  reino, tiene una realización plena en el amor humano, el de pareja y hogar y, a pesar de la liviandad con que muchas veces se toma, es la expresión más integral y natural de ese amor engendrador también de relaciones gratificantes de afectos y felicidad.

Vivimos muy naturalmente la expresión espontánea de esos afectos. Pero a veces, olvidando que el amor es acto de generosidad, equivocamos su sentido y se acaba el vino gratificante de las relaciones afectivas, y, envolviéndonos en egoísmos, desnaturalizamos ese regalo que es la capacidad de amar, reduciéndola a nosotros mismos, sin  ninguna proyección comunitaria y social.

Homilías Dominicales. Domingo 29 de noviembre de 2015 – Primero de adviento (ciclo”C”). Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: Lucas 21,25-28

Decía Jesús a sus discípulos: habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. Y en la tierra los pueblos serán presa de la angustia y no sabrán a donde ir ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán .Entonces se verá al hijo del hombre venir sobre una nube lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto tengan ánimo y levanten sus cabezas porque está por llegarles a liberación. Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no los tome por sorpresa como una trampa porque así vendrá sobre todos los hombres en toda la tierra.   Estén prevenidos y oren incesantemente para quedar a salvo de lo que va a ocurrir. Así podrán comparecer  ante el hijo del hombre.

 

Síntesis de la homilía

La destrucción de Jerusalén acontecida durante el año 70, por las tropas romanas enviadas por el emperador Tito fue un acontecimiento profundamente impactante para los judíos y el mundo conocido.  Esto no pudo dejar de impresionar muy intensamente a los discípulos de Jesús aunque de alguna manera habían sido preparados por el Maestro, para vivirlo.

Hay que añadir que para el pueblo judío la destrucción de su ciudad santa en la que estaban llamados  a concentrarse “todos los pueblos de a tierra” era un equivalente a un final del mundo. Los escritores de os evangelios, todos ellos testigos de la destrucción del templo y la ciudad como venganza de Roma frente a la indomable rebeldía judía.

No es de extrañar que los evangelistas que vivieron ese acontecimiento lo describieran con tanta exactitud y lo asociaran al anuncio de Jesús referido a la consumación del reinado de Dios frente a la caducidad de los reinos de la tierra. Este es el centro de las palabras que pone Lucas en labios de Jesús cuya seguridad sobre ese final apocalíptico con acontecimientos aterrorizantes, no es absoluta ya que confiesa paladinamente que nadie conoce el cuándo y el cómo, es sólo una descripción ligada a la cantidad que fenómenos engendradores de terror que se acumulan en la historia de la humanidad

Sí está claro, el mensaje que se quiere trasmitir: 1ro):Sepan que llega la liberación. Es decir que, suceda lo que suceda, aunque todo parezca  encaminarse a la destrucción el reinado de Dios se está gestando y llegará a su culminación.

2do) esta seguridad no ha de influir en dejar de vivir vigilantes para aprovechar cualquier oportunidad en que nosotros podamos ser activos constructores de esa liberación que no será irrupción repentina, sino que, como todos los procesos históricos se irá gestando paso a paso.

La curiosidad vence muchas veces como inquietud de averiguación del futuro, la responsabilidad de vivir el presente. Y es esto a lo que estamos abocados. A vivir el presente. A encontrarle y darle sentido al compromiso de vida en medio de todas las variantes e incertidumbres que necesariamente entrecruzan nuestras historias personales y sociales.

Entramos así en el clima del adviento, una evocación de la espera del nacimiento de Jesús, el Dios humanizado que encendió para la humanidad, de modo definitivo, la antorcha del optimismo y la esperanza

 

 

 

Homilías Dominicales. Domingo 22 de noviembre de 2015  – Festividad de Cristo Rey universal ciclo “B”. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema Juan 18,33  a  37   

Dijo Pilato a Jesús que había sido llevado a su presencia ¿Tu eres el rey de los judíos? Jesús respondió ¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?

Respondió Pilato ¿Acaso yo  soy judío?  Tus compatriotas y los sumos sacerdote te han puesto en mis manos, ¿qué es lo que has hecho?  Jesús respondió:  Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis partidarios hubieran combatido para que yo no fuese entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Pilato dijo ¿Entonces tú eres rey? Jesús contestó :Tienes razón: soy rey

Para eso he nacido y he venido al mundo,: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz.

 

Síntesis de la homilía

La inquisitoria de Pilato no está descaminada. Su compromiso con las autoridades judías que le han traído un reo contra el Imperio, le exige una condena que ellos no tienen autoridad para llevar a cabo. La primera pregunta, sin vueltas, indaga sobre  lo que Jesús cree de sí mismo.

Así podrá averiguar si es un fantasioso megalómano o si es un líder peligroso..La respuesta de Jesús es una pregunta muy molesta. ¿eso es tuyo o te lo hacen decir? No hay cosa más molesta para quienes viven subordinados que les hagan ver su falta de personalidad. Por eso Pilato entra de lleno en la discriminación. Yo no soy judío y son precisamente los  judías los que te han entregado. Entonces, recién acepta Jesús responder al interrogante inicial “Mi reino no es de este mundo” la negativa es absolutamente tranquilizante.  No lo es sin embargo para todos los que a través de los tiempos, desde la Iglesia pretendieron ejercer un reinado temporal recurriendo a todas las características de un dominio de esta índole, incluso a las invasiones, arrasamiento de culturas y actuación de ejércitos perfectamente pertrechadoa y adiestrados.

En realidad, el enunciado de la festividad de hoy, no suena bien a los oídos de quienes tenemos conciencia de todo lo que ha significado históricamente  la extensión de ese reinado universal, a las conquistas geográficas, culturales y económicas llevadas a cabo por la Iglesia empoderada y rival de los reyes temporales.

El crecimiento experiencial y también intelectual y sociológico de la importancia que tienen los valores humanos de la comunicación, y el respeto a los derechos fundamentales de cada uno  basados  en su libertad y dignidad personal, ha traído consecuencias en los criterios de la Iglesia oficial que ha sido de alguna manera “evangelizada”(recepción de la buena noticia) con respecto a los derechos humanos y el respeto inviolable a los mismos..

Y podemos interpretar de manera más adecuada el pasaje de Juan, sosteniendo absolutamente la negativa en el orden de los intereses temporales, en la cumbre de los cuales (con el sistema capitalista que nos envuelve), está colocado el dinero, y afirmando la responsabilidad  del reinado de Jesús en la aceptación del servicio a la verdad que trae consigo la defensa y práctica de la justicia que debe constituir la originalidad de la Iglesia querida por Jesús, y luchadora por la instauración del reinado del Padre que es  el reinado paulatino y progresivo del amor en las relaciones humanas.

Admitida plenamente por la Iglesia oficial la congregación religiosa de los Legionarios de Cristo, que se basa claramente en el sentido de un reinado temporal es un indicio de la permanencia de este concepto que les costó tanto abandonar a los discípulos de Jesús..

La confusión entre el compromiso con la adquisición o mantenimient o del poder temporal, aunque muchas veces se lo considere un medio lícito para llegar a la trasmisión de mensaje cristiano, ha sido motivo de dolorosos enfrentamientos por ambiciones de poder y muchos hechos incompatibles con el mensaje verdaderamente cristiano, como las guerras religiosas que han desfigurado el reinado querido por Jesús.

La festividad de Cristo rey sólo puede vivirse bajo el el lema absolutamente claro de Jesús “el que quiera ser el mayor debe ser el más pequeño y servidor de todos”.

 

 

 

Homilías Dominicales. Domingo 25 de octubre de 2015  – 30 durante el año litúrgico (ciclo “B”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mc. 10, 46-52)

Salía Jesús de Jericó seguido de mucha gente. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (que significa hijo de Timeo) al oír que Jesús pasaba se puso a gritar:

Jesús, hijo de David, ten piedad de mí.  La gente quería hacerlo callar pero él gritaba más fuerte. ¡Hijo de David, ten piedad de mí!  Jesús se detuvo y dijo “Llámenlo” Entonces llamaron al ciego y le dijeron. Ánimo, levántate, él te llama:  El ciego arrojando el manto se pudo de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: ¿qué quieres que haga por ti? El respondió: maestro, que me devuelva la vista, Jesús le dijo : Véte, tu fe te ha salvado. Enseguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

 

Síntesis de la homilía

Mateo en el relato paralelo habla de dos ciegos a la salida de Jericó. Lucas, con Marcos hablan de uno solo y éste le da nombre Bartimeo. El objetivo de este relato compartido por los tres, es hacer notar la necesidad de curar la ceguera interior para sumarse a los seguidores del reino, el camino de Jesús. Por eso es importante fijarse en los detalles

Jesús pasa por el camino. Muchas veces escuchamos que Dios da la fe a unos y no a otros.

Además de ser inexacta se trata de una afirmación peligrosa. Tratándose de una cosa tan importante como para comunicar un sentido a la vida del ser humano, ¿Por qué había Dios de negarla a unos y concederla a otros? Jesús se ha hecho uno de nosotros con palabras, sentimientos, pensamientos y decisiones humanas. Sufriendo y gozando con nosotros. El está pasando constantemente por nuestros caminos. Las búsquedas honestas y serias del sentido del hombre y de su historia en la tierra, aún de los sentados a la orilla de los caminos. cargando con una cantidad de dificultades y sin que el desaliento les permita moverse y caminar como los demás, no quedan en el vacío. Jesús está pasando. Muchas veces es cierto, hace falta que la gente ayude a notar ese paso.  Que el bullicio de la esperanza de los demás llame a la propia puerta y nos aliente a levantarnos y a dar un salto como el ciego, un salto de confianza renovada en sí mismo y en los demás. A eso llama Jesús la fe que salva, la fe que no es un don de Dios sino un don que viene de nuestra misma naturaleza y la comunicación con el mundo y los hombres.

De esa fe  forma parte la actitud de búsqueda que está enraizada en nuestra propia naturaleza y que muchas veces con suficiencia de no necesitar ya más crecimiento en ningún orden, dejamos de lado instalándonos definitivamente en una postura que convertimos en definitiva frente al sentido del mundo y la historia, cuando en realidad ambos con su dinamicidad no están siempre desafiando para hacernos crecer y a la vez contribuir al crecimiento y a la felicidad de muchos..

Y aquí vale la pena especificar el sentido de la fe de que habla Jesús. Porque es fácil apenas se escucha o se lee ese minúsculo vocablo “fe” entre los católicos, identificarlo ó con la obligación de aceptar afirmaciones inaceptables por desfigurantes de la realidad, la creación o de un clima místico que  convence de que la aceptación de ciertas propuestas y promesas es garantía  de acierto y felicidad. Todo como si una creencia que a veces se convierte en fanatismo, agotara el contenido de la propuesta cristiana. La fe en muchos pasajes evangélicos, no es seguridad sino búsqueda, no es quietud sino movimiento, no es descanso sino camino, no es soledad sino relación y comunicación. Creo que un concepto que la define con cierta cercanía es el de búsqueda permanente y esperanzada. No en la seguridad de haber llegado sino en el esfuerzo de seguir caminando, aunque esto parezca más riesgoso.

Por ese motivo si tratamos de medir nuestra fe o la de los demás, generalmente la constatación de que dudamos o seguimos con preguntas sin resolver nos desalienta, cuando lo que debiera inquietarnos es un estacionamiento en las seguridades que no constituyanterreno propicio para continuar en la búsqueda.Creo que es también fruto de esta actitud que entre lo que pensaba hasta la recuperación de la vista que ése era el objetivo final y su felicidad, se convierte en alistarse para seguir el “camino”.

 

Homilías Dominicales. Domingo 18 de octubre de 2015  – 29 durante el año litúrgico (ciclo “B”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema ( Mc.10,35-45)

Santiago y Juan los hijos de Zebedeo se acercaron a Jesús y le dijeron:

Maestro queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir. El les respondió ¿qué quieren?

Ellos le dijeron : Queremos sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria. Jesús les dijo : Ustedes no saben lo que está pidiendo.. Podrá uds, beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?  Podemos, respondieron ellos. Entonces Jesús agregó: beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el bautismo que yo recibiré. Pero no me toca a mí concederles que se sienten a mi derecha o izquierda porque esos puestos ya han sido. destinados. Los otros diez que habían escuchado a Santiago y Juan, se indignaron contra ellos pero Jesús los llamo y les dijo.  Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Pero entre ustedes no debe suceder así: Al contrario, el que quiera ser grande, que haga servidor de los otros y el que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos. Porque este mismo hijo de hombre no vino a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por la multitud.

 

Síntesis de la homilía

la confianza del parentesco de los hijos de Zebedeo con Jesús (primos hermanos), los anima a este pedido que parece un atrevimiento. Venciendo cualquier sentimiento de vergüenza por su ambición y aún  la reacción previsible de los demás,  que ya habían discutido con ellos sobre la superioridad de cada uno sobre los otros, los dos se dan   coraje y hacen el pedido a Jesús.

Algo para notar, es que Mateo en el lugar paralelo de su relato (cap.20) pone a la madre de Santiago y Juan encargándose de la atrevida petición a Jesús. ¿Por qué este cambio de Mateo?   Porque este evangelista tiene mucha preocupación por la Iglesia, la comunidad integrada por elegidos por Jesús que ya está en marcha cuando él escribe, y cuida en su relato que ninguno  quede demasiado desacreditado. Marcos, el primero de los narradores,  no tiene esta preocupación. Mateo atribuye la ambición a la madre de los dos discípulos como una cosa natural en ella, no la ambición de poder sino el querer lo mejor para sus hijos.

De todos modos, ante ese pedido, que parece olvidar lo que Jesús les venía diciendo acerca de que llegando a Jerusalén sería apresado y torturado, aunque resucitaría al tercer día,  ellos no tienen inconveniente en aceptar el desafío a que Jesús los enfrenta “Sí podemos”.

La ambicion de poder les contagia valentía y coraje, alentados por la seguridad del triunfo.

No está demás preguntarse si el mismo Jesús, convencido del clima escriturístico sobre todo en Isaías, que presentaba al mesías como sufriente hasta la muerte, compensada por un triunfo inmediato, no esperaba también lo mismo, ya  que afirma como absolutamente previsto  el destino asignado para cada  uno.

Lo que se quiere destacar, sin embargo, está muy claro. Apareció primero la dificultad expresada por Pedro ante el anuncio de la pasión  y la reprensión de Jesús. Luego el descubrimiento sorpresivo de que los ricos difícilmente entraran en el reino, y ahora, finalmente, la ambición de poder, que como germen de división, Jesús debe enfrentar con toda drasticidad.

No es suficiente un entusiasmo momentáneo y un aprecio de las ventajas del seguimiento de Jesús sino que es necesaria una actitud de convencimiento y compromiso que no es fácil aceptar, cuando el camino está obstaculizado por las ofertas  tentadoras del éxito, el dinero y el poder.

Y es toda la Iglesia, toda la comunidad apostólica la que, ayer y hoy, ha de tomar posición frente a estas opciones que siguen apareciendo como ideales pero, a la vez. como imposibles de lograr a través de las  circunstancias que esa Iglesia atraviesa, andando la  historia.

Ciertamente, para los discípulos fue crucial, después de la muerte de Jesús, afrontar las persecuciones con los sufrimientos adheridos, el rechazo de los poderosos en dominio y en dinero, y finalmente (quizás como la  mayor dificultad) el encanto del poder dominador que tantas veces desfiguró y hasta prostituyó el mensaje de Jesús y las consignas del reino.

No podemos juzgar sin mirarnos y juzgarnos a nosotros mismos, tomando conciencia de la permanencia de esa lucha que se presenta en cada recodo del camino y tiene siempre que ver con una victoria sobre el propio egoísmo, para fortalecer la resistencia al egoísmo de un sistema institucionalizado hasta la absolutizacion.

.

Homilías Dominicales. Domingo 11 de octubre de 2015  – 28 durante el año litúrgico  “Ciclo “B” Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mc.10,17-30)

Cuando Jesús se puso en camino un hombre corrió hacia él y, arrodillándose le preguntó: “Maestro bueno ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?

Jesús le dijo ¿por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no des falso testimonio, no hagas el mal, honra a tu padre y a tu madre..” El hombre respondió:  Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.  Jesús fijó su mirada en él, lo amó y le dijo:  Sólo te falta una cosa: Véte, vende lo que tienes y dalo a los pobres. Y así tendrás un tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. El, al oir estas palabras, se entristeció y se fue apenado. Porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús mirando a su alrededor dijo a los discípulos: “¡qué difícil será para los ricos entrar al reino de Dios!  Pero Jesús continuó diciendo: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios. Los discípulos se sorprendieron aun más y se preguntaban unos a otros. Entonces ¿quién podrá salvarse?. Jesús fijando en ellos su mirada, les dijo : Para los hombres es imposible pero no para Dios porque para El todo es posible. Entonces pedro le dijo: Señor tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido

Jesús les respondió: les aseguro que a los que hayan dejado casas, hermanos y hermanas, padre  y madre, hijos o campos, por mí y la buena noticia recibirán el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madre, hijos y campos en medio de las persecuciones y en el futuro, la Vida eterna.

 

Síntesis de la homilía

Que el cumplimiento de los mandamientos del decálogo de Moisés no es suficiente para la construcción del reinado de Dios entre los hombres, promulgado e instaurado por Jesús de Nazaret, es una primera conclusión que podemos sacar de este trozo, que plantea una cuestión realmente complicada, en la que hay que moverse, diríamos, “con pie de plomo”.

Como ser construído y  destinado a la comunicación, toda indicación de modo de proceder tiene que ver con una relación. Los mandamientos de Moisés, como otros de diversas fuentes, cumplen con esa condición. Las realidades fundamentales con las que el hombre tiene capacidad de relacionarse son: el cosmos, los semejantes, el creador u origen de todo.

Los preceptos mosaicos dan la máxima importancia a la relación y comunicación con Dios

tema de los tres primeros del decálogo.Los otros siete tienen que ver con relaciones interpersonales. Jesús proclama UN mandamiento nuevo. El del AMOR.

El mandamiento nuevo de Jesús abarca la triple realidad Dios, hombre y creación en un solo concepto que significa valoración, gozo y compromiso. Pero esta unificación produce una novedad: hace aparecer un objetivo unificante absolutamente necesario para tenerse en cuenta cuando se pretende alcanzar  la totalidad de aquellos objetivos: tener la vista y el corazón abiertos a la realidad para descubrir las carencias que nos rodean. En otras palabras: abrirse a la realidad del pobre. La perfección del reino de Dios proclamado e implantado inicialmente por la conducta de Jesús depende de la amplitud de esta apertura. No implica, sino que más bien supone la apertura y valoración de los bienes naturales, en relación con el origen de todo para todos, con un centro que garantiza la autenticidad de ambas actitudes: los cadenciados de cualquier clase, índole o dimensión.

No se trata como muchas veces se piensa absolutizando la previsión de Jesús de “cuán difícil resultará para los ricos integrarse al reino” que la riqueza en sí sea un mal. El mal es la riqueza fruto de explotación, injusticia o acaparamiento. La que descarta la actitud de preocuparse para que otros o mejor la sociedad total disponga de las posibilidad de acceder al uso y gozo de los bienes esenciales, renunciando o desprendiéndose  de una proporción de los beneficios obtenidos por su trabajo o los aciertos en sus manejos temporales. Por eso, lo que advertía Jesús a los discípulos, con vistas al futuro (en el que se incluye nuestro presente) es el peligro de que aun la legítima y honesta posesión de los bienes temporales, con una atención a todas las reglas y mandamientos como la del joven rico, muy apreciado por él, siempre constituirá una tentación para la comunidad de sus seguidores, la Iglesia, de ser colocada en el nivel de objetivo final- Esa actitud resulta incompatible con el establecimiento y crecimiento del reinado de Dios en la sociedad y también en la Iglesia.

La actitud de compartir es uno de los elementos de educación que va quedando de lado en nuestras costumbres sociales o, a lo más tiende a manifestarse en ocasiones especiales o trágicas. Pero hay una cotidianeidad que ha ido estableciendo con el sistema capitalista, el principio de “sálvese quien pueda” y por lo tanto “acumule todo lo posible en su haber, aunque despoje a los demás”.

Indudablemente ésa es la dirección cristiana que ha de tener la administración de los bienes materiales que en un sistema como el nuetro, es casi heroico mantener con firmeza permanente.

Homilías Dominicales. Domingo 26 de Julio de 2015  – 17 durante el año litúrgico (ciclo “B”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Juan 6,1-15)

Jesús  atravesó un día el Mar de Galilea llamado Tiberíades. Lo seguía mucha gente al ver las señales que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. Se aproximaba la pascua , la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos vio que una gran multitud se acerca y dijo a Felipe ¿Dónde compraremos pan para darles de comer?  Decía esto para ponerlo a prueba porque bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: con doscientas  monedas de plata no alcanzaría para que cada uno comiera un pequeño trozo. Uno de los discípulos, Andrés el hermano de Simón Pedro le dijo “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué esto para  tanta gente?  Jesús respondió: Háganlos sentar. Había muco pasto en ese lugar,

Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó entre los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados dándoles todo lo que quisieran. Cuando todos quedaron satisfechos dijo a los discípulos:

Recojan los pedazos sobrantes para que no se pierda nada. Ellos los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que acababa de hacer la gente decía:  Éste es verdaderamente el profeta que debe venir al mundo. Entonces Jesús dándose cuenta de que iba a apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró solo a la montaña

 

Síntesis de la homilía

¿Hay que creerlo así como lo cuenta Juan?

Los liturgistas que han armado la estructura de los períodos litúrgicos con las lecturas correspondientes a cada domingo, no han puesto en este lugar la multiplicación de los panes como la relata Marcos, sino que han preferido el relato de Juan. Posiblemente porque Juan no relata la institución de la eucaristía y este largo pasaje del capítulo VI tiene mucho acento eucarístico.

En definitiva, aunque los demás evangelistas se basan en el relato de Marcos, el escrito de Juan presenta varias inconsecuencias que hacen ver claramente que lo realmente histórico es muy distinto de lo que se presenta magnificado, como para no dejar dudas de que Jesús supera a Moisés  brindando el maná en el desierto a todo el pueblo peregrino.

No tiene nada de verosímil que Jesús se pusiera a distribuir persona por persona el pan y los pescados,  más si se trataba realmente de cinco mil hombres y según algunos evangelistas “sin contar las mujeres y niños” . Esa circunstancia apuntada,  hace ver que en la imaginación del relator estaban presentes las legiones romanas que con frecuencia acampaban en los descampados organizándose en grupos de 50 ó 100 para recibir y consumir los alimentos.

La preocupación de Jesús consultando a Felipe, que pareciera tener capacidad de calculador de porcentajes de dinero y alimentos, es remplazada en otros autores  por la preocupación de todos los discípulos que veían con temor aproximarse tanta gente, sin disponer de alimentos para saciar su hambre, y previendo  reacciones que podían producirse.

No existe posibilidad de desentrañar exactamente los mensajes contenidos en este relato, dirigidos a las comunidades de comienzos del siglo II, pero es legítimo tratar de interpretarlos para nuestra actualidad. Las multitudes hambrientas son una realidad cada vez más angustiante en nuestra historia.

Actualmente esa búsqueda presenta, con los naufragios de miles de buscadores de alimentos esenciales

mirados con terror y hasta con odio por quienes los ven acercarse, porque atentan contra sus propias seguridades, un problema que no ha tenido la solución que insinúa el evangelio.

Ustedes los que han traído, los que tienen algo, porque fueron previsores, porque ahorraron y guardaron, porque trabajaron duro para tener lo que tienen, ustedes son los que deben solucionar el hambre de los otros, sin descalificarlos ni condenarlos  ¿Es demasiado lo que se necesita? ¿No hay de dónde sacarlo? La cuenta no le rinde a Felipe. No alcanzaría con doscientas monedas de plata un pedacito para cada uno.

Jesús tiene otra mirada: -¿qué tienen? –Cinco panes y dos pescados.  De allí hay que sacar, de allí hay que compartir. La bendición del pan, para que alcance, no son unas palabras mágicas que lo multipliquen hasta sobrar, es la disponibilidad para compartirlo. Nunca es tan poco que no se pueda compartir.  Hay que decírselo a Estados Unidos, a Italia, España, Alemania, que están repitiendo ¿qué es esto para tanta gente?  Y, sin embargo ¡ES! Porque la voluntad de compartir no significa tener mucho dinero depositado en los Bancos y negociar sin límites para aumentarlo en beneficio de unos pocos sino agilizar los préstamos y perdonar las deudas, además de injustas impagables, de las naciones más pobres, en una decisión de extender la dignidad de la vida humana y  no de encerrarla en unos pocos seleccionados como más importantes por lo que tienen y no por lo que son.

 

 

Homilías Dominicales. Domingo 19 de julio de 2015  – 16 durante el año litúrgico (ciclo “B”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema:  (Marcos 6,30-34)

Los apóstoles se reunieron con  Jesús para contarle todo lo que habían hecho. Entonces él les dijo. Vengan ustedes solos a un lugar desierto para descansar un poco. Porque era tanta la gente que iba y venía que no tenían tiempo  ni para comer. Entonces se dirigieron a la barca para ir a un lugar desierto. Los que los vieron partir adivinaron su intención y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar llegando antes que ellos. Al desembarcar Jesús se encontró con la muchedumbre y se compadeció porque eran como ovejas sin pastor y estuvo hablándole un largo rato.

 

Síntesis de la homilía

Las palabras brotan espontáneamente, con los recuerdos de los detalles del camino, No se habla de aumento de seguidores del reino, movidos por la predicación de los discípulos. Se habla gozosamente de la sujeción de los espìritus inmundos, es decir de los frutos de salud y felicidad cosechados en su andar

y relacionarse con la gente anunciando la proximidad de una sociedad nueva con una noticia nueva, la de un Dios Padre que quiere y fomenta esa novedad. Eso que, en el fondo, es evangelizar.

No se habla de una revisión de lo actuado. Ni Jesús lo exige. Acepta el entusiasmo de los Doce y sus acompañantes por la actividad cumplida siguiendo sus instrucciones, y los invita a descansar.

Esto, significa reconocimiento del esfuerzo puesto en la misión cumplida y, al mismo tiempo,  la necesidad de serenarse y gozar con el descanso del cuerpo y la comunicación amistosa de los compañeros de trabajo.

“No tienen tiempo ni para comer”, es la expresión con que Marcos describe la ansiedad de la gente por escuchar lo que cuentan los recién llegados de la amplia recorrida.

Pero, para descansar hay que retirarse y el mar es una invitación a buscar, alejándose de la multitud, el lugar de descanso. Allí están las  barcas a disposición. Se acomodan en ellas y comienzan a alejarse de  la orilla. La gente ha adivinado hacia dónde se dirigen y arman un proyecto de seguirlos para no perder el beneficio del contacto con ellos.

Las soluciones ingeniosas son resultado habitualmente de sentirse exigidos. Un dicho que es un “latinazgo” lo afirma “intellectus apretatus, discurrit rápidus”  Aquella gente se siente exigida, apretada. Tienen éxito en su plan  y llegan al lugar antes que los discípulos en la barca. Y Jesús diagnostica el sentido de su hazaña afrontando la distancia del contorno del Lago, calificándolos como “ovejas sin pastor”.

Y por eso, renuncia a su plan de tranquilidad y descanso y continúa su enseñanza.

Aquí hay dos cosas para observar: 1ra. La importancia de la actitud de acogida. Los discípulos habían sido enviados a buscar y, al menos en su apreciación, cumplieron exitosamente la misión.  Aquí es la gente la que los busca. Y Jesús no se esconde. Acoge bondadosamente y se pone a enseñar. Porque su palabra tiene que ver con todo lo que es la vida. Con las alegrías y los sufrimientos, con las dificultades y los éxitos, con las ventajas  e inconvenientes del régimen social en que viven y la  reacción de la gente es tomar en cuenta las palabras y consejos para encauzar su vida, para encontrarle sentido a esta experiencia de vivir cada uno en situaciones diversas.

En oportunidad de su visita a Betania, en la casa de Marta y María hermanas de su gran amigo Lázaro, Jesús explica a la diligente Marta que María escuchándolo ha elegido la parte mejor. No por comodidad o pereza, como piensa Marta, sino porque la palabra  engendra el pensamiento y el pensamiento orienta la vida y la vida orientada abre las posibilidad de realización y felicidad.

La  introversión exagerada es dañosa, como lo es la verborragia.La palabra que disimula o tapa la realidad

es traición para la comunicación. Pero la palabra usada para consolar, solidarizarse. Fortalecer, aconsejar sin presunción de infalibilidad, hace mucho bien porque es parte constitutiva de la comunicación que nos construye o nos destruye como seres humanos.

Homilías Dominicales. Domingo 5 de julio de 2015   – 14 durante el año litúrgico (ciclo”B”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mc.6,1-6)

Jesús se dirigió a su pueblo, acompañado de sus discípulos. Cuando llegó el sábado fue como de costumbre a la Sinagoga y comenzó a enseñar. La gente que lo escuchaba estaba asombrada diciendo ¿de dónde saca todo esto? ¿de dónde le viene esa sabiduría y ese poder de hacer cosas maravillosas? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María,  hermano de Santiago, José ,Judas y Simón?

Y sus hermanas, no viven aquí con nosotros? Y así Jesús resultaba para ellos un motivo de escándalo.

Entonces le dijo : Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, su familia y su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se asombraba de la falta de fe. Y continuó recorriendo las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.

 

Síntesis de la homilía

Hay una  vinculación lógica en el ordenamiento del relato de Marcos que parece normalmente, saltar desprejuiciadamente de una cosa a otra. Se descubre,  sin embargo, un hilo conductor. En este caso, el valor: familia. Ha reconstituido prácticamente la familia del archisinagogo, ahora marcha hacia su familia de origen. A su pueblo natal. Es como si constituyera una provocación eso de ir a su pueblo con otra familia. sus discípulos. Así lo entienden los habitantes de Nazaret. Su presencia, a pesar del cumplimiento ritual de ir a la Sinagoga el sábado, es inquietante. La reacción de sus familiares y vecinos es agresivamente defensiva. Escuchando su enseñanza, la presentación de un nuevo reinado de Dios, y enterados por las noticias que llegaban, de su prestigio con la gente y las cosas maravillosas que hacía, entran en la sospecha de la procedencia de esas rarezas con que se muestra, allí donde todos los conocen.

Las preguntas ¿de dónde saca esa sabiduría de que hace gala y esa posibilidad de hacer cosas  maravillosas?  encierran ya la agresividad de una respuesta insinuada, que se transformará en real en boca de los escribas. Viene de Satanás. Es el único que puede conceder el poder y la sabiduría al  margen de la ley.  Jesús está endemoniado. Lo afirmarán claramente los jefes del pueblo.

Los profetas, a  pesar del reconocimiento que lograron en la memoria histórica de Israel, siempre fueron rechazados en sus enseñanzas y acción en el tiempo concreto en que vivieron. Jesús se lo hace notar a sus compatriotas de la patria chica. Son los parientes y conocidos los que rechazan a un profeta.

El que anuncia una realidad nueva y superadora de la cotidianeidad con sus tradiciones y seguridades, no puede ser aceptado. Más aún cuando es simplemente miembro de una familia en que ya está determinado por tradición, que el hijo ha de seguir la profesión del padre. No es el carpintero?   Llamarlo el hijo de María, no es un reconocimiento de la posterior tradición cristiana que señala a José como padre adoptivo o putativo de Jesús, es simplemente una ofensa, en el lenguaje de una cultura patriarcal, en que la descendencia es marcada por el padre.

El resultado final, que es solamente aportado por  Marcos, con absoluta sinceridad, es que Jesús NO PUDO hacer allí ninguno de los signos prodigiosos que se contaba había realizado en otros lugares.

Y es que los signos dependen de la interpretación. Y si no hay eso que se llama “confianza “ o “fe”, su eficacia es nula.

Este pasaje muestra con elocuencia una situación repetida muchas veces históricamente. Los cambios logrados en la marcha de la humanidad para favorecer mejoramientos en las relaciones de convivencia y reconocimiento de derechos, han sufrido siempre rechazos muy fuertes. La resistencia al cambio es el mecanismo defensivo de quienes han basado sus seguridades en la observancia de tradiciones y costumbres, con mucha frecuencia inconvenientes o dañosas para los demás. Allí está el secreto de  tantos movimientos revolucionarios que llegan al extremo de la violencia destructora de bienes y de vidas.

Una situación experimentada también en el orden eclesiástico. Aunque, con mucha estrategia de silencios, la resistencia a la gran propuesta renovadora de la Iglesia del Concilio vaticano II, logró, con una cantidad de condenas y exclusiones, afirmar de nuevo los viejos principios y reglas de la vida cristiana en la iglesia católica, llevándola a una especie de callejón sin salida del que, al parecer, trata de sacarla el Papa Francisco.

Que se tome conciencia de esta resitencia al cambio para no hacerse cómplice ni en la sociedad civil ni en la Iglesia de las resistencia siempre movidas por interese egoístas, a las reformas necesarias para extender a todos, los beneficios de la naturaleza, de la ciencia, de la salud y la realización personal y social.