Homilías Dominicales. Domingo 25 de agosto de 2013 – 21 durante el año litúrgico (ciclo”C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc. 13,22-30)

Mientras se dirigía a Jerusalén Jesús enseñaba en ciudades  pueblos. Una persona se acercó a preguntarle: Señor ¿serán pocos los que se salvarán?

El contestó: Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, uds. desde fuera gritarán y golpearán diciendo : Señor ábrenos!. Y El les contestará: No sé de dónde son ustedes. Y comenzarán entonces a decir: hemos comido y bebido contigo y tú enseñaste en nuestras plazas. Pero él contestará: No sé de dónde son. Aléjense de mí todos lo que siguen los caminos del mal.

Habrá llanto y rechinar de dientes cuando uds. vean a Abraham , a  Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios y ustedes sean arrojados fuera. Y vendrán muchos de oriente y occidente, a ocupar su lugar en el banquete del reino de Dios. Algunos que son los últimos serán allí los primeros y otros que hoy son primeros serán entonces los últimos.

 

Síntesis de la homilía

El lenguaje simbólico muy natural en diversas etapas de la evolución humana es profusamente usado en la Biblia a través de los mil años de su elaboración como relato de la historia humana, enfocada desde el descubrimiento de esa presencia misteriosa pero real de un primer principio, un comienzo, una realidad originaria, sustraída como tal al conocimiento humano, aunque expresada con abundancia de signos accesibles sí, con diversos grados, a la inteligencia y sensibilidad humanas. Los símbolos con toda su riqueza constructiva, hay que tenerlo en cuenta, descubren realidades generalmente inaccesibles de otro modo, pero, al mismo tiempo, conservan el velo de su manifestación completa.

La salvación, entendida como realización no individual ni puntual, sino de toda la humanidad y de toda realidad oprimente, es simbolizada bíblicamente por un gran banquete al que son convocados para participar todos los buscadores y practicantes el bien en la medida de sus posibilidades. De ese símbolo se vale Jesús para responder a la pregunta aparentemente simple pero que responde a una incertidumbre que inquieta permanentemente  a una gran cantidad de seres humanos.

La descripción detallada de ese banquete simbólico que es la concreción de la voluntad de Dios con respecto a la historia de la humanidad, ofrece varios detalles que nos permiten analizar lo que ha de ser nuestro comportamiento en la búsqueda de la salvación, a propósito de lo que Jesús indica a los que, envueltos con una visión privilegista, se consideraban seguros partícipes de ese banquete final, como integrantes del pueblo elegido.

No hay condición exterior que sea suficiente para encaminarse a la salvación. Ni siquiera la proximidad al mismo salvador.(comimos contigo, predicaste en nuestras plazas) Seguir los caminos del bien es la condición indispensable. Abrirse a la participación de todos en igualdad de condiciones ( vendrán de oriente y occidente) es la caracteristica identificante. Contarse entre los últimos por el sufrimiento, las descalificaciones, las injusticias marginantes, es como una entrada de privilegio.

La salvación no es una irrupción repentina, es un camino que se va haciendo con otros y se va realizando acorde con el número de incluidos en ella. Porque es como un banquete que no se realiza si los  convocados no responden.

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