Homilías Dominicales. Domingo 23 de Febrero de 2014 – 7° Durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.5,34-48) 

Ustedes han oído que se dijo “ojo por ojo y diente por diente” pero yo les digo: no pongan resistencia al mal. Antes bien, al que te abofetee una mejilla ofrécele también la otra. Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto. Y al que quiera obligarte a acompañarlo una legua, acompáñalo dos.

Da a quien te pide. Y al que desee que les prestes no le vuelvas la espalda.

Ustedes han oído que se dijo “amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre del cielo que hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos y pecadores. Porque si aman solamente a los que los aman ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen esto también los publicanos? Y si saludan solamente a los hermanos ¿qué tiene de particular? ¿No hacen eso también lo paganos? Uds. entonces, sean perfectos imitando la perfección del Padre celestial.

 

Síntesis de la homilía

Este pasaje es continuidad de las comparaciones que hace Jesús entre la ley antigua y la del reino que él proclama y quiere instaurar entre los hombres, de acuerdo a la voluntad del Dios que ha revelado como Padre.

Se refiere primero a la ley del talión vigente durante muchos siglos (hasta fine del siglo XVIII aún en las disposiciones canónicas) y que corrigió a través del Código de Hammurabi, las XII Tablas y la Ley mosaica, la costumbre anterior de penas desproporcionadas (fundadas en motivos culturales o religiosos) para cualquier delito.

A las propuestas literales trasmitidas por Mateo en este pasaje, se les pueden hacer muchas objeciones. Casi no hay probabilidad de que hayan sido una propuesta de Jesús de Nazaret, porque no coincide con el sentido general de su mensaje. Hay que advertir en  primer término que todo está tratado a nivel individual y sólo así puede ser aconsejable su práctica. Aplicadas a nivel social la no resistencia al mal y el ofrecer la otra mejilla tendría como consecuencia (y hay experiencias concretas) de un mundo de predominio absoluto de los poderosos frente a los humildes y limpios de corazón . Imagínense uds.  si ante los saqueos fomentados por la huelga policial en Córdoba no hace mucho tiempo, la actitud hubiera sido: No se lleven sólo alimentos, allí tienen televisores, cocinas heladeras, y aparatos de aire acondicionado! ¡a por ellos!!!

En lo de amar a los enemigos si ellos lo son porque han cometido injusticias y ofensas irreparables e irreparadas, tratándose del amor como un sentimiento espontáneo, tampoco parece racional ni conveniente, ni posible, amarlos.  El límite, en la misma formulación, está en apaciguar la fuerza de la enemistad, rezando por ellos, es decir no deseándoles males ni condenándolos definitivamente.

Hay cosas que ciertamente no pueden ser negadas ni a los más enemigos, cuando su situación es de verdadera necesidad y está en nuestra posibilidad ayudarlos. Y en esto hay ciertamente una dosis de amor en que la espontaneidad ha cedido su lugar a la fuerza de voluntad. A eso induce la comparación con el Padre del cielo que no niega el sol ni la lluvia a nadie.

Las frases finales respecto al saludo y al amor a los más cercanos indicando que eso lo hacen  aún los paganos y pecadores podíamos añadirle que muchas veces lo hacen mejor que nosotros y deberíamos imitarlos.

Homilías Dominicales. Domingo 16 de febrero de 2014 – 6° durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt.5,  20-37)

Les digo con seguridad que si la justicia de uds. no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos. Han oìdo que se dijo a los antepasados “no matarás” y el que  mate será condenado por el tribunal. Pero yo les digo: todo aquel que se encolerice contra su hermano merece ser llevado a juicio y el que insulte como imbécil será reo ante el Sanhedrín y si lo llama renegado será merecedor de la gehena del fuego. Han oído que se dijo “no cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mira una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón.  Han oído también que se dijo a los antepasados. No perjurarás sino que cumplirás al Señor tus juramentos.  Pero yo les digo que no juren en modo alguno, ni por el cielo porque es el trono de Dios ni por la tierra que es el escabel de sus pies, ni por Jerusalén porque es la ciudad del gran rey. Que el lenguaje de ustedes sea Sí, sí; o No, no. Lo que pasa de allí viene del Maligno.

 

Síntesis de la homilía

El reino de los cielos o reinado de Dios (para Mateo que se dirige a los judíos, Dios es el innombrable) es la novedad propiciada por Jesús como mensajero del Padre. Los mandamientos de la ley mosaica han establecido un reinado de Dios, concretado primero, en el reconocimiento de un dios sobre todos los dioses y luego del único Dios.

Pero toda la historia de los mandamientos y su cumplimiento por el pueblo judío no alcanza para establecer la marcha definitiva de la humanidad hacia la realización querida por ese único Dios principio y causa de todo lo que existe. Jesús está decidido a proclamar e instaurar ese reinado con su propia historia y se va a jugar por él, con todo.  Después de establecido un programa y una perspectiva de futuro en el discurso de las bienaventuranzas, recurre a las comparaciones concretas para enseñar qué valores tienen que ser superados para que ese reinado de dios se vaya estableciendo. Y a eso vienen las exhortaciones de este trozo del evangelio de Mateo.

No basta el “no matar”. Eso es simplemente descartar un exceso una violación directa del primer valor de todo ser humano, la vida. Hay que dar pasos más comprometidos para llegar al amor que el la  máxima expresión de la comunicación humana.No basta no cometer adulterio. Hay que purificar el corazón para cultivar una situación de respeto a la fidelidad entre los esposos, de modo que se acalle el deseo que muchas veces brota impulsiva y fuertemente. No se trata específicamente de una condenación de la atracción sexual, sino de la actitud respetuosa de la voluntad de quienes han establecido por el matrimonio una relación de fidelidad conveniente para ellos mismos y la sociedad. No basta huir del juramento que significa invocar a Dios como testigo de la propia honestidad al hacer una afirmación de presente o de futuro, o recurrir a otro de los elementos en directa relación con el creador porque no dependen de la inteligencia ni de la productividad del hombre. Hay que valorizar la palabra hasta que un monosílabo. “SI” ó “NO” sea suficiente para mantener en nivel de absoluta sinceridad la relación humana.      Juzgando nuestra realidad, pareciera que tenemos que volver atrás. Contentarnos con restaurar la vigencia de la ley en cada una de las formas de conducta expresadas en este pasaje. La agresividad de las palabras ya se ha transformado en recurso a la muerte y desaparición de la persona. El adulterio es justificado muchas veces como la expresión de un deseo fomentado hasta hacerse incontenible. La palabra debe asegurarse con multiplicidad de testigos de diversa índole que dejan incluso atrás los juramentos más solemnes. El pasaje de Mateo abre nuestra conciencia a enfrentar estas realidades con la autenticidad de nuestra adhesión a la construcción del reinado de Dios.

Homilías Dominicales. Domingo 9 de febrero de 2014. 5° durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt. 5,13-16)

Uds. son la sal de la tierra. Y si la sal pierde su sabor ¿con qué  se lo devolverá? Ya no sirve más que para tirarla a la calle y que la gente la pise. Uds. son luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad colocada sobre un monte, ni se enciende una vela para ponerla dentro de una olla, sino sobre un candelero para que ilumine a todos los de la casa. Empiece así a brillar la luz de ustedes ante los hombres para que viendo el bien que ustedes hacen, glorifiquen al Padre del Cielo.

Síntesis de la homilía

Indudablemente Jesús tenía el firme convencimiento de que el reinado de Dios que él proclamaba se cumpliría. Por eso conservaba su optimismo frente a las dificultades más insalvables. Y por eso también se hacía ilusiones. A los discípulos que él había elegido cuidadosamente los veía como sal de la tierra y como luz del mundo. Realmente no lo eran: ni los motivos de su seguimiento del Maestro eran ejemplares, ¡cuánto más sus conductas y la comprensión de las enseñanzas que recibían!Pero Jesús no cejaba en su afán formativo de ese grupo al que iba a confiar toda la grandeza de la misión encomendada por el Padre, de construir su reinado entre los hombres.

Quería hacerles entender, según lo muestra este pasaje de Mateo,  que debían ser lo que da sentido a la vida, lo que como la sal, comunica sabor.  Sabor que es, en sí,  el gran regalo de los alimentos que usamos para sostén y crecimiento de nuestra vida. Dar sentido a la  vida es sabiduría, la cualidad que hace que valga la pena vivirla. El mensaje predicado por Jesús se encamina a ese objetivo. Y Jesús quiere que sus discípulos lo tengan muy en cuenta.

Los recursos del espíritu del mundo para darle sabor a la vida, basados siempre en intereses egoístas,  son: la diversión, la indiferencia frente a los males que se viven alrededor, el olvido del otro, la atenuación por distintos medios de la propia conciencia y responsabilidad, la buena onda, la acumulación de bienes materiales…Jesús procura enriquecer a los discípulos trasmitiéndoles como valores `para producir felicidad: la comprensión, la justicia, la fortaleza, la generosidad, el respeto a las  opiniones diferentes, la indiscriminación, el amor que llegue a abarcar también a los considerados enemigos. Así contagiarán con el sentido de sus vidas las vidas de los demás y serán sal de sabor y sabiduría.

Ustedes son luz. Poca luz eran esos discípulos que después de mucho tiempo compartiendo con él, todavía no entendían su mensaje y sus testimonios de vida. Pero hacia el futuro Jesús les dejaba la misión de ser y brillar como luz que alienta los caminos de la búsqueda y el compromiso con la verdad. La verdad de la historia, la verdad de la vida, la verdad descubierta por la investigación, la verdad de los resultados de la experiencia, la verdad que hace congruentes la palabra y la acción con el pensamiento en la sinceridad.

Mirémonos comos Iglesia. Nos consideramos sal como personas que ayudan a dar sentido a la vida? Como comunidad que trata de vivir los valores humanos y los valores evangélicos que son germen de felicidad interior? Las investigaciones periodísticas de  los últimos tiempos no han dado fuertes testimonio de lo contrario- Y esa mancha no se borra ni con persones ni con sonrisas complacientes. Y ¿nos consideramos luz? No dejamos que a nuestro lado la verdad de los hechos, la de los ideales, la conquistada como frutos de investigación compromiso y experiencias desaparezca ante mentiras arteramente construidas o ante propuestas extrañas al sentido común y a la razón?   Hay ciertamente esa materia pendiente para los cristianos de nuestro tiempo y, de manera especial para nuestra Iglesia.

 

Homilías Dominicales. Domingo 2 de febrero de 2014. 4° durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (mt. 5,1-12)

Al ver Jesús el gentío, se subió a la montaña, se sentó y se le acercaron los discípulos. Tomó la palabra y se puso a enseñarles así:

Dichosos los que eligen de corazón ser pobres porque ellos tienen a Dios por rey.-

Dichosos los que sufren porque ellos son los que van a recibir consuelo.

Dichosos los sometidos porque ellos van a poseer la tierra.

Dichosos  los que  tienen hambre y sed de esa justicia porque van a ser satisfechos.

Dichosos los que  ayudan a otros porque ellos van a ser ayudados.

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz porque a esos los va a llamar Dios “sus hijos”

Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad, porque su Rey es Dios.

Dichosos ustedes cuando los insulten, los persigan y calumnien de cualquier modo por causa mía. Ellos son los mismos que persiguieron a los profetas que vinieron antes que ustedes. Estén contentos porque Dios será su recompensa.

 

Síntesis de la homilía

No es cuestión de fijarse y enumerar las múltiples interpretaciones que se han dado a este sermón llamado del monte con que Mateo inicia prácticamente la proclamación del reinado de Dios como futuro de la humanidad, para muchos difícil de entender y aceptar.

Algunas claves no pueden dejarse de lado.   1ra. Los “pobres de espíritu” a los que se hace alusión para comenzar la propuesta, no con ciertamente los de espíritu mezquino, discapacitados intelectualmente, ni tampoco los que acumulando riquezas se contentan con tener compasión o lástima de los que no las poseen. 2da. No se trata de una afirmación de que pobres, `perseguidos, oprimidos, torturados o sufrientes, tienen que vivirlo con alegría porque en otra vida serán recompensados. No! Jesús proclama un reinado de Dios en la tierra, en el cambio de las relaciones humanas.   3ra.Sería absolutamente contradictorio y contra el sentido común elemental que Jesús quisiera afirmar que ser pobre, llorar, sufrir, ser oprimido o perseguido trae felicidad. Su visión es de futuro, de un futuro que él imagina realizado por los que sigan las huellas de su mensaje y su modo de vivir y por eso anuncia como presente. 4ta.  4ta. Consecuencia de esto es que la enumeración de resultados constituye un programa para la acción de los cristianos. Un programa para realizar personal, familiar y socialmente, en la medida en que podamos hacerlo día a día en la historia y circunstancias concretas que nos toca vivir. Un programa en constante renovación y exigencia que sólo puede cumplirse logrando remedios parciales de las situaciones de angustia e injusticia.

El sentido del proceder de Jesús que ha madurado en compañía de su padre y su madre el contenido del reino de Dios proclamado y prometido por los profetas  e interpretado siempre como una  realidad terrenal devolviendo la soberanía sobre todos los pueblos a Israel su elegido, es ese precisamente. Una firme orientación a cambiar, desde el momento en que la propuesta es aceptada, las características de las relaciones humanas. Para ir marchando desde la opresión a la justicia, desde el dominio a la libertad, desde las diferencias irritantes hacia la igualización, desde los enfrentamientos al amor, desde las uniformidades impuestas a la conciliación de las diferencias. Ése es el reinado de Dios, el cumplimiento de su querer. que Jesús ha testimoniado con su mensaje y su vida. El que tiene que iluminar  nuestros caminos en búsqueda de la felicidad para todos-

 

Homilías Dominicales – Domingo 19 de enero de 2014 – 2do. Domingo durante el año litúrgico (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Juan 1, 29-34)

Mirando a Jesús que venía hacia él, Juan el bautizador  dijo: Miren al cordero de Dios que va a quitar el pecado del mundo. Éste es de quien yo dije que venía detrás de mí un hombre que se pone delante de mí porque estaba antes que yo.

Tampoco yo lo conocía pero si yo he venido a  bautizar con agua es para que él se manifieste a Israel. Y Juan dio este testimonio” yo he visto al espíritu descender sobre él como una paloma que baja del cielo, y quedarse en él. Cuando yo todavía no lo conocía fue el que me mandó a bautizar con agua quien me dijo: Aquel sobre quien veas que el espìritu baja y se queda es quien va a bautizar con el Espíritu Santo. Yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el hijo de Dios.

Síntesis de la homilía

Indudablemente para Juan fue impactante la presencia de Jesús, mayor que él en edad y con la profundidad de un cultor permanente de la  investigación de la realidad para encontrar en ella, las expresiones de la presencia   de Dios y de su voluntad. Por eso no dudó en señalarlo como el mensajero y realizador del reino anunciado para limpiar el pecado de la humanidad. Intuición que el evangelio de Juan ratifica con alusión al profeta Isaías que pinta al enviado de Dios como cordero cargando con los pecados del mundo.  Juan reconoce que su bautismo es una ablución externa que con su simbolismo mueve a la renovación interior pero sabe que la verdadera renovación tiene que ser del espìritu y relativiza la importancia de su bautismo frente al que propiciará Jesús.

En cuanto a lo que el bautista presenta como una visión que se completa en la tradición interpretativa con la semejanza de una paloma, no se trata propiamente de un disfraz del espìritu de Dios para hacerse notar por la gente y demostrar al Bautista que JESÚS era el elegido como hijo amado lleno de su espìritu. Estamos ante una concepción simbólica que hace inteligible a todo nivel la riqueza interior que Juan ha adivinado en Jesús.

Este reconocimiento de Juan de la superioridad sobre él de uno de sus discípulos al que identifica como el liberador y salvador, señalándolo como el que carga con el pecado para redimirlo, es realmente ejemplar. Más adelante sabremos que desde la cárcel el Bautista duda de su propia intuición original  al no descubrir en el accionar de Jesús la imagen del reino de Dios que él  había imaginado. Pero la humildad de quien en ese momento cuenta con la popularidad de una convocatoria numerosa y entusiasta es realmente significativa para quienes tantas veces nos negamos a admitir las novedades descubiertas por quienes marchan delante de nosotros en conocimientos y cualidades destacables. Por eso, la envidia destructora que se manifiesta en tantas oportunidades frente a personas, grupos o instituciones, enriquecidas con capacidades superiores a las nuestras que las ponen públicamente al servicio de la sociedad. La popularidad de Juan podía haber ensombrecido la misión de Jesús. De hecho su prestigio continuó durante mucho tiempo entre los judíos y los primeros cristianos. Pero supo colocarse en su lugar. En el que según lo afirmó Jesús, Dios quería que estuviera cada uno.

Homilías Dominicales – Domingo 22 de diciembre de 2013 – 4to de adviento (ciclo “A”) – Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt 1, 18-24)

Así nació Jesús el mesías: María su madre estaba prometida a José y antes de convivir  resultó que esperaba un hijo del Espíritu santo. José que era hombre recto y no quería manchar su fama decidió romper con ella en secreto. Pero apenas tomó esta resolución, se le apreció en sueño un ángel del Señor que le dijo: José  hijo de David no tengas inconveniente en llevarte contigo a María porque la criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y lo llamarás Jesús porque viene a salvar a su pueblo. Esto sucedió para que se cumpliera lo que Dios dijo por medio del profeta: Miren, la doncella concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emanuel (Is.7,14) que significa “Dios con nosotros”

Cuando  José se despertó hizo lo que le había dicho el ángel y llevó a su mujer a su casa.

 

Síntesis de la homilía

Mateo, un evangelio dirigido de manera explícita a los judíos convertidos y por convertir al cristianismo utiliza los datos de su relato como argumentos de prueba sobre la mesianidad de Jesús. Por eso se refiere meticulosamente al nacimiento del mesías. Al origen de todo. Los datos mezclan evidentemente lo real, con lo interpretado de acuerdo al objetivo perseguido por el evangelista. José es el personaje real. El ángel (mensajero) del Señor  aporta la interpretación. José se alarma por el embarazo imprevisto y adopta una decisión crucial y dolorosa y lógica de abandonar a su prometida infiel. El mensajero, en el clima de los sueños, lo convence de que allí está obrando el Espíritu de Dios. La acción del hombre no explica el sentido de esa realidad que lo preocupa. Es el designio salvador de Dios el que lo envuelve- El “espíritu de Dios”.

Y José renunciando a considerar como lo más importante: el hecho no provocado por él, admite la interpretación, el sentido originado en el mensaje del ángel de sus sueños.

Mateo a su vez, hace de intérprete de la profecía de Isaías, el gran profeta mesiánico que para los judíos es “palabra santa”. El texto corrige la palabra “doncella de la corte” por la de “virgen” y así queda afirmado al mismo tiempo el cumplimiento de la profecía de Isaías y la intervención poderosa e inexplicable de Dios.

José el varón justo termina obedeciendo al ángel de Señor y así queda completada la narración, con la seguridad de que así se han cumplido las cosas.

La interpretación tradicional ha dado a la realidad una importancia secundaria. José aparece por eso como descolocado en su apreciación. La importancia absoluta ha sido fijada en la interpretación de los hechos como cumplimiento de lo que Dios quiere.

Como recurso apologético (de argumentación convincente) esto es plenamente aceptable en el lenguaje evangélico, orientado a comunidades concretas en un tiempo concreto y circunstancias absolutamente particulares.

Pero tenemos que reconocer que para nosotros esta facilidad de admitir cosas que están en contra de las leyes naturales, aunque traigan mensajes importantes en lo simbólico e interpretativo, no nos deja tranquilos.

Es justo entonces, una vez conocido e interpretado el testimonio de vida de Jesús de Nazaret desbrozado de todas la añadiduras transitorias aportadas por los condicionamientos de tiempo, circunstancias históricas, lenguaje y estilos utilizados,  nos adentremos en ese testimonio de vida aceptándolo como huella de nuestra historia y re-naciendo de alguna manera con él en circunstancias y tiempos muy lejanos,  para producir la recuperación definitiva de la dignidad del ser humano en la medida de nuestras posibilidades, como él lo hizo en la medida de la suya.

Homilías Dominicales – Domingo 15 de diciembre de 2013 – 3ro. de Adviento (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: (mt. 11,2-11)

Desde la cárcel Juan se enteró de las obras que hacía Jesús y mandó a dos discípulos a preguntarle: ¿Eres tú el que tenía que venir o esperamos a otro? Jesús le respondió: vayan a contarle a Juan lo que ustedes están viendo y oyendo:

Que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres reciben la buena noticia. Y…dichoso ¡el que no escandaliza de mí! Mientras los dos discípulos se alejaban Jesús comenzó a hablar de Juan a la gente. “Díganme ¿qué salieron ustedes a ver en el desierto? Una caña movida por el viento? ¿qué salieron a ver? Un hombre vestido con elegancia? Los que visten con elegancia están en las cortes de los reyes. Entonces, ¿a qué salieron? ¿A ver un profeta? Sí, desde luego: él es de quien está escrito:”Mira que te envío un mensajero por delante.

El prepara tu camino”

Les aseguro que no ha nacido de mujer, nadie más grande que Juan bautista. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él.

 

Síntesis de la homilía

Tremenda duda la de Juan!  Está en la cárcel, convencido de haber cumplido con la función que había sentido confiada por Dios. Su euforia por la llegada del Reino anunciado le había hecho anticipar los tiempos y confundir las características de esa liberación. Y Jesús, prácticamente un discípulo suyo, marchaba por un camino completamente diferente. Jesús se da cuenta de la angustia que seguramente invadía a su primo y amigo y sin muchas disquisiciones despliega ante los discípulos el testimonio de sus obras, coincidentes con las anunciadas para la llegada del mesías.

La exclamación con que concluye su respuesta es un indicio de su sensibilidad herida por el proceso natural humanamente que está viviendo Juan, pero que seguramente lo está destrozando por dentro.  ¡ que yo no resulte ocasión de escándalo para que pueda ser feliz! Y con toda delicadeza, para que la gente no piense que está menospreciando a Juan, hace de él la mayor alabanza en que se podía pensar como ser humano austero, sincero, valiente, sin doblez y humilde. Pero la propuesta divina es superadora de lo que el hombre puede y por eso quienes se embarcan en ella con decisión, comprometidos con su realización, son más importantes que el importantísimo Juan.

Es realmente aleccionadora esta divergencia entre el Bautista y Jesús, ocultada durante mucho tiempo para  no sembrar obstáculos en la presentación de los dos importantes personajes. Pero la realidad irrefutable es que se trata de dos hombres. Inspirados ambos por una fuerza interior que interpretan como querer divino, y ambos con muy buena voluntad de servir generosamente a esa causa. Ambos también, mártires de su convencimiento y de la causa promovida y defendida. Pero ambos con una interpretación distinta de los hechos y circunstancias vividas. Quizás nos “escandalicemos” es decir  nos resulte extraña la actitud de Jesús para con Juan, de algún modo preparador anunciante de su presencia que, finalmente, se siente defraudado por su conducta y sus obras. Pero la revolución de Jesús que sostiene  una visión nueva de la historia y de la relación del hombre con los demás hombres, abarca todo el pasado del paganismo y el judaísmo incluído Juan, a pesar de reconocer sus méritos y valores personales.

La historia de la Iglesia nos muestra muchas veces estas limitaciones humanas que se producen a pesar de la buena voluntad personal y, a Dios gracias, vamos recogiendo interesantes experiencias de cómo aquella revolución sigue dejando de lado propuestas que no reconocen al Dios liberador y deseoso de la realización feliz de la humanidad y del cosmos.

Homilías Dominicales – Domingo 8 de diciembre 2013 – 2do. de Adviento (ciclo “A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Mt. 3,1-12)

Se presentó Juan el bautista en el desierto de Judea proclamando: Enmiéndense, que ya llega el reinado de Dios.

La gente acudía en masa desde Jerusalén, la Judea y el valle del Jordán a donde estaba Juan, confesaban sus pecados y él los bañaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban para que él los bañara, les dijo : “raza de víboras! ¿Quién les ha enseñado a ustedes a escapar del castigo inminente? Si buscan eso, den los frutos que se esperan de su arrepentimiento y no se hagan ilusiones pensando que Abraham es su padre. porque les digo que Dios puede sacarle hijos a Abraham desde la piedras estas.

Además, el hacha ya está colocada en la raíz de los árboles y todo el que no da fruto será talado y echado al fuego. Yo ahora los bautizo con agua pero el que viene después de mí es más fuerte que yo y yo no soy bastante para quitarle las sandalias. Ése los va a

bautizar con espíritu santo y fuego.

 

Síntesis de la homilía

Juan es el último representante de la ideología israelita fomentada por los profetas. Yahvé no va a abandonar a su pueblo porque los enemigos de Israel son sus propios enemigos. Y en un momento determinado por él, los destruirá completamente, devolviendo a su pueblo la soberanía y el dominio perdidos. A eso se debe el éxito de la convocatoria de Juan, posiblemente influenciado por los esenios, un grupo de judíos ortodoxos que se habían retirado de Jerusalén y el templo para observar meticulosamente en el desierto, la Ley de Moisés.

Los fariseos y saduceos con fama de observantes de la Ley, a pesar de su complicidad con el imperio opresor, se consideraban el verdadero pueblo de Israel, descendiente de Abraham. Y eso les daba seguridad de no ser abarcados por la destrucción mesiánica de los enemigos de Yahvé. Juan les quita esa seguridad e indirectamente los señala como los árboles estériles que están destinados a la destrucción del fuego. Todas estas circunstancias hacen del mensaje del bautizador, una presentación de un Dios terrible y vengativo que constituirá para Juan algo más grave, como decepción, que el asesinato realizado por Herodes después de encarcelarlo por denunciar su adulterio. Porque, al parecer, ya en la cárcel se dará cuenta que el reino anunciado por los profetas y predicado por jesús no es destrucción, venganza y muerte sino de perdón, construcción y paz.

Tenemos que reconocer que nuestra Iglesia encajada en una tradición religiosa muy marcada con el sentido de superioridad racial del judaísmo que como pueblo se consideró elegido por Yahvé, ha repetido en muchas ocasiones y de diversos modos, una predicación y predicción de la llegada del reino con detalles aterrorizantes de condenas y castigos, al estilo del Bautista.

Una cantidad de mentes esclarecidas por el estudio, la investigación y la experiencia han devuelto a la Iglesia el sentido de anunciadora del reino anunciado por Jesús. A nosotros nos ha tocado vivir diversas etapas de ese proceso, a través de varios de los últimos pontífices y particularmente de ese acontecimiento absolutamente imprevisto y trascendental del Concilio vaticano II que permitió un giro fundamental desde la disciplina y sujeción tridentina a la libertad y el amor como características del reino.

Este segundo domingo que coincide este año con una evocación de la figura de MARÍA la madre de Jesús, es una oportunidad para liberar esa figura de una cantidad de características que se le han ido sumando y han llegado a convertirla en la que salva al mundo del instinto destructor de Dios y con su influencia detiene su ira y nos facilita la entrada clandestina al reino final y pleno. Nada más inexacto e injusto. La evocamos sí como la gran respuesta amorosa al Dios de Jesús que lo presentó, el primero entre los líderes religiosos de la historia, como el Dios Amor y el Dios del Amor.

Homilías Dominicales Domingo 29 de diciembre de 2013 – Festividad de la familia de Jesús. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (lc. 2,41-52) Los padres de Jesús iban cada año a Jerusalén para la fiesta de Pascua. Cando Jesús cumplió los doce años subieron a las fiestas como acostumbraban y cuando se volvieron el niño se quedó en Jerusalén. Ellos creyendo que iba en la caravana al terminar el primer día se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos y como no lo encontraban se volvieron a Jerusalén. A los tres días lo encontraron  en medio de los maestros del templo escuchándolos y haciéndoles preguntas. Al verlo se quedaron extrañados y su madre le dijo: Hijo porqué te has portado así con nosotros? Mira con qué angustia te hemos andado buscando tu padre y yo. ¿por qué me buscaban? No se daban cuenta que yo tenía que estar en la casa de mi padre?

Ellos no comprendieron todo lo que quería decir. Jesús bajó con ellos a Nazaret sometido a su autoridad. Su madre guardaba en el corazón estos recuerdos. Jesús iba creciendo no sólo en edad y estatura sino también en el aprecio de los hombres y el amor de Dios.

 

Síntesis de la homilía

Lucas pone a Jesús subiendo tan sólo dos veces a Jerusalén, la ciudad capital, Ésta es la primera.  La segunda será para su pasión. Es como si a ambas les quisiera sacar todo su contenido. “todo el jugo” como decimos nosotros. Ésta le sirve a Lucas como de presentacion del personaje: Cumpliendo la Ley, dócil a las enseñanzas de sus padres, interesado en aprovechar toda la información que podían darle los especialistas de la Ley a la que él había prometido fidelidad en la solemne ceremonia de Bar Mitzvá, con claridad de ideas sobre lo que era más importante en cada circunstancia, libertad para exponer sus criterios pero pronto a admitir el razonamiento de los mayores.

Hay que advertir que no suena muy bien la respuesta a la madre que manifiesta su angustia  por buscarlo. Sucede en varios pasajes evangélicos. Aunque no se puede decir que se trata de textos completamente auténticos, eso es explicable si tenemos en cuenta que el clima es de una cultura fuertemente patriarcal en que la mujer y la madre estaban muy lejos de tener la presencia en los afectos y delicadezas con que hoy la consideramos.

El detalle de Lucas que apunta que María guardaba estas cosas en el corazón y la angustia a que hace alusión como madre incluyen en el relato una dosis de ternura que  el Jesús pintado por los evangelistas parece no cultivar.

Tener en cuenta la vida familiar de Jesús es indispensable para compenetrarnos de la dimensión real  de su humanidad que tantas  veces se nos esfuma.

La liturgia católica ha elegido este domingo posterior a navidad como festividad de la sagrada familia y el relato que manejamos pertenece exclusivamente a Lucas. Y en verdad como familia formada alrededor del mesías es venerable y sagrada por la simplicidad y compromiso con que cada uno de sus miembros cumple con su misión junto a Jesús. Pero, ciertamente no se trata de un modelo  para cualquier familia. La maternidad virginal  presentada como superior a la biológica, la oscuridad de José sin presencia prácticamente en la vida de Jesús, la reducción a un solo hijo como virtud,,,son elementos desencajados de una vida familiar auténtica y deseable.

La actitud a cultivar entonces en esta festividad no es tanto la entronización de la familia de jesús como la familia ideal, sino el agradecimiento al Padre Dios por haber confiado a una familia y a un hijo de mujer la misión de iluminar para la humanidad el camino de la felicidad. Lo cual aumentan nuestro gozo y responsabilidad de formar y vivir en familia utilizando todas sus riquezas espirituales para construir nuestra realización personal y social.

Homilías Dominicales – Domingo 1ro. de diciembre de 2013 – 1ro. de adviento (ciclo”A”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (mt.24,7-44)

Lo que pasó en tiempos de Noé pasará con la venida de este hombre, decía Jesús. Lo mismo que en los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba hasta el día en que Noé entró en el Arca, y estando desprevenidos llegó el  diluvio y se los llevó a todos, así sucederá también con la venida de este hombre. Entonces de dos que estarán en el campo uno será llevado y a otro lo dejarán, dos mujeres estarán moliendo y una será arrebatada y la otra dejada.

Por tanto estén vigilantes porque no saben el día en que vendrá el Señor. Si el dueño de casa supiera la hora de la noche en que va a venir el ladrón se quedaría en vela y no lo dejaría entrar a su casa. Uds. estén preparados también porque cuando menos lo piensen llegará este hijo de Hombre .

 

Síntesis de la homilía

Consecuentes con la idea de que la muerte de Jesús no podía ser su final, los primeros cristianos eufonizados por la confianza de los primeros testigos, estaban seguros de que Jesús volvería triunfando sobre sus enemigos, para establecer a sus amigos y discípulos en el reino definitivo, esperado y anunciado tantas veces por los profetas de Israel. Y, para ellos, esa vuelta iba a ser pronto.  “antes de una generación”, como lo habría anunciado el mismo Jesús.  Pero  el retorno, así como ellos se lo habían imaginado y los hubieran querido, no se produjo. Los evangelios sinópticos presentan esta situación en los llamados discursos apocalípticos que han sido tomados muchas veces como si se tratara de anuncios concretos y detallistas de un final concebido desde muy diversas perspectivas. Sólo pueden asumirse como real contenido de estos discursos, algunas normas de vida que los relatores evangélicos quieren trasmitir a sus comunidades. Y en Mateo, la norma central es la vigilancia. Lo que actualizó el Papa Juan XXIII inclinando a los cristianos a  descubrir y diagnosticar los “signos de los tiempos”. Muy distinto de lo que hasta no hace mucho,  fue la interpretación común  de estos pasajes con un sentido entre aterrorizante y evasivo.

Aterrorizante porque creaba una conciencia, con un ligero análisis de la situación que se vivía (que siempre fue terminal e irremediable para algunos) de que ya se estaba en los umbrales del final terrorífico. Y, a la vez, evasivo porque con muy poco razonamiento y experiencia se pensaba que si eso fuera a suceder sería después de mucho tiempo. Tanto que muy probablemente ninguno de los actuales personajes  viviría bastante como para padecerlo. Y en otras oportunidades, la venida del hijo de Hombre como se llama a sí mismo Jesús, se confunde con el momento de la muerte de cada uno, absolutamente incierto  en sus particularices de tiempo y modo.

La simplicidad del objetivo evangélico que es: inyectar el valor de la fraternidad como realidad fundamental del reinado de Dios, esquiva esas dos actitudes. La vigilancia es estado permanente  de atención y esperanza.  Atención para descubrir en lo que pasa a nuestro alrededor, la posibilidad de usar nuestras capacidades para producir  felicidad y paz. Atención para comprender, compadecer y ser solidario con el que necesita de nosotros en cualquier sentido y nivel de carencia. Y esperanza de que, procediendo así, el reino se acerca no en proceso de destrucción y venganza sino en clima de igualización fraternal que, concretando el querer del creador de todo, (para nosotros el Dios del Amor de Jesús de Nazaret), nos conduce a la feliz aunque misteriosa realización final.