Homilias Dominicales. Domingo 18 de agosto de 2013 – 20 durante el año litúrgico (ciclo”C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc.12,48-53)

Decía Jesús a sus discípulos: he venido a traer fuego a la tierra y ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo!  Tengo que recibir un bautismo ¿y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a

traer paz sobre la tierra? No! Les digo que he venido a traer división: de ahora en adelante cinco miembros de una familia estarán divididos: tres contra dos y dos contra tres. Estarán el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la adre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

 

Síntesis de la homilía

Las afirmaciones puestas en labios de Jesús por Lucas no pueden dejarnos  indiferentes.

En realidad, asustan. Porque son expresiones netamente revolucionarias, de cambio. En el lenguaje bíblico el fuego es habitualmente símbolo de indignación, de purificación, de castigo, de condena. También es, sin embargo, signo del espíritu, del entusiasmo, de la vida. En el pasaje de Lucas, incluído en los avisos a los discípulos en su marcha hacia Jerusalén, la segunda parece la interpretación correcta. El bautismo que Jesús espera con angustia, es el de sangre, el de su inmolación para mostrar los caminos de la voluntad divina. Su espíritu no puede estar sosegado ante los indicios de rechazo y persecución que viene experimentando. Ha tratado de convencer a sus discípulos que el camino hacia Jerusalén no es el triunfal que ellos esperan sino el del sufrimiento y la ofrenda de la vida. Ellos sin embargo, `prefieren escudarse en la visión de Pedro que manifiesta expresamente que Jesús se equivoca en esas previsiones negativas y está seguro de que eso no puede suceder. Así puede entenderse esta explosión entusiasta de Jesús deseando ver que su fuego, el de su vocación y su misión, no acaba de arder con fuerza definitiva.

El párrafo siguiente constituye un intento de explicación para convencer a los discípulos   que mantienen la esperanza de un final  favorable, de que el orden social establecido no puede admitir su proclama del reinado de Dios y los actos con que él lo ha ido sembrando. En lenguaje sencillo, todo lo que afirma de la división causada, hasta en el seno de las familias, por su mensaje, exigencia y testimonio de cambio, les está avisando: Se va a armar un gran lío! Tienen que prepararse con valentía para afrontarlo.

Todo lo que ustedes han vivido conmigo y mucha gente, es lo que tendría que llegar a ser. Pero todo lo que vamos a vivir es una confrontación, desde toda la fuerza de los poderes humanos (el Imperio y el Templo) con el designio del Padre del que él ha aceptado ser pregonero y realizador, con todas sus fuerzas.

Las referencias a las divisiones concretas, que muchas veces se dan en las familias no por adhesión o rechazo de las grandes causas favorables a la sociedad humana, sino por cuestiones absolutamente materiales generalmente ligadas al dinero(valor establecido por el capitalismo, como supremo), no son expresión de deseo de Jesús, sino previsión de la resistencia al cambio que por ser tan profundo no puede dejar a nadie indiferente, tranquilo o en paz.

Si buscamos un análisis objetivo de nuestra realidad, podemos descubrir, además de diversos motivos de divisiones que provocan rupturas de vínculos familiares y sociales, afirmaciones de valores evangélicos que condenan criterios y conductas discriminantes e injustas que también provocan esos resultados.

Homilías Dominicales. Domingo 11 de agosto de 2013 – 19 del año litúrgico (ciclo “C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema: (Lc.12, 35-40)

Estén siempre preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor que fue a una  boda, para abrirle apenas llame   Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentara la mesa y se pondrá a servirlos. Felices ellos si el señor llega a medianoche o antes del alba y encuentra las cosas así! Entiéndanlo bien, si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Uds. también estén preparados porque el hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.

Síntesis de la homilía

El sentido de esta parábola aparece muy ligado al clima escatológico que vivieron las primeras comunidades cristianas desde el convencimiento de que el señor Jesús iba a volver revestido de poder y gloria,  victorioso sobre sus enemigos y  convocante de los que lo habían acompañado y trabajado por su reino.

La esperanza de un retorno inmediato se fue alargando con una postergación que resultaba misteriosa y por eso seguía alimentándose. La vigilancia constituía entonces la actitud y conducta más importante en este espacio de tiempo. Todas las cosas perdían importancia ante la  posibilidad de la vuelta del Señor.

Lucas, como Pablo su maestro, considera fundamental mover a su comunidad hacia esa actitud de desprendimiento que es capaz de dejar muchas preocupaciones para resaltar la única importante que es la de cuándo va a llegar el Señor.

Hoy, esa segunda venida a la que seguimos aludiendo de manera simbólica, no coincide ni con lo imaginado ni con lo descrito por Pablo, con sonar de trompetas con el Hijo del hombre transportado por carruajes de nubes y convocando a elegidos de todas partes.

La “segunda venida”, se está dando desde la partida de Jesús. Desde que sus seguidores se han comprometido con los valores del reinado de su Padre sobre la tierra y han continuado la marcha  liberadora iniciada por Jesús. La intervención divina en la marcha de la creación y la humanidad se ha dado (para nosotros) en Jesús de Nazaret y su presencia histórica junto a nosotros. La entrega de su vida ha sido la culminación de su lucha y por eso, como lo es para el autor del 4to. evangelio,  discípulo de Juan, su exaltación definitiva ha sido la cruz, desde la que “lo atrajo todo hacia él”. Su presencia continúa en sus seguidores realmente comprometidos con la realización del reinado de Dios instaurado por su historia revolucionaria.

La venida en la hora menos pensada, no es una irrupción en el tiempo de la historia humana,  producida de un modo maravilloso digno del rey del universo. La hora menos pensada es la presencia inesperada, sorpresiva, conmocionante (muchas veces provocada) del pobre y el necesitado que lo hacen presente, de acuerdo al criterio del evangelio de Mateo (“tuve hambre…estuve preso…enfermo..”)

Hay que cambiar entonces de raíz, la interpretación de la segunda venida. En lugar de un temor ansioso de si estaremos o no para vivirla en un supuesto momento final, vivir la vigilancia de cada día para que no se nos pasen los momentos concretos del encuentro con Jesús en los hermanos y las circunstancias que nos rodean.

Homilías Dominicales. Domingo 4 de agosto de 2013 – 18 durante el año litúrgico (ciclo “C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc. 12,13-21)

Uno de entre la gente se acercó a Jesús para decirle: maestro díle a mi hermano que comparta conmigo la herencia. Jesús le contestó: Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?   Después dijo a todos: Cuídense de toda avaricia porque aun en medio de la abundancia la vida del hombre no está asegurada por sus riquezas. Les dijo entonces una parábola: había un hombre rico cuyas tierras habían producido mucho y se preguntaba a sí mismo ¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha. Después pensó: voy a hacer esto: demoleré mis graneros y construiré unos más grandes y allí amontonaré todo mi trigo y mis bienes y diré a mi alma. “Alma mía tienes bienes almacenados para muchos años, descansa, come , bebe y date buena vida.

Pero Dios le dijo: Insensato, esta noche vas a morir  ¿y para quién será todo lo que has amontonado?

Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí y no es rico a los ojos de Dios.

 

Síntesis de la homilía

Jesús no esquiva la consulta, sólo marca los límites de su respuesta que no alcanza lo legal sino simplemente lo comunicacional como valor del reino. Por eso la clara advertencia de que el sentido auténtico de la vida y la felicidad no se obtienen por la avaricia y el acaparamiento. La parábola es muy  clara. En una cultura agrícola, tan ligada a la tierra que es en realidad la que hace fecundo el trabajo del hombre, muchas veces con rendimientos extraordinarios, pareciera que no puede tener cabida el acaparamiento. Sin embargo la realidad es muy distinta. La solución que encuentra ese hombre que ya era rico frente a una abundancia extraordinaria de la cosecha, parece muy acertada. Agrandar los depósitos para guardar y así vivir tranquilo. No ha mirado a su alrededor. No ha visto la pobreza de tantos pequeños campesinos apretados por los impuestos al imperio o desalojados de sus pequeñas propiedades para cederlas a los brandes propietarios, generalmente residentes en el extranjero. No tenía bancos de Suiza para guardar sus bienes seguros de todo riesgo. Debía construir depósitos gigantescos.

Las parábolas de jesús siempre son instantáneas de la realidad vivida por la gente. Eso sucedía y sucede.

Y no podría evitar que esos productores de desigualdades e injusticia se indignaran en su contra y combinaran el modo de hacerlo desaparecer de sus caminos y proyectos.

Jesús completa el sentido de la enseñanza de su parábola haciendo intervenir a Dios que avisa a aquel hombre envuelto en posesiones y seguridades, que su vida se acabará esa misma noche. Con ese final, trasmitido en la realidad no por una misteriosa voz sino por la naturaleza con sus limitaciones que provoca las enfermedades curables a veces pero otras, terminales, todo lo elaborado, trabajado y calculado queda sin sentido. Allí estuvieron olvidados el sufrimiento ajeno, el hambre de muchos privados del pan con el trigo acaparado en los graneros, la opresión del Imperio que favoreciendo a sus funcionarios y cómplices cargaba con obligaciones insoportables a los que no podían defenderse desde su pobreza. Allí estuvieron olvidados también, al parecer, los afectos familiares y los vínculos de amistad. En realidad es como si hubiera desaparecido toda sensibilidad social.  Es él, él solito, quien espera comer, beber y darse la buena vida.

Es una situación por la que pasamos muchas veces. Y cuando seguimos viviendo, en muchas oportunidades la escala de valores cambia y con muchos los que comienzan a darle a la vida un sentido definitivo de gozo compartido como ejercicio de la libertad en el amor.

Homilias Dominicales. Domingo 28 de julio de 2013 – 17 durante el año litúrgico (ciclo “C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc. 11,1-13)

Jesús estaba orando y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar así como Juan enseñó a sus discípulos. El les dijo: Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre. Que venga tu reino. Danos cada día nuestro pan. Perdona nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a los que nos ofrenden y no nos dejes caer en la tentación.

Y agregó: Supongamos que alguno de ustedes va a buscar a medianoche a un amigo para decirle:  “Amigo préstame tres panes porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle” y, desde adentro él le responde: “No me molestes ahora. Ya la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos” Yo les aseguro que aunque no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. Por eso les aseguro pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. ¿Hay entre ustedes alguien que pueda dar a su hijo una piedra cuando le pide un pan? ¿o si le pide un pescado le dará una serpiente? ¿o si le pide un huevo le dará un escorpión? Si uds. que son nmalos saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre del Cielo enviará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan?

 

Síntesis de la homilía

La actitud orante de Jesús llama la atención a los discípulos. Habían visto orar a los funcionarios del templo, a los discípulos de Juan el bautista entre los cuales algunos de ellos se contaron, pero les parecía que la oración de Jesús era distinta.  Habrían notado una concentración especial?  O será que, acostumbrados a ver posturas rituales  de oración,

a Jesús lo veían como un hombre común, pensando y reflexionando en soledad?

De todos modos, pensando seguramente en la eficacia de esa oración como petición, deciden pedir que les enseñe a orar “a su modo”.

La respuesta no es una fórmula para repetir, son las características de la oración cristiana. Dos deseos expresados en primer lugar, referidos al querer de Dios y a la novedad de su reino. Las dos expresiones tienen que marcar el sentido de la conversación, el diálogo interior con el Padre . La tercera frase es la única petición en sentido de satisfacer una necesidad: danos nuestro pan cotidiano. No es sólo pedir disponer del alimento necesario para vivir cada uno, sino el sentirse comprometido a que no haya hambre causado por la maldad del egoísmo acaparador y por el deterioro de los elementos naturales puestos a disposición de todos. Precisamente por eso se evoca el perdón. El perdón del Padre que rechaza los egoísmos marginantes y nuestro propio perdón para construir una realidad solidaria y fraternal. Y una síntesis final de ese pensamiento del egoísmo que produce la falta de bienes esenciales expresada en el propósito de no dejarse llevar como hijos por la tentación que lastima la fraternidad del reino.

Acto seguido la comparación con el amigo importuno que busca ayuda, para confirmar que la repetición de esos deseos autenticados con la reflexión ante el Padre, del que procede todo bien, como una práctica de la que no hay que desistir, como alimento de nuestro propio compromiso y como esperanza activa de la realización del reino que nos abre las puertas de la felicidad profunda y definitiva.

Homilías Dominicales – Domingo 21 de Julio de 2013 – 16to. del año litúrgico (ciclo “C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc. 10,38-42)

Entró Jesús a un  pueblo y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María que sentada a los pies del señor, lo escuchaba. Marta, que estaba muy ocupada en los quehaceres domésticos, se acercó y dijo a Jesús “¿no te importa que mi hermana me deje con todo el trabajo? Dile que me ayude.” Pero Jesús le respondió: Te está preocupando por muchas cosas y, en realidad con una sola basta. María ha elegido la parte mejor y no seré yo quien se la quite.

 

Síntesis de la homilía

Como Jesús recomendaba a los discípulos al enviarlos a anunciar la buena nueva del reino que se hospedaran donde les ofrecían alojamiento y no anduvieran cambiando de casa, él mismo lo hace. La dueña de casa es seguramente una de sus discípulas con su hermana María. Ambas se distribuyen la función a cumplir para con el huésped. Una atendiéndolo en la conversación y la otra preparando la recepción en la mesa. Como suele suceder, la impaciencia de Marta viendo la tranquilidad de María comete la torpeza de recriminárselo, considerando su tarea más importante que la suya y pide a Jesús que la impulse a brindarle alguna ayuda. La respuesta de Jesús es valorativa. El afecto y el aprecio se muestra más auténticamente con  sentimientos y palabras que con objetos o regalos. Cosa que nosotros tenemos ya establecida, en nuestro clima consumista, con una opción distinta.  El regalo constituye la muestra del afecto y aprecio por una persona a la que no somos capaces de decirle con frecuencia y sinceridad “te quiero y agradezco lo que eres para mí.”

Pareciera que estos gestos tan humanos de Jesús no son importantes en sí. Y por eso tradicionalmente se ha interpretado este pasaje como una valoración inferior de los trabajos materiales frente a las tareas intelectuales o concretamente, para hacerlo religioso, a la oración. En realidad este criterio es el que ha alimentado a los monasterios y congregaciones contemplativas de varias comunidades religiosas a retirarse absolutamente del mundo para dedicarse a la oración, considerando esto lo más agradable a Dios.

Cuando se establece de antemano esta dualidad, como sucede habitualmente entre los católicos tradicionales, se encuentran diversos pasajes evangélicos para justificarla. Pero

en el fondo, la historia de Jesús que nos trasmiten los evangelios no es de un hombre orante  sino de un hombre actuante. Ora sí, cuando necesita tomar decisiones importantes.  Se coloca delante del Padre para ser absolutamente sincero en el análisis de las diversas situaciones que se le presentan. Pero no deja de vivir intensamente dando testimonio de servicio y liberación.

Pero el relato de Lucas ha de ser aprovechado con toda la riqueza humana que encierra.

Primero, la valoración de la hospitalidad tan profundamente arraigada en la tradición judía. Segundo la aceptación de necesitar hospedaje. Tercero la necesidad de ambos roles: no dejar solo al visitante y encargarse de preparar la mesa a compartir. Y entre las dos actividades, la segunda puede ser transitoria pero la primera la de brindar compañía y expresiones de valoración y afecto no debe cesar nunca.

Homilías Dominicales. Domingo 14 de Julio de 2013 – 15 del año litúrgico. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema(Lc.10,25-37)

Un doctor de la ley preguntó a Jesús: Maestro ¿qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le preguntó ¿qué esta escrito en la Ley? ¿qué lees en ella? El respondió “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu espíritu y a tu prójimo como a ti mismo” has respondido exactamente,

le dijo Jesús.-Obra así y alcanzarás la vida.

Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención le hizo otra pregunta ¿y quién es mi prójimo^? Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en  manos de una banda de asaltantes que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita, lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él lo vio y se conmovió. Se acercó, vendó sus heridas cubriéndolas con aceite y vino. Después lo puso sobre su monta lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del albergue diciéndole:”Cuídalo y lo que gastes de más yo te lo pagaré al volver”

¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por ladrones?

“El que tuvo compasión de él” respondió el escriba. “ve tu y procede de la misma manera” concluyó Jesús.

 

Síntesis de la homilía La pregunta del escriba pone en cuestión el sentido definitivo de la vida humana. Y él mismo encuentra la respuesta en la Ley de Moisés, en que se habla de un amor vivido con toda la riqueza  interior. Creo que es importante notarlo porque la acción del amor no siempre tiene las mismas exigencias y características. A veces debe ser expresión de energía, resistencia, reprensión, oposición, aunque lo que entendemos por amor sea a veces sólo la de de ternura. El amor siempre supone ponerse en lugar del otro y así se extiende también desde el amor a Dios al del prójimo.

La parábola, como todas las de Jesús, recoge trozos de la realidad de su tiempo. La inseguridad de los caminantes estaba siempre en vigencia por las distintas bandas de salteadores que aprovechaban la soledad de los caminos y la opresión y pobreza que vivía gran parte de la población durante la ocupación romana.

Y el relato tiene más que el hecho delictivo, el sentido de expandir la noción de prójimo por encima de la concepción religiosa que consideraba como tal, en la mentalidad judía al que pertenecía de hecho y derecho al pueblo escogido.

Que el hombre que bajaba a Jericó fuera judío, porque venía de Jerusalén hace más inadmisible la indiferencia del sacerdote y el levita que bajaban de ejercer sus funciones cultuales honrando a Yahvé. El samaritano llevaba seguramente otras preocupaciones, pero éstas no llegaron a obnubilar su sentido humano de compasión y solidaridad. Ni el sacerdote ni el levita descienden de su lugar de privilegio, el servicio del templo, para ayudar a la víctima. Sí lo hace el samaritano, de su cabalgadura. La noción de prójimo, además de ampliarse aquí hacia lo universal (todo hombre es mi prójimo) se especifica en el que necesita, aunque no esté comprendido entre los familiares, los amigos o los que piensan lo mismo y coinciden en sus intereses.

Esta ruptura con la noción descomprometida de “prójimo”, se torna característica del cristianismo y por eso no queda limitada a las intervenciones personales a favor de los necesitados de cualquier índole, sino que se extiende al universo social para interesarse y buscar las causas de toda pobreza y esmerarse por suprimirlas o colaborar con quienes emprenden esa costosa tarea.

La rivalidad tan fuerte, de origen netamente religioso y por eso tan intensa, que separaba a samaritanos de judíos, y se explica por circunstancias históricas concretas, da  más sentido revolucionario de cambio para el reino, en la parábola de Jesús.

Homilías Dominicales. Domingo 7 de julio de 2013 – 14 del año litúrgico (ciclo”C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (lc. 10,1-9)

Jesús elige además de los 12, a otros setenta y dos discípulos, enviándolos de dos en dos, para que le preparen el camino por donde va a pasar, Les dice: la cosecha es abundante pero los obreros pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe más trabajadores para la cosecha. Uds. vayan! Como corderos en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado y por el camino no se detengan a conversar con nadie. Cuando lleguen a una casa digan “que la paz descienda sobre esta casa” Si hay alguien dispuesto a recibirla la paz lo inundará, de lo contrario volverá a ustedes. Permanezcan en la misma casa comiendo y bebiendo lo que les den porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde vayan y sean recibidos, coman de lo que les sirvan, curen a los enfermos y digan a la gente

“El reino de Dios está cerca de ustedes”.

Síntesis de la homilía

El anuncio de la buena noticia iba avanzando y conquistando gente y la impaciencia de Jesús consciente de la vigilanc9a con que lo seguían y acechaban las autoridades imperiales y religiosas, tiene prisa por abarcar para su Padre los frutos de la cosecha . Basado en el simbolismo de las 12 tribus ha elegido a los doce apóstoles. Ahora ante la necesidad de más brazos para cosechar, y con alusión a los 70 ancianos que ayudaban a  Moisés y se prolongaron en el Sanhedrin (una especie de senado de Israel) elige setenta y dos para enviarlos a preparar su llegada a los diversos pueblos que piensa recorrer. Son seguramente los encargados de trasmitirle la situación y disponibilidad de la gente para recibir el reino que proclama e instaura Jesús. Van de dos en dos. Son muchos los estudiosos de la biblia que descubren aquí lo que normalmente se oculta, que se trata de parejas (varón mujer) como era absolutamente  normal en Israel donde  muy raras veces se veía a dos varones haciendo largos caminos. A esto da pie la cita de Pablo en 1ra.Cor. en que alude al derecho de llevar consigo en sus viajes a una mujer hermana (9,5). Desde luego que esta circunstancia aparentemente descuidada u oculta por una visión prejuiciosa, hace mucho más inteligible lo de ser enviados de dos en dos y el número par de los discípulos (contra el 71 del Sanhedrín judío). No es menos importante la advertencia centra: corderos entre lobos. Se trata de un mensaje profundamente revolucionario y suscitará naturalmente rechazo y persecuciones, Saberlo y tenerlo en cuenta distará para cada pareja un modo de proceder que se describe en la alternativa de ser o no admitidos en cada lugar. Siempre, sin embargo, llevarán primero un deseo de bendición, salud y paz. Y si no hay disposición para aceptar esa paz, deberán dejar que regrese a ellos, sin provocar la ira que a Santiago y Juan les provocara el rechazo de los samaritanos.

Junto con las advertencias normales para una subsistencia austera recibiendo la acogida de la gente y el no detenerse a hacer comentarios al margen del anuncio del reino, Jesús inicia ese camino de evangelización que compete a quienes  se comprometan en su seguimiento.

Conciencia de persecución, no por la falta de testimonio , las hipocresías, o abusos, sino por defender la verdad, la dignidad de cada hombre y sus derechos esenciales. Normalidad en relaciones humanas para que ni las represiones ni las agresiones alteren el mensaje de paz y de justicia.  Respeto a la libertad para aceptar o rechazar un mensaje aunque a nosotros nos parezca beneficioso y recto. Cualquier violación de estas normas, desnaturaliza la evangelización, por más que esté rodeada de solemnidades o apariencias.

Homilías Dominicales – Domingo 30 de junio de 2013 – 13 durante el año litúrgico (ciclo “C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc.9,51-62)

Al acercarse el tiempo de su partida, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante suyo. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando Santiago y Juan se enteraron de esto le dijeron “Señor quieres que hagamos descender fuego del cielo para consumirlos? Pero Jesús dándose vuelta los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando se acercó uno y le dijo: te seguiré donde quiera que vayas. Jesús le respondió: Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza. “ A otro le dijo “Sígueme” y éste le respondió “permíteme que vaya a enterrar a mi padre” pero Jesús le respondió “Deja que los muertos entierren a sus muertos y ve a anunciar el reinado de Dios”   otro le dijo: “Te seguiré Señor pero déjame antes despedirme de los míos” Pero Jesús le dijo: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el reinado de Dios”

 

Síntesis de la homilía

Tiene mucha importancia la palabra “decididamente” con que Lucas se refiere al viaje a Jerusalén, desde galilea en donde Jesús está. Este viaje tiene para Lucas gran importancia y por eso le dedica dos terceras partes de su relato. En su transcurso el maestro se ocupa de preparar cuidadosamente a sus discípulos con lecciones de palabra y de vida.

El primer paso es enviarlos `para prepararle alojamiento. Diríamos para “ofertarlo” a los samaritanos. La misión fracasa. El motivo es muy claro: Se dirige a Jerusalén y los samaritanos rechazan enérgicamente las relaciones con toda la estructura del templo y sus funcionarios.

Quizás si los discípulos hubieran explicado que >Jesús no iba a Jerusalén para someterse a su régimen sino para oponerse, los samaritanos hubieran aceptado hospedarle. Una predisposición de superioridad dañó el éxito de la misión encomendada. Y se muestra cuando los dos más confianzudos con Jesús le preguntan si pueden destruir a los que le habían negado hospedaje. El pone las cosas en su lugar reprendiéndolos. La cuestión no es crucial, la solución simple es ir a otro pueblo.

En la continuidad del viaje Jesús va repitiendo la invitación a los primeros discípulos

Sin ningún afán proselitista. Sin ninguna promesa. Presentando claramente los obstáculos que ofrece comprometerse en su seguimiento.

Es imposible evitar la mala impresión que causan algunas de estas exigencias para el seguimiento que parecen ignorar vínculos muy estrechos como los familiares y la atención debida a la ruptura de esos vínculos por las despedidas o la muerte.

Esta incomodidad ante la aparente falta de sensibilidad humana de Jesús ha crecido ante las interpretaciones exageradas utilizadas para señalar el heroísmo de los seguidores de Jesús y lograr así imponer su prestigio como una fuente de dominio eclesiástico. La espiritualidad del sufrimiento ha invadido ilegítimamente la realidad del de Jesús, que se dio en aras de una causa rechazada por sus enemigos y por eso causante de persecución y muerte. Pero el Jesús sonriente, amigo de los niños, los pobres y los pecadores y publicanos, es el que revela el aspecto definitivo del reinado del Padre Dios.

El contexto social de la familia judía en un clima patriarcal era muy distinto del nuestro.

Lo económico fijado por los derechos de herencia valía mucho más que los vínculos afectivos. La configuración de la familia como mantenedora firme de las tradiciones nacionales con exigencias muy estrictas se contraponían fuertemente al mensaje de Jesús. Ponía en peligro a los más decididos trabajadores del reino, de haber puesto la mano en el arado y mirar hacia atrás. Lo que hemos vivido en nuestra Iglesia después del concilio Vaticano II Una fuerte tendencia restauracionista para oponerse a los cambios necesario para el servicio de la sociedad humana.

Homilías Dominicales. Domingo 23 de junio de 2013 – 12 del año litúrgico (ciclo”C”) Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc. 9,18-24)

Jesús estaba orando a solas. Sus discípulos estaban con él. Entonces le preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: para algunos eres Juan el bautista, para otros, Elías y para otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado. Pero para ustedes-les dijo-¿quién soy yo? Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: Tu eres el mesías de Dios. El les ordenó severamente que no repitieran eso a nadie. El hijo del hombre- les dijo – deberá sufrir mucho, será rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas. Será condenado a muerte y resucitará al tercer día.  Después dijo a todos: El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá y el que la pierda por mí, se salvará.

 

Síntesis de la homilía

Algo importante está por suceder. Jesús está orando a solas. Está pensando en su vida y sus decisiones delante del Padre de quien se considera enviado. Lucas nos lo presenta en oración  antes de cada decisión importante o nueva etapa de su vida.

Sus discípulos están cerca y esto provoca una inquietud en su meditación  ¿qué pensarán ellos, los más cercanos, los que él ha elegido para continuar con su misión? Y más aun, ¿qué pensará la gente acerca de su persona y su conducta? El primer paso, reconociendo que como gente sencilla esos pescadores habrán escuchado las opiniones de muchos que se cruzaron por su camino, les consulta sobre esas constataciones. Las respuestas son acertadas. La gente de pueblo, sin malicia y esperanzada desde sus necesidades, piensa en algún modo de presencia divina para ayudarla. Juan Bautista había sido la última luz encendida en el camino del pueblo. Podría ser que Jesús fuera el que tomara su bandera y su misión. Por otra parte, Elías era el precursor del mesías de acuerdo a Malaquías y era entendible que la gente identificara a Jesús con él o con alguno de los antiguos profetas. Jesús ha quedado satisfecho con la respuesta  de los discípulos y ataca entonces con la definitiva, la que lo inquieta por el porvenir del reino- para ustedes ¿quién soy?

La respuesta de pedro es entusiasta y triunfalista: Eres el mesías de Dios.

Lucas omite la reacción halagadora de Jesús para con Pedro y, en cambio se preocupa de diluir el triunfalismo, dando una visión distintas de su mesianismo. Es el enviado para afrontar las dificultades del poder que pervierte las relaciones sociales y oprime la dignidad de los seres humanos más desprotegidos y por eso va a enfrentarse a la persecución y la muerte, como testigo insobornable de la voluntad del Padre de instaurar un reinado de amor.

La advertencia final es dirigida a todos. Si por todo lo que ustedes han visto y escuchado sobre mí, quieren seguirme como hasta ahora, es indispensable que cada uno renuncie a sí mismo (“sí mismo es egoísmo”), tome su cruz de cada día (es decir sepa aguantar los inconvenientes de ser generoso, comprensivo y solidario) y así me siga por el camino que voy siguiendo yo, que es la voluntad de mi Padre. La aparente paradoja de que quien defienda sólo su vida la perderá y quien la pierda por el reino la encontrará se refiere lógicamente al sentido de la vida, ensimismada o generosa, opresora o liberadora, condenante o salvadora.

Homilías Dominicales. Domingo 16 de junio de 2013 – 11 del año litúrgico. Por Guillermo “Quito” Mariani

Tema (Lc. 7, 36 a 8,3)

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, fue a verlo llevando un frasco de perfume. Y colocándose detrás de él se puso a llorar y bañarlo con sus lágrimas. Después lo secó con sus cabellos, lo cubrió de besos y lo ungió con el perfume. Al ver esto el fariseo que lo había invitado pensó: Si este hombre fuera profeta sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es : una pecadora! Pero Jesús le dijo: Simón, tengo algo que decirte.  Dí maestro, contestó él.

Un acreedor tenía dos deudores. Uno le debía quinientas monedas de plata y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos le amará más? Pienso que aquel a quien perdonó más, contestó rápidamente Simón.

Jesús le dijo: Juzgaste bien. Y volviéndose a la mujer le dijo ¿Ves a esta mujer? Entré  en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies, en cambio, ella los baño son sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste y ella desde que entró no dejó de besar mis pies. Tu no ungiste mi cabeza y ella derramó perfume. Por eso te digo que ella ha demostrado mucho amor, porque sus pecados, sus numerosos pecados le han sido perdonados. Aquel a quien se le perdona poco demuestra  poco amor.

Después dijo a la mujer: Tus pecados están perdonados. Los invitados pensaban, quién es éste que hasta perdona los pecados? Pero jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, véte en paz.

Jesús recorría las ciudades y pueblos, predicando y anunciando la buena noticia del reino de Dios Lo acompañaban los doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus. María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios, Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras que los ayudaban con sus bienes.

 

Síntesis de la homilía

Con detalles bastante diferentes todos los evangelios narran un episodio parecido. Las circunstancias originales de Lucas son: la identificación del fariseo, la omisión del nombre de la mujer y de la discusión sobre el precio del perfume, la compañía de las mujeres en su peregrinaje de instauración del reino, y la de que el hecho sucede alrededor de una mesa de comida que es un lugar muy frecuente en este evangelista para presentar a Jesús con sus enseñanzas. Aquí también el nudo del mensaje es una parábola. Que por encima de todos los pequeños detalles, cada uno con su importancia particular, resalta un cambio en la relación Dios-hombre, que en el judaísmo se presenta como relación entre el poderoso y el pecador y exige por eso reparación y castigo y para Jesús se convierte en una relación profundamente humana en que el amor con todas las expresiones de lo humano (lágrimas, cabellos, besos, perfume) supera todas las exclusiones y condenas con sencillez maravillosa, al margen de todas las tradiciones rituales acostumbradas por los funcionarios del templo.

Al llamar Padre, a aquel por quien Jesús se considera enviado para establecer entre los hombres un “reinado distinto”, Jesús presenta un proyecto de relaciones humanas absolutamente distinto de la realidad de la Ley, a lo que se referirá señalando que sus funcionarios imponen cargas insoportables de soportar.

Por eso mismo, Jesús formará un ejército, no de espías para descubrir los errores y delitos sino para investigar con el más profundo sentido de comprensión del otro, cuáles son los caminos para aliviar las cargas y remediar los sufrimientos. Este es el sentido de enviar a sus discípulos, como el Padre lo ha enviado a él, para perdonar los pecados con el espíritu liberador del Dios amor. Para salvar y no para condenar.

Al final de este pasaje es llamativo el cuidado de enumerar nombrándolas y refiriendo su “currículum”, a las mujeres que acompañaban a Jesús. No parecen demasiado ejemplares: La magdalena con su historia de siete demonios, la mujer de un intendente de Herodes y un grupo más de señoras adineradas. Es como si Lucas quisiera dejar la sensación de que, desde cualquier estado de pobreza exterior o interior es posible encontrar un sentido de la vida sirviendo a los demás. Desde luego que los invitados a la mesa de Simón, además de no entender cómo Jesús perdonaba, tampoco estarían conformes con esos subsidios a la pobreza del grupo de los Doce.

Para el día del padre

Como la revelación que nos hace Jesús de lo que constituye la voluntad del Padre no está  dada en hechos maravillosos sino en su humanidad transitando con nosotros, es bueno detenernos hoy unos instantes en las características de esa relación humana en la que Jesús (aunque limitado por el clima patriarcal en que se desenvolvió su vida) quiso mostrarnos la ternura paternomaternal como el principal elemento de la relación con su Dios. El padre de familia con toda la generosidad que supone la responsabilidad de una vida engendrada en el amor de pareja es imagen de Padre Dios dispuesto siempre a la comprensión y al perdón que constituyen para los hijos motivo y fundamento de seguridad y madurez personal-