Como evangélicas y evangélicos manifestamos nuestro decidido apoyo al proyecto de ley aprobado por la Cámara de Diputados de la Nación para reformar el Código Civil habilitando a todas las parejas a acceder al derecho al matrimonio, independientemente del sexo de los contrayentes.
Nuestra fe en Jesucristo nos llama a promover comunidades inclusivas, que celebren la diversidad, y a apoyar aquellos cambios normativos que apunten a proteger a las personas, parejas y familias que sufren discriminación social y desigualdad jurídica. Gays, lesbianas y trans ya conforman parejas y familias, que continuarán existiendo, pero desprotegidas de no ser reconocidas legalmente. Esto supone una situación de vulnerabilidad e incertidumbre para hijos e hijas, agravadas en caso de separación, enfermedad y/o muerte de uno de los cónyuges. Nadie puede invocar hablar en nombre de los niños y niñas y, simultáneamente, condenar a una ciudadanía de segunda a los hijos e hijas de estas familias.
Celebramos que cada vez más instituciones religiosas apoyen esta iniciativa, pidiendo perdón por lo que han contribuido a provocar dolor en personas homosexuales y reivindicando un Dios amoroso que ve con buenos ojos los vínculos construidos desde el amor y el respeto mutuo. Asimismo, creemos que las leyes de un Estado democrático deben equiparar los derechos para todas y todos los habitantes del país, independientemente de las creencias religiosas individuales y del peso corporativo de ciertas instituciones religiosas no democráticas en su constitución. En este sentido, rechazamos como creyentes cristianos toda campaña secular o religiosa que refuerce actitudes discriminatorias, y más aún, aquellas que manipulan a niños y jóvenes haciéndolos participar en actividades políticas cuyos alcances no pueden discernir.
Porque la base de nuestra fe es un Dios que envió a su hijo para darnos vida plena a todas y todos, y el reconocimiento legal, con plenos derechos de estas parejas y familias, es condición fundamental para esa plenitud.
Creemos que Jesús nos pide amar al prójimo. Él mismo nos mostró con su vida que el amor no hace distinción de persona. Por lo tanto, creemos que toda acción y toda ley que promueva la posibilidad de amor sincero serán una búsqueda de cada cristiano y cada cristiana.
Grupo Evangélico de Teología y Género de la Parroquia Evangélica Emanuel
Juan A. García 2048, Villa Mitre, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
7 de Julio de 2010
Fuente: RIMA