Pronunciamiento de la coordinación de los Seminarios de Formación Teológica, ante la sanción aplicada al padre Nicolás Alessio y el tratamiento de la Ley del Matrimonio Igualitario
Los miembros de la Coordinación Nacional de los Seminarios de Formación Teológica expresamos nuestra profunda indignación por la sanción y las amenazas infringidas al Padre Nicolás Alessio, hermano y compañero nuestro, y miembro desde hace 25 años de este espacio cristiano y ecuménico, más cuando esta sanción es sobre “materia opinable” y no sobre algún dogma de la Iglesia.
Asimismo nos indigna el silencio y las complicidades históricas de cierto sector de la jerarquía de la Iglesia con el terrorismo de Estado, con los poderes económicos, con los opresores de los pobres, con las mentiras y los miedos sociales y sexuales, que muchas veces ocasionan enfermedades como el HIV. Nos indigna la liviandad con que este mismo sector se pronuncia frente a la pobreza que destruye a las familias comparada con la forma taxativa de sancionar a un hermano por expresar su pensamiento y su sentimiento. Nos indigna, en fin, la pretensión totalitaria de una institución que prefiere el silencio o el ocultamiento de sus propios pecados como la pedofilia, pretendiéndose dueña de la verdad, mientras que tira la primera piedra a quienes se permiten manifestarse desde sus genuinos sentimientos de amor al prójimo.
Creemos que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y no un objeto que deba ser regulado y disciplinado sobre la base del miedo que promueven algunas autoridades eclesiásticas, creyéndose por sobre las leyes que rigen la vida social. El prejuzgamiento y la sanción del Padre Alessio sin juicio previo, más que el acto del exacerbado Obispo Ñáñez, es una flagrante violación de los preceptos básicos de nuestra Constitución Nacional.
No admitimos en esta Coordinación de los SFT ningún fundamentalismo y mucho menos el que se manifiesta en nombre de Jesucristo, quien es la ternura, la misericordia, el amor de DIOS CON NOSOTROS.
No admitimos en esta Coordinación de los SFT el lenguaje de guerra, más propio del Medioevo y las Cruzadas, o del pensamiento imperialista de la nueva derecha, que de la comunidad de los cristianos. Demasiado se parece el discurso de algunas autoridades de la Iglesia al discurso que opone el bien y el mal basado en el etnocentrismo o en las pretensiones de dominio planetario de la vida, que se deriva luego en la justificación para eliminar al otro, a otros pueblos, a diversas razas, diversas sexualidades, a otras formas de vivir la cultura y la religión, porque se los considera la causa del mal.
Expresamos nuestro apoyo a las opiniones vertidas oportunamente por el Padre Alessio. Las amenazas de excomunión al Padre Nicolás no hacen más que sembrar el terrorismo del pensamiento único y del dogmatismo. La ignorancia, el autoritarismo, el miedo, el oscurantismo que algunas autoridades eclesiásticas exhiben, y que se condicen con una concepción cerrada y purista de una supuesta “comunidad” católica, no hacen más que obturar el diálogo entre la Iglesia y el mundo y crear de hecho una situación de exclusión sobre la base del fundamentalismo. No hacen más que dar la espalda, ignorar y menospreciar los cambios culturales y la existencia de diversas identidades. No hacen más que menospreciar la riqueza que tienen las diferentes identidades étnicas, raciales, de géneros, sexuales, generacionales, etc., que deberían expresarse en climas de reconocimiento, de igualdad y de justicia social.
Creemos, antes que nada, en el mandamiento del Amor, en las formas en que este acontezca y se manifieste. Necesitamos una sociedad basada en el amor y en la no discriminación. Creemos en la posibilidad del reconocimiento mutuo, en la posibilidad de construir una sociedad donde prevalezca el sentido de pertenencia, y no más la exclusión por los motivos que fuere. Nunca más una sociedad basada en lenguajes de guerra. Nunca más una sociedad del miedo o basada en el terror al otro. Nunca más una sociedad cuyas “verdades” se basaran en el desconocimiento y la ignorancia. Nunca más una sociedad que admita el cercenamiento de la libertad.
Después de lo acontecido la madrugada del 15 de julio de 2010, donde los representantes del Pueblo reunidos en el Congreso de la Nación sancionaron como Ley el Matrimonio Igualitario, decimos con Eduardo Galeano: “Pero ellos y ellas, los raros, los despreciados, están generando, ahora, algunas de las mejores noticias que nuestro tiempo transmite a la historia. Armados con la bandera del arcoiris, símbolo de la diversidad humana, ellas y ellos están volteando una de las más siniestras herencias del pasado. Los muros de la intolerancia siguen cayendo”.
15 de julio del 2010